40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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338 La adivinación diabólica<br />
SEGUNDA PARTE<br />
Enseñanza de San Agustín<br />
CAPITULO III<br />
EXPLICACIÓN DE LA ADIVINACIÓN DIABÓLICA<br />
III. 7. La naturaleza de los demonios 10 . La naturaleza<br />
de los demonios es tal que por la sensibilidad de los cuerpos<br />
etéreos son superiores fácilmente a la sensibilidad de los cuerpos<br />
terrenos. Además, por la rapidez debida a la movilidad<br />
superior del mismo cuerpo etéreo aventajan sin comparación<br />
no sólo a la carrera de cualesquiera hombres o fieras, sino<br />
hasta al vuelo de las aves ". Dotados de esta doble facultad en<br />
cuanto pertenece a un cuerpo etéreo, es decir, de la agudeza<br />
sensitiva y de la rapidez de movimientos, pueden predecir o<br />
anunciar muchos acontecimientos conocidos por ellos con<br />
anterioridad, los cuales causan admiración a los hombres debido<br />
a la torpeza de la sensibilidad terrena. Los demonios, por<br />
el tiempo tan largo que tienen de vida, han adquirido una<br />
experiencia de las cosas mucho mayor que la que pueden<br />
adquirir los hombres en la brevedad de su existencia. Por estas<br />
propiedades que la naturaleza del cuerpo etéreo ha recibido,<br />
los demonios no sólo predicen muchas cosas futuras, sino que<br />
hacen también muchas cosas extraordinarias 12 . Y como los<br />
III. 7. Daemonum eam esse naturam, ut aerii corporis sensu terrenorum<br />
corporum sensum facile praecedant, celeritate etiam propter eiusdem aerii<br />
corporis superiorem mobilitatem non solum cursus quorumlibet hominum uel<br />
ferarum, uerum etiam uolatus auium inconparabiliter uincant. Quibus duabus<br />
rebus, quantum ad aerium Corpus attinet, praediti, hoc est acrimonia sensus<br />
et celeritate motus, multo ante cognita praenuntiant uel nuntiant, quae nomines<br />
pro sensus terreni tarditate mi[604]rentur. Accessit etiam daemonibus per<br />
tam longum tempus, quo eorum uita protenditur, rerum longe maior experientia,<br />
quam potest hominibus propter breuitatem uitae prouenire. Per has<br />
efficacias, quas aerii corporis natura sortita est, non solum multa futura praedicunt<br />
daemones, uerum etiam multa mira faciunt. Quae quoniam homines<br />
10 Para San Agustín, después de darle muchas vueltas, no está claro eso de la corporalidad<br />
de los demonios. Ha recibido de la tradición esa mentalidad, expresada en<br />
todas las formas y culturas, donde las divinidades celestes están corporízadas, y los<br />
genios o démones son cuerpos aéreos y semiespirítuales a su servicio. Ver Nota complementaría<br />
n.20: Los démones, naturaleza de los demonios, p.901.<br />
11 San Agustín examina tres causas o facultades para adivinar: la agudeza sutil de los<br />
sentidos, la rapidez y celeridad, y la experiencia multisecular acumulada de los demonios:<br />
TERTULIANO, en Apologeticum 22,8, escribió: «Todo espíritu es alado-rápido. Los<br />
ángeles y los demonios. Así, en un momento están en cualquier parte. Su velocidad se<br />
cree divina, porque se desconoce su sustancia».<br />
12 Los demonios, como criaturas que son, están siempre subordinados a Dios y no<br />
pueden hacer nada sin su permisión. Pero como la naturaleza de los demonios, que son<br />
P.II. Capítulo 3 339<br />
hombres no tienen poder para predecir y hacer tales cosas,<br />
algunos creen que son dignos de que les sirvan, y de que les<br />
tributen honores divinos, sobre todo, estimulándoles el vicio<br />
de la curiosidad por mor de una felicidad falsa y terrena y de<br />
una superioridad temporal. En cuanto a los que se mantienen<br />
puros de estas concupiscencias, sin permitir que los engañen<br />
o embauquen los demonios, sino que buscan y desean un bien,<br />
que es siempre inmutable, con cuya participación sean felices,<br />
éstos consideran en primer lugar que a los demonios no hay<br />
que anteponerlos por eso de que sean superiores en agudeza<br />
sensorial de un cuerpo por supuesto etéreo, es decir, de un<br />
elemento más sutil, porque tampoco creen que entre los mismos<br />
cuerpos terrenos haya que anteponer los animales que<br />
presienten muchas cosas con mayor agudeza; por ejemplo, el<br />
perro sagaz, porque descubre con su olfato agudísimo a la<br />
fiera que se oculta, ofreciendo al hombre una especie de<br />
mando para cazarla, y ciertamente no por su alma más inteligente<br />
y desarrollada, sino por la agudeza sensorial de su cuerpo;<br />
o, si se prefiere, el buitre, porque vuela desde una lejanía<br />
insospechada sobre el cadáver abandonado; ni el águila, porque,<br />
se dice, volando en lo alto percibe desde tanta altura a un<br />
pez que nada bajo las aguas, y al descubrirlo, estrellándose en<br />
picado contra el agua, lo arrebata con las patas y garras "; ni<br />
dicere ac faceré non possunt, eos dignos quídam, quibus seruiant et quibus<br />
diuinos honores deferant, arbitrantur instigante máxime uitio curiositatis<br />
propter amorem felicitatis falsae atque terrenae excellentiae temporalis. Qui<br />
autem se ab his cupiditatibus mundant nec eis se ferendos rapiendosque<br />
permittunt, sed inquirunt et amant aliquid, quod eodem modo semper est,<br />
cuius participatione beati sint, primum considerant non ideo sibi praeponendos<br />
esse daemones, quod acriore sensu corporis praeualent, aerii scilicet, hoc<br />
est subtiliorís elementi, quia nec in ipsis terrenis corporibus bestias sibi praeponendas<br />
putant, quae acrius multa praesentiunt; uelut sagacem canem, quia<br />
latentem feram olfactu acérrimo sic inuenit, ut ad eam capiendam ducatum<br />
quendam homini praebeat, non utique prudenf5¿?5Jtiore intellectu animi, sed<br />
acutiore corporis sensu; uel uulturem, quia proiecto cadauere ex improuisa<br />
longinquitate aduolat; nec aquilam, quia sublimiter uolans de tanto interuallo<br />
natantem sub fluctibus piscem dicitur peruidere et grauiter aquis inlisa exertis<br />
espíritus aunque perversos, es superior a la naturaleza humana, pueden actuar e influir<br />
en lo que es inferior. Sin embargo, no basta esto, hace falta también un título o derecho<br />
para hacerlo. Como el hombre es administrador de la creación por voluntad de Dios,<br />
hace falta que Dios se lo permita y el hombre quiera, y para conseguir esto último el<br />
demonio actúa siempre con engaño. Cf. De Civ. Dei 9,18; De Trinitate 3,8,13. Además,<br />
por ser perversos, son inferiores a los ángeles buenos y a los servidores de Dios, santos,<br />
justos, cristianos fieles. No pueden nada por sí mismos.<br />
13 El espíritu de observación de San Agustín es tan fino como su penetración intelectual.<br />
Todo le interesa, y se maravilla de cuanto observa en la naturaleza, proclamando