Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

126
Dijo y de un salto se tiro al rio. Apenas se habia
apartad© unas cuatro © cine© brazas de la canoa, Jupira
tema el arco y le puso una flecha, que fue a clavarsele
en el hombr©. El indi© arranco un rugido de dolor, y se
hizndio p©r un m©ment©; apenas surgio de nuevo a fl©r del
agua, una flecha nueva volo del arco de Jupira y fue a
clavarse en el otro hombro del indio. Sin embargo nin­
guna de las flechas habia penetrado muy hondo, y n© le
habian ent©rpecido el movimiente de les brazes; el indio,
enfurecido, se lanzo sobre la canoa, la cual al no ser
gobernada, venia rapidamente sobre Si, llevada por la
corriente. Quien entences le viese con aquellas dos fle­
chas emplumadas sobre el dorse, creeria ver un dragon
alado arrojandose sobre la canoa para devorar a la infe­
liz muchacha. Jupira, que lo esperaba de pie con una
senrisa ferez de triunfo, lo dejo llegar, y cuande el
indio enfurecido iba a poner la mano a borde de la pe­
quefia canoa, le descargo con toda su fuerza el remo so­
bre la cabeza y le revento el craneo. El indio desapa­
recio y fue a surgir un poco debaje de la flor del agua,
entre una multitud de peces, que saltande, deveraban la
sangre y los sesos que se escurrian del cranee del des-
venturado cacique.
212