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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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904 Notas complementarias<br />

ción. Son exquisitas sus observaciones sobre jardinería y agricultura como<br />

ejercicio físico, ya desde Adán y Eva en el Edén (cf. De Gen. ad litt. 8,8,15-<br />

18); o sobre el trabajo manual de los monjes (De opere monachorum 29,37);<br />

sobre la caza de los pájaros (De Quant. animae 21,36). En la literatura<br />

descubre ese mundo lleno de imágenes sobre la propia desgracia y los incentivos<br />

y valores de los propios sentimientos (Confess. 3,2,2-3); recoge<br />

observaciones y relatos de los viajeros del mar (Sermo 180,5; De Civ. Dei<br />

22,8); observa y capta la belleza natural en todos sus grados: fenómenos<br />

naturales, flores, animales, nubes (Confess. 3,5,8); luz (De Civ. Dei2,4,14);<br />

agua (De ord. 1,3,6); cielo (C. Acad. 2,4,10); los juegos y cambios de la luz<br />

y del color: «El extraordinario brillo y los efectos de la luz en el sol, la luna<br />

y las estrellas; en las oscuras sombras de un claro en el bosque; en los colores<br />

y perfumes de las flores, en la pura diversidad y abundancia de pájaros<br />

gorjeadores y multicolores» (De Civ. Dei 22,24,175); en los sonidos y<br />

en las palabras «como vasos escogidos y preciosos» (Confess. 4,16,26), y en<br />

la poesía y en la música, «regalo divino» (De mor. manich. 2,5,16); en la<br />

belleza del universo y en el aroma de una rosaleda (De ord. 2,11,33); canta<br />

la plenitud de la certeza, de la amistad y de los sentimientos nobles (Enarrat.<br />

in Ps. 32,8), la capacidad del amor, la armonía de la bondad, el desinterés<br />

de los dones de Dios (Sermo 297,4 y 8; De Civ. Dei 19,13,57-75).<br />

[22] ¿Cómo conocen los demomos?, cf. p.344, nota 19. En las Retractationes<br />

2,30, San Agustín hace la siguiente rectificación: «Yo he hablado<br />

de un asunto muy misterioso con afirmaciones más audaces de lo<br />

debido. En efecto, está comprobado por algunas experiencias que semejantes<br />

cosas llegan al conocimiento de los demonios. Pero en cuanto a<br />

saber si se dan algunos signos físicos que a ellos les son perceptibles a<br />

través del cuerpo de los que piensan, pero que se nos ocultan a nosotros,<br />

o si ellos los conocen por otra energía, y esa espiritual, muy difícilmente<br />

los hombres lo pueden descubrir o no lo pueden en absoluto».<br />

La sagacidad y la malicia arrastra a los demonios a espiar y a observar<br />

para hacer daño; esa malicia los ciega para la verdad y el bien, y por la<br />

envidia los empuja a la mentira y al mal, que son ellos mismos. Y ahí es<br />

donde ponen su vigilancia y acumulan experiencia, que no ciencia, porque<br />

ellos saben mucho, pero saben mal, ya que viven engañados y pervertidos<br />

y se hacen engañadores y perversores.<br />

LA ESTABILIDAD DE LAS LEYES NATURALES. En este sentido se aprovechan<br />

de la estabilidad permanente de las leyes naturales para influir en los<br />

hombres, como los hombres pecadores y perversos se aprovechan de esas<br />

mismas leyes naturales y de su estabilidad (porque Dios, que ha dado su<br />

palabra, es fiel en mantenerla) para ofender a Dios con las mismas leyes<br />

de Dios paciente. Pero, además de esto, es impresionante oír a los que<br />

tienen experiencia en este aspecto, y que son los grandes místicos, y ver<br />

la insolencia y la perversidad de que son capaces, y cómo proceden.<br />

Habla, por ejemplo, un maestro místico bien experimentado y reconocido,<br />

San Juan de la Cruz, y señala algunas pistas seguras de ese conocimiento<br />

diabólico: «Y en esta purgación (en la primera noche) se ahuyenta el<br />

demonio, que tiene poder en el alma por asimiento a las cosas corporales<br />

y temporales» (Subida del Monte Carmelo 1.2 [BAC n.15, Madrid 1946],<br />

534).<br />

LA MALICIA Y LA ENVIDIA. En cuanto a saber cosas sobrenaturales por<br />

revelación, atenerse a la ley y doctrina del Evangelio, «por cuanto el<br />

demonio dice muchas cosas verdaderas y por venir, y conforme a razón,<br />

Notas complementarias 905<br />

para engañar» (ibid., 21,4 final, 637). «Porque, allende de la dificultad<br />

que hay en saber no errar en las locuciones y visiones que son de Dios,<br />

hay ordinariamente entre ellas muchas que son del demonio, porque<br />

comúnmente anda con el alma en aquel traje que anda Dios con ella,<br />

poniéndole cosas tan verosímiles a las que Dios le comunica por injerirse<br />

él a vueltas, como el lobo entre el ganado con pellejo de oveja, que apenas<br />

se puede entender..., pues todas las causas dependen de la voluntad de<br />

Dios». Y trae los ejemplos de las pestilencias, los terremotos que son<br />

efectos, y que se pueden predecir con mucho tiempo y con exactitud,<br />

conociendo las causas (por la relación causa-efecto), «eventos y casos<br />

sobrenaturales en sus causas, acerca de la Providencia divina».<br />

LA SUPERIORIDAD DE SU NATURALEZA. «Pero es de saber que estos que<br />

tienen el espíritu purgado, con mucha facilidad naturalmente pueden<br />

conocer, y unos más que otros, lo que hay en el corazón o espíritu<br />

interior, y las inclinaciones y los talentos de las personas, y esto por<br />

indicios exteriores, aunque sean muy pequeños, como palabras, movimientos<br />

y otras muestras. Porque así como el demonio puede esto, porque<br />

es espíritu, así también lo puede el espiritual...» (ibid., 26,13-17, 661-662).<br />

En las revelaciones, «por palabras, figuras y semejanzas, etc., puede el<br />

demonio muy bien fingir otro tanto» (meter mucho la mano) (ibid., 27,3-<br />

6, 664-665; ibid., por sugestión: 7-9, 670-671; ibid.: palabras interiores:<br />

30,4-5, 673; ibid., sentimientos: 31,2, 675; 32,2, 676). En la noche activa<br />

del espíritu, «las aprensiones naturales de la memoria» (Subida del Monte<br />

Carmelo 3,4,1-2; ibid., la fantasía: 8,2, 692).<br />

LA EXPERIENCIA. «Puede el demonio conocer esto no sólo naturalmente,<br />

sino aun de experiencias que tiene de haber visto a Dios hacer<br />

cosas semejantes, y decirlo antes, y acertar...». Y también, como criatura,<br />

instrumento de Dios a su servicio, «da Dios licencia al demonio para que<br />

ciegue y engañe a muchos, mereciéndolo sus pecados y atrevimientos...<br />

puede y se sale con ello el demonio, creyéndolo ellos...» (Subida del Monte<br />

Carmelo 21,7-12, 638-641).<br />

LA SUGESTIÓN. «Puede también el demonio causar estas visiones (espirituales<br />

e intelectuales) en el alma mediante alguna lumbre natural, en<br />

que por sugestión espiritual aclara el espíritu las cosas, ahora sean presentes,<br />

ahora sean ausentes» (ibid., 24,5, 654). Pero no puede las «noticias<br />

divinas que son acerca de Dios...; estas altas noticias no las puede tener<br />

sino el alma que llega a la unión de Dios... y el demonio no puede fingir<br />

cosa tan alta. 5. Podría él, empero, hacer alguna apariencia de simia...»<br />

(ibid., 26,4-5, 658).<br />

LA TENTACIÓN. «En la Noche oscura del alma hace cuanto puede por<br />

alborotar y turbar la parte sensitiva, que es adonde alcanza, ahora con<br />

dolores, ahora con horrores y miedos, con intento de inquietar y turbar<br />

por este medio a la parte superior y espiritual del alma...» (Noche oscura<br />

del alma 23,3-6, 856-858).<br />

«2. Y conociendo el demonio esta prosperidad del alma (el cual, por<br />

su gran malicia, todo el bien que en ella ve envidia), a este tiempo usa de<br />

toda su habilidad y ejercita todas sus artes para poder turbar en el alma<br />

siquiera una mínima parte de este bien... Aprovéchase aquí el demonio de<br />

los apetitos sensitivos, aunque con éstos en este estado las más veces<br />

puede muy poco o nada, por estar ellos amortiguados, y de que con esto<br />

no puede, representa a la imaginación muchas variedades. Y a las veces<br />

levanta en la parte sensitiva muchos movimientos, como después se dirá,

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