Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

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iBien decia yo.* pensaba a si mismo. Era
una nifia arisca y medrosa y nada mas; mas eso no podia
durar para siempre. . .ya va llegande la falla; no tar-
dara mucho en caer en mis brazes.
Jupira ya ne pedia dudar de la deslealtad de Car­
lite. Todavia algunas dudas le salian a veces del es­
piritu; era una sembra ligera de esperanza, que la tris­
te nutria en el corazon; deseaba convencerse por sus
prepies ojos, queria una prueba bien positiva de la ale­
vesia de Carlite. Si en sus amores era libre ceme la
brisa del desierto, ninguna consideracion le pedia obs­
truir les vielentos acceses de sus celos feroces. Ceme
la pantera ambrienta redea y espia el venado tierno y
jugoso, que descuidado vagaba por los bosques y campifias,
hasta que caia en sus garras, asi espiaba Jupira, con
miradas celosas todos les pases de su voluble amante, le
acompafiaba sin ser vista, le conecia el rastro, y en su
instinto selvatico, casi le elia.
Carlite le resentia bien, y per mas desvies que
procurase, por mas que tentase ecultar sus pases, ne pe­
dia escapar las miradas penetrantes, el instinto adivi-
nador de su celosa amante. Este espienaje le fatigaba
y lo aborrecia, dando lugar a
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quejas y resentimientes cotidianes, y cuande se hallaban