40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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466 La piedad con los difuntos XV, 18<br />
entre los vivos, sino porque se lo indicó Lázaro después de<br />
muertos, para que no resulte falso lo que dice el profeta:<br />
Abrahán no sabe de nosotros.<br />
CONCLUSIÓN: Cómo los muertos pueden saber<br />
lo que sucede aquí<br />
XV. 18. Así pues, hay que convenir que en realidad los<br />
muertos no saben lo que aquí sucede, en cuanto que está<br />
sucediendo aquí. Pero ellos sí pueden saberlo después, por<br />
aquellos que al morir van llegando de aquí hasta ellos; y no<br />
todas las cosas, sino aquellas que les son permitidas revelar a<br />
los que también se les permite recordarlas, y lo que conviene<br />
que sepan aquellos a quienes se las revelan. Los muertos también<br />
pueden saber por medio de los ángeles, prontos a ayudar<br />
en los asuntos que se desarrollan aquí, todo lo que Aquel a<br />
quien le están sometidas todas las cosas juzga que debe saber<br />
cada uno de ellos. En efecto, pues si no hubiese ángeles que<br />
pudiesen estar presentes en los lugares, tanto de los vivos<br />
como de los muertos, no hubiese dicho el Señor Jesús: Se<br />
murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.<br />
Luego pudieron estar tanto aquí como allí, porque llevaron<br />
desde aquí hasta allí al que Dios quiso.<br />
Los espíritus de los muertos pueden conocer también algunas<br />
cosas que suceden aquí, que es necesario que los difuntos<br />
las conozcan, y también a los que necesitan conocerlas, y no<br />
solamente cosas pasadas o presentes, sino también cosas futuras,<br />
revelándolo el Espíritu de Dios. Lo mismo que, mientras<br />
vivían aquí, no todos los hombres, sino los Profetas, conocían<br />
Lázaro indicante cognoscere, ne falsum sit, quod ait propheta: Abraham nesciuit<br />
nos.<br />
XV. 18. Proinde fatendum est nescire quidem mortuos quid hic agatur,<br />
sed dum hic agitur, postea uero audire ab eis, qui hinc ad eos moriendo<br />
pergunt, non quidem omnia, sed quae sinuntur indicare, qui sinuntur etiam<br />
ista meminisse, [651] et quae illos, quibus haec indicant, oportet audire.<br />
Possunt et ab angelis, qui rebus, quae aguntur hic, praesto sunt, audire aliquid<br />
mortui, quod unumquemque illorum audire deberé (606) iudicat, cui cuneta<br />
subiecta sunt. Nisi enim essent angelí, qui possent interesse et uiuorum et<br />
mortuorum locis, non dixisset Dominus lesus: Contigit autem mori inopem<br />
illum et auferri ab angelis in sinum Abrahae (Le 16,22). Nunc ergo hic, nunc<br />
ibi esse potuerunt, qui hinc illuc quem Deus uoluit abstulerunt. Possunt etiam<br />
spiritus mortuorum aliqua, quae hic aguntur, quae necessarium est eos nosse<br />
et quos necessarium est ea nosse, non solum praesentia uel praeterita, uerum<br />
etiam futura spiritu Dei reuelante cognoscere, sicut non omnes nomines, sed<br />
prophetae, dum hic uiuerent, cognoscebant, nec ipsi omnia, sed quae illis esse<br />
XV, 18 ha piedad con los difuntos 467<br />
no todas las cosas, sino aquellas que la providencia de Dios<br />
juzgaba que debían revelar. La Escritura divina atestigua que<br />
algunos de los muertos son enviados a los vivos, como, al<br />
contrario, Pablo, de los vivos, fue arrebatado al Paraíso. Ciertamente<br />
que el profeta Samuel, ya difunto, predijo a Saúl, vivo<br />
y todavía rey, las cosas futuras, aunque algunos creen que no<br />
fue él quien hubiera podido ser el evocado con las artes mágicas,<br />
sino que algún espíritu cómplice en obras tan malas<br />
simuló su imagen 19 , como el libro Eclesiástico, que se dice que<br />
escribió Jesús, hijo de Sirac, y por alguna semejanza de estilo<br />
se dice que es de Salomón, contiene en alabanza de los padres,<br />
que Samuel ya muerto profetizó 20 . Pero si se contradice a este<br />
libro por el canon de los Hebreos (porque no está en el de<br />
ellos), ¿qué tendríamos que decir de Moisés, el cual ciertamente<br />
está ya muerto en el Deuteronomio, y en el Evangelio, con<br />
Elias, que aún no ha muerto, se apareció a los vivos?<br />
reuelanda Dei prouidentia iudicabat. Mitti quoque ad uiuos aliquos ex mortuis,<br />
sicut e contrario Paulus ex uiuis in paradisum raptus est, diuina scriptura<br />
testatur (cf. 2 Cor 12,2). Nam Samuhel propheta defunctus uiuo regi Sauli<br />
etiam futura praedixit: quamuis nonnulli non ipsum fuisse, qui potuisset magias<br />
artibus euocari, sed aliquem spiritum tam malis operibus [652] congruentem<br />
illius existiment similitudinem figurasse (cf. 1 Reg 28,7ss): cum<br />
liber Ecclesiasticus, quem lesus filius Sirach scripsisse traditur et propter<br />
eloquii nonnullam similitudinem Salomonis pronuntiatur, contineat in laude<br />
patrum, quod Samuhel etiam mortuus prophetauerit (cf. Eccli 46,13). Sed si<br />
et huic libro ex Hebraeorum quia in eo non est canone contradicitur, quid de<br />
Moyse dicturi sumus, qui certe et in Deuteronomio mortuus et in euangelio<br />
cum Helia, qui mortuus non est, legitur adparuisse uiuentibus? (cf.<br />
Deut 34,5; Mt 17,3).<br />
19 «Pero si nos parece extraño —dice— que el espíritu maligno prediga cosas verdaderas<br />
a Saúl, también nos admiraremos de ver cómo los demonios reconocieron a<br />
Cristo, rechazado por los judíos. Pues cuando Dios quiere dar a conocer a alguno<br />
verdades concernientes a estas cosas temporales y pasajeras, aun sirviéndose de los<br />
espíritus infernales, no hay dificultad ni inconveniente en que El, todopoderoso y justo,<br />
a fin de adelantar el castigo a los que revela estos secretos con la previsión del mal que<br />
les amenaza, comunique a dichos espíritus con secreta operación de su providencia algo<br />
del arte de adivinar con que anuncien a los hombres lo que oyen a los ángeles. Pero<br />
oyen lo que les manda o permite el Señor y moderador de todas las cosas... Y aun en<br />
esto mezclan sus engaños, y la verdad que han podido conocer la comunican más con<br />
intención de engañar que de enseñar. Y así se explica que la figura de Samuel, al<br />
anunciar la muerte a Saúl, le añadió que estaría con él, lo cual es falso. Pues sabemos<br />
por el Evangelio que una gran distancia separa a los buenos de los malos, cuando el<br />
Señor manifiesta que se interpone un vasto abismo entre aquel rico orgulloso que estaba<br />
entre los tormentos del infierno y el mendigo cubierto de úlceras que yacía ante su casa<br />
y ahora gozaba de su descanso. Y tal vez las palabras de Samuel a Saúl: Tú estarás<br />
conmigo, indican no una igualdad de bienaventuranza, sino la igual condición en la<br />
muerte...» (también cabría considerar la aparición de Saúl como un fantasma surgido<br />
por arte diabólico) (De diversis quaestionibus ad Simplicianum 2,3,3).<br />
20 Sobre cuáles son los libros canónicos, cf. De doctrina christiana 2,8,13 y De octo<br />
Dulcitü quaestionibus 6,5, p.406-407; Retractaciones 2,4.