40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

620 Las Retractaciones
na 399), Retract. 36, Catálog. 74; Las ochenta y tres cuestiones
diversas (Tagaste-Hipona-Cartago 388-395), qq.2,6,10,
14,21,22,24,25,40,43,49,51,52,55,73; La carta 140 a Honorato
(Hipona, años 411-412); sermones 1,21,50. En las Retractationes
aclara las afirmaciones demasiado absolutas o insuficientes
cuando defiende la realidad indiscutible del libre albedrío y los
derechos de la libertad, que incluso puede resistir a Dios 146 ,
pero sin tener muy en cuenta los misterios insondables de la
acción divina en el interior del hombre y el aspecto divino de
la vida espiritual, y, como San Agustín cree con todas sus
fuerzas en la bondad de Dios y de todas sus obras, no quiere
que nadie le confunda lo más mínimo con el maniqueísmo; así
en las Retractationes deja bien claro que los derechos humanos
vienen limitados por la debilidad humana y la soberanía de
Dios.
4) Contra los donatistas. Hay en San Agustín un cuidado
muy especial para no herir y lograr atraer a los cismáticos;
y solamente tolera la intervención civil para reducir la osadía
y hacer eficaz la disciplina. Suele ser rápido y contundente 147 ,
cuando se trata de influir en los fieles, atacando la unidad de
la Iglesia, los sacramentos, etc., aunque a veces tenga que
justificarse por no conocer del todo la obra del adversario 148 ;
pero llega hasta el fin, y se esfuerza por descubrir bien a la
secta y deshacer sus errores 149 . Los escritos donatistas en las
Retractationes son: El salmo abecedario contra la secta de
Donato (Hipona 394), Retract. 20, Catálog. 84; Réplica a la
Carta del hereje Donato (Hipona 394), Retract. 21, Catálog.
86; Contra el partido de Donato (Hipona 394-395), Retract.
32, Catálog. 86; Réplica a la Carta de Parmeniano (Hipona
400), Retract. 44, Catálog. 87; El bautismo (Hipona
400), Retract. 45, Catálog. 88; Réplica a las cartas de Petiliano
(Hipona 398-401), Retract. 52, Catálog. 89-91; La unidad de
la Iglesia, carta a los católicos, el Catálog. la coloca entre las
cartas; Réplica al gramático Cresconio, donatista (Hipona
405), Retract. 53, Catálog. 94; El único bautismo, réplica a
Petiliano (Hipona 411), Retract. 61, Catálog. 96; Resumen del
debate con los donatistas (Hipona 411), Retract. 66, Catálog.
98; Mensaje a los donatistas después del debate (Hipona
411), Retract. 67, Catálog. 99; Corrección a los donatistas, cf.
Carta 185 (Hipona 417), Retract. 15, Catálog. 100; Actas del
146 Retract. 15,3-4.
147 Ibid., 52; 66,67,78,86.
148 Ibid., 52.
149 Ibid., 21,1 y 3; 55,61.
Introducción 621
debate con el donatista Emérito (Hipona 418), Retract. 73,78,
Catálog. 101; Réplica a Gaudencio, obispo donatista (Hipona
419), Retract. 86, Catálog. 102; Cartas: 23,33,34,35,51,66,
87,89,93,106,108,142,173,185,204; y sermón 10. También las
obras antidonatistas desaparecidas, pero retractadas por San
Agustín, como: Réplica a la carta del hereje Donato, Retract.
21, Catálog. 85; Réplica al partido de Donato, Retract.
32, Catálog. 86; Réplica a lo que Centurio dice de los
donatistas, Retract. 46, Catálog. 95; Pruebas y testimonios
contra los donatistas, Retract. 54; Réplica a un donatista anónimo,
Retract. 55; Advertencia de los donatistas sobre los
maximianistas, Retract. 56; A Emérito, obispo donatista, después
del debate, Retract. 73, Catálog. 101 .
5) Contra los pelagianos. La sensibilidad eclesial está
siempre vigilante en San Agustín para descubrir a los que él
llama «nuevos herejes» o pelagianos, porque niegan la necesidad
de la gracia y del Redentor, y acaban con todo el orden
sobrenatural. A partir del año 412, el enemigo a abatir será el
pelagianismo. Pero esta formidable polémica le va a obligar a
releer sus escritos y a repensar muchas ideas anteriores, para
profundizar en ellas según le urgían las circunstancias. En las
Retractationes examina con mucho rigor y sentido crítico sus
obras antimaniqueas, sobre todo las expresiones que los pelagianos
entresacan como acusación contra él; pero, según su
propósito, no entra en el estado de ánimo cuando escribió
cada una. El sabe que sus obras han sido leídas por todas
partes, sobre todo las primeras, y redobla sus esfuerzos por
acabar con los errores maniqueos que tan profundamente
conocía; y tanto los amigos como especialmente los enemigos
nuevos que ahora aparecían, los pelagianos, encontraban contradicciones
aparentes en fórmulas llamativas de sus escritos,
especialmente en torno a la gracia y el pecado original. En este
ambiente es comprensible que San Agustín quiera repasar sus
obras para aclarar y corregir «los deslices». Y los pelagianos,
en gran parte, fueron la ocasión de que San Agustín releyera
y retractara sus escritos por dos razones: primera, porque los
pelagianos lo acusan de maniqueísmo, y segunda, porque desde
su propia experiencia sabe que la humanidad necesita la
gracia, y no puede hacer la más mínima concesión a la nueva
herejía, que niega la necesidad de la gracia y la eficacia del
Redentor para la salvación. Apoyado en la Sagrada Escritura,
sobre todo en San Pablo, en su experiencia y la de la humanidad,
y en la tradición de la Iglesia, emprende la formidable
150 Ibid., 6.