40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
318<br />
La adivinación diabólica<br />
que si, según los doctos, los demonios tienen cuerpo aéreo,<br />
pueden sufrir el fuego; si no tienen cuerpo, sufrirían al menos<br />
el fuego del infierno. El alma del hombre, que es incorpórea,<br />
sufre por el cuerpo; así los espíritus malos, pero con un modo<br />
admirable e inefable 63 .<br />
Repasando todo lo anterior, recoge en la Ciudad de Dios lo<br />
que traen Apuleyo, Platón, Porfirio sobre los demonios, que<br />
con el paganismo admiten demonios buenos y demonios malos,<br />
mientras que la Escritura santa únicamente habla de demonios<br />
malos. Estudia la sabiduría y la felicidad de estos ángeles<br />
caídos antes de pecar, y concluye que el diablo desde el<br />
principio de su creación no permaneció en la verdad; por lo<br />
tanto, nunca fue feliz con los ángeles santos, rebelándose contra<br />
su Creador por soberbia, y por ello es falso y falaz, que<br />
desde que fue creado rehusó la justicia. Con todo, no se puede<br />
decir, como querían los maniqueos, que desde el principio su<br />
naturaleza ha sido mala, sino que no permaneció en la verdad<br />
M .<br />
Sexto: La acción o el imperio del diablo. En cuanto a la<br />
acción, imperio o reino del diablo, la vida cristiana es una lucha<br />
permanente contra él, porque el hombre por el pecado original,<br />
desde la generación 65 , ha quedado de alguna manera bajo su<br />
esclavitud, y tiene que sacudirla con la ayuda de la gracia de<br />
Cristo. Por eso San Agustín llama al demonio «príncipe de todos<br />
los pecadores» 66 , y dice: por el pecado de Adán todos<br />
han caído bajo la tiranía del diablo 67 ; y en este sentido la «ciudad<br />
del demonio se opone a la Ciudad de Dios» 68 . Lucha<br />
que se caracteriza, en particular, por el esfuerzo del diablo en<br />
mantener al hombre en la ignorancia y en el error, apartándolo<br />
de la verdad 69 y del bien 70 . Para seducir llega hasta fingirse<br />
ángel de luz; nadie más astuto para fingir que el diablo 71 , que<br />
llega hasta fingir y hacer creer que no existe, y a realizar mila-<br />
"' De Ctv. Dei 21,10,2,1-2.<br />
64<br />
De Civ. Dei 9,13 y 15; 11,23. San Agustín no tiene en cuenta las fábulas y mitos<br />
de los apócrifos (cf. De Civ. Dei 15,23,4; cf. ibid., 3,5), aunque habla de los gigantes,<br />
silvanos, faunos amorosos (ibid., 15,22-23, donde habla también de los espíritus íncubos-súbcubos;<br />
cf. ibid., 18,38; Quaest. in Heptat. 1,3; Enchir. 28). Rechaza la posibilidad<br />
de arrepentirse y de hacer penitencia (cf. Commonit. ad error. Orig. et Priscilian.) y<br />
sostiene que el fuego no es diuturno, sino eterno (cf. Ad Orosium 5,5; 6,7). El hombre<br />
ha sido reconciliado por el Redentor, los ángeles malos no, porque su prevaricación fue<br />
voluntaria y espontánea (cf. In Gal. expoútio 24).<br />
65<br />
De nupt. et concup. 2,5.<br />
66<br />
De Gen. ad litt. 11,24-25.<br />
67<br />
De Trinit. 13,12.<br />
68<br />
De Civ. Dei 14,18; 21,1.<br />
69<br />
Ibid., 9,18.<br />
70<br />
Enchir. 60.<br />
71<br />
De Gen. ad litt. 12,13,28.<br />
Introducción 319<br />
gros . Envidiosos de que los hombres puedan salvarse y ser<br />
felices para siempre, su malicia los lleva a oponerse cuanto<br />
puedan a la unión del hombre con Dios y al reconocimiento<br />
de la creación y del mundo en todas sus dimensiones, individual,<br />
social, privada y públicamente a Cristo-Redentor-Salvador-Mediador.<br />
Ellos inspiran y atizan los ambientes hostiles a la<br />
fe. Pero no hay que tenerles miedo, porque nada pueden, si<br />
Dios no se lo permite, y sólo les permite tentar con medida ".<br />
«Puede ladrar, puede solicitar, pero no puede morder sino al<br />
que quiera. Hace daño no obligando, sino persuadiendo; no<br />
nos arranca el consentimiento, sólo lo pide, y a veces lo exige<br />
con insolencia, porque, en realidad, no puede nada, ya que ha<br />
sido vencido definitivamente por Cristo-Mediador, como verdadero<br />
David que mató al Goliat por su Cruz» 74 . Sin embargo,<br />
hay que defenderse de ellos continuamente con las armas que<br />
Cristo dio a su Iglesia; la liturgia, los sacramentos, la oración,<br />
mortificación, sacramentales, buena formación teológica, etc.<br />
Los demonios, como son mentirosos desde el principio, instigan<br />
contra la verdad y provocan el error y las persecuciones contra<br />
la verdad y el bien, contra la virtud y la justicia. Por lo tanto, en<br />
toda la influencia de los demonios está presente la causa u origen<br />
del mal entre los hombres. Y San Agustín en este tema, al<br />
refutar el dualismo maniqueo, profundiza en la causa y encuentra<br />
que está en la voluntad perversa del diablo y de sus ángeles<br />
perversos y perversores que inducen con engaño a los hombres<br />
para que acepten el error como verdad, el mal como bien;<br />
pero el sacrificio de Cristo ha borrado «el protocolo» o documento<br />
de dominio y abuso de poder del diablo que exigía<br />
como un déspota «sus justos derechos» desde la caída de Adán,<br />
y ha devuelto al hombre su primitivo derecho y la responsabilidad<br />
de su destino. Expresión de esta importantísima tarea de<br />
la humanidad y de cada hombre es la apología genial de La<br />
Ciudad de Dios. Finalmente, en relación con los dioses que<br />
se identifican con los demonios, San Agustín lo atribuye a los<br />
Platónicos 75 . En sus escritos antimaniqueos se refiere a las fábulas<br />
y mitos, descubriendo la no sustancialidad del mal 76 .<br />
También hay que tener en cuenta la influencia que en los<br />
siglos ni y iv, y por lo tanto en San Agustín, tiene «la literatura<br />
72<br />
De Civ. Dei 21,16; De Trinit. 4,11.<br />
7<br />
» Enarrat. in Ps. 61,20; In Ps. 29,6; ln Ps. 55,20.<br />
74<br />
Sermo 37,6-7 del Apéndice: PL 39,1820.<br />
75<br />
De Civ. Dei 9,15 y 23; 10,26 y 29; sobre todo Porfirio y Apuleyo; cf. Confess.<br />
10,42,67.<br />
76<br />
De Gen. c. manich. 2,14,206-207; De morib. Eccl. cath. et de moribus manich.;<br />
Contra paustum.