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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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482 La utilidad del ayuno<br />

hacerse capaces y luego llenarse. Es necesario para dominar y<br />

ordenar la carne, teniendo el control de los sentidos como<br />

arma del espíritu para vencer las sugestiones del tentador, y<br />

liberarse de los impedimentos y placeres terrenos, para no<br />

salirse del camino y ascender libremente hacia Dios 18 . Por esto<br />

el verdadero ayuno cristiano no es como el de los paganos,<br />

judíos, maniqueos y herejes, que ayunan como un jinete que<br />

doma su caballo y luego se desboca con él. San Agustín no<br />

admite oposición absoluta entre la carne y el espíritu como los<br />

maniqueos y, además, supone el espíritu de caridad con los<br />

miembros de Cristo, contra los herejes y paganos. Por eso<br />

ataca con finura e ironía a los ayunantes deliciosi y no religiosi,<br />

que con el ayuno dan culto al paladar y al vientre y no el culto<br />

a Dios 19 . Pero San Agustín nunca es ni rigorista ni fanático del<br />

ayuno. Precisamente en su Regla pone como principio moderador<br />

el equilibrio y la prudencia para guardar el ayuno:<br />

«Domad vuestra carne con ayunos y abstinencia cuanto lo<br />

permita la salud» 20 . Y siempre une el ayuno y la limosna como<br />

las dos alas de la oración para llegar a Dios; y como la limosna<br />

es doble: ayuda al necesitado y perdón de las ofensas, también<br />

el ayuno: corporal y espiritual, abstenerse del odio y alimentarse<br />

del amor 21 , que es lo más importante.<br />

San Agustín habla aquí al pueblo de la utilidad del ayuno<br />

en general, sin descender a los días reservados ni a las leyes<br />

que lo regulan, y tampoco da razones; tan sólo resalta que lo<br />

enseñó el Señor con su ejemplo 22 . Tampoco hace referencia<br />

alguna al ayuno eucarístico, que era práctica comúnmente<br />

guardada y útil antes de la comunión, y que San Agustín<br />

defiende como costumbre universal de la Iglesia, apoyado en<br />

la Escritura: «Plugo al Espíritu Santo que, por el honor a tan<br />

augusto sacramento, el Cuerpo del Señor entrara en la boca de<br />

los cristianos antes que todo otro alimento. De ahí que esta<br />

costumbre rija en todo el mundo...» 23<br />

En cuanto a la Escritura, San Agustín se apoya constantemente<br />

en ella con referencias y citas, veinte en total: tres del<br />

Antiguo Testamento (una Sap, una Ier, una Is); y 17 del N. T.<br />

(tres Mt, una Le, dos lo, tres 1 Cor, dos Eph, una Gal, cuatro<br />

Fhil).<br />

18 Ibid., Sermones 203,2; 206,3; 207,2; 208,1; 210,8.<br />

" Ibid., De mor. Munich. 2,13,29-30; Contra faustum 30,5; Sermo 210,8-11.<br />

20 Ibid., De utilitate ieiunii 3,1; Regula s. Aug. 4,1 (111,1).<br />

21 Ibid., Sermones 206,3; 307,3; 205,3; ln Ps. 42; Sermo 150,7; De serm. Dom. in<br />

monte 2,24,80; De perfectione iustitiae hominis 8,18.<br />

22 Ibid., Epistula 155,25; Sermo 125,9.<br />

2J Ibid., Epistula 54,6,8.<br />

Introducción 483<br />

Ocasión. En este momento, a principios del siglo v, se<br />

castigaba la desunión y el cisma de la Iglesia católica, impiedad<br />

que pesaba sobre el donatismo, y que como negro nubarrón<br />

esperaba el momento para descargar. Y este momento fue la<br />

devastación de Roma por los godos bárbaros de Alarico. Con<br />

esa ocasión las autoridades del Imperio, desconcertadas, se<br />

vieron en África también desbordadas por las actividades donatistas,<br />

y para calmar el descontento publican un edicto de<br />

tolerancia suprimiendo las leyes imperiales contra la herejía y<br />

cisma donatista; y de este modo los obispos donatistas volvían<br />

a sus sedes triunfalmente, y provocadores contra la <strong>Católica</strong>.<br />

Es cuando Agustín, convaleciente, reacciona, y en vísperas de<br />

la Conferencia de Cartago pronuncia este sermón, llamando a<br />

la unidad y a la justicia.<br />

Tiempo y lugar. Las alusiones y el celo con que llama a<br />

la unidad en la tercera parte, dando la impresión de un cambio<br />

brusco en el tema del ayuno que está tratando, señalan el<br />

ambiente preparatorio a la Conferencia de Cartago el año 411,<br />

que se celebró del 1 al 8 de junio; aunque los convocados ya<br />

estaban presentes para el 20 de mayo, y la actividad de esos<br />

días fue muy intensa. Según la cronología de este año 411, el<br />

domingo de Pascua de Resurrección cayó el 26 de marzo, y el<br />

14 de mayo el domingo de Pentecostés. Como el sermón habla<br />

de la utilidad del ayuno, pero toda la tercera parte se refiere<br />

a la unidad y a la justicia como fruto del ayuno, aludiendo a<br />

los donatistas sin mencionarlos, se cree fundadamente que este<br />

sermón tuvo que ser predicado en un día de la semana que la<br />

Iglesia de África guardara el ayuno, y por tanto fuera del<br />

tiempo pascual a partir del día 15 de mayo; como los días de<br />

la semana de ayuno para la Iglesia de África eran los miércoles<br />

y los viernes, tuvo que ser predicado el día 17 (miércoles) 24 o<br />

el 19 (viernes) 25 .<br />

La tradición manuscrita de este sermón se apoya sobre todo<br />

en el códice Vaticano Latino 5758 del siglo vi-vil, en la Italia<br />

septentrional, con letra uncial y procedente del monasterio de<br />

Bobbio, pero que llegó a la <strong>Biblioteca</strong> del Vaticano el año<br />

1618 26 .<br />

24 AEBESMANN, R., Der Nutzen des Fastens (Augustínus-Verlag, Würzburg 1958).<br />

25 CAPELLI, A., Cronología, 6." ed. (Milano 1988), 44.<br />

26 LOWE, E.-A., Códices Latini antiquiores 1,36.

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