40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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310<br />
La adivinación diabólica<br />
to, arrojando a Satán y sus ministros de los hombres y del<br />
mundo, hasta que al final de los tiempos haga la separación de<br />
los buenos con los ángeles de Dios en su reino, y de los malos<br />
con Satanás y sus ángeles al fuego eterno reservado para los<br />
demonios y sus seguidores 25 . Cristo ha revelado muy claramente,<br />
sobre todo en San Juan, la existencia de los ángeles buenos<br />
y de los ángeles malos, su origen, su naturaleza, su actividad y<br />
su destino. Por la venida de Cristo al mundo, el juicio contra<br />
Satanás, tentador, homicida, padre de la mentira y de la muerte,<br />
ha comenzado, y ha sido echado fuera; el Señor ha luchado<br />
contra él y su reino y lo ha vencido por su Pasión y Resurrección,<br />
y ha sido condenado al infierno como responsable, porque<br />
«Satanás es la mejor naturaleza creada y la peor voluntad<br />
libre, el ángel apóstata». Sin embargo, Dios permite que la acción<br />
de los demonios siga en este mundo hasta el final de los<br />
tiempos como lucha continua, pero que se oculta para seducir<br />
de diversas formas: poder, ambición, riqueza, progreso, persecución,<br />
violencia, y sobre todo con su estrategia diabólica que<br />
es la insidia, como asedio, provocando inquietud y miedo con<br />
ruidos, golpes, figuras, sensaciones, humo, etc.; como obsesión,<br />
con ataques personales, injurias, daños físicos, etc.; como posesión,<br />
con tiranía del hombre en sus facultades físicas, diferentes<br />
trucos como milagros aparentes, comunicación por fenómenos<br />
de magia y espiritismo...; y el método más frecuente y continuo<br />
con todos es el de la tentación o solicitación al mal que abarca<br />
a todos los hombres.<br />
San Agustín lo explica de este modo: «Nuestra vida presente<br />
no puede existir sin tentación, porque nuestro provecho se<br />
obtiene a través de la tentación, ya que nadie se conoce a sí<br />
mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no vence, ni<br />
puede vencer si no pelea, ni puede pelear si no tiene un enemigo<br />
y unas tentaciones» 26 . Pero el tentar del diablo es siempre<br />
malicioso y perverso, porque lo hace por odio a Dios y a<br />
la Bondad, y al hombre para separarlo de Dios y perderlo,<br />
siempre hasta donde Dios se lo permita. Puesto que «el diablo<br />
es cierto poder —dice San Agustín—, sin embargo, las más de<br />
las veces quiere hacer daño y no puede, porque ese poder está<br />
bajo otro poder... ya que quien da la facultad al tentador, da<br />
también la misericordia al que es tentado. Han limitado al<br />
diablo los permisos para tentar» 27 . Es decir, todo el poder del<br />
diablo es poder de criatura, poder controlado.<br />
25 Sap 2,24; cf. Gen 3; lo 8,44; Apoc 12,9; 20,2.<br />
26 S. AUGUSTINUS, Enarrat. in Ps. 60,3.<br />
27 Ibid., De sermone Domini in monte 2,9,34.<br />
Introducción 311<br />
En consecuencia, hay que evitar cuidadosamente los extremos:<br />
primero, el demonismo excesivo, porque está perfectamente<br />
vigilado; segundo, la ingenuidad diabólica de creer que<br />
no existe, y que por tanto no actúa, como si fuese un mito de<br />
culturas poco desarrolladas. Hay que ser muy cautos para<br />
interpretar fenómenos paranormales que tienen origen en causas<br />
naturales, y fiarse de la seriedad y rigor de la Iglesia.<br />
Porque es un hecho que el mal ronda al hombre, porque le<br />
ronda su propagador «como león rugiente» 28 . Y la Cruz de<br />
Cristo es la garantía para vencer el poder personal del maligno<br />
que lucha contra Dios en el hombre.<br />
Aplicación. La aplicación de la doctrina de Jesús sobre los<br />
demonios se ve claramente en los Hechos de los Apóstoles y en<br />
todos los acontecimientos de la Historia de la Iglesia, especialmente<br />
en los viajes de San Pablo, en sus Cartas, sobre todo en<br />
la Carta a los E/esios 29 , donde habla del «genio de este mundo,<br />
siguiendo al jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu<br />
que ahora actúa eficazmente en los rebeldes»; y 50 : «Poneos las<br />
armas para resistir a las estratagemas del diablo, príncipe de<br />
este mundo, porque nuestra lucha no es entre hombres de carne<br />
y hueso, sino la del cielo contra las soberanías, contra las<br />
autoridades, contra los jefes que dominan en estas tinieblas,<br />
contra las fuerzas espirituales del mal». En los Colosenses, donde<br />
analiza y rebate toda la cosmología judía y pagana, que defendía<br />
la relación de los cristianos con los poderes cósmicos o<br />
elementos del mundo, las leyes e influjo de los astros y determinismo,<br />
y ángeles, debido a una determinada filosofía, convencidos<br />
de que a través de los principados y potestades viene al<br />
encuentro la plenitud de la divinidad ". En 1 Corintios u ;<br />
«cuando (el Mesías) entregue el reinado a Dios Padre, cuando<br />
haya aniquilado toda soberanía, autoridad y poder. Porque su<br />
reinado tiene que durar hasta que ponga a todos sus enemigos<br />
bajo sus pies». Y en 2 Corintios ": «Satanás, padre de las tinieblas,<br />
se disfraza de mensajero de la luz». San Pablo ha visto en<br />
la idolatría del paganismo un culto a los demonios, ofreciéndoles<br />
sacrificios en vez de hacerlo al verdadero Dios. El causante<br />
28 1 Petr 5,8-9,<br />
2 ' Eph 2,1-3 y 6,11-12; cf. 1 Petr 5,8.<br />
50 Ibid. Frente a los cristianos, que daban demasiada importancia a los seres intermediarios:<br />
ángeles, demonios, atribuyéndoles una especie de poder especial sobre el<br />
universo, San Pablo pone en evidencia que Cristo es el único Mediador, la supremacía<br />
radical de Cristo, el «proyecto» de Dios, antes secreto y ahora revelado: Recapitular<br />
todas las cosas en Cristo, las del cielo y las de la tierra (Eph 1,3,10).<br />
31 Col 2,9-20.<br />
n 1 Cor 15,25.<br />
" 2 Cor 11,14.