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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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306<br />

La adivinación diabólica<br />

Israel, en el A. Testamento no se habla casi de ese personaje<br />

misterioso llamado diablo o demonio. Aunque siempre se está<br />

refiriendo a su existencia como a seres malos y personales que<br />

existen desde el principio; pero se evita nombrarlos con sumo<br />

cuidado para apartar al pueblo del politeísmo, y se hace más<br />

frecuente hablar de ellos al contacto con la cultura persa.<br />

Según esto, en el A. Testamento hay que distinguir la larga<br />

etapa hasta la cautividad de Babilonia, y la etapa desde la<br />

cautividad.<br />

La etapa hasta la cautividad. En esta larga etapa hasta el<br />

año 586 a. de C. se habla de poderes y espíritus malos, no de<br />

ángeles caídos. Así, el tentador de Eva y Adán interviene bajo<br />

la figura de serpiente como espíritu del mal que sugiere la<br />

desobediencia al mandato de Dios 7 ; y por su modo de obrar<br />

ladino, engañador, y por el castigo que recibe, se ve que es la<br />

figura y personificación, bien literal, alegórica, mítica, etc., del<br />

maligno, que con tenacidad será llamado demonio o diablo.<br />

Esta personificación del maligno en la serpiente que engaña y<br />

roba la felicidad a los primeros hombres está por primera vez<br />

en la Sagrada Escritura; y cuando se habla de la serpiente en<br />

la literatura y mitos de otros pueblos, como el persa, etc., lo<br />

hacen por influencia y tradición judía. En todo el Pentateuco<br />

ya no se hace mención del tentador ni de los espíritus caídos,<br />

para evitar el politeísmo, que personifica a multitud de dioses<br />

en los otros pueblos, en especial entre los persas en Babilonia,<br />

para quienes los demonios son los espíritus del mal, y una<br />

parte de su religión consistía en tenerlos propicios por medio<br />

de la magia y de los sacrificios s .<br />

En el libro de Job, o en el Protozacarías 3 si es anterior,<br />

se nombra por primera vez a Satán como enemigo, perseguidor<br />

y agente del mal, que aparece entre los ángeles, pero<br />

subordinado a Jehová, como una figura ya bien conocida por<br />

el acusador, el tentador. Es envidioso de la inocencia de Job<br />

y quiere probarlo con el permiso de Dios; es un ángel malo,<br />

enemigo del hombre, pero sometido a Dios aun como principio<br />

del mal.<br />

La segunda etapa desde la cautividad. En Tobías 9 se<br />

habla del demonio Asmodeo, personificando la concupiscencia,<br />

enemigo, malvado y alejado al desierto por el ángel Rafael<br />

para que no haga daño 10 . Satán como agente del mal es nom-<br />

7 s Gen 3,13-15; cf. Sap 2,24; lo 8,44; Apoc 12,9; 20,2.<br />

^ LAGRANGE, Eludes sur les religions sémitiques, 2." ed. (París 1905).<br />

]o Tob 3,8; 6,14; 7,11; 8,12.<br />

Ibid., 6,5,8,15-19; 8,2-3; 12,3,14.<br />

Introducción 307<br />

brado cuatro veces: en Samuel n como enemigo de Dios y<br />

acusador de su pueblo Israel; en el Eclesiástico u como el<br />

maldito que por propia voluntad está en la impiedad; el profeta<br />

Zacarías 13 ve en visión al ángel de Jehová y a Satán<br />

enemigo y acusador de Judá; en la Sabiduría (siglo m-i a.C.) M<br />

el diablo es quien por envidia introduce la muerte en el mundo,<br />

en clara relación con la serpiente tentadora del Génesis<br />

que trajo la ruina a la humanidad 15 ; y las alusiones simbólicas<br />

como la serpiente, el dragón, sobre todo en Eclesiástico y<br />

Sabiduría, libros próximos a la era cristiana, identifican claramente<br />

al tentador con el diablo, aunque solamente los Setenta<br />

hablan de diablo 16 . Sin mencionarlo, está muy clara desde un<br />

principio la influencia decisiva de este personaje siniestro en<br />

los albores de la humanidad. Además, su comportamiento<br />

práctico descubre su personalidad: se trata de una criatura<br />

enemiga de Dios, dotada de ciencia y habilidad superior al<br />

hombre, que aprovecha el momento con astucia envidiosa de<br />

la felicidad humana para arrebatar con engaño el privilegio<br />

divino de la inmortalidad 17 . Su odio contra Dios lo arrastra a<br />

hacer todo el mal de que es capaz en la obra de Dios, destruyendo<br />

la armonía entre el Creador y su criatura, entre el hombre<br />

y la creación, entre la carne y el espíritu dentro del hombre<br />

mismo. Como mentiroso y engañador es castigado y<br />

maldito y, a pesar de su triunfo aparente, al final será vencido<br />

por un descendiente de la humanidad 18 .<br />

Esta victoria sobre Satán es el objeto de la Revelación del<br />

Nuevo Testamento. En el N. T. se ve muy claramente la identidad<br />

del personaje en la serpiente del Génesis 19 y del gran<br />

dragón o antigua serpiente que se llama diablo y Satán en el<br />

11 2 Sam 24,1.<br />

12 Eccl 21,30.<br />

" Zach 3,1,2.<br />

14 Sap 2,24.<br />

15 Gen 3,19.<br />

16 1 Cron-Par 21,1.<br />

17 Sap 2,24.<br />

ls En 1 Mach 1,36 «mal satán», y en Num 22,22.32; y el que sugiere el daño a otro,<br />

cf. 2 Sam 19,23; 16,10s; Eccl 25,24. En el N. Testamento como adversario, cf. Me 8,33;<br />

Mt 16,23. Los Setenta traducen Satanás por diablo o ángel malo, y ángeles por hijos de<br />

Dios, cf. Gen 6,2, que son seducidos por la belleza de las hijas de los hombres, y tienen<br />

con ellas a los gigantes, cf. De Cív. Del 15,23; pero aquí, como la incorporalidad de los<br />

ángeles hace imposible la relación carnal, se ve que este relato tiene el cuño de un mito<br />

pagano, como la mezcla de los setitas (hombres piadosos) con los cainitas (hombres<br />

perversos). Los ángeles como hijos de Dios aparecen en lob 1,6; 2,1; en Ps 38,1 y 89,7;<br />

y en Dan 3,9 como los ángeles buenos, espíritus puros, fieles servidores de Dios, en<br />

oposición a los ángeles caídos o ángeles malos. Tradición bíblica y judía continuada en<br />

los escritos de Qumrán.<br />

" Gen 3,1 y 3,14.

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