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40. Escritos varios - Biblioteca Católica Digital

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86 Ochenta y tres cuestiones diversas<br />

en parte por nuestra voluntad. Puesto que Dios es con mucho<br />

incomparablemente mejor y más justo que el hombre mejor y<br />

más justo. Y el justo que rige y gobierna todas las cosas no<br />

deja sin castigo a cualquiera que se lo merezca, como a ninguno<br />

premia sin haberlo merecido. Pero el mérito del castigo<br />

es el pecado, y el mérito del premio es la obra buena; ni el<br />

pecado ni la obra buena pueden justamente ser imputados a<br />

quien nada haya hecho por propia voluntad. En consecuencia,<br />

tanto el pecado como la obra buena están en el libre albedrío<br />

de la voluntad ".<br />

CUESTIÓN 25<br />

LA CRUZ DE CRISTO<br />

(Testimonios de esta cuestión: S. Auc, Retract. 1,26,26; S. POSSID.,<br />

Indic. 4,15.)<br />

Respuesta: La Sabiduría de Dios 74 asumió la humanidad<br />

para enseñarnos con su ejemplo a que vivamos bien. Ahora<br />

bien, a una vida recta le conviene no temer lo que no debe ser<br />

temido. Efectivamente, la muerte no ha de ser temida 75 . Luego<br />

fue conveniente que esto mismo fuera demostrado por la<br />

muerte de la humanidad que asumió la Sabiduría de Dios.<br />

melior est et iustior est. Iustus autem regens et gubernans universa, nullam<br />

poenam cuiquam sinit immerito infligí, nullum praemium immerito dari.<br />

Meritum autem poenae, peccatum; et meritum praemii, recte factum est. Nec<br />

peccatum autem, nec recte factum imputan cuiquam iuste potest, qui nihil<br />

fecerit propria volúntate. Est igitur et peccatum et recte factum in libero<br />

voluntatis arbitrio.<br />

XXV<br />

DE CRUCE CHRISTI<br />

Sapientia Dei hominem ad exemplum, quo recte viveremus, suscepit. Pertinet<br />

autem ad vitam rectam, ea quae non sunt metuenda non metuere. Mors<br />

autem metuenda non est. Oportuir ergo idipsum ülius hominis quem Dei<br />

Sapientia suscepit, morte monstrari. Sunt autem homines qui quamvis mortem<br />

ípsam non timeant, genus tamen aliquod ipsius mortis horrescunt. Nihilomi-<br />

73 Ibíd., De lib. arb. 1,1,1; 2,1,3; De vera relig. 14,27. Agustín responde a una cuestión<br />

que le preocupó durante toda su vida. En Retractationes 1,26,2 dice: «Es completamente<br />

veracísimo que es así; pero para que sea libre para hacer el bien, es liberado<br />

por la gracia». Libertad y gracia, cf. De lib. arb. 1,9; De vera relig. 13; De duabus anim.<br />

15- Acta contra Faustum manich. 16. Ver Cuestión 2, p.66.<br />

' 74 Cf. 1 Cor 1,24.<br />

75 Cf. S. Auc, Epist. 11,2 y 4.<br />

Cuestiones 25-26 87<br />

Pues hay hombres que, sin temer la muerte en sí, tienen horror<br />

a algún género de muerte. Ahora bien, lo mismo que no debe<br />

temer la muerte en sí, tampoco debe temer cualquier género<br />

de muerte el hombre que vive bien y rectamente. En consecuencia,<br />

eso mismo debió ser demostrado también por la cruz<br />

de esa humanidad. En verdad que, entre todos los géneros de<br />

muerte, nada había más execrable y horroroso que aquel género<br />

de la cruz 76 .<br />

CUESTIÓN 26<br />

DIFERENCIA ESPECÍFICA DE LOS PECADOS<br />

(Testimonios de esta cuestión: S. Auc, Retract. 1,26,27; S. POSSID.,<br />

Indic. 10,10.)<br />

Respuesta: Hay pecados de debilidad, pecados de ignorancia<br />

y pecados de malicia. La debilidad es contraria a la virtud;<br />

la ignorancia, a la sabiduría; la malicia, a la bondad. Consiguientemente,<br />

todo el que sabe qué es la virtud y la sabiduría<br />

de Dios, puede apreciar cuáles son los pecados veniales. Y<br />

todo el que sabe qué es la bondad de Dios puede apreciar a<br />

ñus autem, ut ipsa mors metuenda non est, ita nullum genus mortis bene et<br />

recte viventi homini metuendum est. Nihilominus igitur hoc quoque ülius<br />

hominis cruce ostendendum fuit. Nihil enim erat Ínter omnia genera mortis<br />

illo genere exsecrabilius et formidolosius.<br />

XXVI<br />

DE DIFFERENTIA PECCATORUM<br />

Alia sunt peccata infirmitatis, alia imperitiae, alia malitiae. Infirmitas contraria<br />

est virtuti, imperitia contraria est sapientiae, malitia contraria est bonitati.<br />

Quisquís igitur novit quid sit virtus et sapientia Dei, potest existimare<br />

quae sint peccata venialia. Et quis[18]quis novit quid sit bonitas Dei, potest<br />

existimare quibus peccatis certa poena debeatur et hic et in futuro saeculo.<br />

Quibus bene tractatis, probabiliter iudicari potest, qui non sint cogendi ad<br />

paenitentiam luctuosam et lamentabilem, quamvis peccata fateantur; et quibus<br />

' 6 Cf. Ibíd., De vera relig. 16,31; De fide et symb. 5,11. Agustín resume el sentido<br />

cristiano de la muerte con el ejemplo de Cristo, que no desdeñó tomar nuestra mortalidad<br />

para hacernos partícipes de su vida..., sino que disipó todo temor no sólo de palabra,<br />

también con el ejemplo... haciendo de sí mismo medicamento para los enfermos (Bnarra<br />

in ps. 69,1; In loan. Ev., tract. 60,5; Epist. 140,10). Entre los paganos, la verdadera<br />

filosofía procura también superar el temor de la muerte; esta idea es tratada con frecuencia<br />

especialmente por los estoicos: en Epicteto, en Marco Aurelio. Resultaba siempre<br />

muy patética y aleccionadora la filosofía trágica de Sócrates en el Fedón de Platón,<br />

hablando serenamente de este tema con los discípulos hasta el momento mismo de su<br />

muerte. Agustín trata sobre el miedo en la Cuestión Í3, p.100.

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