Discurso de todos los diablos, o infierno emendado - Ataun
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DISCURSO DE TODOS LOS DIABLOS, O INFIERNO EMENDADO Soltáronse en el infierno un Soplón, una Dueña y un Entremetido, chilindrón legítimo del embuste; y con ser la casa de suyo confusa, revuelta y desesperada y donde nullus est ordo, los demonios no se conocían ni se podían averiguar consigo mismos; los condenados se daban otra vez a los diablos; no había cosa con cosa, todo ardía de chismes, los unos se metían en las penas de los otros. Mirad quién son entremetidos, dueñas y soplones, que pudieron añadir tormento a los condenados, malicia a los diablos y confusión al infierno. Lucifer daba gritos, y andaba por todas partes pidiendo minutas y juntando cartapeles. Todo estaba mezclado, unos andaban tros otros, nadie atendía a su oficio, todos atónitos. El Soplón dijo a Lucifer que había muchos diablos que no salían al mundo y se estaban mano sobre mano, y que otros no habían vuelto
mucho tiempo había. La Dueña, por otra parte, andaba con un manto de hollín y unas tocas de ceniza, de oreja en oreja, metiendo cizaña. Decía que mirase por sí Satanás; que había conjura para quitarle el diablazgo, y que entraban en ella dos tiranos, tres aduladores, médicos y letrados, mitad y mitad, y un casi ermitaño. No le quedó color al gran demonio cuando oyó decir el casi ermitaño. Parecióme a mí que lo daba todo por perdido Calló un rato, y luego dijo: —¿Ermitaño, letrados, médicos, tiranos? ¡Qué confección para reventar una resma de infiernos con una onza! En esto que iba a visitar su reino, vio venir a sí el Entremetido. —Esto me faltaba —dijo Lucifer—. ¿Qué quieres contra mí? Y empezó a mosquearse dél con toda su persona: mas él venía vaciándose de palabras y chorreando embustes. Díjole muy
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Decía que mirase por sí Satanás; que había<br />
conjura para quitarle el diablazgo, y que<br />
entraban en ella dos tiranos, tres aduladores,<br />
médicos y letrados, mitad y mitad, y un casi<br />
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No le quedó color al gran <strong>de</strong>monio cuando<br />
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Parecióme a mí que lo daba todo por<br />
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Calló un rato, y luego dijo:<br />
—¿Ermitaño, letrados, médicos, tiranos?<br />
¡Qué confección para reventar una resma <strong>de</strong><br />
<strong>infierno</strong>s con una onza!<br />
En esto que iba a visitar su reino, vio venir<br />
a sí el Entremetido.<br />
—Esto me faltaba —dijo Lucifer—. ¿Qué<br />
quieres contra mí? Y empezó a mosquearse dél<br />
con toda su persona: mas él venía vaciándose<br />
<strong>de</strong> palabras y chorreando embustes. Díjole muy