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corazón de tinta - bibliotecaelroble

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--¿Qué hay <strong>de</strong> la varicela? ¿He utilizado esa justificación alguna<br />

vez?<br />

--La última. Cuando tuvimos que ir a casa <strong>de</strong> ese tipo horrible <strong>de</strong><br />

las Biblias. -Meggie escrutó el rostro <strong>de</strong> su progenitor-. Mo, ¿tenemos<br />

que irnos por... por lo <strong>de</strong> anoche?<br />

Durante un instante pensó que él iba a contarle todo lo necesario.<br />

Pero su padre negó con la cabeza.<br />

--¡Qué disparate, no! -repuso metiendo en una bolsa <strong>de</strong> plástico<br />

los bocadillos que acababa <strong>de</strong> preparar-. Tu madre tenía una tía. La<br />

tía Elinor. Estuvimos una vez en su casa, siendo tú muy pequeña. Ella<br />

<strong>de</strong>sea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace tiempo que arregle sus libros. Vive junto a uno <strong>de</strong><br />

los lagos <strong>de</strong> Lombardía, siempre olvido su nombre, pero es un sitio<br />

precioso, y dista a lo sumo seis o siete horas <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong> aquí -no la<br />

miró mientras hablaba.<br />

¿Por qué tiene que ocurrir precisamente ahora?, <strong>de</strong>seaba<br />

preguntar Meggie. Pero se calló. Tampoco preguntó si había olvidado<br />

su cita <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Le atemorizaban <strong>de</strong>masiado las respuestas... y que<br />

su padre volviera a mentirle.<br />

--¿Es igual <strong>de</strong> rara que los <strong>de</strong>más? -se limitó a preguntar.<br />

Mo ya la había llevado a visitar a algunos parientes. Su familia y la<br />

<strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Meggie eran muy nutridas y estaban dispersas por<br />

media Europa, al menos así le parecía a Meggie.<br />

Mo sonrió.<br />

--Un poquito rara sí que es, pero te enten<strong>de</strong>rás con ella. Posee<br />

libros que son una maravilla.<br />

--¿Cuánto tiempo estaremos fuera?<br />

--Pue<strong>de</strong> que bastante.<br />

Meggie dio un sorbo al cacao. Estaba tan caliente que se quemó<br />

los labios. Presionó con presteza un cuchillo frío contra su boca.<br />

Su padre apartó la silla.<br />

--Aún tengo que empaquetar un par <strong>de</strong> cosas en el taller -le<br />

informó-. Pero no tardaré mucho. Seguro que estás muerta <strong>de</strong> sueño,<br />

pero ya dormirás luego, en el autobús.<br />

Meggie se limitó a asentir con una inclinación <strong>de</strong> cabeza y atisbo<br />

por la ventana <strong>de</strong> la cocina. Era una mañana gris. La niebla estaba<br />

suspendida sobre los campos que se extendían hasta las colinas<br />

cercanas, y a Meggie le pareció que las sombras <strong>de</strong> la noche se<br />

habían escondido entre los árboles.<br />

--¡Guarda las provisiones y llévate lectura en abundancia! -le gritó<br />

Mo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pasillo.

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