Copyrish.t by Ramon Magrans 1981

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venadill© por los b©sques, nunca mas le pierde el ras-
tr©, y n© descansa hasta que le meta las garras. Y y©
soy el cangugu y tengo hambre de ti.
IBaguari.* exclamo la madre asustada por su
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hija, que cada vez se acercaba mas a ella; la mucha­
cha es muy joven todavia. . .mira, ahora es que los pe­
cho s se le vienen llenando. iPara quS cortar la flcr
que t©davia n© ha abiert©; coger los panales de la abe-
ja que todavia no tienen miel?. . .Deja pasar algunas
lunas mas; cuando el ipS dS flores otra vez, Jupira te
abrazara.
iNo hable asi, madre mia.' murmuro la mucha­
cha al oido de su madre. Asi pudiera el ipS nunca
jamas dar flores.
Baguari se retiro silenciese, y llegande al medio
del arenal de la playa golpeo las palmas y solto un
silbido estrindente come el del tapir. La horda que
se hallaba dispersa por las orillas se reunio en tome
de Si. Baguari les mostro el pescado y los salvajes
soltaron alaridos de alegria; en un instante lo divi-
dieron en porciones, llevando cada uno su pedazo para
darse banquete aquella tarde.
Jupira le dijo a su madre:
iNo vio aquel pescado tan grande que Baguari