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DISEÑO+FOTO<br />
TRIBUNA<br />
TEMA #8<br />
Rubik<br />
BOL-<br />
CHE-<br />
VIQUE<br />
Javier González Patiño<br />
El constructivismo, como movimiento artístico<br />
y arquitectónico que tuvo su máximo apogeo<br />
gracias a la revolución rusa, otorgaba al arte<br />
una función social que lo diferenciaba del arte<br />
“puro”. Paradójicamente ahora, un siglo después,<br />
son precisamente las marcas de las grandes<br />
corporaciones multinacionales las que se<br />
apropian dicho honor pretendiendo hacernos<br />
creer, mediante multimillonarios presupuestos<br />
en medios de comunicación, que su mayor<br />
preocupación es promover la solidaridad y la<br />
justicia, lograr un desarrollo sostenible de todo<br />
el planeta y luchar por una sociedad más acogedora<br />
y protectora.<br />
No hay que desestimar nunca el poder de la<br />
negación. Nos vendemos tan barato que aceptamos<br />
sin rechistar los valores e ideales que<br />
la publicidad nos provee en forma de emula-<br />
ciones impostoras de artefactos culturales más<br />
“puros”; nos quedamos embelesados por unas<br />
experiencias estéticas propias de las tiendas<br />
de los chinos, es decir, burdamente plagiadas<br />
con el propósito de usurpar al original el tiempo<br />
justo, ni más ni menos, para que se produzca<br />
un impulso de compra.<br />
Sospecho que si en lugar de tanta persuasión,<br />
tanto publicitaria como propagandística, hubiéramos<br />
tenido más educación, el estado de<br />
conciencia crítica alcanzado por la sociedad<br />
hubiera hecho imposible el desarrollo de la<br />
publicidad, o al menos, tal y como la conocemos.<br />
“CON MÁS EDUCACIÓN<br />
LA PUBLICIDAD HABRÍA<br />
SIDO IMPOSIBLE”<br />
Evidentemente la culpa no es de la publicidad,<br />
pobre exabrupto emergente del capitalismo.<br />
Pero estoy en mi derecho de no admitir el uso<br />
de ideales, valores o experiencias, exhibidos<br />
como signos de un capital ético que no se<br />
posee. Propongo que la próxima vez que una<br />
marca pretenda traficar con tan sensible y<br />
elevado material, se la someta a una exhaustiva<br />
inspección, de tal manera que sea desprovista<br />
inmediatamente de tan valioso disfraz,<br />
quedando incluso en el espantoso y neoliberal<br />
ridículo de la nacionalización, si, por ejemplo,<br />
se le descubren prácticas abusivas hacia sus<br />
trabajadores aprovechando la deslocalización<br />
de sus procesos de producción, o posibles<br />
atentados contra la sostenibilidad del medio<br />
ambiente, y lo dejamos aquí, por no meternos<br />
ahora en suposiciones aun más truculentas. Lo<br />
que está por venir habrá que construirlo ne-<br />
cesariamente teniendo en cuenta el camino<br />
andado, pero me apasiona pensar que, afortunadamente,<br />
lo que no va a ser posible en el futuro<br />
es quedarse anclado a ningún radicalismo<br />
del pasado.<br />
Una nueva sociedad civil, claramente diferenciada<br />
de los políticos, está tomando cada vez<br />
más la iniciativa. Con un marcado carácter crítico<br />
y universal, no tiene nada que ver con esas<br />
versiones ingenuas de corderos con piel de<br />
lobo, en forma de cínicos consumidores de incipiente<br />
vida social interactiva, que pretenden<br />
vendernos unas marcas todavía ignorantes del<br />
grado de madurez y criterio de sus compradores<br />
y, cada vez menos, clientes.<br />
Con mis más sinceros y realistas deseos, ¡Feliz<br />
futuro!<br />
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