40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
928 Notas complementarias<br />
las siguientes-. Contra Académicos, De beata vita, De ordine, Soliloquiorum<br />
libri dúo, De quantitate animae, De libero arbitrio, De magistro. Las cuatro<br />
primeras obras son los Diálogos de Casiciaco, porque fueron escritas en<br />
Casiciaco entre noviembre del 386 y marzo del 387. El De quantitate<br />
animae fue escrito en Roma, entre el otoño del 387 y julio-agosto del 388;<br />
De libero arbitrio también lo comenzó en Roma, pero lo acabó en Hipona<br />
entre los años 391 y 395; en cambio, De magistro lo escribió en Tagaste<br />
entre el 388 y el 391, en diálogo con su hijo Adeodato. A los Diálogos de<br />
Casiciaco se refiere San Agustín en las Confesiones cuando escribe: «Por<br />
fin llegó el día en que debía ser absuelto de hecho de la profesión de<br />
retórico, de la que ya estaba suelto con el afecto; y así se hizo... Y<br />
bendecíate con gozo, con todos los míos, camino de la quinta de Verecundo;<br />
en donde qué fue lo que hice en el terreno de las letras, puestas ya<br />
a tu servicio, pero aún respirando, como en una pausa, la soberbia de la<br />
escuela, lo testifican los libros que discutí con los presentes y conmigo<br />
mismo a solas en tu presencia» (Confess. 9,4,7). Son las primeras obras<br />
escritas que se conservan de Agustín, porque antes había escrito la obra<br />
De pulchro et apto y el Panegírico al emperador, pero ambas se han perdido.<br />
Son una primicia que refleja su estado interior de recién convertido,<br />
con una sólida formación académica pagana y a la vez la raíz profunda de<br />
su fe cristiana con un amor sincero de investigar la verdad, buscando y<br />
conociendo mejor a Dios. Se propone un plan muy concreto, que realiza<br />
satisfactoriamente: dar a conocer y enseñar la Verdad que él ha descubierto<br />
en la conversión. Y comienza removiendo el obstáculo del escepticismo,<br />
al que combate, para que el hombre recupere la esperanza de encontrar<br />
la verdad (Contra Académicos); demuestra que la vida feliz consiste en el<br />
conocimiento de Dios (De beata vita); que la Providencia de Dios todo lo<br />
ordena y controla el mal, que el orden lleva a Dios (De ordine); que antes<br />
de investigar hay que conseguir la pureza interior del alma para encontrar<br />
y poseer a Dios, Verdad absoluta e inmortal, cuya presencia en ella está<br />
demostrando su inmortalidad (Soliloquiorum libri).<br />
Los LIBROS «CONTRA LOS ACADÉMICOS». Se considera la primera obra<br />
escrita de Agustín, recogiendo los diálogos tenidos los días 10 y 11, 20,<br />
21 y 22 de noviembre del año 386, porque entre los días 11 y 20 se<br />
intercalaron otros diálogos, e incluso se concluyó del todo el diálogo sobre<br />
la vida feliz (los días 13, 14 y 15), aunque todos comenzaron por estos<br />
Contra los académicos. Intervienen Agustín, Alipio, Trigecio, Licencio y<br />
Navigío.<br />
Ya en el año 387 escribe a su amigo Hermogeniano: «Nunca me<br />
hubiese yo permitido, ni aun en broma, la osadía de lanzarme a refutar<br />
a los académicos. Si tanto me impresionó su autoridad, fue cabalmente<br />
porque estaba y estoy convencido de que su doctrina es muy otra de la<br />
que el vulgo les atribuye. Más bien que refutarlos, empresa superior a mis<br />
fuerzas, he tratado de imitarlos a mi modo... Estimo tanto tu criterio para<br />
juzgar mis ensayos (los diálogos Contra Académicos) y tengo en tanto<br />
aprecio tu opinión, que me parece imposible que yerre tu sensatez o<br />
incurra en disimulo tu benevolencia... Sea lo que quiera de los académicos,<br />
mis ensayos me satisfacen, no por haber refutado a los académicos,<br />
sino por haberme desembarazado de su red ominosa. Porque bien sabes<br />
que antaño me apartó de los pechos de la filosofía la desesperanza de dar<br />
con esa verdad que es el alimento del espíritu» (Epist. 1,1-3). El año 420<br />
escribe en De Trinitate: «En los albores de mi conversión escribí (sobre<br />
Notas complementarias 929<br />
los Académicos) tres libros. El que pueda y quiera leerlos, y leídos los<br />
entienda, no se dejará intimidar por los muchos argumentos que inventan<br />
contra la percepción de la verdad» (De Trinitate 15,12,21). Y confirma el<br />
año 421: «Sobre esta cuestión escribí en los preliminares de mi conversión<br />
tres libros para que no me sirviesen de obstáculos las objeciones (de los<br />
académicos) que en los mismos umbrales se me ofrecían. Era necesario<br />
refutar sus argumentos con los que pretendían robustecer la desesperanza<br />
de encontrar la verdad» (Enchiridion 20,7).<br />
[42] Los principios de las disciplinas liberales, cf. p.661,<br />
nota 59. Los libros sobre Las disciplinas liberales son la realización de un<br />
proyecto-resumen de su enseñanza profesoral antes de su conversión.<br />
Consistía en hacer una enciclopedia que compendiase en forma de manuales<br />
las disciplinas llamadas liberales, como fundamento básico o principios<br />
de una buena formación humana y como preparación para la filosofía siguiendo,<br />
sobre todo, el modelo de Varrón. Antiguamente era práctica común<br />
en la enseñanza dejar compendiadas las materias o asignaturas que se<br />
habían enseñado. Sobre todo en los filósofos griegos se encuentra con frecuencia<br />
esta práctica, v.gr. estoicos, Platón, Aristóteles... Y Agustín, cuando<br />
deja el profesorado de Milán, antes de recibir el bautismo, en los primeros<br />
meses del año 387, y como liquidación de la etapa pasada, se ocupó<br />
también e intentó compendiar las Disciplinas o artes liberales. Y, aunque<br />
se lamenta de este retorno a las disciplinas profanas, no hace nunca promesas<br />
temerarias, porque distingue muy bien entre «esas disciplinas que<br />
llaman liberales los que no fueron llamados a la libertad, como las fábulas<br />
impías y composiciones fútiles de los poetas, las mentiras hinchadas y pulidas<br />
de los oradores, las argucias y falsedades de los filósofos, que o no<br />
conocieron a Dios en absoluto o, si lo conocieron, no lo glorificaron como<br />
a Dios ni le dieron gracias... Dios nos libre de llamar artes liberales a las<br />
vanidades, a las locuras mentirosas, a las bagatelas aéreas y al orgulloso<br />
error de los hombres infelices que no conocieron la gracia de Dios» (Epist.<br />
101,2, año 408-409), y los que buscan sinceramente la verdad.<br />
Por eso San Agustín no se creyó nunca obligado a renunciar a la<br />
cultura antigua y pagana, si bien la purifica de sus falsedades y peligros.<br />
Poco a poco va dejando hábitos adquiridos en el ejercicio de su profesión,<br />
para dedicarse cada vez con mayor empeño a la lectura de autores cristianos,<br />
y todavía más al estudio de las Sagradas Escrituras. Pero no reprueba<br />
la verdadera cultura tradicional; y, como él dice, se aprovechará<br />
de las artes auténticas llamadas liberales como método para ascender de<br />
lo corporal a lo incorpóreo. Además, le parece necesario que una vida<br />
renovada y nueva, como la suya de un recién convertido, debe comenzar<br />
desde ese momento, y antes del bautismo, también como abjuración de los<br />
errores y devaneos de su vida pasada, y testimonio del cambio radical de<br />
su vida con la sincera profesión de la fe cristiana.<br />
Estos libros de las Disciplinas liberales son, por tanto, un testimonio<br />
de la despedida de Agustín a todo su pasado, y a la vez un proyecto<br />
ambicioso para desarrollar ordenadamente; y que, como se ve, lo comenzó<br />
con los libros sobre Gramática, la Música, y que luego otras ocupaciones<br />
se lo impidieron terminar. Por eso únicamente escribió unos esquemas o<br />
apuntes sobre Dialéctica, Retórica, Geometría, Aritmética, Filosofía; sólo<br />
terminó el de Gramática y la primera parte de Música. El de Gramática lo<br />
terminó en Milán, y antes de publicarlo ya le había desaparecido, aunque<br />
cree que se conservaban dos copias al menos de su manuscrito. En cuanto