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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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404 Ocho preguntas de Dulcido VII, 1.2<br />

razón tenía yo cuando dije que nosotros debíamos considerar<br />

en este hecho sucedido la imagen simulada de Samuel como<br />

presentada por medio del ministerio maligno de la pitonisa<br />

para no prejuzgar otras investigaciones más cuidadosas, me lo<br />

ha hecho ver una investigación mía posterior, cuando encontré<br />

en el libro del Eclesiástico, donde son alabados los patriarcas<br />

por su orden, que el mismo Samuel fue alabado de tal modo<br />

que se dice que profetizó hasta después de muerto. Y si este<br />

libro es rechazado por parte de los hebreos, porque no está en<br />

el canon de ellos, ¿qué diremos de Moisés, del cual ciertamente<br />

se lee en el Deuteronomio que murió, y en el Evangelio que<br />

se apareció a los vivos en compañía de Elias que no murió?<br />

PREGUNTA SÉPTIMA:<br />

Dios SALVAGUARDÓ EL HONOR DE SARA<br />

1. La pregunta de Dulcido: ¿Cómo fue protegida Sara? Tu<br />

séptima pregunta es esta: «¿Cómo hay que responder a los que<br />

dicen que Sara no evitó el estupro, cuando está escrito que<br />

Abimelec fue apartado en sueños de su unión con ella, y que el<br />

Faraón la conoció?»<br />

2. La respuesta de San Agustín: Sara no fue deshonrada.<br />

Yo no veo cómo se puede decir que el Faraón conoció a<br />

Sara, porque la Escritura no nos obliga a creerlo. Sin duda que<br />

la tomó para esposa, y a continuación enriqueció a Abrahán<br />

con muchos regalos de los egipcios por causa de ella. Pero no<br />

maligno pythonissae ministerio praesentatam existimare deberé, ne inquisitionibus<br />

diligentioribus praescríbamus; mea posterior inquísitio declaravit, quando<br />

inveni in libro Ecclesiastico, ubi Patres laudantur ex ordine, ipsum Samuelem<br />

sic fuisse laudatum, ut prophetasse etiam mortuus diceretur (cf.<br />

Eccli 46,23). Sed sí ei huic libro ex Hebraeorum, quia in eorum non est<br />

canone, contradicitur; quid de Moyse dicturi sumus, qui certe et in Deuteronomio<br />

mortuus (cf. Deut 34,5), et in Evangelio cum Elia qui mortuus non est,<br />

legitur apparuisse viventibus? (cf. Mt 17,3).<br />

QUAEST I O VII<br />

1. Séptima tua propositio est: «Qualiter satisfaciendum sit eis qui dicunt<br />

Saram struprum non effugisse, cum dicat Abimelech ab eius conventione<br />

somnio esse revocatum (cf. Gen 20), et immíssum in eius copulam Pharaonem?»<br />

(cf. Gen 12).<br />

2. Quomodo dicant immissum in eius copulam Pharaonem, non video,<br />

cum ad hoc credendum Scriptura non cogat. Accepit enim eam quidem in<br />

uxorem, continuoque ditatus est Abraham multis Aegyptiorum muneribus<br />

VII, 2.3 Ocho preguntas de Dulcido 405<br />

está escrito que el Faraón durmió con ella y que se unió a ella,<br />

porque Dios, afligiéndole con muchos y grandes males, no permitió<br />

que hiciese tal cosa. En efecto, las mujeres que caían en<br />

gracia a los reyes para el matrimonio no se unían enseguida<br />

carnalmente con él. Antes, como leemos en el libro que se titula<br />

de Ester, eran mimadas durante algunos meses, y hasta todo un<br />

año, con ungüentos, esencias y aromas, como preparación para<br />

unirse con el cuerpo del rey. Por tanto, durante ese tiempo<br />

sucedió lo que está escrito, hasta que el Faraón, arrepentido y<br />

atemorizado, hubo devuelto la mujer a su marido.<br />

En cuanto a Abimelec, como se le prohibió en sueños tener<br />

comercio carnal con ella, por eso piensan, los que afirman que<br />

Sara no evitó el estupro, que el rey, como lo estaba soñando,<br />

solamente pudo dormir después de su concubinato. Incluso,<br />

según lo que he dicho antes, para no hablar del tiempo en que<br />

eran mimados los cuerpos de las mujeres destinadas al placer<br />

de los reyes, como si Dios no hubiese podido amonestarle en<br />

sueños antes de que conviviesen.<br />

3. Un caso reciente. Voy a contar lo que sucedió en<br />

Mauritania de Sítife. Realmente el Dios de los santos patriarcas<br />

es también el mismo Dios nuestro. Un joven catecúmeno, llamado<br />

Celticio ", raptó a una viuda que había hecho voto de<br />

continencia, para desposarse con ella. Antes de que se uniesen<br />

maritalmente, cargado de sueño y aterrado por los ensueños,<br />

la devolvió intacta al obispo de Sítife, que la reclamaba enér-<br />

propter illam; sed non scriptum est, quod cum ea Pharao dormierit, eique<br />

permixtus sit; quoniam Deus eum multis magnisque eladibus affligendo id<br />

faceré non permisit. Non enim placitae regibus ad coniugium feminae mox<br />

etiam carne copulabantur. Sed sicut legimus in libro qui praenotatur Esther,<br />

per aliquot menses, immo per totum annum, unguentis, pigmentís, aromatibus<br />

accurabantur earum corpora, priusquam corpori regio miscerentur (cf.<br />

Esth 2,12). Hoc ergo spatio facta sunt illa quae scripta sunt, doñee Pharao<br />

contritus et exterritus marito restituisset uxorem. Abimelech autem quoniam<br />

somnio est ab eius commixtione prohibitus ideo qui Saram struprum non<br />

vitasse contendunt, putant utique regem, ut somniaret, nonnisi post eius concubitum<br />

dormiré potuisse. Quasi vero, ut omittam tempus quo accurabantur,<br />

ut supra dixi, ad voluptatem regiam corpora feminarum, non potuerit Deus,<br />

priusquam convenirent, eum mergere in somnum, et admonere per somnium.<br />

3. Dicam quod factum est in Mauritania Sitifensi. Ñeque enim Deus<br />

sanctorum Patrum, non ipse est etiam Deus noster. Viduam in proposito<br />

continentiae constitutam Celticchius quídam catechumenus iu[166]venis rapuit,<br />

ut haberet uxorem. Antequam concumberent, pressus somno et territus<br />

17 En algunos manuscritos: Celtiquio, Celciquio, Celitiquio, Celtidio. En la Carta<br />

del Concilio Cartaginense el papa Celestino figura entre los obispos en el undécimo<br />

lugar. Cf. MIGNE, PL 40,165, nota 5.

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