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corazón de tinta - bibliotecaelroble

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su padre cuando estaban parados, algo perdidos, en la plaza, <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l monumento-. Pero me gustaría retrasar nuestra partida hasta<br />

mañana. Ya te he dicho que tengo que discutir un asunto con<br />

Fenoglio.<br />

El viejo seguía en el mismo lugar don<strong>de</strong> había hablado con Dedo<br />

Polvoriento, mirando calle abajo. Sus nietos tiraban <strong>de</strong> él y le hablaban<br />

con insistencia, pero parecía no reparar en ellos.<br />

--¿De qué quieres hablar con él?<br />

Mo se sentó en los peldaños <strong>de</strong>l monumento y estrechó a Meggie<br />

contra su cuerpo.<br />

--¿Ves esos nombres? -preguntó señalando las letras cinceladas<br />

que hablaban <strong>de</strong> personas ya <strong>de</strong>saparecidas-. Detrás <strong>de</strong> cada nombre<br />

hay una familia, una madre o un padre, hermanos, acaso una esposa.<br />

Si uno <strong>de</strong> ellos averiguase que es capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar esas letras a la<br />

vida, que podría volver a ser <strong>de</strong> carne y hueso lo que ahora es<br />

únicamente un nombre, ¿no crees que él o ella harían todo lo posible<br />

por conseguirlo?<br />

Meggie examinó la larga lista <strong>de</strong> nombres. A continuación <strong>de</strong>l<br />

primero, alguien había pintado un <strong>corazón</strong>, y sobre las piedras<br />

situadas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l monumento reposaba un ramo <strong>de</strong> flores secas.<br />

--Nadie pue<strong>de</strong> resucitar a los muertos, Meggie -prosiguió su<br />

padre-. A lo mejor es verdad que con la muerte comienza una nueva<br />

vida, pero el libro en el que está escrita aún no lo ha leído nadie y su<br />

autor seguro que no vive en un pueblecito <strong>de</strong> la costa y se <strong>de</strong>dica a<br />

jugar al fútbol con sus nietos. El nombre <strong>de</strong> tu madre no figura en una<br />

piedra como ésa, se escon<strong>de</strong> entre los pasajes <strong>de</strong> un libro y yo tengo<br />

una vaga i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> cómo cambiar lo que aconteció hace nueve años.<br />

--¡Quieres volver!<br />

--No, no. Te he dado mi palabra. ¿La he roto alguna vez?<br />

Meggie negó con la cabeza. «La palabra que le diste a Dedo<br />

Polvoriento -pensó- sí que la has roto.» Pero silenció ese<br />

pensamiento.<br />

--Lo compren<strong>de</strong>s, ¿no? -inquirió su padre-. Quiero hablar con<br />

Fenoglio, ésa es la única razón por la que <strong>de</strong>seo quedarme aquí.<br />

Meggie contempló el mar. El sol se había abierto paso a través <strong>de</strong><br />

las nubes y <strong>de</strong> repente el agua comenzó a brillar y a relucir como si<br />

acabaran <strong>de</strong> teñirla.<br />

--No está lejos <strong>de</strong> aquí -murmuró la niña.<br />

--¿Qué?<br />

--El pueblo <strong>de</strong> Capricornio.

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