40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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336<br />
La adivinación diabólica<br />
te, y demostraban que agradaban a Dios, puesto que el Omnipotente<br />
y justo permitía que se hiciesen. En cambio, si actualmente<br />
se hace alguno de los sacrificios prohibidos, clandestina<br />
e ilegalmente, no puede compararse con aquellos<br />
sacrificios pontificales, aunque sean tenidos como tales también<br />
los ritos nocturnos, siendo cierto que todos esos ritos<br />
están prohibidos y condenados como ilícitos por los mismos<br />
Libros Pontificales 8 .<br />
AGUSTÍN: Mi respuesta fue: ¿Por qué, entonces, Dios permite<br />
que se hagan, por ejemplo, tales ritos, si no menosprecian<br />
ninguna de esas malas acciones que se hacen contra la<br />
religión?, ¿y sobre todo cuando los que estiman mucho los<br />
Libros Pontificales se ven obligados a conceder que El tiene<br />
cuidado también de tales ritos, por lo que afirman que al estar<br />
prohibidos por esos libros, lo están ciertamente por orden<br />
divina? Y ¿cómo están prohibidos por orden divina, sino porque<br />
desagradan a Dios esos ritos que al prohibirlos ciertamente<br />
no sólo le desagradan, sino que manifiesta también que El<br />
se preocupa y no los tiene completamente en menos? De<br />
donde se deduce que Dios reprueba algunas cosas en cuanto<br />
Deo placeré demonstrabantur eo ipso, quod ab omnipotente ac iusto fieri<br />
sinebantur; si quid autem nunc prohibitorum sacrificíorum fit occulte atque<br />
inlicite, non est illí pontificali sacrificíorum generi conparandum, sed in eodem<br />
deputandum, quod etiam nocturno fit tempore, cum haec omnía inlicita ipsis<br />
pontificalibus libris certum sit prohiben atque damnari. Hic respondi: Cur<br />
ergo uel talia permittit Deus fieri, si nihil eorum malefactorum contemnit,<br />
quae contra religionem fiunt, cum praesertim haec eum curare hinc etiam<br />
cogantur concederé, qui pontificales libros magni aestimant, quod ea, quae his<br />
libris prohibentur, utique diuinitus prohiben asserunt? Quomodo ergo diuinitus<br />
prohibentur, nisi quia displicent Deo, quae utique prohibendo non solum<br />
sibi displicere, uerum etiam curare se ostendit ñeque omnino contemnere?<br />
Vnde colligitur, quod Deus aliquid et improbet iustus et (584) tamen<br />
permittat omnipotens.<br />
y del Colegio Pontificio, y las normas y fechas para celebrar los cultos idolátricos. El<br />
Libro de formularios o Indigitamenta de preces, nombres de los dioses y ceremonias para<br />
honrarlos. Libros de los ritos o prescripciones rituales. Libros de documentos e interpretaciones<br />
de las leyes. Libro de Fastos consulares y triunfales. Y Libro de los Anales o<br />
sucesos más notables redactados por el Pontífice Máximo. Luego con los historiadores<br />
del Imperio se suprimieron por innecesarios. Pero de todos los antiguos se hizo un<br />
resumen en ochenta libros, llamados Pontificales, a los que aquí parece referirse.<br />
8 A San Agustín le tocó liquidar las costumbres paganas (sacrificios, gestos, dichos,<br />
etcétera, que de joven había conocido) y proponer privada y públicamente las expresiones<br />
de la fe cristiana. Por otra parte, la legislación imperial contra toda manifestación<br />
idolátrica no podía suprimir de hecho la mentalidad, el culto y las variadas manifestaciones<br />
milenarias de idolatría, tan metidas en la vida social, familiar e individual; para<br />
conseguir una transformación tan profunda y extensa hace falta tiempo, educación y<br />
paciencia colaborando con la pasroral de la Iglesia, y San Agustín lo sabe, y se esfuerza<br />
en ayudar e intervenir cuando es necesario (cf. Epístolas 16,4; 50; 91, etc.).<br />
P.í. Capítulo 2 337<br />
que es justo, aunque permita otras en cuanto que es omnipotente.<br />
Conclusión<br />
6. Resumen y enunciado. Después de estas explicaciones,<br />
nos pusimos de acuerdo en que no había que juzgar una<br />
cosa como justa y buena porque el Omnipotente la permita,<br />
aunque le desagrade; y que había que defender igualmente que<br />
esas malas obras que se hacen contra la religión por la que<br />
Dios es adorado, y que desagradan a Dios en cuanto que es<br />
justo, son permitidas también por El en cuanto que es omnipotente<br />
por sus justos designios.<br />
Enunciado de una nueva cuestión. Pero vengamos a tratar<br />
otro tema: ¿De dónde vienen las adivinaciones, ya de los demonios,<br />
ya de cualesquiera que sean esos que los paganos<br />
llaman dioses?<br />
Parece claro que se ha de examinar esta cuestión para que<br />
sean considerados buenos esos prodigios, no precisamente<br />
porque el Omnipotente permite que se hagan, sino porque son<br />
tan extraordinarios que parece que no pueden ser atribuidos<br />
sino al poder de Dios 9 .<br />
Respuesta de Agustín. Entonces prometí responder a esta<br />
cuestión después, porque en aquel momento me urgía ya la<br />
hora de volver al pueblo. Y, en cuanto se me ha ofrecido un<br />
tiempo para escribir, no me he descuidado ni en rehacer todo<br />
aquello, ni en añadir todo lo que sigue.<br />
[603] 6. Haec cum dicta essent, concessum est non ideo putandum<br />
aliquid iuste ac bene fieri, quia id Deus, cum haec prohibenda curet, fieri<br />
tamen sinit, fatendumque esse etiam illa mala, quae contra religionem, qua<br />
Deus colitur, fiunt, et displicere Deo iusto et ratione iudicii eius ab omnipotente<br />
permitti; sed aliud iam esse tractandum, unde sint diuinationes nel<br />
daemonum uel quilibet flli sint, quos déos pagani uocant; uidendum enim<br />
esse, ne forte non quidem propterea haec bona putanda sint, quia ea fieri<br />
permittit omnipotens, sed ideo, quia tam magna sunt, ut nonnisi Dei potentiae<br />
tribuenda esse uideantur. Ad hoc me postea responsurum esse promisi, quoniam<br />
tune hora prodeundi ad populum iam nos urguebat, nec distuli, cum<br />
spatium datum est scribendo, et illa retexere et ista subtexere.<br />
Tanto San Agustín como sus contradictores no ponen en duda la realidad de esas<br />
adivinaciones. Pero aquí trata de buscar una explicación, y comienza por admitirlas. Por<br />
otra parte, era opinión común en toda la antigüedad cristiana. San Agustín admite dos<br />
clases de adivinación: la profética, que viene de Dios, es veraz y se cumple; y la diabólica,<br />
que viene de los demonios, es falaz y superchería para embaucar a los hombres, y que<br />
hay que evitar (cf. De Ordine 2,9,27). Y analiza el problema.