40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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274 Ochenta y tres cuestiones diversas<br />
cosas de las que es superior, unas veces actúa en función del<br />
derecho privado y otras veces se ve obligada a actuar en conformidad<br />
con el derecho público. Porque el todo es más importante<br />
que la parte, por eso aquello que hace en función del<br />
derecho privado en tanto se le permite hacerlo en cuanto lo<br />
permite la ley natural.<br />
Pero toda alma es de una piedad tanto más depurada cuanto<br />
menos complacida en su interés personal, y considera la ley<br />
natural y se somete a ella con devoción y de buen grado.<br />
Porque la ley natural es la sabiduría divina. En cambio, cuanto<br />
más se complace en su propio interés, y olvidando a Dios que<br />
gobierna todas las almas útil y saludablemente, ella pretende<br />
ser como Dios para sí misma y para otros cuantos pudiere,<br />
prefiriendo su poder personal sobre sí y sobre las almas al<br />
poder de Dios sobre todos, tanto más se envilece, y tanto más<br />
se ve obligada a servir a las leyes divinas como un derecho<br />
público 716 .<br />
En consecuencia, también, cuanto el alma humana, abandonando<br />
a Dios, se llegare a complacer en sus propios honores<br />
o en su poder personal, tanto más se somete a tales potestades<br />
que gozan de su autonomía propia y codician ser honradas por<br />
los hombres como dioses. A las cuales la ley divina permite<br />
con frecuencia que a quienes se les han sometido según sus<br />
propios méritos, les concedan en la esfera de su autonomía<br />
propia incluso algo prodigioso para hacer ostentación en esas<br />
cosas en las cuales son superiores al menos en un grado ínfi-<br />
quasi privato iure agit, aliter tanquam publice agere cogitur. Potentior est<br />
enim parte universitas, quoniam illud quod ibi privatim agit, tantum agere<br />
sinitur, quantum lex universitatis sinit. Sed unaquaeque anima tanto est pietate<br />
purgatior, quanto privato suo minus delectata, legem universitatis intuetur,<br />
eique devote ac libenter obtemperat. Est enim lex universitatis divina<br />
sapientia. Quanto autem amplíus privato suo gaudet, et neglecto Deo, qui<br />
ómnibus animis utiliter ac salubriter praesidet, ipsa sibi, vel alus quibus potuerit,<br />
vult esse pro Deo, suam potius in se vel in alios, quam illius in omnes<br />
diligens po[91]testatem, tanto est sordidior, tantoque magis poenaliter divinis<br />
legibus, tanquam publicis serviré cogitur. Quanto igitur etiam humana anima<br />
deserto Deo, suis honoríbus vel sua potestate fuerit delectata, tanto magis<br />
subditur talibus potestatibus, quae privato suo gaudent, et honorari ab hominibus<br />
sicut dii cupiunt; quibus divina lege seape conceditur, ut eis quos sibi<br />
secundum eorum menta subiugaverint, privato illo iure etiam miraculorum<br />
aliquid praestent, in his rebus exhibendorum, quibus sunt ínfimo, sed tamen<br />
El individualismo del pecado es castigado automáticamente por la reacción espontánea<br />
de la ley natural, que es la ley de Dios, actuando como defensa del derecho<br />
público, por ejemplo, las enfermedades que castigan los vicios, v.gr. el sida, el alcoholismo,<br />
etc. La contraposición derecho privado-público, personal-universal, según la analogía.<br />
Ver Cuestión 35.<br />
Cuestión 79 275<br />
mo, si bien perfectísimamente jerárquico entre las potestades.<br />
Pero cuando la ley divina, como derecho público o ley general,<br />
lo manda, anula evidentemente las licencias particulares, tanto<br />
más que estas licencias particulares no existirían si no fuera<br />
por una permisión del poder divino universal 717 . Así se explica<br />
que los santos servidores de Dios, cuando es útil tener este<br />
don, tienen dominio en virtud de la ley pública, y en cierto<br />
modo imperial, que no es otro que el de Dios soberano, sobre<br />
las potestades inferiores para hacer algunos milagros visibles.<br />
Porque en ellos quien ejerce ese dominio es el mismo Dios, de<br />
quien ellos son templo 718 y a quien aman con el amor más<br />
ardiente, despreciando su propia autonomía personal. En<br />
cuanto a los encantamientos mágicos, con el fin de engañar,<br />
para someter a ellos a sus clientes, atienden a las peticiones y<br />
a los ritos de ellos procurándoles, según su autonomía propia,<br />
lo que les es permitido dar a los que los honran, y que están<br />
a su servicio, y que mantienen con ellos algunos pactos en sus<br />
misterios. Y cuando los magos se dan la importancia de mandar<br />
con imperio, impresionan terroríficamente a sus inferiores<br />
por los nombres de los poderes superiores y exhiben a sus<br />
clientes estupefactos algunos efectos visibles que, a causa de la<br />
debilidad de la carne, tienen la apariencia de cosas grandes a<br />
los hombres incapaces de contemplar las cosas eternas, que el<br />
verdadero Dios tiene reservado para los que lo aman 719 . Y<br />
todo eso lo permite Dios, que gobierna con justicia todas las<br />
cosas 720 , para proporcionar, según sus pasiones o la libre elec-<br />
ordinatissimo potestatum gradu praepositae. Sed ubi divina tanquam publica<br />
lex iubet, vincit utique privatam licentiam, quanquam et ipsa privata licentia,<br />
nisi universalis potestatis divinae permissione, nulla esset. Ideoque fit ut sancti<br />
Dei servi, quando hoc donum eos habere utile est, secundum publicam et<br />
quodammodo impetialem legem, hoc est, summi Dei potestatem imperent<br />
ínfirnis potestatibus ad quaedam visibilia miracula facienda; in illis enim Deus<br />
ípse imperat, cuius templum sunt, et quem contempta sua privata potestate<br />
ardentissime diligunt. In magicis autem imprecationibus, ad illecebram deceptionis,<br />
ut sibi subiugent eos quibus talia concedunt, praestant effectum precibus<br />
et rninisteriis eorum, privato illo iure largientes, quod sibi licet largiri<br />
honorantibus se, sibique servientibus, et quaedam secum in sacramentis suis<br />
pacta servantibus. Et quando videntur imperare magi, per sublimiorum nomina<br />
inferiores terrent; et nonnulla visibilia, quae propter infirmitatem carnis<br />
magna videntur hominibus non valentibus aeterna contueri, quae per seipsum<br />
praestat dilectoribus suis verus Deus, mirantibus exhibent. Haec autem permittit<br />
Deus iuste omnia moderans, ut pro cupiditatibus et electionibus suis<br />
717 Cf. PLOT., E««. 4,8; S. Auc, De vera relig. 13,26; De Trint. 12,9,14; 12,11,16.<br />
718 Cf. 1 Cor 3,16.<br />
7 " Cf. ibid., 2,9.<br />
720 Cf. Sap 12,15.