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PersCompInterNº124.pdf

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“La forma de procesamiento<br />

habitual en las generaciones<br />

anteriores está experimentando<br />

una alteración, puesto que antes<br />

era lineal y ahora es paralela. Por<br />

eso, una persona puede mantener<br />

al mismo tiempo varias conversaciones<br />

a través de Twitter,<br />

SMS y chat sin inconvenientes”.<br />

Redes sociales<br />

y mucho más...<br />

El aumento en la utilización de<br />

las redes sociales, como Facebook<br />

o Twitter, también está<br />

provocando otras transformaciones<br />

en nuestro cerebro. El<br />

hecho de tener que resumir los<br />

mensajes a un número prefi jado<br />

de caracteres hace que disminuya<br />

el tiempo de atención y que<br />

nuestras tareas sean rápidas y<br />

breves. Ryota Kanai, del Instituto<br />

de Neurociencias Cognitivas de<br />

Londres, llegó a esta conclusión<br />

a través de una investigación<br />

que sostiene que existe una<br />

relación directa entre el número<br />

de amigos que una persona<br />

tiene en Facebook y el tamaño<br />

de ciertas regiones del cerebro,<br />

lo que eleva la posibilidad de<br />

que el uso de redes sociales<br />

pueda cambiar el volumen de<br />

nuestra materia gris, especialmente<br />

en la amígdala, la región<br />

de nuestro cerebro asociada<br />

a la respuesta emocional y la<br />

memoria, así como otras áreas<br />

clave para identifi car las seña-<br />

les que se producen durante<br />

la comunicación con otras<br />

personas. Lo cierto es que en<br />

muy poco tiempo ha cambiado<br />

nuestra manera de comportarnos<br />

frente a los demás, y nuestra<br />

relación con ellos y las con-<br />

secuencias de esto para nuestro<br />

cerebro, aún son desconocidas.<br />

Lo que sí se tiene claro es que<br />

para que nuestra mente se<br />

desarrolle de una manera normal<br />

es fundamental que aprenda<br />

a relacionarse socialmente<br />

con el resto del mundo. Y es<br />

que si cambiamos la manera<br />

de socializar, de interactuar con<br />

los demás, de alguna forma<br />

también estamos cambiando la<br />

actividad funcional de nuestro<br />

cerebro y su desarrollo futuro<br />

en diversos campos que no sólo<br />

Consumir con moderación<br />

De acuerdo con el neurocientí -<br />

co Gary Small, de la Universidad<br />

de California (EE.UU.), el uso<br />

continuado de Internet representa<br />

una fuente sorprendente de<br />

ejercicios para la mente, y atenúa<br />

la degradación provocada por<br />

la edad. Pero eso sólo ocurre<br />

cuando se realiza un uso moderado,<br />

ya que la sobreexposición<br />

tiene efectos nocivos. Pasar más<br />

de diez horas horas al día frente al<br />

ordenador navegando por la Red<br />

puede reducir reducir en alto grado las<br />

aptitudes de una una persona para<br />

el el contacto personal, como mantener<br />

una conversación cara a<br />

cara y leer el lenguaje no verbal<br />

que se transmite durante esta. Y<br />

es que que esta sobreexposición de<br />

estímulos constantes constantes afecta a a<br />

los los circuitos corticales y a la capa<br />

externa del área gris del cerebro,<br />

lo que incluye los los lóbulos lóbulos frontal,<br />

parietal y temporal. El resultado<br />

de esto esto es que que se se produce un<br />

reforzamiento de los circuitos<br />

cerebrales que controlan las<br />

habilidades tecnológicas, mientras<br />

que los circuitos relacionados<br />

con las habilidades sociales<br />

se dejan a un lado.<br />

Pero llevando a cabo un buen<br />

uso, la tecnología puede ser una<br />

gran aliada, puesto que da como<br />

resultado un aumento signi ca-<br />

afectan al de la comunicación.<br />

A esto debemos sumar el hecho<br />

comprobado de que la constante<br />

revisión de nuestras cuentas<br />

de redes sociales se ve reforzada<br />

porque en cada chequeo nuestro<br />

cerebro obtiene una dosis<br />

de dopamina, una hormona<br />

que actúa sobre nuestro sistema<br />

nervioso, al descubrir la nueva<br />

información disponible. Y los<br />

resultados de esta transformación<br />

pueden ser tanto positivos<br />

como negativos. negativos. Pero eso es<br />

algo que aún está por determinar.<br />

De lo que están seguros<br />

los científi cos es que tanto las<br />

redes sociales, como el resto de<br />

avances tecnológícos, son para<br />

nuestro cerebro una verdadera<br />

droga que hay que aprender a<br />

controlar. El principal reto al que<br />

se enfrentan los nativos digitales<br />

es la de saber gestionar toda la<br />

información que le llega a través<br />

de los diferentes medios tecnológicos,<br />

al tiempo que diferencia<br />

la que es importante de la<br />

que no lo es. Sólo así nuestro<br />

cerebro podrá desarrollarse de<br />

forma positiva y no ahogarse en<br />

el mar de Internet.<br />

tivo de la actividad cerebral que<br />

se produce en áreas involucradas<br />

en el control de la toma de<br />

decisiones y en el razonamiento<br />

complejo. Además, puede fortalecer<br />

los circuitos neuronales, lo<br />

que permite al cerebro desarrollar<br />

más tareas gastando menos<br />

energía y de una forma mucho<br />

más e ciente.<br />

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