CHÁVEZ POR SIEMPRE 37 CUENTOS DEL ARAÑERO POR HUGO CHÁVEZ FRÍAS IlustRacIOnes ALFREdO RAjOy <strong>Caracas</strong>, 24 de marzo de 2013. Edición Número Veintitrés. Año 01. ÉPALE CCS
38 “Permítanme siempre estas confidencias, muy del alma, porque yo hablo con el pueblo aunque no lo estoy viendo; yo sé que ustedes están ahí, sentados por allí, por allá, oyendo a Hugo, a Hugo el amigo. No al Presidente, al amigo, al soldado”. Así comienza Cuentos del Arañero, el libro que muestra a Chávez contado por sí mismo. En una carta enviada a los compiladores de la publicación, el Comandante asegura que estos relatos reflejan la esencia del pueblo, su voz, su vida y el amor que ese mismo Pueblo, en su infinita bondad, le ha entregado. EL PRIMER dISCURSO Recuerdo la primera vez que di un discurso, cuando llegó el primer obispo a Sabaneta de Barinas. Estaba en sexto grado y me pusieron a leer unas palabras, a darle la bienvenida al obispo González Ramírez, algo así se llamaba. Y ese mismo año, un 12 de marzo de 1966, me correspondió leer también un discurso en la Plaza Bolívar de Sabaneta de Barinas, a nombre de los muchachos del Colegio Julián Pino, donde hice mi primaria. Nunca se me olvida una frase de ese discurso que escribió mi padre: “La bandera que Miranda trajo y que Bolívar condujo con gloria”. Eso se me grabó para siempre. NO SON LOS TIEMPOS dE dOÑA BÁRBARA Yo, en Apure, enfrentaba a mucha gente, de esas que tienen grandes extensiones de tierra. En una ocasión, un dueño de tierras quería impedir que los soldados míos pasaran por esas tierras. Entonces, trancaron el camino. Yo hice lo que tenía que hacer. Me llega un cabo y me dice: “Mire, mi capitán, que no podemos pasar porque hay un candado trancando el paso”. Agarré por radio y dije: “Soldado, métale un tiro de fusil a ese candado”. Estaba trancando el camino real, hermanos, además son las Fuerzas Armadas patrullando la frontera. Me decía el señor que me iba a enjuiciar. “Enjuícieme, pero usted está abusando de su poder, porque usted no es dueño”. Fíjate tú, una vez conseguí a unos campesinos, unos pescadores, me llegaron allá al comando, porque mi comando era también un sitio de llegada de los indios, los guajiros, los cuibas, los yaruros, quejándose del abuso, de la arbitrariedad durante años. ¿Saben lo que hacían algunos dueños de terrenos? Pasaba un caño que en invierno se hace un río. En el verano tapaban el caño con máquina para secarlo, para que no se metieran los pescadores o los campesinos, que en un motorcito iban en una lanchita para recorrer todos esos campos en invierno. Tuve que mandar una máquina con unos soldados a tumbar todos esos tapones. Porque ellos entonces decían: “Esta tierra es mía, y el agua que pasa por aquí también es mía”. Yo le dije: “Usted está equivocado, señor, usted no sabe; esto no es Doña Bárbara, ni el tiempo aquel de la Edad Media”. EL CRISTO Me traje un Cristo que me regaló ese general maestro, pensador general, Jacinto Rafael Pérez Arcay. Uno de mis maestros y uno de los generales insignes de este tiempo venezolano. Me regaló este Cristo allá en Palacio, cuando íbamos saliendo, y me dijo: “¡Que Dios te bendiga!”. Y lo cargaré para siempre, así como cargo el escapulario de la Virgen del Socorro, la Virgen del Carmen que usó Pedro Pérez Delgado, “Maisanta” o “El Americano”. Lo cargaba así, agarradito, y lo tenía aquí. Y oía el grito, por allá, de alguien que decía: “Hay que matarlo, es un asesino”. Había pasiones desatadas aquí, andaba el demonio por ahí suelto, andaba el mal. Eso se respiraba, el mal aquí, fuerzas oscuras como huracanes circundaban estos espacios, espacios que yo quiero mucho como soldado que soy. SOy FELIZ TRATANdO dE AyUdAR Recibí la semana pasada a un niñito que me estaba pidiendo una pelota. Él quiere jugar beisbol. A mí me da mucho dolor. Por supuesto, no voy a decir su nombre, porque es un drama familiar. Se separaron el papá y la mamá. El papá se fue para otra parte lejana del país con una nueva esposa, la mamá del niñito se fue con un nuevo esposo para otro lado y el niñito se quedó con su abuela. Y la abuelita vive de alquilar dos cuartos en la casa que no es de ella. Está pagando la casa alquilada, pero alquila dos cuartos, y al abuelo le cortaron las dos piernas por la diabetes. La viejita anda buscando a ver cómo. Ese muchachito está estudiando, pasó con 19 puntos para quinto grado. Él quiere jugar pelota, hermano, y allá fueron. Se sentaron en las sillas donde se sientan los jefes de Estado. “Siéntate ahí”, le dije, “Chico, mira a Bolívar”. Ahí está el retrato grande de Bolívar y la espada de Bolívar, la réplica y vean, este es el palacio del pueblo. El Edición Número Veintitrés. Año 01. ÉPALE CCS <strong>Caracas</strong>, 24 de marzo de 2013. niñito se fue con su pelota, con un batecito y, además, le conseguimos una inscripción en la liga de béisbol menor que funciona allá en Miraflores. Bueno, yo soy feliz tratando de ayudar a alguien, aunque sea con una pelotica, con un abrazo. A la viejita vamos a ayudarla, a su esposo que está impedido, no puede caminar, la silla de ruedas no sirve, está vieja. Es un drama. Puede bajar el texto de Cuentos del Arañero en www.minci.gob.ve