14.06.2013 Views

corazón de tinta - bibliotecaelroble

corazón de tinta - bibliotecaelroble

corazón de tinta - bibliotecaelroble

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

enseguida. Era un edificio precioso, pero, al igual que la puerta <strong>de</strong><br />

hierro <strong>de</strong> la carretera, resultaba poco acogedor. A lo mejor el revoque<br />

amarillo ocre sólo parecía tan sucio durante el crepúsculo. Y quizá las<br />

contraventanas ver<strong>de</strong>s estaban cerradas porque la noche se acercaba<br />

ya por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las montañas circundantes. Meggie, sin embargo,<br />

habría apostado a que incluso durante el día se abrirían en contadas<br />

ocasiones. La puerta <strong>de</strong> entrada, <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra oscura, parecía tan<br />

ominosa como una boca apretada, y Meggie, sin querer, cogió la mano<br />

<strong>de</strong> su padre cuando se encaminaron hacia ella.<br />

Dedo Polvoriento los seguía con cierta in<strong>de</strong>cisión, al hombro la<br />

mochila cerrada don<strong>de</strong> Gwin a buen seguro seguía durmiendo.<br />

Cuando Mo y Meggie llegaron a la puerta, él se <strong>de</strong>tuvo unos metros<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos y observó con <strong>de</strong>sazón los postigos cerrados, como si<br />

sospechara que la señora <strong>de</strong> la casa los espiaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las<br />

ventanas.<br />

Al lado <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> entrada se veía una ventanita enrejada, la<br />

única que carecía <strong>de</strong> contraventanas ver<strong>de</strong>s. Debajo colgaba otro<br />

cartel.<br />

SI PRETENDE HACERME<br />

PERDER EL TIEMPO<br />

CON FRUSLERÍAS, LO MEJOR<br />

SERÁ QUE SE MARCHE<br />

INMEDIATAMENTE<br />

Meggie miró con preocupación a su padre, pero éste se limitó a<br />

hacerle una mueca <strong>de</strong> ánimo y llamó al timbre.<br />

Meggie oyó su repiqueteo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la enorme casa. Luego,<br />

durante unos momentos, nada sucedió. Una urraca salió aleteando<br />

furiosa <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los rodo<strong>de</strong>ndros que crecían alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l edificio, y<br />

unos gorriones gordos picoteaban bulliciosamente en la gravilla<br />

buscando insectos invisibles. Meggie les estaba arrojando unas migas<br />

<strong>de</strong> pan que aún conservaba en el bolsillo <strong>de</strong> la chaqueta -<strong>de</strong>l picnic al<br />

que asistió un día ya olvidado-, cuando la puerta se abrió con<br />

brusquedad.<br />

La mujer que apareció era mayor que Mo, bastante mayor... a<br />

pesar <strong>de</strong> que, en lo tocante a la edad <strong>de</strong> los adultos, Meggie nunca<br />

estaba muy segura. Su cara le recordó la <strong>de</strong> un bulldog, pero quizás<br />

eso se <strong>de</strong>biera más a la expresión que al rostro en sí. Llevaba un<br />

jersey <strong>de</strong> color gris ratón y una falda cenicienta, un collar <strong>de</strong> perlas

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!