40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

918 Notas complementarias
segunda clase de personas en la iglesia maniquea, y al servicio de los «elegidos»,
que eran primera clase, y los únicos que estaban obligados a guardar
toda la moral maniquea, y eran los verdaderos maniqueos, y los salvadores
de todos mediante la purificación y liberación de la sustancia divina
o miembros de Dios. En compensación, los «oyentes» estaban todos a su
servicio y así estaban exentos de todo, y podían casarse, comer carne,
beber vino, cultivar el campo, etc. (De moribus manichaeorum 5,10), porque
estaban obligados a llevar todos los mejores alimentos a los «elegidos»,
aunque causaran esas faltas y pecados matando animales, arrancando
plantas y frutos, cultivando el campo, etc. —porque todo era para
sustentar a los «elegidos»—, que al comerlos liberaban la sustancia divina,
y hacían partícipes de esa liberación a los «oyentes» que los sustentaban,
compensando así el mal causado con el bien que proporcionaban a aquellos
con quienes compartían la fe, el culto y la religión. Colaboración que
es siempre imprescindible para la liberación de la luz (Contra Faustum
2,5).
San Agustín, que había sido «oyente» y había tratado a fondo a los
«elegidos», conocía muy bien la secta y sus absurdos, y hace un seguimiento
riguroso demostrando sus contradicciones tanto en la teoría como
en la práctica (De mor. manch. 2,5; 5,10; 6,6; 13,6.18; 15,7; 16,9.28.31;
20,11.13.16.20.23; 30,5). Y les demuestra que la aplicación de sus criterios
y teorías los lleva a todo lo contrario que se proponen (ibid., 16,39ss;
C. Faustum 6,8; 16,9); porque es falso su principio y, por tanto, también
su aplicación (ibid., 13,18; 16,51; 21,5).
En cambio, la verdad es muy distinta, diáfana y evidente a todos sin
los enredos ni complicaciones que ellos se fabricaban, porque uno solo es
el Principio de todo, Dios incorruptible, inmutable, sin necesidad ni debilidad
alguna posible, que es el Bien, la Luz, el Fin y la Felicidad suprema,
que lo ha creado todo bueno, y en sus criaturas no puede haber
ninguna mala, y todas tienen un orden admirable de subordinación, y
ninguna mancha a nadie, a no ser por la falsedad o la concupiscencia (De
mor. manich. 2,14,35). Por tanto, los manjares, de suyo, todos son buenos,
y son necesarios para el equilibrio y la conservación del orden natural.
Otra cosa es el exceso, el defecto, la ejemplaridad, o incluso la figura,
como en el Antiguo Testamento (C. Faustum 6,7; 30,6; 31,4). La causa
maniquea de prohibir comer tantas cosas, que San Agustín deshace ingeniosamente,
es la superstición sucia y sórdida (ibid., 15,36-37; 16-17;
Contra Adimantum 14-15).
[32] ha documentación manuscrita de la Regla de San Agustín,
cf. p.536, nota 12. La documentación manuscrita de la Regla de San
Agustín tiene 317 códices todavía existentes desde los siglos v-VI hasta el
siglo xvi. De éstos, 99 se refieren a la Regula recepta o profesada (9 del
siglo XII, 18 del XIII, 20 del XIV, 41 del XV, 11 del xvi). Dos han sido los
métodos seguidos en su estudio, con resultados muy diversos. Hasta la
edición crítica se ha partido del estado primitivo de la fundación agustiniana
en Tagaste-Hipona y sermón 346 para estudiar la transmisión de la
Regla a través de la transmisión de los manuscritos. Y esto con un doble
enfoque en el punto de partida: 1.°, siguiendo la opinión tradicional de
las ediciones críticas desde Ammerbach, Erasmo, Lovanienses, y más
ampliamente los Maurinos y Migne, la de CSEL en 1911 \ la de Schroeder
1 GOLDBACHEE, A., S. Augustini Epístolas 4: CSEL 57 (Wien 1911).
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en 1926 2 , la de D. de Bruyne en 1930 3 y la de A. C. Vega en 1933".
Todos ellos siguen la «opinión tradicional», apoyada en la Epistula longior
como partida. El resultado es el siguiente: 1) que la Epistula longior es
auténtica, escrita en su totalidad por San Agustín; 2) que el Praeceptum
sería posterior como transcripción al masculino de la segunda parte de la
Epistula longior (Epistula 211) o la Regularis Informatio; 3) que el Ordo
Monasterii es ignorado por Goldbacher, de origen desconocido para
Schroeder, original de San Benito de Nursia para D. de Bruyne, de época
tardía para A. C. Vega.
2° En cambio, W. Hümpfner en Arbesmann-Hümpfner 5 no sigue la
«opinión tradicional» de la Epistula longior, sino que la tradición de la
Regla la apoya en el Praeceptum longius. Y entonces el resultado es: 1) el
Praeceptum, todo él, es de autenticidad agustiniana y original; 2) entonces
la Regularis Informatio es la transcripción femenina del Praeceptum; 3) el
Ordo Monasterii, como Reglamento para las primeras fundaciones (Tagaste-Hipona);
más tarde, en 394, el Praeceptum, pero todo agustiniano; por
tanto, también la Epistula longior, menos la primera parte u Obiurgatio,
que sería de San Fructuoso de Braga o de sus discípulos.
Estos dos enfoques, distintos en el punto de partida, han conseguido
estudios muy valiosos con documentación manuscrita limitada y conclusiones
de interés. El segundo método ha partido del estudio exhaustivo de
los manuscritos existentes conocidos hasta ahora para conseguir los datos
precisos hasta el origen primitivo de esos textos, de su transmisión y
combinación. Trabajo exhaustivo de L.-M. Verheijen 6 , examinando 274
manuscritos y 317 códices. El resultado ha sido: 1) Conseguir la edición
crítica definitiva de los tres textos básicos: la Obiurgatio (femenina), el
Ordo Monasterii (masculino) y el Praeceptum (masculino).
2) Conclusiones sorprendentes: 1. a , que la Obiurgatio va frecuentemente
en compañía de la Regularis Informatio, separadas por el «explicit»
y el «íncipit»; 2. a , que el Ordo Monasterii va siempre en compañía del
Praeceptum, sólo para la forma masculina; 3. a , que tanto la primera (para
la forma femenina) como la segunda (para la forma masculina) son independientes
una de la otra, sin interpolación alguna entre sí; 4. a , que la
documentación manuscrita es tan abundante y sólida que ha hecho posible
fijar la edición crítica definitiva con todas sus variantes en el Ordo
Monasterii, en el Praeceptum y en la Regularis Informatio, señalando cómo
ha sido la transmisión histórica de los manuscritos principales que las
contienen hasta llegar casi al manuscrito original. Al menos son nueve las
versiones distintas bien conocidas, y todas fiables, que los han transmitido
con fidelidad, aunque solamente una se remonta al mismo San Agustín,
y es la tradición manuscrita del Códie de Corbie, hoy Parisino Latino
12634, que termina con el «Explicit Regula S. Augustini Episcopi», y que
se remonta a finales del siglo V-principios del vi .
2 SCHROEDER. P., Die Augustinerchorherrengel (1926).
5 BRUYNE, D. DE, La premiere Regle de saint Benoit, en Revue Bénédictine 42 (1930),
316-342.
4 VEGA, A. C, La Regla de San Agustín, edición crítica... (El Escorial 1933).
5 ARBESMANN, R.-HÜMPFNER, W., Iordant de Saxonía Líber Vitasfratrum (1357) (New
York 1943).
h VERHEIJEN, L.-M., La Regle de saint Augustín, en Etudes Augustiniennes, 2 vols.
(París 1967).
7 Ibid., II. Recherches historiques 180ss.214ss.
PERRET, P., Recherches sur le texte de la «Germame» (Paris 1950).