Discurso de todos los diablos, o infierno emendado - Ataun
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no habido constantes, y privados firmes: esto es<br />
echaros el agraz en el ojo. Josef en las sagradas<br />
letras; Eleázaro, con<strong>de</strong> y príncipe, fue privado<br />
<strong>de</strong> Roberto, rey <strong>de</strong> Francia, y ni tropezó ni<br />
resbaló ni cayo, ni otros muchos cuya alabanza<br />
vivió igual hasta su fin, cuyo aplauso no<br />
<strong>de</strong>scaeció, cuya dicha nunca la enfermaron <strong>los</strong><br />
invidiosos, y vivos y muertos y escritos fueron.<br />
exaltación <strong>de</strong> sus reyes, como nosotros<br />
acusación y escándalo y queja.<br />
En esto se oyó una voz <strong>de</strong> un espíritu, que<br />
<strong>de</strong>cía estas palabras <strong>de</strong> Habacuc, profeta,<br />
hablando con <strong>los</strong> po<strong>de</strong>rosos:<br />
—Quare respicis super iniqua agentes, et<br />
taces <strong>de</strong>vorante impio justiorem se?<br />
Et facies homines quasi pisces maris, et<br />
quasi reptile non habens principem.<br />
Et factum est judicium, et contradictio<br />
potentior.<br />
Propter hoc Iacerata est lex, et non pervenit<br />
usque ad finem judicium.