Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

y comienza a piar tambiSn, imitandeles con toda per­
feccion. El jao, acudiendo a aquel llamado, que cree
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ser el de alguno de sus compafieros, viene aproximandose,
se descubre, y entonces el cazador le tira la flecha a
sus anchas.
Jupira, que era habil en este proceso, se fue a
esconder y comenzo a responderle al jao. Mas Sste, en
vez de aproximarsele, se le iba apartand© lentamente y
piand© cada vez mas lejos. Jupira, siempre piando y
cajnbiando de escondite a escondite 1© fue acompafiando,
sin nunca conseguir avistarlo, se interne a gran distan­
cia campe adentre. El sol ya se habia ecultade y las
sembras del crepuscule comenzaban a ebscurecer la flo­
resta; Jupira, desanimada iba ya regresande, cuando sin­
tio por el cestade una mano de hierro que le agarraba el
hombro, y una vez horripilante que le bramo. 1 Jupira,
ahora es mia.' Era Baguari que se valla de aquel enga­
fio para atraer a Jupira y separarla de los suyos. Asi,
la pebre nifia pensando ser cazadora, era la caza, que ve­
nia descuidada a caer en las manos de su perseguidor fe-
roz.
Jupira die un grito de terror; mas el cacique le
llevo la mano a la boca inmediatamente sin que los com­
pafieros de ella pudieran oirle, por la distancia en que
se hallaban. Vio que no podria sacar ninguna ventaja