Discurso de todos los diablos, o infierno emendado - Ataun
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lumbre; en la condición es hecho <strong>de</strong> cera; muy<br />
rico; ya se ve, con el etcétera <strong>de</strong> las expectativas<br />
(que es la hojarasca que gastamos <strong>los</strong><br />
casamenteros, y todo para en pino <strong>de</strong> oro, ni<br />
por sueños, ni por lumbre y ya se ve, hojaldre<br />
<strong>de</strong> bergantes), antes la triste diera con su<br />
doncellez en unas tocas que embodarse. ¡Pues<br />
verme prometer infinito y no traer nada,<br />
diciendo muy flechado <strong>de</strong> cejas: «Señor, vuesa<br />
merced no repare en hacienda, pues Dios se la<br />
ha dado; calidad, harta sobra a vuestra merced.<br />
Pues hemosura, en las mujeres propias antes es<br />
cuidado y peligro. Cierre vuesa merced <strong>los</strong> ojos<br />
y déjese gobernar; que yo le digo lo que le<br />
conviene!»<br />
—¿Hay ladrón como éste? —dijo el<br />
Soplón—. Pues <strong>de</strong>monio, ¿qué me traes, si ni<br />
tiene calidad, ni hacienda, ni hermosura, y<br />
quieres que cierre <strong>los</strong> ojos?<br />
Embistiera con él, sino que la Dueña se<br />
puso en medio, diciendo: