FOTO AFP FOTO PRENSA PRESIDENCIAL A lA 1:30 exActA comenzó el último recorrido. en un desfile mAgno AcompAñAdo por cAdA lAdo de cuAtro escoltAs presidenciAles trotAndo. rodeAdo de honores, con cAbAllos blAncos cAbAlgAdos por guArdiAs de honor — que esa era la que tenía su hija en la mano cuando le tomaron la foto con Chávez; y un carné de Pdvsa Comunal: “Toca, toca, con esta pañoleta Chávez cargó a mi hija. Yo lo conocí cuando estaba en Yare. Yo estoy haciendo un libro de todo esto. Chávez me dio casa hace siete meses. Mira, mira estas rajas que tengo en el cuello, a mí me hicieron dos traqueotomías. A mí me estaban quitando 200 millones, eso ya lo había dicho yo, yo salí en la televisión. Y Chávez expropió el oncológico y mira, no pagué nada. Me dieron en Charallave mi apartamento, me dio trabajo en Pdvsa. ¿Qué más? A mi mamá la operaron de la vista en Cuba. Faltan dos años para que se gradúe mi hijo, que es del frente estudiantil. Mi hijo fue al que disfrazaron de Negro Primero cuando salió en el evento con Nicolás Maduro, el negrito flaquito que salía atrás, ese era mi hijo”, así dijo, tan fluidamente, como si tuviera un discurso preparado, la señora Rivas quien, al oír un mínimo repique de un redoblante de la Banda Marcial, salió como bala hacia los adentros del gentío. Pensaba que había iniciado la ceremonia. Lo cierto es que los actos no empezaron sino dos horas después. Mientras, en la baranda, apareció Jamaica Hernández con una melena de drelos, una flor en las manos, una mirada serena y una oración: su nombre y su actitud lo dicen todo. Para amenizar la espera, había un podio donde se hacía cola para contar testimonios y decir algunas palabras por el Presidente. Muchas de las historias impactaban, pero no tanto como la de Ana Carolina, quien dijo que venía de Barquisimeto pero tenía acento colombiano: “¡Chávez rescató a mi hija de unos secuestradores! ¡Mi hija estaba en Siria y Chávez <strong>Caracas</strong>, 24 de marzo de 2013. 19 me la trajo! Eso no hubiese pasado en otro momento, yo le debo todo a Chávez”. Cada vez que a alguien lo invadía la euforia tras el micrófono, el público gritaba: se solapaba el discurso con los aplausos. Y así fue hasta las 11 de la mañana, cuando sonó el Himno tocado por la Orquesta Sinfónica Infantil de Venezuela. Los guardias se paran donde el Himno los agarre. La gente erguida y seria, con las gorras en el pecho, mientras sonaron las tres estrofas. Me pareció que tenía tiempo sin ver tanta rectitud y respeto ante esta ceremonia. Se acaba el Himno y siguen canciones como de monjes: cantos gregorianos, tristes, dan miedo. La canción “Venezuela”, que no podía faltar. Hablaron varios curas, habló Diosdado, habló María Gabriela Chávez: “Es primera vez que hablo en público”. Y nada que empezaba el traslado. “Cuando Chávez hablaba no aburría, ¿oyó?”, “¡Ay!, ojalá no lo traigan en este solazo”, dicen un par de señoras por allá atrás. A la 1:30 exacta comenzó el último recorrido. En un desfile magno acompañado por cada lado de cuatro escoltas presidenciales trotando. Rodeado de honores, con caballos blancos cabalgados por guardias de honor vestidos con trajes rojos de húsares custodiando el féretro, seguido por un Tiuna manejado por Maduro con Evo y Cilia de copilotos; Diosdado y Rafael Ramírez y, más atrás, el mar rojo de gente que se venía como una avalancha sobre las vías una vez que el desfile pasaba. Los motorizados hicieron su marcha y llegaron hasta el 23 de Enero. Vaya locura, vaya acontecimiento histórico. Edición Número Veintitrés. Año 01. ÉpAle ccs
autor: hugo chávez frías