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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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442 La piedad con los difuntos II, 4<br />

parezcan duros y crueles a los ojos humanos, sin embargo,<br />

preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus fieles.<br />

Por consiguiente, todo lo tocante a las honras fúnebres, a<br />

la calidad de la sepultura o a la solemnidad del entierro, constituye<br />

más un consuelo de los vivos que un alivio de los difuntos.<br />

Si al hombre sin religión le sirve de provecho una costosa<br />

sepultura, al piadoso le sería una desventaja la ordinaria, o el<br />

no tener ninguna. Brillantes funerales a los ojos humanos le<br />

brindó la muchedumbre de sus servidores al famoso rico purpurado.<br />

Pero mucho más deslumbrantes ante el Señor le ofreció<br />

al pobrecillo ulceroso el ejército de los ángeles, quienes no<br />

lo colocaron en un alto y marmóreo túmulo, sino que lo depositaron<br />

en el regazo de Abrahán.<br />

De todo esto se burlan aquellos contra quienes he emprendido<br />

la apología de la ciudad de Dios. Sin embargo, también sus<br />

filósofos han mostrado desprecio por el cuidado de su sepultura.<br />

Y hasta ejércitos enteros, al entregar su vida por la patria<br />

terrena, no se preocupaban del lugar de su reposo, ni por qué<br />

fieras habían de ser devorados. Bien han podido decir algunos<br />

poetas con aplausos de sus lectores: «A quien le falta urna, el<br />

cielo le sirva de cobertura» 7 . ¡Tanto menos deben zaherir a los<br />

cristianos por los cadáveres insepultos cuanto que la restauración<br />

de su carne y de todos sus miembros está prometida no<br />

solamente a partir de la tierra, sino desde el seno más secreto de<br />

los demás elementos en que se hayan podido convertir los cadáveres<br />

al disiparse! En un instante volverán a su integridad.<br />

curado funeris, conditio sepulturae, pompa exequiarum, magis sunt uiuorum<br />

solada quam subsidia mortuorum. Si aliquid prodest inpio sepultura pretiosa,<br />

oberit pió uilis aut nulla. Praeclaras exequias ín conspectu hominum purpúrate<br />

illi diuiti turba exhibuit famulorum, sed multo clariores ín conspectu<br />

Dominí ulceroso illi pauperi ministerium praebuit angelorum, qui eum non<br />

extulerunt in marmoreum tumulum, sed in Abrahae gremium sustulerunt (cf.<br />

Le 19,19). Rident [627] haec üli, contra quos defendendam suscepimus ciuitatem<br />

Dei. Verum tamen sepulturae curam etiam eorum philosophi contempserunt,<br />

et saepe uniuersi exercitus, dum pro terrena patria morerentur, 095)<br />

ubi postea iacerent uel quibus bestiis esca fíerent, non curarunt, licuitque de<br />

hac re poetis plausibiliter dicere:<br />

cáelo tegitur, qui non habet urnam.<br />

Quanto minus debent de corporibus insepultis insultare christianis, quibus et<br />

ipsius carnis membrorumque omnium reformatio non solum ex térra, uerum<br />

etiam ex aliorum elementorum secretissimo sinu, quo dilapsa cadauera recesserunt,<br />

in temporis puncto reddenda et redintegranda promittitur! (cf.<br />

1 Cor 15,52).<br />

7 Este verso lo toma de LUCANO, Farsalia 7,819, donde glorifica a los muertos de la<br />

armada de Pompeyo.<br />

III, 5 La piedad con los difuntos 443<br />

SEGUNDA CUESTIÓN: Por qué es laudable la obra<br />

de misericordia: enterrar a los muertos<br />

III. 5. De lo dicho no se deduce que hayamos de menospreciar<br />

y abandonar los cuerpos de los difuntos, sobre todo los<br />

de los santos y los creyentes, de quienes se sirvió el Espíritu<br />

Santo como de instrumentos y receptáculos de toda clase de<br />

buenas obras. Si las vestiduras del padre y de la madre, o su<br />

anillo y recuerdos personales, son tanto más queridos para los<br />

descendientes cuanto mayor fue el cariño hacia ellos, en absoluto<br />

se debe menospreciar el cuerpo con el cual hemos tenido<br />

mucha más familiaridad e intimidad que con cualquier vestido.<br />

Es el cuerpo algo más que un simple adorno o un instrumento:<br />

for-ma parte de la misma naturaleza del hombre. De aquí que<br />

los entierros de los antiguos justos se cuidaran como un deber<br />

de piedad; se les celebraban funerales y se les proporcionaba<br />

sepultura. Ellos mismos en vida dieron disposiciones a sus<br />

hijos acerca del sepelio o el traslado de sus cuerpos. Se prodigan<br />

elogios a Tobías, que por enterrar a los muertos, según<br />

el testimonio de un ángel, alcanzó merecimientos ante Dios. Y<br />

el Se-ñor en persona, que había de resucitar al tercer día,<br />

elogia como buena la acción de aquella piadosa mujer, y quiere<br />

que sea divulgada como tal: el haber derramado el exquisito<br />

perfume sobre sus miembros con vistas a la sepultura. Con<br />

elogio se cita en el Evangelio a quienes pusieron delicadeza en<br />

bajarlo de la cruz, lo envolvieron respetuosamente y lo colocaron<br />

en el sepulcro.<br />

Todos estos textos, sin embargo, tan autorizados, no nos<br />

III. 5. Nec ideo tamen contemnenda et abicienda sunt corpora defunctorum<br />

maximeque iustorum atque fidelium, quibus tamquam organis et uasis<br />

ad omnia bona opera sánete usus est spiritus. Si enim paterna uestis et anulus<br />

ac si quid huius modi tanto carius est posteris, quanto erga parentes maior<br />

affectus, nullo modo ipsa spernenda sunt corpora, quae utique multo familiarius<br />

atque coniunctius quam quaelibet indumenta gestamus. Haec enim non<br />

ad ornamentum uel adiutorium, quod adhibetur extrinsecus, sed ad ipsam<br />

naturam hominis pertinent. Vnde et antiquorum iustorum fuñera<br />

offi[628]ciosa pietate curata sunt et exequiae celebratae et sepultura prouisa,<br />

¡psique, cum uiuerent, de sepeliendis uel etiam transferendis suis corporibus<br />

filíis mandauerunt (cf. Gen 23; 25,9-10; 47,30). Et Tobis sepeliendo mortuos<br />

Deum promeruisse teste angelo commendatur (cf. Tob 2,9; 12,12). Ipse<br />

quoque Dominus die tertio resurrecturus religiosae mulieris bonum opus praedicat<br />

praedicandumque commendat, quod unguentum pretiosum super membra<br />

eius effuderit atque hoc ad eum sepeliendum fecerit (cf. Mt 26,7). Et<br />

laudabiliter commemorantur in euangelio qui Corpus eius de cruce acceptum<br />

diligenter atque honorifice tegendum sepeliendumque curarunt (cf. lo 19,38).<br />

Verum istae auctoritates non hoc admonent, quod insit ullus cadaueribus

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