Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

los medios y todas las caricias y seducciones pesibles
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para fijarla de una vez y para siempre en el sene de la
scciedad civilizada.
Si ccn les trajes selvatices, Jupira, per su garbe
y gentileza, hacia recordar a una Moema e a una Lindoia,
vestida a la manera de la gente civilizada, era una chi-
ca seductera, capaz de alborotar el corazon e inflamar
la sangre de un anacereta. Era alta y bien fermada.
Los cabelles negres, corrides y lucientes ceme el ala
del anu eran tan bastes y cemprimides que la linda cabe-
cla, todavia poco diestra en el arte del tecader, se
veia en apures para acomedarles sobre su cabeza pequefia
y muchas veces se rebelaban contras las cintas y presi-
llas, las quebraban y tumbandelas per el cuello se de-
rramaron a libertad per les hombres nitides y merenes.
Los ojos, un pece levantades en les cantos exteriores,
eran bien animados, y dardaban en las pupilas negras y
brillosas, que denunciaban el ardor de su temperamento
y un alma enSrgica y resuelta. Les labios rejos, car-
noses y humedes, eran como dos panales llenes de miel
de la mas inefable veluptuesidad, y cuande se abrian
en una senrisa, mostraban des lineas de blanquisimes
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dientes, un poco agudos come les de les carnivores y su