40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital
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192 Ochenta y tres cuestiones diversas<br />
dice: Muy bien dicho que no tienes marido, porque has tenido<br />
cinco maridos, y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso<br />
has dicho la verdad 464 . Todas estas palabras no hay que entenderlas<br />
carnalmente, para no parecer que somos también semejantes<br />
a esa misma mujer samaritana. Si ya hemos gustado un<br />
poco ese don de Dios, pasemos a tratarlo espiritualmente.<br />
6. Los cinco maridos de la samaritana. Algunos entienden<br />
los cinco maridos por el Pentateuco dado por medio de<br />
Moisés 465 . En cuanto a lo dicho: Y el que tienes ahora no es<br />
tu marido 466 , entender que el Señor lo dijo de sí mismo en este<br />
sentido: En primer lugar, tú has tenido por maestro a los cinco<br />
libros de Moisés como a los cinco maridos; en cambio, al que<br />
tienes ahora, es decir, a quien estás oyendo, no es marido tuyo,<br />
porque todavía no has creído en El. Sin embargo, como al no<br />
creer aún en Cristo ella estaba cogida sin duda por la relación<br />
hasta ahora de aquellos cinco maridos, es decir, del Pentateuco,<br />
se puede preguntar cómo pudo decir: has tenido cinco<br />
maridos 467 , como si ahora ya no los tuviese, cuando vivía aún<br />
ciertamente sometida a ellos. Además, como los cinco libros de<br />
Moisés no anuncian otra cosa que a Cristo, como El mismo lo<br />
dice: Si creyerais a Moisés, me creeríais también a Mí, porque<br />
de Mí escribió El 46s . ¿Cómo se puede entender que un hombre<br />
abandone aquellos cinco libros para pasarse a Cristo 469 , cuan-<br />
Non babeo viram; dicit ei Iesus: Bene dixisti non habere te virum: quinqué enim<br />
viros habuisti, et nunc quem habes non est tuus vir; hoc verum dixisti (lo 4,17-<br />
18). Sed non sunt haec carnaliter accipienda, ne huic ipsi adhuc mulieri<br />
Samaritanae símiles esse videamur. Sed de illo dono Dei si aliquid iam gustavimus,<br />
spiritualiter ista tractemus.<br />
6. Quinqué viros, quinqué libros qui per Moysen mínistrati sunt, nonnulli<br />
accipiunt. Quod autem dictum est: Et nunc quem habes, non est tuus vir;<br />
de se ipso Dominum dixísse intellegunt, ut iste sit sensus: Primo quinqué libris<br />
Moysi, quasi quinqué viris servisti; nunc autem quem habes, id est, quem<br />
audis, qui loquitur tecum, non est tuus vir, quia nondum in eum credidisti.<br />
Sed quoniam nondum credens Christo, adhuc utique illorum quinqué virorum,<br />
id est quinqué líbrorum copulatione tenebatur, potest moveré quomodo<br />
dici potuerít; Quinqué viros habuisti, quasi nunc eos iam non haberet, cum<br />
adhuc utique ipsis subdita viveret. Deinde cum quinqué libri Moysi nihil aliud<br />
quam Christum praedicent, sicut ipse ait: Si crederetis Moysi, crederetis forsitan<br />
et mihi; Ule enim de me scripsit (lo 5,46); quomodo potest intellegi a quinqué<br />
illis libris recedere hominem, ut ad Christum transeat, cum ille qui credit in<br />
46 J Cf. ibid., 4,17-18.<br />
465 Cf. S. AMBE., In Le. 7,199; 9,38; S. AUG., Trací. in lo. 15,21; San Agustín se apoya,<br />
por tanto, en la autoridad de otros comentaristas como San Ambrosio, etc.<br />
466 Cf. lo 4,18.<br />
467 Cf. ibid.<br />
468 Cf. ibid., 5,46.<br />
m Cf. 2 Cor 3,16.<br />
Cuestión 64 193<br />
do el que cree en Cristo, lejos de abandonar el Pentateuco, se<br />
abraza a ellos más apasionadamente para entender su sentido<br />
espiritual?<br />
7. Otra interpretación. Hay también otra interpretación<br />
de cómo entender los cinco maridos por los cinco sentidos<br />
corporales 410 . El primero se refiere a los ojos, con los que<br />
distinguimos esta luz visible y todos los colores y formas de los<br />
cuerpos. El segundo es el oído, con el cual percibimos las<br />
vibraciones de todas las voces y sonidos. El tercero es el olfato,<br />
por el que nos deleitamos con la variada suavidad de los olores.<br />
El cuarto es el gusto en la boca, que nos hace sentir lo<br />
dulce y lo amargo y distingue todos los sabores. El quinto es<br />
el tacto, que extendiéndose por todo el cuerpo distingue el<br />
calor y el frío, lo blando y lo duro, lo suave y lo áspero, y todo<br />
lo que es sensación del tacto. Así pues, la edad primera del<br />
hombre está embebida de estos cinco sentidos de la carne por<br />
necesidad de la naturaleza mortal con que nacemos después<br />
del pecado del primer hombre; de tal modo que sin haber<br />
recobrado aún la luz de la razón, y sometidos a los sentidos de<br />
la carne, pasamos la vida carnal sin inteligencia alguna de la<br />
verdad. Y es necesario que sean así los niños infantes y párvulos,<br />
que no pueden todavía recibir el uso de la razón. Y<br />
porque son naturales estos sentidos que rigen la edad primera,<br />
y que nos han sido dados por Dios Creador, son llamados con<br />
razón maridos, es decir, esposos, en tanto que legítimos, porque<br />
no los ha proporcionado un error por vicio propio, sino<br />
Christum, non relinquendos quinqué illos libros, sed spiritualiter intellegendos,<br />
multo avidius amplectatur?<br />
7. Est ergo alius intellectus, ut quinqué viri inteüegantur quinqué corporis<br />
sensus: unus qui ad oculos pertinet, quo lucem istam visibilem et quoslibet<br />
colores formasque corporum cernimus; alter aurium, quo vocum et omnium<br />
sonorum momenta sentimus; tertius narium, quo varia odorum suavitate delectamur;<br />
quartus in ore gustus, qui dulcia et amara sentit, et omnium saporum<br />
habet examen; quintus per totum corpus tangendo diiudicat calida et<br />
frígida, mollia et dura, levia et áspera, et quidquid aliud est quod tangendo<br />
sentimus. Istis itaque carnalibus quinqué sensibus prima hominis aetas imbuitur<br />
necessitate naturae mortalis qua ita post peccatum prirni hominis nati<br />
sumus, ut nondum reddita luce mentís, carnalibus sensibus subditi, carnalem<br />
vitam sine ulla veritatis intellegentia transeamus. Tales necesse est esse [58]<br />
infantes et párvulos pueros, qui nondum possunt accipere rationem. Et quia<br />
naturales sunt isti sensus, qui primam aetatem regunt, et Deo artífice nobis<br />
tributi sunt, recte dicuntur viri, id est, mariti, tanquam legitimi, quoniam non<br />
eos error vitio proprio, sed Dei artificio natura contribuit. Cum autem quisque<br />
Cf. ORÍGENES, In lo. 13,9.