40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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326 La adivinación diabólica<br />
logrado lo siguiente: el libro 3, que anuncia catástrofes, es considerado<br />
como el más antiguo, menos el proemio, que es más<br />
tardío; y, por lo tanto, es primitivo y pagano, de un autor sobre<br />
el año 140 a. de C. en Egipto. Los libros 3, 4 y 5 son de origen<br />
judío, con ligeros retoques cristianos posteriores. El libro 4<br />
parece del tiempo de Nerón, por la leyenda sobre él y porque<br />
alude a la destrucción de Jerusalén en el año 700. El libro 5 es<br />
del tiempo de Marco Aurelio, con interpolaciones posteriores.<br />
Los libros siguientes, si no son de época cristiana, están muy<br />
influidos por ella, como ocurre con los libros 1 y 2, que tienen<br />
unidad con las predicciones apocalípticas, el nombre, origen y<br />
vida mortal de Cristo del libro 1, y el juicio final de Cristo<br />
mayestático en el libro 2, y parece que su redacción es hebrea<br />
con interpolaciones cristianas. El libro 6 es de origen gnóstico<br />
con su himno a Cristo del siglo n, o del siglo i para el texto<br />
citado por vez primera como acróstico por Lactancio. El libro 7<br />
es de la mitad del siglo n o ni, especialmente gnóstico. El libro<br />
8 se refiere a la vida y liturgia cristianas y es claramente<br />
cristiano, menos la primera parte, que es de la segunda mitad<br />
del siglo II, y es aprovechado sobre todo por Lactancio y Commodiano.<br />
Los libros restantes, 11, 12, 13 y 14, fueron descubiertos<br />
el año 1877 por el Card. A. Mai y carecen de interés<br />
histórico porque son posteriores, de finales del siglo IV. El 12<br />
se refiere al nacimiento de Cristo en el reinado de Augusto; el<br />
libro 13, a las actuaciones de los emperadores ante el cristianismo,<br />
como Decio. Todo lo cual hace pensar en una composición<br />
judía con interpolaciones cristianas.<br />
La importancia que esta Colección de los Oráculos ha<br />
tenido en la crítica histórica y literaria del siglo xix ha sido<br />
importante, pero doctrinalmente no aporta nada que no esté<br />
más o menos recogido en los apócrifos del A. Testamento y en<br />
Contra Apionem de José. Reflejan más bien la mentalidad y el<br />
conocimiento medio de los círculos semicultos y de la teología<br />
popular de los apócrifos del N. Testamento, que continuarán<br />
las Gesta Martyrum.<br />
Sin embargo, la abundancia de citas que hacen los primeros<br />
apologistas demuestra que tanto el mundo helénico como<br />
el bárbaro no eran cerrados, sino permeables a la revelación;<br />
y que la sabiduría griega tenía un conocimiento directo de los<br />
libros inspirados del judaismo; y, por tanto, los Oráculos de las<br />
Sibilas ayudan a comprender mejor los métodos e influencia<br />
del proselitismo judío. Luego, con Lactancio, estos Oráculos<br />
son profundamente cristianizados y forman parte esencial del<br />
apologismo, sobre todo de su escatología y de su angelología,<br />
que están dependiendo estrechamente de esta Colección.<br />
Introducción 327<br />
De todas formas, la figura y la influencia de este personaje<br />
de las sibilas ha estado muy presente, sobre todo en la Edad<br />
Media, así en la Escolástica 88 , la Liturgia con el «Dies irae...<br />
cum Sybilla...», la imaginación popular en el arte arquitectónico<br />
y estatuario, la pintura, v.gr. en la Capilla Sixtina, donde<br />
Miguel Ángel colocó diversas sibilas al lado de los profetas del<br />
A. T.; Rafael en la galería romana de Santa María de la Pace<br />
en 1591, o en El Escorial, donde están también representadas<br />
89 ; en la literatura con Dante, y luego Calderón de la Barca,<br />
etcétera.<br />
En conclusión: esta Colección recoge los Oráculos, principalmente<br />
de las diez sibilas, en quince libros guardados en el<br />
Capitolio por los decemviri o quindecimviri sibillyni, sacerdotes<br />
para su custodia e interpretación, y que son los Libri Sibyllini.<br />
En esta Colección se distinguen tres clases de Oráculos<br />
sibilinos: la primera la componen los libros formados antes de<br />
Cristo y adquiridos por Tarquinio a la Sibila Cumana por<br />
300 áureos y guardados en el Capitolio. La segunda clase la<br />
forman los libros compuestos con los fragmentos de Oráculos<br />
recogidos en Grecia, Italia y otras regiones, traídos todos a<br />
Roma y reunidos sobre todo por Varrón, Cicerón, Virgilio,<br />
Plutarco y otros escritores. La tercera clase la forman los libros<br />
de Oráculos de la llamada <strong>Biblioteca</strong> de los Padres, reunidos<br />
en el siglo n d. de C. El conjunto de todos los libros forma<br />
la Colección de los Libros u Oráculos Sibilinos, encomendada a<br />
la custodia del Pontífice Máximo, que con los sacerdotes sibilinos<br />
o los quindecimviri, en total, estaban encargados de guardarlos,<br />
estudiarlos e interpretarlos; a la vez que sacrificaban<br />
para aplacar a los dioses. Y vivían en el Capitolio (MARIANO<br />
COSTA, Las Sibilas, oráculos divinos entre los gentiles [Barcelona<br />
1846]; cf. AHGIDIUS FORCELLINI, Lexicón totius Latinitatis<br />
[Bononia 1965], Sibylla, Sibyllini).<br />
88 STUS. THOMAS, Summa theol. II-II, q.2, a.7 ad 3um.<br />
8 * AEONI YANKO, El Escorial esotérico y hermético (Ed. Bitácora, Madrid 1990), 62-63.