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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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230 Ochenta y tres cuestiones diversas<br />

último significa que Dios endureció el corazón del Faraón 589 ;<br />

y que ellos no aceptaron seguir reconociendo a Dios, quiere<br />

decir que ellos se hicieron dignos de ser entregados a un<br />

sentido reprobo.<br />

5. Nadie viene si antes no es llamado. En resumen, es<br />

verdad que no es del que quiere o del que se afana, sino de Dios<br />

que tiene misericordia 590 . Efectivamente, aun cuando uno con<br />

los pecados más leves o incluso hasta con los pecados más graves<br />

y muchos se hiciere digno de la misericordia de Dios por su<br />

gran sentimiento y dolor de arrepentirse, esto no es obra suya,<br />

porque, si fuese abandonado, perecería, sino que es obra de<br />

Dios que tiene misericordia, porque atiende a sus súplicas y<br />

dolores. Cierto que es poca cosa querer, si Dios no tiene misericordia.<br />

Pero Dios, que llama a la paz, no tiene misericordia si<br />

no ha precedido la voluntad 591 , porque la paz en la tierra es<br />

para los hombres que ama el Señor. Y puesto que nadie puede<br />

ni siquiera el querer si no es prevenido y llamado, bien sea<br />

íntimamente, donde ningún hombre lo ve, bien sea externamente<br />

por la predicación o por algún signo visible, resulta que Dios<br />

obra en nosotros también el mismo querer.<br />

in notitia, dedit illos Deus in reprobum sensum (Rom 1,28). Quod eos dedit<br />

ín reprobum sensum, hoc est, quod induravit cor Pharaonis (cf. Ex 4,21);<br />

[73] quod autem illi non probaverunt Deum habere in notitia, hoc est, quod<br />

digni exstiterunt qui darentur in reprobum sensum.<br />

5. Tamen verum est quia non volentis ñeque currentü, sed miserentis est<br />

De¿ (Rom 9,16). Quia etiamsi levioribus quisque peccatis, aut certe quamvis<br />

gravioribus et multis, tamen magno gemitu et dolore paenitendi, misericordia<br />

Dei dignus fuerit, non ipsius est, qui si relinqueretur, interiret, sed miserentis<br />

Dei, qui eius precibus doloribusque subvenit. Parum est enim velle, nisi Deus<br />

misereatur; sed Deus non miseretur, qui ad pacem vocat, nisi voluntas praecesserit,<br />

quia in térra pax hominibus bonae voluntatis (cf. Le 2,14). Et quoniam<br />

nec velle quisquam potest, nisi admonitus et vocatus, sive intrinsecus,<br />

ubi nullus hominum videt, sive extrinsecus per sermonem sonantem, aut per<br />

aliqua signa visibilia; efficitur ut etiam ipsum velle Deus operetur in nobis (cf.<br />

Phü 2,13). Ad illam enim cenam, quam Dominus dicit in Evangelio praepa-<br />

585 Cf. Ex 9,12.<br />

590 Cf. S. AUG., Quaest. in Simpl. 1,2,12-13.<br />

591 Cf. Ketract. 1,26,2: «Sobre lo que dice la Escritura: ¡Vamos, hombre, ¿quién eres<br />

tápara replicar a Dios? (Eccl 11,20), dije que aun cuando uno con los pecados más leves<br />

o incluso hasta con los pecados más graves, y mientras se hiciere digno de la misericordia<br />

de Dios por su gran sentimiento y dolor de arrepentirse, esto no es obra suya,<br />

porque si fuese abandonado, perecería, sino que es obra de Dios que tiene misericordia,<br />

porque atiende a sus súplicas y dolores. Cierto que es poca cosa querer, si Dios no tiene<br />

misericordia. Pero Dios, que llama a la paz, no tiene misericordia si no ha precedido<br />

la voluntad para la paz» (Quaest. 68,5). Esto lo dije después de la penitencia. Porque<br />

está también la misericordia de Dios que previene a la voluntad, la cual, si no estuviese<br />

la voluntad, no sería preparada por el Señor (Prov 8,35). A esa misericordia pertenece<br />

igualmente la misma llamada, que precede también a la fe» (cf. Ketract. l,23,2s).<br />

Cuestión 68 231<br />

En verdad, a aquella cena, que el Señor en el Evangelio<br />

afirma que tiene preparada, ni quisieron venir todos los que<br />

fueron llamados, ni aquellos que vinieron hubiesen podido<br />

venir si no fueron llamados. Por tanto, ni los que vinieron<br />

deben atribuírselo a sí mismos, ni los que no quisieron venir<br />

deben atribuirlo a otro, sino sólo a sí mismos, porque para que<br />

viniesen habían sido llamados con libre voluntad. Luego la<br />

llamada mueve la voluntad antes del mérito. Por eso también,<br />

cuando alguno se atribuye el que ha venido una vez llamado,<br />

no puede atribuirse el que ha sido llamado 592 . En cambio,<br />

quien una vez llamado no viene, así como no ha tenido mérito<br />

de premio para ser llamado, comienza también el mérito del<br />

castigo, cuando una vez llamado ha menospreciado el venir.<br />

Por eso estarán unidas estas dos cosas: Yo te cantaré, Señor, la<br />

misericordia y el juicio. A la misericordia se refiere la llamada;<br />

al juicio, la felicidad de los que una vez llamados han venido,<br />

y el castigo de los que no han querido venir. ¿Es que no sabía<br />

el Faraón todo el bien que su país había conseguido por la<br />

llegada de José? Pues el conocimiento de toda aquella historia<br />

fue su llamada para que no fuese ingrato tratando con misericordia<br />

al pueblo de Israel. En cambio, al no haber querido<br />

secundar esta llamada, sino que se ensañó cruel con aquellos<br />

a quienes debía humanidad y misericordia, mereció el castigo<br />

de que le fuese endurecido el corazón 593 , y sufriese tanta ceguera<br />

de alma que no diese crédito a tantos, tan grandes y<br />

espectaculares milagros de Dios, para que con su castigo, tanto<br />

ratam, nec omnes qui vocati sunt, venire voluerunt; ñeque illi qui venerunt,<br />

venire possent, nisi vocarentur (cf. Le 14,16). Itaque nec illi debent sibi<br />

tribuere qui venerunt, quia vocati venerunt; nec illi qui noluerunt venire,<br />

debent alteri tribuere, sed tantum sibi, quoniam ut venirent, vocati erant in<br />

libera volúntate. Vocatio ergo ante meritum voluntatem operatur. Propterea<br />

et si quisquam sibi tribuit quod venit vocatus, non sibi potest tribuere quod<br />

vocatus est. Qui autem vocatus non venit, sicut non habuit meritum praemii<br />

ut vocaretur, sic inchoat meritum supplicii cum vocatus venire neglexerit. Ita<br />

erunt dúo illa: Misericordiam et iudicium cantabo tibi, Domine (Ps 100,1). Ad<br />

misericordiam pertinet vocatio; ad iudicium pertinet beatitudo eorum qui<br />

venerunt vocati, et supplicium eorum qui venire noluerunt. Numquit ergo<br />

latebat Pharaonem quantum boni consecutae fuerint terrae illae per adventum<br />

Ioseph? (cf. Gen 41). Illius ergo rei gestae cognitio, vocatio eius fuit, ut<br />

populum Israel misericorditer tractans non esset ingratus. Quod autem huic<br />

vocationi obtemperare noluit, sed exercuit crudelitatem in eis quibus humanitas<br />

et misericordia debebatur, meruit poenam, ut induraretur illi cor, et<br />

tantam caecitatem mentís pateretur, ut tot et tantis tamque manifestis Dei<br />

Cf. S. AUG., In Rom. imperf. 7,7.<br />

Cf. Ex 7,14-12,30; 9,12.

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