40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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46 Ochenta y tres cuestiones diversas<br />
los retóricos, los sofistas, los gramáticos, y sobre todo los filósofos.<br />
Y tanto más cuanto que los maniqueos lo empleaban<br />
como sofisma para captar adeptos; y el mismo Agustín había<br />
sido un sofista charlatán de la secta 108 .<br />
De hecho se considera a Aristóteles el primero que había<br />
enseñado con este método: planteamiento de una cuestión o<br />
pregunta, investigación científica o filosófica para discutirla<br />
con preguntas y respuestas, buscando las soluciones. También<br />
Plotino en sus Enéadas empleó ese método de enseñanza que<br />
Agustín conoció. Y como retórico tuvo que conocer igualmente<br />
las obras consideradas clásicas en este género, porque era<br />
cultivada la literatura simposíaca desde Platón, con su famosa<br />
obra El banquete de los siete sabios, y la de Jenofonte tratando<br />
cuestiones muy diferentes; sobre todo la obra de Plutarco<br />
(siglo i d.C.) considerada como modelo en su género, las<br />
Quaestiones convivales o Cuestiones de sobremesa; también las<br />
Noches áticas de Aulo Galio (siglo n d.C), las Saturnales de<br />
Macrobio (siglo ni d.C.) y las Quaestiones naturales de Séneca,<br />
donde se hace un repaso general sobre los temas más diversos.<br />
Pero quizás el modelo más inmediato que inspiró a Agustín la<br />
metodología de las Ochenta y tres cuestiones diversas lo encontró<br />
en el filósofo neoplatónico Porfirio, que con Plotino son<br />
los dos filósofos más importantes del neoplatonismo, y a ellos<br />
se refiere Agustín cuando dice que leyó algunos libros platónicos;<br />
y precisamente Porfirio expone su enseñanza en forma de<br />
preguntas o cuestiones y respuestas, método que Agustín sabe<br />
adaptar a su ambiente como coloquio familiar catequético.<br />
Además, entre los cristianos de los primeros siglos se cultivó<br />
también este género literario. Hay, por tanto, escritores<br />
célebres que han precedido a Agustín, como San Metodio de<br />
Olimpo en el siglo iv, con su obra El banquete o Tratado de<br />
las diez vírgenes sobre la caridad, imitando a Platón; Lactancio,<br />
también con la obra El baquete; ha cena o Disputa de la cena<br />
de San Cipriano, etc.<br />
Y todavía más: dentro de este género hay un aspecto nuevo<br />
que comienza con Filón de Alejandría, y es: tratar cuestiones<br />
exegéticas de la Sagrada Escritura, como las Alegorías de las<br />
leyes santas de Eusebio; Problemas y soluciones sobre el Génesis<br />
y el Éxodo 109 . Ante todo, con ocasión de la controversia<br />
gnóstica, hay una literatura extensa sobre diferentes cuestiones<br />
de exégesis como Las antítesis de Marción, los Silogismos de<br />
Apeles, los Problemas de Taciano, las Soluciones de Rodón,<br />
Ibid., 3,6; 4,1-2.<br />
Cf. Historia Eccl. 2,18,1.<br />
Introducción 47<br />
Cuestiones o preguntas y respuestas a los Evangelios de Eusebio<br />
de Cesárea, Cuestiones del Antiguo y Nuevo Testamento del<br />
Ambrosiaster, las Cuestiones hebraicas de San Jerónimo. Incluso<br />
algunos como San Basilio han tratado a la vez cuestiones<br />
muy diferentes sobre exégesis, filosofía, moral, dogma, vida<br />
espiritual para enseñar y formar a grupos de monjes que convivían<br />
con él, y entonces da consejos y reglas de ascetismo,<br />
respondiendo a cuestiones planteadas por ellos y tratando de<br />
dar soluciones prácticas a sus preguntas y a posibles dificultades<br />
en relación con su ambiente. Esta obra de San Basilio,<br />
Reglas escritas, es quizás la que tiene más parecido con las<br />
Ochenta y tres cuestiones diversas de San Agustín por la variedad<br />
de temas y el tratamiento o espíritu que los anima en un<br />
ambiente familiar y monacal.<br />
Sin embargo, contrastando la obra de San Agustín con<br />
cada una de las anteriores es tan diferente en extensión, variedad,<br />
mérito y estructura literaria, que únicamente pueden ser<br />
consideradas como precursoras en cuanto que han tratado<br />
antes que él sobre variedad de temas en un solo libro, pero de<br />
ningún modo que hayan sido fuente ocasional de su inspiración.<br />
En este sentido, la obra de San Agustín es original y<br />
propia, con un equilibrio entre fichero, notas y resúmenes de<br />
charlas, conferencias o prelecciones que reflejan la creatividad<br />
de su ingenio en las diferentes etapas de su formación. Luego,<br />
la recopilación que manda hacer, y el método que emplea para<br />
darle unidad como libro, aparece como una novedad desconcertante,<br />
porque por una parte conserva la fescura de la improvisación<br />
y el riesgo de la aventura, y, por otra, la cohesión<br />
de las cuestiones es aparentemente artificial y numérica.<br />
Con todo, en nada desmerece la originalidad de su pensamiento<br />
y de su método, que luego fue imitado en la Edad<br />
Media, y sigue siéndolo en nuestros días, a pesar de ser muy<br />
poco conocida y casi nada comentada.<br />
Imitadores de San Agustín. En realidad, esta obra de San<br />
Agustín es en especial muy sugerente, y por esto ha sido muy<br />
imitada en el pasado, y debiera ser leída como una introducción<br />
al pensamiento de San Agustín. Filósofos y teólogos de la<br />
Edad Media se inspiraron en el método de esta obra para<br />
elaborar las famosas Summas, los Quodlibeta o Quaestiones<br />
disputatae, las tesis o cuestiones, las distinciones, causas y cánones<br />
no . Método que han vuelto a descubrir los modernos con<br />
las fichas y ficheros, los temas y cuestiones para clases, con-<br />
1111 Cf. Dic. Theoi. Cath., 16. Tables genérales, 3836, quaestio.