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Pedro Arrupe CENTENARIO DE PEDRO ARRUPE - jesuitas aragón

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Jesuitas<br />

Nº 94 - Otoño 2007<br />

Centenario de<br />

<strong>Pedro</strong> <strong>CENTENARIO</strong> <strong>Arrupe</strong><br />

<strong>DE</strong> <strong>PEDRO</strong> <strong>ARRUPE</strong>


Director:<br />

Vicente Marqués<br />

Consejo<br />

de Redacción<br />

José María Bernal<br />

David Guindulain<br />

Carlos Moraza<br />

Vicente Pascual<br />

Angel A. Pérez Gómez<br />

Wenceslao Soto<br />

Redacción:<br />

INFORSI ARAGÓN<br />

La Cenia 10<br />

46001 Valencia.<br />

Tel 96–3916104<br />

96–3916105<br />

Fax 96–3920754<br />

E–mail:<br />

jmbernal@<strong>jesuitas</strong>.es<br />

Edita:<br />

INFORSI<br />

Av. Moncloa 6<br />

28003. Madrid<br />

Tel 91–5344810<br />

Fax 91–5335596<br />

E–mail:<br />

<strong>jesuitas</strong>@<strong>jesuitas</strong>.es<br />

Depósito legal:<br />

B. 8.068–1960.<br />

Diseño:<br />

Laura de la Iglesia<br />

María José Casanova<br />

Imprenta:<br />

Grafman, Bilbao<br />

Portada:<br />

<strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong>.<br />

malos espíritus<br />

Jesuitas nº 94 – Otoño 2007<br />

DIRECCIONES <strong>DE</strong> LA COMPAÑÍA<br />

<strong>DE</strong> JESÚS EN ESPAÑA<br />

Provincia de España:<br />

Avda Moncloa, 6 - 28003 MADRID<br />

Tfno: 91 534 48 10 – Fax: 91 533 55 96<br />

www.<strong>jesuitas</strong>.es<br />

proespa@<strong>jesuitas</strong>.es<br />

Provincia Aragón (Aragón, Baleares, Valencia):<br />

La Cenia, 10 – 46001 VALENCIA<br />

Tfno: 96 391 61 05 – Fax: 96 392 07 54<br />

www.<strong>jesuitas</strong>aragon.es<br />

proarag@<strong>jesuitas</strong>.es<br />

Provincia Bética (Andalucía, Canarias):<br />

Avda Manuel Siurot, 61 – 41013 SEVILLA<br />

Tfno: 95 429 62 30 – Fax: 95 429 62 31<br />

www.<strong>jesuitas</strong>.info<br />

<strong>jesuitas</strong>@probesi.org<br />

Provincia Castilla (Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja,<br />

Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid,<br />

Murcia):<br />

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www.<strong>jesuitas</strong>castilla.org<br />

procoste@<strong>jesuitas</strong>.es<br />

Provincia Loyola (Euskadi, Navarra):<br />

c/. Padre Lojendio, 2-3º – Apdo 566 – 48080 BILBAO<br />

Tfno: 94 479 49 40 – Fax: 94 479 49 41<br />

www.<strong>jesuitas</strong>deloyola.org<br />

proloiola@sjloyola.org<br />

Provincia Tarraconense (Cataluña):<br />

c/. Roger de Llúria, 13 – 08010 BARCELONA<br />

Tfno: 93 318 37 36 – Fax: 93 317 87 04<br />

www.jesuites.net<br />

tarraco@jesuites.net<br />

Esta revista quiere ser un lazo de unión de la<br />

Compañia de Jesús España con familiares, amigos<br />

y colaboradores.<br />

– DIOS ES AMOR.<br />

– SÍ.<br />

– LO NUESTRO,<br />

NO <strong>DE</strong>JARNOS QUERER.<br />

El secreto de su<br />

Ignacio Iglesias, SJ<br />

El<br />

desembarco de <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> como<br />

misionero en Japón en el otoño de<br />

1938, a sus 30 años, había de<br />

ser la experiencia más fecunda<br />

de su vida después de sus<br />

vivencias en la facultad de<br />

Medicina y en el noviciado<br />

jesuita de Loyola diez<br />

años antes. Apenas pisó<br />

tierra de Japón, se le<br />

cayeron no pocos de<br />

sus mayores mitos. Por<br />

ejemplo, el de la prevalencia<br />

metafísica de<br />

Occidente. Fue como<br />

un seísmo interior y<br />

rápidamente dejó a un<br />

lado sus apuntes europeos<br />

y norteamericanos<br />

de filosofía y teología y se<br />

puso a vivir, sencillamente,<br />

al lado de -y como- aquellos<br />

hombres.<br />

En Europa y América -escribió-<br />

se prueba con argumentos; en Japón<br />

con una convicción vivida, que naturalmente,<br />

ha de desprenderse, explícita o implícitamente,<br />

de aquellos argumentos. En otros continentes<br />

nos preguntan qué creemos; en Japón se fijan<br />

v i t a l i d a d<br />

en cómo creemos. Allí pesan el valor de nuestra<br />

ideología desnuda descarnada; aquí, si nuestra<br />

vida es coherente con esa ideología, cuyo<br />

esqueleto no les interesa y apenas conocen.<br />

¿De dónde sacaba él, menudo de cuerpo,<br />

tanta energía interior para trasladarse continuamente<br />

a los escenarios y frentes<br />

humanos más diversos e implicarse<br />

gratuitamente en ellos?<br />

Cada uno podría acaparar<br />

entera a una persona y<br />

una vida, porque no se<br />

trataba de problemas<br />

menores, sino de<br />

fenómenos, situaciones<br />

y dinamismos<br />

humanos de alta<br />

tensión y, por consiguiente,<br />

de alto<br />

riesgo personal:<br />

Concilio, inserción,<br />

ateísmo, promoción<br />

de la justicia,<br />

ecumenismo, acomodación<br />

de la Vida<br />

Religiosa, marxismo,<br />

inculturación, discernimiento,<br />

Latinoamérica,<br />

refugiados,...<br />

Situaciones que siguen<br />

vivas en sus escritos, lo estuvieron<br />

de modo directo en sus decisiones de<br />

gobierno como General de la Compañía, en<br />

innumerables encuentros personales y oficiales<br />

con toda clase de gente o en su conversación<br />

3


ordinaria, y siguen vivas para los que las<br />

compartieron con él. Porque muchas cosas<br />

hizo fáciles el P. <strong>Arrupe</strong>, pero ninguna como la<br />

del acceso a él. Su sonrisa, su memoria para el<br />

recuerdo personal, pero sobre todo sus preguntas,<br />

fueron siempre puertas abiertas a todos.<br />

<strong>Arrupe</strong> pregunta. De esa manera sale de<br />

sí al encuentro de todos, humilde y con hambre,<br />

con voluntad de saber y con ganas de ayudar.<br />

Sus cuestionamientos no llevan hiel, ni poder;<br />

no aplastan a nadie; al contrario, acogen e invitan<br />

a todos a pasar.<br />

O son su estilo de andar: salir a las encrucijadas,<br />

donde los viajeros se despistan, e<br />

invitándoles, como Jesús de Nazaret, a hablar:<br />

¿Qué os pasa? ¿Qué discutís por el camino?<br />

<strong>Arrupe</strong> se pregunta, marcado por<br />

Ignacio de Loyola y su escuela de observación<br />

y autocrítica. E1 libro interior de su yo más<br />

profundo registra, continuamente, como un<br />

sismógrafo ultrasensible, grandes y pequeñas<br />

sacudidas.<br />

Las innumerables experiencias de sus<br />

relaciones humanas no le resbalan. En<br />

silencio del “loto” de la “hoja plegada”<br />

de su yoga, o en el corazón<br />

de la “misa en mi catedral”,<br />

como llama a<br />

la pequeña capilla<br />

donde pasa cada<br />

día, las primeras<br />

horas antes del<br />

alba, le resuena<br />

una campana<br />

interior: ¿Qué<br />

he hecho? ¿Qué<br />

hago? ¿Qué he de<br />

hacer?<br />

<strong>Arrupe</strong> se deja pregun-<br />

tar. Desde luego por Dios, que<br />

pregunta también con voz de<br />

hombre, con la voz de todos los<br />

hombres que preguntan. <strong>Arrupe</strong><br />

no elude el cuerpo, ni esquiva<br />

ninguna pregunta. A cada nueva<br />

cuestión humana, como en su<br />

desembarco en Japón, sigue<br />

arrumbando los viejos cartapacios<br />

de las viejas ideas.<br />

“Tenemos que reeducarnos<br />

en…”, fue una de sus consignas<br />

favoritas. Y los puntos se le lle-<br />

naban de sustantivos. En esta agilidad discernidora<br />

para eliminar lo caduco y arriesgarse<br />

a lo nuevo, nacida de una profunda libertad<br />

interior, residió el secreto de su juventud.<br />

En ella le asaltó, como ladrón de caminos, la<br />

enfermedad a la que resistiría diez años. Pero<br />

ya había develado su secreto.<br />

Una persona, un colectivo, una institución<br />

(Iglesia incluida) que no pregunta, no se pregunta<br />

y no se deja preguntar, son realidades<br />

terminadas. En el mejor de los casos, piezas<br />

para un museo. La pregunta en todas sus direcciones<br />

(ida y vuelta, y dentro) es el sello del<br />

que vive y del que ayuda a vivir. La expresión<br />

más viva de la fe no es la afirmación, sino la<br />

pregunta. Desde la fe como seguridad profunda,<br />

el creyente se atreve a preguntar a Dios:<br />

¿Por qué…? ¿Cómo puede ser…? ¿Qué quieres…?<br />

y, por supuesto, al ser humano: ¿Qué te<br />

pasa? que es otra manera de preguntar a Dios.<br />

Así fue <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong>: un creyente que no<br />

tiene respuesta para todo, pero que por serlo,<br />

es capaz de acompañar al hombre en todas sus<br />

preguntas, de hacer suyas las preguntas de<br />

todos y de caminar con ellos, con cualquiera,<br />

todos los días, hacia el “Dios siempre mayor”,<br />

que encierra todas las respuestas. ■<br />

V italidad<br />

Profecía<br />

y<br />

fidelidad<br />

Era<br />

claro y alto, como el monte Fuji,<br />

me comentaba desde su enigmática sonrisa<br />

japonesa uno de los ex novicios del<br />

<strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> de los trágicos tiempos de<br />

Hiroshima. Evocar el Fujiyama o monte<br />

sagrado es tanto como señalar el símbolo<br />

más sublime para un japonés.<br />

Después de su muerte, ocurrida el 5 de<br />

febrero de 1991, tras casi diez años de<br />

postración a causa de la trombosis que<br />

le sobreviniera en 1981, su figura ha crecido<br />

aún más. Hoy, a los cien años de su<br />

nacimiento, es obligado situarla entre<br />

las más destacadas de la historia<br />

contemporánea de la Iglesia<br />

y, sin duda, como la de un<br />

auténtico profeta y testigo<br />

cualificado del siglo XX.<br />

La vida de <strong>Arrupe</strong><br />

ha sido un puente de<br />

creatividad y evangélica<br />

osadía entre Oriente<br />

y Occidente, entre la<br />

Iglesia del Concilio y<br />

el posconcilio. Sólo el<br />

tiempo, como intuía<br />

lúcidamente el cardenal<br />

Tarancón, nos va permitiendo<br />

comprender el<br />

alcance de su figura: El<br />

padre <strong>Arrupe</strong>, que era un<br />

profeta, excepcionalmen-<br />

<strong>Pedro</strong> Miguel Lamet, SJ<br />

te carismático, intuía el futuro. Y por eso iba<br />

delante de muchos que no acertaban a seguirle,<br />

porque no podían seguir su paso; y por eso<br />

no es sólo un hombre de su tiempo, sino un<br />

hombre que pretendía preparar a sus compañeros<br />

para el futuro, para ese tercer milenio<br />

donde las aguas se irán serenando y puedan<br />

realizar la labor que tienen encomendada.<br />

Formación de un ciudadano del mundo<br />

Aquel muchacho nacido en el Bilbao siderúrgico<br />

de 1907, hijo de un arquitecto promotor<br />

de “La Gaceta del Norte”, alumno de<br />

Medicina en Madrid del profesor Negrín, que<br />

se enfadó de que su brillante alumno se hiciera<br />

jesuita, viviría todas las convulsiones de su<br />

tiempo.<br />

Una profunda impresión de experiencia<br />

de niño se le quedaría grabada para siempre:<br />

el día de la muerte de su padre, que repetía<br />

la vivencia de abandono que le asoló el alma,<br />

cuando a los diez años perdió a su madre.<br />

El golpe afectivo de estas carencias<br />

familiares fue sublimado por el<br />

muchacho, transformándolo en amor<br />

apasionado a Jesucristo y María.<br />

Esta situación anímica cristaliza<br />

en su vocación, sentida especialmente<br />

en contacto con dos milagros,<br />

que presencia e investiga en<br />

Lourdes desde sus conocimientos<br />

de medicina, y de la experiencia<br />

de la injusticia en los suburbios de<br />

Madrid. La vocación a la Compañía<br />

de Jesús se encarnaba en un<br />

soporte humano completísimo:<br />

inteligente, optimista,<br />

sensible y sobrio al mismo<br />

tiempo, abierto y profundo.<br />

Ya de jesuita y, después<br />

del noviciado en<br />

Loyola, mientras estudiaba<br />

filosofía en Oña (Burgos)<br />

tuvo una experiencia mística,<br />

según me confió ya<br />

enfermo en Roma: Escuché<br />

una voz que me decía: “Tú<br />

serás el primero” y sentí<br />

una luz interior por la que<br />

lo vi todo claro.<br />

Desterrado de España,<br />

con la expulsión de los <strong>jesuitas</strong><br />

en la Segunda República,<br />

4 5


<strong>Pedro</strong> daría otro paso que preparaba ya al futuro<br />

general de la Compañía: dejaba sus raíces para<br />

pasar a ser un hombre universal. Su formación<br />

filosófica, teológica y en bioética en Marneffe,<br />

Valkenburg y Cleveland (EE.UU.) catapulta a<br />

este bilbaíno al universalismo sin fronteras de<br />

ciudadano del mundo que caracterizará toda su<br />

vida. Lloré como un niño -me contaba- cuando<br />

desde la cubierta del barco que me conducía<br />

al Japón divisé el puerto de Yokohama. Era el<br />

sueño de su vida.<br />

Japón: el estallido de la libertad<br />

Japón. Los brazos dolorosamente levantados<br />

al cielo para alzar la eucaristía en el monte<br />

Fuji; la pobreza de un país que no había<br />

despertado aún a su milagro económico;<br />

la inculturación -término que acuñó <strong>Arrupe</strong><br />

para definir la asunción misionera de las culturas-<br />

en los caminos del Zen. Como párroco<br />

de Yamaguchi, vivió otro gran momento<br />

místico de su vida. Acusado de “espía internacional”,<br />

juzgado y absuelto, sus 33 días de<br />

cárcel entre cuatro paredes desnudas, sin un<br />

mueble, e interminables<br />

interrogatorios,<br />

le identificaron con<br />

el Cristo conducido a<br />

los tribunales.<br />

Pero sin duda el<br />

6 de agosto de 1945,<br />

en Hiroshima, donde<br />

era maestro de novicios,<br />

la bomba atómica<br />

marca el ecuador<br />

del itinerario espiritual<br />

de <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong>.<br />

Aquel instante eterno<br />

en la capilla, frente<br />

al reloj parado por la<br />

explosión, desata en<br />

su interior otro estallido<br />

de amor. Desde<br />

su radical optimismo de hombre enamorado,<br />

<strong>Pedro</strong> transforma la fuerza destructora, que<br />

acabó con 200.000 japoneses, en energía<br />

para la creatividad.<br />

El primer paso sería convertir su noviciado<br />

en improvisado hospital, donde, menos<br />

uno, todos su enfermos se salvaron gracias<br />

a su iniciativa de autocurarlos mediante la<br />

sobrealimentación y las noches en blanco<br />

que <strong>Pedro</strong> pasaba curándoles. <strong>Arrupe</strong> quedaría<br />

marcado, para bien, por la bomba, que<br />

estallaría en su increíble libertad espiritual<br />

y en su osadía evangélica a través de toda<br />

su vida.<br />

El maestro se volcó en sus novicios.<br />

Se alojaba en el peor cuarto de la casa en<br />

lúgubre torreón; limpiaba los zapatos a los<br />

jóvenes <strong>jesuitas</strong>, y luchaba denodadamente<br />

para entrar en la compleja psicología de los<br />

japoneses al que le definieron siempre con la<br />

sonrisa a flor de labios y el corazón dispuesto<br />

a agradar y ayudar a los demás. Ya de<br />

primer provincial del de Japón, con la internacionalización<br />

de esta misión jesuítica, tuvo<br />

ocasión de vivir como en un tubo de ensayo,<br />

lo que el futuro le depararía de una forma<br />

más exigente como superior general.<br />

La noche oscura de un general<br />

Todos estos cimientos darían su gran<br />

fruto en la persona del general <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong>.<br />

<strong>Arrupe</strong> no es sólo la figura del posconcilio<br />

que lanza a los <strong>jesuitas</strong> a la aventura de<br />

comprometerse a luchar contra la injusticia<br />

en las fronteras del Tercer Mundo. “Don<br />

<strong>Pedro</strong>”, como le llamaban<br />

cariñosamente<br />

sus súbditos, cambió<br />

el férreo “ordeno y<br />

mando” por una sonrisa<br />

de amor evangélico, y<br />

la ascética cerrada en<br />

sí misma en un impulso<br />

positivo de servicio,<br />

definiendo a los <strong>jesuitas</strong><br />

como “hombres para los<br />

demás”. Efectivamente,<br />

cuando <strong>Arrupe</strong> llega<br />

a Roma, en 1965, en<br />

pleno Concilio, ya era<br />

un hombre del Concilio<br />

antes del Concilio.<br />

En aquellos años<br />

creativos de una Iglesia<br />

que se despertaba de un largo letargo,<br />

<strong>Arrupe</strong> parecía correr aún más deprisa que la<br />

Historia, con sus intuiciones de futuro sobre<br />

la Iglesia de América Latina, contra el racismo<br />

en los Estados Unidos, y sus ideas sobre los<br />

«colegios de ricos». Se reunía con los curas<br />

obreros, les decía las cosas claras a Franco<br />

y Stroessner, entraba en la cárcel a visitar a<br />

Daniel Berrigan, el jesuita que quemara los<br />

archivos del Vietnam, y participaba lúcidamente<br />

en los grandes acontecimientos eclesiales.<br />

Sus viajes, para conocer la<br />

Compañía, acercaron su figura<br />

entrañable y sencilla a cada<br />

jesuita, que se sentía «personalmente<br />

atendido». Era el estallido<br />

de lo universal, de una Iglesia<br />

inculturada, de su aire abierto y<br />

dialogante.<br />

Lejos de huir y arredrarse<br />

en tiempos de crisis, apretaba<br />

el acelerador buscando nuevos<br />

horizontes en los convulsos años<br />

60 y 70.<br />

Pero este talante, su estilo<br />

amistoso de gobernar, acabarían<br />

por costarle caros. Sufrió<br />

la incomprensión y hasta la<br />

traición dentro de sus filas. Se<br />

le acusó de que un vasco fundó<br />

la Compañía de Jesús y otro<br />

se la estaba cargando. Tuvo<br />

que enfrentarse a un riesgo de<br />

escisión por parte de los de la<br />

“estricta observancia”. Y finalmente<br />

recibió una admonición de<br />

Pablo VI durante la Congregación<br />

General, que se replanteó la<br />

supresión de los “grados” de<br />

<strong>jesuitas</strong> y decidió optar por la<br />

justicia. El Papa, que le quería y<br />

conservaba en su devocionario las oraciones<br />

compuestas por él, le reprendió severamente.<br />

Finalmente su gran noche oscura sobrevendrá<br />

en tiempos de Juan Pablo II, que se<br />

resiste a recibir al general de los <strong>jesuitas</strong>.<br />

Solo dos veces, durante diez minutos, pudo<br />

<strong>Arrupe</strong> conversar con él. Y, cuando lo consigue<br />

y le presenta su dimisión por no sentirse<br />

con la confianza de la Santa Sede, el Papa<br />

se la niega. Tenía en mente otros planes de<br />

reforma sobre la Compañía.<br />

Se diría que el Papa blanco y el vulgarmente<br />

llamado “papa negro” hablaban entonces<br />

dos lenguajes diferentes. <strong>Arrupe</strong> obedecía<br />

sonriendo y animando a sus compañeros.<br />

Pero algo se rompía dentro de él en una<br />

secreta y terrible noche oscura. Al regreso de<br />

un viaje a Extremo Oriente, el 7 de agosto de<br />

1981, cae gravemente enfermo, víctima de<br />

una trombosis cerebral. En octubre otro golpe<br />

más duro de la Santa Sede recae en el ya<br />

debilitado padre <strong>Arrupe</strong>. El cardenal Casaroli<br />

le deja llorando en su cuarto de enfermería<br />

con una carta por la que el Papa interrumpía<br />

el proceso constitucional de la Compañía,<br />

destituía al vicario designado por <strong>Arrupe</strong>,<br />

padre Vincent T. O’Keefe, y nombraba a dedo,<br />

como delegado suyo en la Orden, a Paolo<br />

Dezza un octogenario jesuita, confesor de dos<br />

papas, considerado como la antítesis ideológica<br />

del general y a Giusseppe Pittau como su<br />

coadjutor.<br />

<strong>Arrupe</strong> inclinó la cabeza y, anonadado,<br />

obedeció una vez más. Cuando le visité en<br />

Roma para tomar datos para su biografía,<br />

<strong>Arrupe</strong>, rosario en mano, parecía un Cristo<br />

de Mantegna, pálido y transparente, perdido<br />

entre las sábanas blancas, sonriendo aún<br />

desde sus torpes labios hemipléjicos, besando<br />

la mano de los que intentaban besársela a<br />

él, sin abandonar nunca ese gesto con el que<br />

parecía pedir perdón por existir.<br />

Entonces, con su media palabra de<br />

enfermo, el hombre que había hablado siete<br />

lenguas y había sido recibido por los más<br />

importantes personajes de aquel tiempo,<br />

me abrió balbuciente su corazón, un corazón<br />

partido entre su obediencia y su noche<br />

oscura, entre la incomprensión y la claridad<br />

interior. No lo entiendo. Yo nunca intenté<br />

forzar ninguna voluntad. Siempre dialogué<br />

con todos. Yo estaba interiormente con-<br />

6 7


vencido. Veía claro. Era maravilloso. Una<br />

experiencia de Dios. Ahora estoy roto. No<br />

sirvo para nada. Pobre hombre. En manos de<br />

Dios.<br />

Después que la Compañía volvió a<br />

sus cauces habituales, y una vez elegido<br />

el nuevo general, Peter Hans Kolvenbach,<br />

<strong>Arrupe</strong> viviría sin vivir todavía ocho años<br />

más de silencio en su pequeño cuarto de<br />

enfermería, por el que pasarían a visitarle<br />

desde el propio Papa, que fue a verle tres<br />

veces, hasta gentes innominadas de todo<br />

el mundo que se honraban con su amistad,<br />

la Madre Teresa, el cardenal Pironio, Roger<br />

de Taizé, y un grupo de protestantes que<br />

encendían una vela y entonaban himnos en<br />

su presencia,...<br />

Amén y Aleluya<br />

<strong>Pedro</strong><br />

<strong>Arrupe</strong><br />

Gondra no<br />

sólo fue<br />

un hombre<br />

santo<br />

de nuestro<br />

tiempo. Fue<br />

el pionero<br />

de la inculturación<br />

en<br />

la Iglesia,<br />

el líder de<br />

la adaptación<br />

de la<br />

vida religiosa<br />

después del<br />

Concilio, un<br />

puente cultural<br />

entre Oriente<br />

y Occidente,<br />

el padre espiritual<br />

de 47<br />

mártires <strong>jesuitas</strong><br />

en países del<br />

Tercer Mundo,<br />

un adelantado<br />

del diálogo con<br />

el mundo y las<br />

ideologías, un<br />

amigo de los refugiados<br />

y drogadictos y, sobre todo,<br />

un enamorado de Jesús de Nazaret,<br />

conjugando en su vida fidelidad y profecía.<br />

Detrás de su ingente actividad aletea-<br />

8<br />

ba la vida interior del hombre de oración,<br />

y el hombre sencillo, que sabía regalar una<br />

tarta con velas a su secretaria el día de su<br />

cumpleaños y tratar a cada jesuita como un<br />

amigo de toda la vida.<br />

Si hubiera que sintetizar la vida de <strong>Arrupe</strong><br />

en una anécdota elegiría esta: Cuando<br />

daba catequesis de adultos en Japón, un<br />

viejo japonés le miraba sin pestañear sin<br />

que durante seis meses dijera nunca nada.<br />

<strong>Arrupe</strong> entonces se atrevió un día a preguntarle:<br />

¿Qué opina usted de mis explicaciones?<br />

El japonés respondió: No puedo opinar<br />

porque no he oído nada. Soy sordo. Pero<br />

basta con mirarle a los ojos. Usted no miente.<br />

Lo que usted cree, eso creo yo.<br />

¿A dónde va la Compañía? -le preguntaban,<br />

y <strong>Arrupe</strong> respondía con sencillez<br />

desarmante: A donde Dios la lleva.<br />

Como sintetizaba el actual general<br />

P. Kolvenbach: Confianza absoluta,<br />

gozosa, en el Señor, esperanza ante<br />

el Crucificado, cargado con su cruz<br />

terrible, que le rompió el cuerpo,<br />

pero nunca su ánimo.<br />

Mariano Ballester, SJ, ha desvelado<br />

que durante su enfermedad, cuando<br />

ya apenas hablaba, le oyó decir<br />

con su débil media lengua: Para el<br />

presente, amén...; para el futuro<br />

¡aleluya! Era la síntesis mística de<br />

toda una personalidad y de toda<br />

una vida, de un hombre de su<br />

tiempo y un hombre de Dios que<br />

es un paradigma para la acción.<br />

Hoy sus intuiciones proféticas<br />

sobre el diálogo, la solidaridad<br />

internacional, la<br />

lucha por la justicia<br />

y los derechos<br />

humanos<br />

son realidades<br />

admitidas. Murió<br />

convencido de<br />

que la fe no<br />

puede entenderse<br />

sin un compromiso<br />

por la<br />

liberación de<br />

los últimos y<br />

marginados<br />

de este mundo<br />

injusto. El mejor<br />

homenaje a su figura es continuar<br />

trabajando por la justicia, la paz y el desarrollo<br />

de los pueblos más olvidados y oprimidos. ■<br />

EL HOMBRE<br />

<strong>DE</strong> DIOS<br />

“Dicen que soy optimista y lo creo. Me parece una gracia<br />

de Dios en estos momentos tener un temperamento<br />

optimista. La razón de este optimismo es que tengo<br />

una gran confianza en Dios, y estamos en sus manos.”<br />

“Jesucristo en mi vida lo es todo. Ha sido y es mi ideal<br />

desde que entré en la Compañía; ha sido y sigue siendo<br />

mi camino y mi vida y siempre mi fuerza. No es<br />

necesario explicar mucho lo que esto significa. Quite a<br />

Jesucristo de mi vida y se hundirá como un cuerpo a<br />

quien se le quita el esqueleto, el corazón y la cabeza.”<br />

“Soy un pobre hombre que procura estropear lo menos<br />

posible la obra de Dios.”<br />

“La capilla del General, apenas seis metros por cuatro,<br />

es fuente de incalculable fuerza y dinamismo para<br />

toda la Compañía, lugar de inspiración, de consuelo,<br />

de fortaleza, de... ¡estar!, estancia del ocio más activo,<br />

donde no haciendo nada se hace todo...Siempre<br />

la misma, siempre diversa. Si sus paredes pudieran<br />

hablar...de la vida que se consuma en el amor, crucificada<br />

con Jesús, acompañada de María, ofrecida a Dios<br />

como la Víctima que todos los días se ofrece en el ara<br />

del altar.”<br />

“El concepto de superior que tiene ya prontas las respuestas<br />

inmediatas y unívocas para todo problema es<br />

cosa pasada. No, la autoridad no se mantiene rodeándola<br />

de misterio y aislamiento, sino con la sencillez<br />

del servicio y de la confianza”...”El servicio de la<br />

autoridad que procede de Cristo y se ejerce por<br />

Cristo y con Cristo debe estar tan lejos del autocratismo,<br />

como de un temeroso dejar hacer.”<br />

“La muerte es para mí el acontecimiento más<br />

esperado de mi vida, y lo que le da sentido,<br />

como el umbral de la eternidad. Es el<br />

encuentro con el Señor, es llegar a la eterna<br />

fraternidad con Él. ¿Un salto al vacío?<br />

No, ciertamente no. Es un arrojarse en los<br />

brazos del Señor. Espero que sea un “Todo<br />

se ha cumplido”; espero que sea el último<br />

“Amén” de mi vida, y el primer “Aleluya” de<br />

mi eternidad.”<br />

Autorretrato 1


LA COMPAÑÍA<br />

EN EL CORAZÓN<br />

“Tan cerca de nosotros no habrá estado el Señor acaso<br />

nunca, ya que nunca habíamos estado tan inseguros.”<br />

“No tengo miedo al mundo que surge. Temo más bien<br />

que los <strong>jesuitas</strong> tengan poco o nada que ofrecer a este<br />

mundo, poco que decir o hacer que pueda justificar nuestra<br />

existencia como <strong>jesuitas</strong>. Me espanta que podamos<br />

dar respuestas de ayer a los problemas del mañana. No<br />

pretendemos defender nuestras equivocaciones; pero<br />

tampoco queremos cometer la mayor de todas: la de<br />

esperar con los brazos cruzados y no hacer nada por<br />

miedo a equivocarnos.”<br />

“Por favor, no os desaniméis. Os digo una cosa, no la olvidéis:<br />

¡orad, orad mucho! Estos problemas no se resuelven<br />

a base de esfuerzos humanos. Os estoy diciendo algo<br />

que quiero subrayar. Es un mensaje, quizás mi canto de<br />

cisne.”<br />

“Ir adelante sin atarnos insistentemente a modelos tradicionales<br />

de apostolado, sino ser lo más sensibles que<br />

podamos a las nuevas necesidades que aparecen en la<br />

Iglesia y realizar trabajo de pioneros y de exploradores<br />

en la dirección en la cual Dios va llamando a su pueblo.”<br />

“Sólo el testimonio de la pobreza sinceramente vivida<br />

restaurará la credibilidad de nuestro apostolado.”<br />

“El mundo es de aquéllos que sepan ofrecerle y contagiarle<br />

horizontes y síntesis de sentido.”<br />

“Mi mensaje es que estén abiertos a la disposición del<br />

Señor. Que Dios sea siempre el centro... Que tengamos<br />

un sentido muy personal de Dios... Les pido que no se<br />

gasten, y pongan el centro del equilibrio de sus vidas, no<br />

en el trabajo, sino en Dios. Manténganse atentos a tantas<br />

necesidades del mundo.”<br />

“La lucha por la justicia y solidaridad con los pobres conduce<br />

a veces a la confrontación y aun a la persecución. Es<br />

el precio que tenemos que pagar. Y esto tanto en países<br />

comunistas como en los llamados de seguridad nacional,<br />

o en los que la opresión o la injusticia a que nos oponemos<br />

tiene sus raíces en el capitalismo.” Autorretrato<br />

2<br />

EN<br />

MISIÓN<br />

“Debemos sentir preferencia por los más pobres<br />

y necesitados, como la sintió Cristo. Ellos son los<br />

más numerosos. Pero no sólo eso; el cambio en<br />

las estructuras sociales injustas no vendrá si no<br />

ayudamos a los pobres a ayudarse a sí mismos,<br />

y no podremos nosotros enseñarles esto si no<br />

aprendemos de ellos el sentido real de la pobreza.”<br />

“Muchos de entre nosotros estamos todavía sin<br />

contacto real con la increencia, ¿No son demasiados<br />

los nuestros que ejercen exclusivamente su<br />

ministerio entre los hijos fieles de la Iglesia- ya<br />

supercultivados por otros también-, o que incluso<br />

limitan su contacto a quienes no se plantean problemas?<br />

Ciertamente este apostolado es bueno.<br />

Pero deberíamos preguntarnos si basta esto para<br />

responder a nuestra vocación, dada la actual situación<br />

religiosa del mundo.”<br />

“La Compañía no puede permanecer introvertida e<br />

inmóvil, ni debe dejarse llevar de la corriente de<br />

los acontecimientos, aceptando hechos consumados...;<br />

tampoco puede permitir que cada<br />

uno, siguiendo su carisma individual, siga<br />

su propio camino, sin relación al cuerpo<br />

total del que se ha hecho miembro por<br />

libre elección. La Compañía tiene una<br />

sola opción verdadera: para servir a<br />

la Iglesia debe adaptarse apostólicamente<br />

al mundo actual, siguiendo<br />

los criterios de Cristo y teniendo<br />

presente las normas del Concilio y<br />

los signos de los tiempos.”<br />

Autorretrato 3


Un hombre de esperanza<br />

Lo que siempre irradiaba el P. <strong>Arrupe</strong> era una increíble<br />

esperanza, por la que podían tildarlo de visionario y hasta<br />

de ingenuo: <strong>Arrupe</strong> comunicaba una inamovible fe en la<br />

bondad de Dios y en las posibilidad de bondad en los seres<br />

humanos. Creía -él, que había sido testigo de la bomba<br />

atómica de Hiroshima - que, a pesar de todo, la historia<br />

podía cambiar a mejor, y que en el fondo de los seres<br />

humanos existe un reducto de bondad para ponerlo siempre<br />

a crear. Esto, que para unos era una ingenuidad y para otros<br />

ilusión óptica, fue para mí la esperanza que a todos nos<br />

humaniza.<br />

Este hombre de los hombres fue también un hombre<br />

de Dios. Todos los que le conocían quedaban cautivados por<br />

su sincero y profundo amor a Jesucristo, su larga oración, su<br />

sentida devoción en la celebración de la Eucaristía. Quiero<br />

agradecer el profundo impacto que me causó su fe. Lo que<br />

más me impresionó es que no antepuso nada a la voluntad<br />

de Dios... No puso su corazón con ultimidad en nada que no<br />

fuese Dios. Con toda sencillez dejó a Dios ser Dios... con él<br />

la Compañía se encarnó en el mundo de la injusticia y de la<br />

increencia.<br />

Ignacio Ellacuría le llamó el Juan XXIII de la vida<br />

religiosa. En efecto, el P. <strong>Arrupe</strong> abrió las ventanas de una<br />

Compañía, enrarecida ya para el mundo de hoy, y dejó que<br />

a través de esas ventanas abiertas penetrase en ella el aire<br />

fresco, la luz y el viento del Espíritu. Monseñor Romero dejó<br />

escrito en su diario: El P. <strong>Arrupe</strong> es un hombre santo y se ve<br />

que el Espíritu lo ilumina.<br />

Jon Sobrino, SJ<br />

El gozo de ser jesuita<br />

Me arriesgo a resumir en<br />

cuatro palabras lo que <strong>Pedro</strong><br />

<strong>Arrupe</strong> me aportó a mí, y supongo<br />

que algo parecido a otros <strong>jesuitas</strong><br />

de mi generación.<br />

Todo Unir a Dios con el mundo, la<br />

fe con la sociedad, la Compañía,<br />

con la cultura… Integrarlo todo<br />

en una única visión del mundo y<br />

en una única experiencia de fe.<br />

Para Mirar hacia afuera, no hacia<br />

adentro. Huir del eclesiocentrismo<br />

y del jesuitacentrismo. Lema<br />

movilizador: hombres y mujeres<br />

para los demás.<br />

Futuro El Espíritu ilumina, crea,<br />

impulsa. El discernimiento<br />

explora los caminos del Espíritu.<br />

Luego, dinamismo, coraje, saber<br />

arriesgarse.<br />

Hombre de Dios<br />

<strong>Arrupe</strong> nos reveló algo que<br />

se había desfigurado y vaciado<br />

de sentido: “ser hombre de Dios”.<br />

Una vida humana dinámica,<br />

ilusionante, mística. <strong>Arrupe</strong><br />

fue hombre de Dios al estilo de<br />

Abraham, Moisés o Pablo.<br />

Con <strong>Arrupe</strong> mi vocación<br />

jesuítica se transformó en fuente<br />

de gozo, sencillo, pero profundo.<br />

Fue el paso de una vocación vivida<br />

como convicción y fidelidad hacia<br />

una vocación como libertad y<br />

dicha.<br />

José María Rambla, SJ<br />

Una mirada siempre<br />

positiva<br />

Contemplaba siempre con<br />

una mirada positiva todos los<br />

grandes interrogantes de la<br />

conciencia moderna... Optaba<br />

por el mundo tal como es,<br />

secularizado, humano hasta<br />

el punto de no presentar ya<br />

ninguna referencia religiosa,<br />

atravesado tanto por intensas<br />

corrientes de solidaridad como<br />

de lucha, descubriendo con<br />

entusiasmo las conquistas de<br />

libertad de su época. Éste es<br />

el mundo actual: es necesario<br />

tomarlo como es, aceptarlo<br />

con actitud positiva. Nuestro<br />

deber, pensaba, es entrar a<br />

formar parte de él, sin miedo.<br />

Su sueño era instalarse con los<br />

pobres de Roma en los tugurios<br />

de la Vía Apia... En cualquier<br />

caso su acción, como General,<br />

consistió en abrir la Compañía<br />

sin descanso a todas las formas<br />

Un hombre de Dios<br />

<strong>Arrupe</strong> ha sido un<br />

hombre de Dios, por encima<br />

de todas las cosas; y quería<br />

que los <strong>jesuitas</strong> también lo<br />

fueran de verdad. Este de<br />

verdad implica que era a<br />

Dios a quien él buscaba,<br />

no cualquier otra cosa<br />

que quiera hacerse pasar<br />

por Dios, incluso entre<br />

ambientes religiosos y<br />

eclesiásticos. No sustituía<br />

a Dios por nada; un Dios<br />

más grande que los<br />

hombres; más grande<br />

que las Constituciones y<br />

la estructura histórica de<br />

la Compañía de Jesús;<br />

un Dios más grande<br />

que la Iglesia y todas<br />

sus jerarquías; un Dios<br />

siempre mayor y siempre<br />

nuevo, que sigue siendo el<br />

mismo y nunca se repite...<br />

Pasarela P. <strong>Arrupe</strong>, Bilbao<br />

de presencia en el mundo moderno. En esto se mostró<br />

ciertamente ignaciano, y su impulso repetido hizo que<br />

algo se moviese en el fondo de nuestras conciencias.<br />

Maurice Giuliani, SJ<br />

Un Dios imprevisible, pero no<br />

manipulable. En la experiencia<br />

cotidiana de ese Dios, al<br />

que dedicaba muchas horas<br />

de búsqueda, es donde se<br />

despertaba su gran libertad de<br />

espíritu, su gran amor a todos,<br />

su constante disponibilidad<br />

y humildad, y también su<br />

clarividencia religiosa.<br />

Ignacio Ellacuría, SJ<br />

12 13


Una fidelidad más allá de la retórica<br />

Nunca había dudado de que la relación de amor y servicio con la Santa<br />

Sede era para <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> el “primero y principal fundamento de la Compañía”,<br />

más allá de la adulación y de la retórica. Me lo hizo sentir hasta las lágrimas, el<br />

21 de febrero de 1975, (durante la Congregación General XXXII, en la que yo<br />

participaba), al regresar de su entrevista con Pablo VI, que acababa de reprenderle<br />

severamente por lo que estimaba una desobediencia nuestra.<br />

Sin distingos ni excusas el P. <strong>Arrupe</strong> nos hizo experimentar que nos<br />

encontrábamos ante una experiencia singular que podía conducirnos a la<br />

purificación del Espíritu, a mayor unión con Dios, a un amor real y profundo al<br />

Papa, a sentir entrañablemente con la Iglesia. Hemos de sentir vivamente nuestras<br />

limitaciones y enfermedades -nos recomendó-. Porque fallamos, al no entender lo<br />

que hubiéramos debido entender.<br />

No habíamos sabido comprender la anchura y profundidad de las<br />

recomendaciones del Santo Padre, que <strong>Arrupe</strong> estimaba de gran importancia para la<br />

renovación de la Compañía. Le parecía, como a nosotros mismos, que no podíamos<br />

atribuirlo a falta de buena voluntad, pero añadió: sin embargo quizá nos falló<br />

verdadera discreción espiritual al no haber oído lo que Dios nos decía a través de su<br />

Vicario. Para <strong>Arrupe</strong>, era el mismo Dios el que nos interpelaba por su Vicario, padre<br />

solícito. Porque lo es, -prosiguió diciéndonos-, ha llamado nuestra atención, impide<br />

las desviaciones y sigue alimentando la esperanza de que sea con hechos efectivos<br />

-no con declaraciones- como alcancemos el testimonio de fidelidad que atestigüe<br />

nuestra unión en amor y confianza con el Vicario de Cristo.<br />

El P. <strong>Arrupe</strong> nos estaba hablando desde una experiencia de humillación<br />

personal y colectiva, pero ni se dejaba abatir, ni nos dejaba sentirnos víctimas.<br />

Mi admiración se colmó cuando concluyó diciéndonos: Es la hora de evitar dos<br />

peligros: el de querer defender nuestros errores con explicaciones que, al menos en<br />

parte, podrían ser justas, y el de perder el ánimo frente a la humillación.<br />

No me perdí ya en idas y venidas de mis sentimientos y pensamientos.<br />

Sencillamente me sentí de su lado. <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> no promovía discernimientos:<br />

discernía para ocupar el lugar de una obediencia hecha de amor.<br />

Alfonso Álvarez Bolado, SJ<br />

Sucedió lo que buscábamos<br />

Llegué a estudiar teología el día<br />

en el que la televisión transmitía la<br />

inauguración del Concilio. En el ambiente<br />

flotaba una crisis que aún no sabíamos<br />

nombrar: nuestra preocupación por la<br />

desigualdad y la pobreza buscaba cauces<br />

para expresarse, nuestra pertenencia a la<br />

Compañía deseaba objetivos con mayor<br />

mordiente. Entablábamos luchas con la<br />

autoridad, necesitando ansiosamente<br />

un liderazgo significativo. <strong>Arrupe</strong> no dio<br />

inmediatamente respuesta a nuestras<br />

cuestiones; formuló innumerables<br />

preguntas. Preguntaba a la Compañía<br />

por su disponibilidad y al mundo por sus<br />

necesidades. <strong>Arrupe</strong> supuso el realismo de<br />

la interrogación.<br />

Le escuchábamos agradecidos: “El<br />

hecho es que hoy el mundo es como es, y<br />

naturalmente la vida religiosa tiene que<br />

acomodarse a este mundo que quiere salvar.<br />

(...) Hemos abierto y hemos cambiado muchas<br />

estructuras que nos ponen más en contacto<br />

con el mundo. Eso nos quita muchísimas de las<br />

defensas que antes, en una estructura rígida,<br />

había”. Ahora nos sabíamos menos protegidos,<br />

¡pero estábamos en camino!<br />

Luis López-Yarto Elizalde, SJ<br />

14 15


La mirada de <strong>Arrupe</strong><br />

Centro <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong>. Sevilla<br />

<strong>Arrupe</strong> fue un hombre de mirada penetrante y una gran fotogenia. Muchos<br />

de los que le conocieron hablan de sus ojos y de su mirar incisivo, que interpelaba<br />

pero no intimidaba. Más aún, lo califican de tierno y compasivo, inteligente y<br />

lúcido.<br />

Por otra parte, su dimensión pública y su cercanía a los medios de<br />

comunicación social hizo que fuera objeto de numerosos reportajes y entrevistas,<br />

tanto en la prensa como en la radio y televisión, y que, así mismo, fuese objetivo<br />

frecuente de fotógrafos que no sólo trataron de fijar su imagen como superior<br />

general de los <strong>jesuitas</strong>, sino captar también el misterio de sus ojos.<br />

Tengo la impresión de que era un tímido que vence su retraimiento haciendo<br />

lo contrario de lo que su naturaleza le dicta. Y así lo presentan algunos de<br />

sus familiares y amigos de la<br />

primera hora. Pero su turbación<br />

no era apocamiento, sino un<br />

sentido del pudor hoy casi<br />

desconocido.<br />

<strong>Arrupe</strong> fue valiente y<br />

arrojado. Nada le detuvo. Por<br />

duro o difícil que pareciera lo<br />

que se le venía encima nunca<br />

retrocedió. Un buen ejemplo<br />

de ello fue su inculturación<br />

japonesa: no sólo aprendió<br />

idioma tan dificultoso, sino el<br />

tiro con arco, la ceremonia del<br />

té, el ikebana, el zen. Bonito<br />

contraste: ¡un tímido echado para<br />

adelante!<br />

El trato de <strong>Arrupe</strong> destilaba<br />

una cordialidad extraordinaria.<br />

Enseguida se sentía uno cómodo<br />

con él, pero eso no significaba<br />

que renunciara a ser exigente<br />

si las circunstancias así lo<br />

aconsejaban. Todo su porte<br />

expresaba la radicalidad de su<br />

entrega personal a Dios y a la<br />

tarea encomendada. No bajaba<br />

la guardia, pero lo hacía sin<br />

sombra alguna de petulancia o<br />

superioridad.<br />

Es curioso, fue superior<br />

general de 36.000 <strong>jesuitas</strong>, pero<br />

nunca hizo sentir su autoridad<br />

de manera prepotente o altanera<br />

a ninguno de sus súbditos. Más<br />

aún, su mansedumbre le llevó<br />

a no expulsar de su equipo a<br />

quien le traicionaba. Y a los<br />

muchos compañeros que tuvo<br />

que amonestar no les quedó<br />

resquemor ni animadversión<br />

alguna contra él.<br />

Hasta los que le combatían<br />

por su gobierno de la Compañía<br />

de Jesús confesaban que, como<br />

persona y religioso, era excelente.<br />

Y es que su mirada, pienso<br />

yo, era trasunto de aquella<br />

otra mirada, la de ese Dios,<br />

que en la meditación ignaciana<br />

de la Encarnación, contempla<br />

el universo mundo con tanta<br />

compasión activa que decide<br />

salvar al género humano de su<br />

extravío.<br />

Como le he oído decir a<br />

un compañero jesuita: miraba<br />

como Dios. Y por eso, sin<br />

duda, su mirar era tan tierno<br />

y amoroso, y a la vez tan<br />

tenaz y paciente, unos ojos que<br />

demandan correspondencia, pero<br />

sin exigirla.<br />

En sus pupilas brillaban la<br />

luz y la vida del Dios de Jesús.<br />

Al devolverle la mirada, uno<br />

podía embeberse en ellas.<br />

Ángel Antonio Pérez Gómez, SJ<br />

16 17


Sólo tú, Jesús<br />

Jesús, mi Dios, mi redentor,<br />

mi amigo, mi íntimo amigo,<br />

mi corazón, mi cariño:<br />

Aquí vengo, para decirte desde lo más profundo de mi corazón<br />

y con la mayor sinceridad y afecto de que soy capaz,<br />

que no hay nada en el mundo que me atraiga,<br />

sino tú sólo, Jesús mío.<br />

No quiero las cosas del mundo.<br />

No quiero consolarme con las criaturas.<br />

Sólo quiero vaciarme de todo y de mí mismo,<br />

para amarte sólo a ti.<br />

Para ti, Señor, todo mi corazón,<br />

todos sus afectos, todos sus cariños,<br />

todas sus delicadezas.<br />

¡Oh Señor!, no me canso de repetirte:<br />

Nada quiero sino tu amor y tu confianza.<br />

Oración<br />

Te prometo, te juro, Señor, escuchar siempre tus inspiraciones,<br />

vivir tu misma vida.<br />

Háblame muy frecuentemente en el fondo del alma<br />

y exígeme mucho,<br />

que te juro por tu corazón<br />

hacer siempre lo que tú deseas, por mínimo o costoso que sea.<br />

¿Cómo voy a poder negarte algo,<br />

si el único consuelo de mi corazón es esperar que caiga una palabra de tus labios,<br />

para satisfacer tus gustos?<br />

www.upcomillas.es/exposicionpadrearrupe<br />

Padre<br />

<strong>Arrupe</strong>


Musical sobre <strong>Arrupe</strong><br />

Con motivo del centenario del<br />

nacimiento de <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> se celebrarán<br />

en su ciudad natal, Bilbao,<br />

diferentes actos para conmemorar y<br />

recordar su figura. Entre ellos destaca<br />

el musical que a cargo de Gontzal<br />

Mendibil tendrá lugar el día 14 de<br />

noviembre en el Palacio de Congresos<br />

y de la Música Euskalduna. Gontzal<br />

Mendibil, antiguo alumno del colegio<br />

de Durango (Vizcaya), ha diseñado un<br />

espectáculo dividido en dos actos, en<br />

el que compagina música, espectáculo<br />

audiovisual, teatro y danza con el<br />

objetivo de ir revelando la persona de<br />

<strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> a través de su vida y su<br />

mensaje. Mediante este recorrido se<br />

irán rememorando sus motivaciones e<br />

ilusiones personales. Nos introduce en<br />

su mensaje, sus intuiciones para adaptar<br />

el Evangelio al mundo contemporáneo,<br />

su repercusión mediática, así<br />

como las tensiones que esta renovación<br />

provoca en la Compañía de Jesús<br />

y en la misma Iglesia. Entre las colaboraciones<br />

de actores y músicos que<br />

participan en este espectáculo están la<br />

del propio Gontzal Mendibil, el Orfeón<br />

donostiarra y el bailarín Igor Yebra.<br />

Inmigración y<br />

Educación<br />

En el pasado julio tuvieron lugar<br />

en Granada unas Jornadas de los colegios<br />

<strong>jesuitas</strong> de España y Portugal para<br />

reflexionar sobre su misión educativa<br />

respecto a la inmigración. Los temas<br />

tratados fueron “la escuela en una<br />

sociedad multicultural”, “la educación<br />

para la convivencia intercultural”, “el<br />

reto de la inmigración para la misión<br />

educativa y modo de proceder de los<br />

colegios <strong>jesuitas</strong>”, etc. Pero no todo<br />

fueron ponencias, también se hicieron<br />

presentes testimonios y experiencias<br />

de los mismos inmigrantes, talleres<br />

de sensibilización y la experiencia de<br />

los centros educativos que más han<br />

avanzado respecto a la integración.<br />

Los colegios de la Compañía no quieren<br />

permanecer ajenos al fenómeno<br />

de la inmigración y a sus consecuencias<br />

como factor de cambio hacia una<br />

sociedad cada vez más multicultural.<br />

Obispos <strong>jesuitas</strong><br />

en el mundo<br />

El número actual de obispos<br />

<strong>jesuitas</strong> es 91: 6 son Cardenales,<br />

58 Obispos Residenciales, y 7 son<br />

Eméritos. Los cardenales <strong>jesuitas</strong><br />

son 10: los 6 Cardenales-Obispos,<br />

y 4 Cardenales-Diáconos. Sólo dos<br />

de los diez cardenales se cuentan<br />

en el grupo de electores (cardenales<br />

con menos de 80 años) que podrían<br />

participar en un eventual conclave:<br />

Jorge Mario Bergoglio de<br />

Argentina y Julius Darmaatmadja<br />

de Indonesia. La gran mayoría de los<br />

obispos están en diócesis del Tercer<br />

Mundo<br />

La Compañía crece<br />

en Vietnam<br />

El P. General de la Compañía<br />

de Jesús viajó en julio a Asia<br />

Oriental, para establecer como<br />

Provincia Jesuita la actual Región<br />

Independiente de Vietnam. El<br />

sábado 14 de julio se celebró<br />

solemnemente el 50 aniversario<br />

de la vuelta de los <strong>jesuitas</strong> al<br />

país. La historia de la Iglesia en<br />

Vietnam coincide con la presencia<br />

inicial de la Compañía en el siglo<br />

XVII; una presencia que continuó<br />

hasta la supresión de la Compañía<br />

en 1773. La posibilidad del retorno<br />

de los <strong>jesuitas</strong> se dió en 1953,<br />

cuando antiguos alumnos de una<br />

universidad de la Compañía en<br />

China pidieron que algunos de los<br />

misioneros, expulsados de China,<br />

fueran a Vietnam para asistir a las<br />

comunidades de católicos chinos.<br />

Los primeros <strong>jesuitas</strong> fundaron en<br />

1957 una comunidad en Saigón,<br />

y aceptaron la responsabilidad<br />

de encargarse del Seminario en<br />

Dalat. En 1975 la convulsión política<br />

del país impuso el exilio de<br />

los <strong>jesuitas</strong> extranjeros, quedando<br />

en el país los <strong>jesuitas</strong> nativos:<br />

11 sacerdotes, 10 estudiantes, 1<br />

Hermano, 4 novicios y 15 candidatos.<br />

En 2007 la nueva Provincia<br />

de Vietnam cuenta con 134 miembros:<br />

38 sacerdotes, 45 estudiantes,<br />

20 Hermanos, 31 novicios y<br />

un gran número de candidatos.<br />

Ayuda social<br />

en Sarajevo<br />

Los <strong>jesuitas</strong> tienen una parroquia<br />

en el vecindario de Grbavica,<br />

en Sarajevo, capital de Bosnia-<br />

Herzegovina, El país estuvo en<br />

el centro de una limpieza étnica<br />

brutal a comienzo de los años 90<br />

y la ciudad de Sarajevo fue la más<br />

largamente sitiada de la historia<br />

moderna, de abril de 1992 a<br />

febrero de 1996. Las heridas del<br />

asedio siguen visibles en toda la<br />

ciudad, con muchos edificios marcados<br />

por balas de fusiles y morteros.<br />

Pero hay también muchos<br />

signos de esperanza, entre ellos<br />

el ejemplo del Servicio Jesuita a<br />

Refugiados que renovó y reconstruyó<br />

más de 2.000 hogares, sobre<br />

todo de musulmanes, la mayoría<br />

en el vecindario de Grbavica. Hoy<br />

la parroquia coordina actividades<br />

sociales financiadas por el SJR, de<br />

ayuda formativa, médica, material y<br />

psicológica a madres solteras, personas<br />

vulnerables desplazadas, y<br />

ancianos/as que viven solos.<br />

La Compañía<br />

en Afganistán<br />

La Compañía de Jesús ha<br />

vuelto a Afganistán, para asistir y<br />

acompañar a la población afgana<br />

en el camino de su recuperación y<br />

renacimiento cultural, social y espiritual.<br />

Después del establecimiento<br />

de un Centro en Herat en conexión<br />

con el JRS (Servicio Jesuita a<br />

Refugiados), el proyecto se ha<br />

desarrollado poco a poco hasta el<br />

nacimiento de una nueva misión en<br />

Bamiyan, lugar conocido por la presencia<br />

de las estatuas de Buda destruidas<br />

por los talibanes. Este servicio<br />

solidario, además de formación<br />

informática y cursos de idiomas,<br />

ayudará en el desarrollo agrícola y<br />

en la sanidad con la colaboración<br />

de unas religiosas. El Provincial de<br />

la India, afirmó en la inauguración<br />

de la misión: “Concebimos nuestra<br />

presencia como levadura. Entrar<br />

nuevamente en Afganistán abre un<br />

nuevo capítulo en la historia de la<br />

Compañía de Jesús… para un nuevo<br />

servicio de fe y de promoción de la<br />

paz y de la justicia… y para compartir<br />

los recursos de la Compañía<br />

en la India con un vecino con grandes<br />

necesidades”.<br />

La Compañía de<br />

Jesús y el Medio<br />

Ambiente<br />

Todo lo que se refiere al Medio<br />

Ambiente ocupa un lugar destacado<br />

en el orden del día de la próxima<br />

Congregación General (CG 35) de la<br />

Compañía de Jesús, que empezará<br />

a comienzos de de enero de 2008.<br />

Diversas Provincias SJ han enviado 41<br />

postulados (peticiones sobre un tema)<br />

relativos al medio ambiente, que se<br />

discutirán en el curso de la CG. En el<br />

corazón y en la mente de los <strong>jesuitas</strong>,<br />

los temas relativos a la justicia social,<br />

también ocupan un lugar destacado,<br />

ya que se han recibido 42 postulados.<br />

El Secretariado para la Justicia<br />

Social ha creado la Red Ignaciana de<br />

Ecología (IEN), para responder a la<br />

necesidad de abordar mejor todos<br />

los problemas relativos a este tema.<br />

Tiene como objetivo informar a los<br />

participantes de la CG y a toda la<br />

Compañía sobre el cambio climático<br />

y sus consecuencias, y ayudarles a<br />

encontrar caminos para responder<br />

oportunamente. En un principio,<br />

la red funcionará sólo hasta enero<br />

2008. Su misión después de la CG y<br />

la posibilidad de abrirla a no <strong>jesuitas</strong>,<br />

se decidirá después de un periodo de<br />

evaluación.<br />

¿Cuántos<br />

<strong>jesuitas</strong> hay<br />

en el mundo?<br />

El 1 de enero 2007 los <strong>jesuitas</strong><br />

eran 19.216, con una disminución<br />

de 364 con respecto año anterior.<br />

Durante el año 2006 murieron 472<br />

<strong>jesuitas</strong>, dejaron la Compañía 378<br />

y entraron 486. La edad media de<br />

todos los <strong>jesuitas</strong> es de 57’34 años<br />

(ligeramente más alta que el año precedente).<br />

Como en años anteriores la<br />

Asistencia (agrupación de Provincias)<br />

de Asia Meridional (India y Sri Lanka),<br />

con 4.018 miembros (20’9%) es<br />

la más numerosa, seguida por los<br />

Estados Unidos con 2.952 <strong>jesuitas</strong><br />

(15’4%). En las demás Asistencias se<br />

distribuye así el número de <strong>jesuitas</strong>:<br />

Europa Meridional, 2.448 (12’7%),<br />

Europa Occidental, 1.958 (10’2%),<br />

Asia Oriental-Oceanía, 1.672 (8’7%),<br />

América Latina Meridional, 1.513<br />

(7’9%), África, 1.430 (7’4%), América<br />

Latina Septentrional, 1.374 (7’2%),<br />

Europa Oriental, 1.119 (5’8%) y<br />

Europa Central, 732 (3’8%). ■<br />

20 21


El rugido de Dios ante la injusticia<br />

Montse Girbau entrevista a Francesc Riera, SJ.<br />

Montse Girbau<br />

El<br />

9 de septiembre de 1981 los <strong>jesuitas</strong><br />

catalanes ponían en marcha el centro de<br />

estudios “Cristianisme i Justìcia”. El objetivo<br />

fundamental con que se creó era la reflexión<br />

sobre la fe cristiana desde la práctica a favor<br />

de la justicia. Veinticinco años después,<br />

el centro sigue trabajando activamente y<br />

renueva su compromiso por la justicia.<br />

-¿Cómo nace Cristianisme i Justícia?<br />

-A principios de los 80, estaba creciendo<br />

el paro y las bolsas de pobreza. La sociedad<br />

empezaba a tomar conciencia de la situación<br />

del llamado Tercer Mundo. La Compañía<br />

de Jesús, liderada por <strong>Pedro</strong> <strong>Arrupe</strong> y en<br />

sintonía con las líneas marcadas por el<br />

Concilio Vaticano II, en su Congregación<br />

General XXXII de 1975 había definido su<br />

misión como “defensa de la fe y promoción<br />

de la justicia”. En este el contexto surge<br />

en Barcelona “Cristianisme i Justícia”. Los<br />

pioneros fueron los <strong>jesuitas</strong> Joan N. García-<br />

Nieto y José Ignacio González Faus, con el<br />

apoyo del entonces Provincial Ignasi Salvat.<br />

Josep Sugrañes fue su primer director. No<br />

por casualidad, el centro se crea el 9 de<br />

septiembre de 1981, festividad de San <strong>Pedro</strong><br />

Claver, jesuita catalán que trabajó con los<br />

esclavos negros en Cartagena de Indias.<br />

-¿Cómo se posiciona Cristianisme i<br />

Justícia ante ese contexto?<br />

-Conectamos con la teología de la liberación<br />

y con los colectivos de cristianos que,<br />

en nuestro país, se comprometen en las reivindicaciones<br />

sociales en los barrios obreros.<br />

Nombres como Óscar Romero, Alfons Comín<br />

o los<br />

<strong>jesuitas</strong><br />

Ignacio<br />

Ellacuría y<br />

Lluís Espinal,<br />

testimonios de<br />

síntesis entre fe y<br />

justicia, serán referentes<br />

constantes en la reflexión<br />

del centro. Así nuestro trabajo se<br />

articula en torno a dos ejes fundamentales,<br />

encabezados por dos de sus promotores: el<br />

análisis de los problemas sociales, recogiendo<br />

las experiencias e investigaciones de Joan<br />

N. García-Nieto, SJ en este campo; y el estudio<br />

de la justicia integrada en la teología,<br />

liderado por José Ignacio González Faus, SJ.<br />

-¿Qué cuestiones os han preocupado a lo<br />

largo de estos ya 25 años?<br />

-La reflexión de Cristianisme i Justícia<br />

se sitúa en los temas fronterizos entre fejusticia-cultura,<br />

con el deseo de decir una<br />

palabra cristiana, junto a tantas otras voces<br />

que pugnan por una sociedad más justa,<br />

humana y solidaria. Nos hemos ocupado de<br />

las desigualdades Norte-Sur, los conflictos<br />

bélicos, el proceso de construcción europea,<br />

el medio ambiente o la globalización,<br />

entre otros. In-tentamos estar muy atentos<br />

a la actualidad y con los ojos bien abiertos<br />

a la realidad del mundo. Por este motivo, en<br />

estos momentos nos preocupan especialmente<br />

temas como la situación del continente africano,<br />

el fenómeno de la inmigración y todas sus<br />

implicaciones en las relaciones interculturales<br />

e interreligiosas, la configuración del mundo<br />

después del 11-S, los medios de comunicación,<br />

la educación o las nuevas tecnologías.<br />

-¿Cómo ofrecéis vuestra reflexión a la<br />

sociedad?<br />

-La reflexión realizada por los miembros<br />

del equipo y colaboradores del centro se<br />

ha concretado en la publicación de<br />

más de 140 títulos de la colección<br />

“Cuadernos CJ”. De estos cuadernos<br />

se editan 65.000 ejemplares en<br />

catalán, castellano e inglés, que<br />

se envían gratuitamente a las<br />

personas que lo solicitan y también<br />

se pueden consultar a través de<br />

internet. Se trata de materiales<br />

con el deseo de ser rigurosos,<br />

pero al mismo tiempo fáciles de<br />

leer, dirigidos al público culto,<br />

pero no especialista. Cristianisme<br />

i Justícia ofrece, además, cada<br />

año, un programa con más de 25<br />

cursos y seminarios sobre estas<br />

cuestiones, que son seguidos por<br />

unas 700 personas. Se organizan<br />

también actos públicos,<br />

como conferencias<br />

o mesas<br />

redondas.<br />

22 23<br />

-¿Qué<br />

retos os<br />

marcáis<br />

para el<br />

futuro?<br />

-Dolores<br />

Aleixandre, a<br />

quien invitamos<br />

a participar en<br />

la celebración<br />

del 25 aniversario,<br />

nos regaló<br />

una preciosa<br />

conferencia llena<br />

de desafíos. Nos<br />

invitó a mantenernos<br />

despiertos a<br />

medianoche, donde<br />

se escucha el rugido<br />

de Dios ante la<br />

injusticia. Ese debe<br />

ser nuestro gran<br />

reto: Cristianisme i<br />

Justícia quiere ser fiel<br />

de forma irrenunciable<br />

a su opción por la justicia.<br />

Este es el compro-<br />

miso que renovamos en el Manifiesto presentado<br />

con motivo del 25 aniversario.<br />

En nuestro trabajo diario, queremos conservar<br />

el mismo espíritu que recoge la carta<br />

fundacional, firmada por el entonces provincial<br />

Ignasi Salvat, de trabajar “con toda modestia,<br />

pero también con toda la ilusión y esperanza de<br />

que somos capaces.” También miramos hacia<br />

delante con una clara voluntad de potenciar<br />

nuestros espacios para jóvenes. Por ahora, una<br />

de las novedades que Cristianisme i Justícia ha<br />

presentado recientemente es la renovación de<br />

su página web en www.fespinal.com que quiere<br />

facilitar la difusión del material que genera<br />

el centro.<br />


En<br />

1954 la Compañía me enviaba con<br />

otros cuatro compañeros al Paraguay. Empezaba<br />

un aventura insospechada, que ha incluido no<br />

pocas aventuras, de ríos y selvas, de pueblos<br />

indígenas, algunos recién “descubiertos”. Como<br />

lo puede soñar un muchacho mallorquín de 17<br />

años, cuando entra en la Compañía en 1949.<br />

Pero hay que incluir también muchas horas sentado<br />

en bibliotecas y archivos.<br />

Lenguas<br />

Estudiar la lengua guaraní fue lo primero,<br />

en un Paraguay rural casi monolingüe guaraní.<br />

Esa lengua se ha convertido en centro y pasión<br />

de mi vida. Es una lengua indígena de mucho<br />

“artificio” que no cede en nada a las de más<br />

fama, como solían decir los misioneros <strong>jesuitas</strong><br />

del siglo XVII. La misión, al final, la he vivido a<br />

través del guaraní, es decir, para y con las personas<br />

que hablan esa lengua, sociedad paraguaya<br />

e indígenas guaraníes. Mi profesor fue, como<br />

yo, un isleño, el ibicenco P. Antonio Guasch, un<br />

políglota de muchas y diferentes lenguas (español,<br />

catalán, latín y griego, alemán, japonés,<br />

lenguas de las Islas Carolinas, portugués, guaraní<br />

¡a los 60 años!) y autor de gramáticas y antologías<br />

de muchas de ellas.<br />

Por leguas<br />

Bartolomé Meliá, SJ<br />

y lenguas<br />

Al tener que continuar los estudios de<br />

filosofía, teología, y la “tercera probación”, me<br />

enviaron a Francia, España y Austria. El doctorado<br />

en Ciencias Religiosas en la Universidad de<br />

Estrasburgo me permitió reencontrarme intensamente<br />

con el guaraní, pues traté de “La creación<br />

de un lenguaje cristiano en las Reducciones de<br />

los Guaraníes en el Paraguay”.<br />

El estudio de esa lengua guaraní de los<br />

<strong>jesuitas</strong> del siglo XVII y XVIII me fue de gran<br />

utilidad cuando volví al Paraguay en 1969 e inicié<br />

mi convivencia con los mismos guaraníes. La<br />

dictadura del general Alfredo Stroessner en ese<br />

tiempo ya se estaba quitando la máscara, y las<br />

expulsiones de ciudadanos del país, así como las<br />

cárceles y las torturas eran un secreto a voces,<br />

pero que no se comentaban en público.<br />

Después, al descubrirse “el archivo del<br />

terror”, en el que la misma policía dejó registradas<br />

algunas de sus prácticas de represión, de<br />

tortura y muerte, sabemos cosas de aquel tiempo<br />

que ni imaginábamos. Fueron años de osada<br />

“búsqueda de la tierra sin mal”, para usar una<br />

metáfora de la mitología guaraní que siempre<br />

está en el horizonte de estos pueblos. Vivíamos<br />

en el susto y en el miedo; eran tiempos de “paz”<br />

dictatorial, que dejó tantas marcas en la sociedad,<br />

que no han desaparecido del todo.<br />

Por entonces era<br />

director de la modesta<br />

revista Acción que, sin<br />

embargo, se atrevía a análisis<br />

y denuncias, en realidad<br />

atrevidas, bastante valientes,<br />

inexplicables para aquella<br />

época de control e intimidación.<br />

Sufrí alguna paliza<br />

en propias carnes. Dos veces<br />

estuvimos sitiados en nuestra<br />

casa por la policía, hubo<br />

<strong>jesuitas</strong> en la cárcel y al fin<br />

algunos expulsados del país.<br />

24 25<br />

Leguas<br />

Pero para mí éstos fueron los años de mi<br />

experiencia con los indios guaraníes, cuando me<br />

adentraba en las ocultas selvas donde vivían,<br />

dormía, comía en sus casas, con ellos cantaba y<br />

danzaba en sus rituales, procuraba acompañarles<br />

en sus inquietudes, defender sus derechos<br />

ante una sociedad discriminatoria y excluyente,<br />

injusta y, muchas veces, cruel. Hasta ahora<br />

la situación no ha mejorado. La denuncia del<br />

caso de los Aché-Guayakí, que en los tiempos<br />

de Jimmy Carter, fue tratada en el Congreso<br />

de Estados Unidos de América como flagrante<br />

genocidio, molestó grandemente al gobierno<br />

stronista, y el dictador no lo perdonó.<br />

Fue gracia de Dios, al fin y al cabo, mi exilio<br />

(1976) y mi ida al Brasil, después de haber<br />

quedado un año en Roma, con investigaciones<br />

diarias en el Archivo Vaticano. La experiencia<br />

con los Enawené, pueblo de lengua aruak, y al<br />

mismo tiempo compañero de misión con nuestro<br />

mártir Vicente Cañas, SJ, fue simplemente<br />

extraordinaria. Ahí sí que la vida ritual era<br />

mucho más intensa, con hasta 12 y 18 horas<br />

de canto y danza por día, durante períodos de<br />

hasta dos meses. “Los benedictinos de la selva”,<br />

se los podría llamar, si la expresión no fuera tan<br />

etnocéntrica. Pueblo de pescadores y agricultores,<br />

y finos artesanos de adornos plumarios, sin<br />

uso de la rueda, sin instrumentos de hierro (que<br />

sin embargo entraron con nosotros), sin puerta<br />

en las casas, sin dinero por supuesto, eran todo<br />

humanidad, alegría y bienestar. “El buen salvaje”<br />

existe y he vivido con ellos; es una gracia muy<br />

grande, que no he sabido aprovechar debidamente.<br />

La presencia del hermano Cañas, su gran<br />

capacidad para casi todos los oficios (llegó a<br />

aprender odontología, sin dejar de ser excelente<br />

enfermero, pescador y buen mecánico para el<br />

caso), su sinceridad y libertad de pensar y vivir<br />

-para algún compañero, un tanto incómoda- le<br />

marcan a uno.<br />

Fui superior unos pocos años en esa<br />

Misión Anchieta de Mato Grosso, Brasil, con<br />

ocho pueblos indígenas diferentes, en una diócesis<br />

por entonces tan grande como España<br />

entera, lo cual no era para mis espaldas. Bajé,<br />

por misión del padre provincial, hacia Río<br />

Grande do Sul, donde la situación de los indígenas<br />

era muy diferente.<br />

Los Kaingang están en contacto, no siempre<br />

pacífico, con la sociedad de colonos alemanes<br />

e italianos desde hace más de 140 años.<br />

Muchos de ellos cristianos, aunque no todos<br />

católicos. El trabajo de misión era bien diferente<br />

y en buena parte pasaba de una presencia animadora<br />

a una pastoral de sacramentos. Pero los<br />

problemas de tierra con los colonos eran a veces<br />

violentos y los conflictos internos inacabables.<br />

Con la caída de Stroessner en 1989, volví<br />

al Paraguay. Apenas voy a aquellas antiguas<br />

selvas, ahora convertidas en campos de soja<br />

transgénica, donde están recluidos en pequeños<br />

espacios los guaraníes. Consumen mi vida<br />

los “indios de papel”. Investigación sobre todo<br />

en historia y lingüística, asesoramiento en<br />

programas y proyectos educativos indígenas,<br />

actividad ordinaria en la Comisión Nacional de<br />

Bilingüismo, charlas, congresos. La misión es<br />

ahora pasar horas frente al ordenador, y escribir<br />

libros y artículos. Estoy reeditando la obra<br />

lingüística de Antonio Ruiz de Montoya, SJ, del<br />

s. XVII. El Paraguay, es decir el Congreso de<br />

la Nación, a José María Blanch, SJ, y a mí, nos<br />

concedió la nacionalidad honoraria, lo que agradezco<br />

“che py’a ite guive”, desde el fondo de mis<br />

entrañas. ■


¿”Compañeros de Jesús” o “<strong>jesuitas</strong>”?<br />

La palabra “jesuita” no fue inventada ni<br />

usada por Ignacio, ni por la Compañía. No se<br />

encuentra ni en las Constituciones, ni en ningún<br />

documento oficial, desde la aprobación de<br />

la orden por Paulo III, en 1540, hasta 1975.<br />

En las Constituciones se habla de cuantos<br />

viven a obediencia de la Compañía,… de quienquiera<br />

que en nuestra Compañía..., y otras<br />

expresiones parecidas. Los documentos de la<br />

Santa Sede, hasta hoy, se refieren a los sacerdotes...,<br />

los religiosos..., los regulares de la<br />

Compañía de Jesús..., los hijos de San Ignacio.<br />

En los primeros tiempos de la Compañía,<br />

el P. Araoz afirma desde España: Algunos nos<br />

llaman iñiguistas, otros papistas, otros teatinos,<br />

o sacerdotes reformados. En Portugal se<br />

les nombraba “Apóstoles”.El llamarlos teatinos<br />

era confundirlos con la orden religiosa fundada<br />

en 1524 por Gaetano de Tiene y por el<br />

Cardenal Juan <strong>Pedro</strong> Caraffa, futuro Paulo IV.<br />

Entre insulto y alabanza<br />

A los “compañeros de Jesús” se les empezó<br />

a llamar “<strong>jesuitas</strong>” en Austria y Alemania.<br />

En diciembre de 1544, San <strong>Pedro</strong> Canisio en<br />

carta desde Colonia al Beato <strong>Pedro</strong> Fabro, uno<br />

de los primeros compañeros de San Ignacio, le<br />

cuenta: ...en cuanto a nosotros te puedo decir<br />

que nos llaman <strong>jesuitas</strong>. Al año siguiente vuelve<br />

sobre el tema: Nosotros seguimos llevando<br />

adelante los trabajos de nuestro instituto, no<br />

obstante la envidia y las injurias de algunos<br />

que incluso nos llaman “<strong>jesuitas</strong>”. Con el paso<br />

EL NOMBRE <strong>DE</strong> JESUITA<br />

Wenceslao Soto Artuñedo, SJ<br />

del tiempo la palabra “jesuita” había adquirido<br />

un sentido muy distinto del que le daba<br />

Ludolfo de Sajonia, el Cartujano, en su “Vita<br />

Christi” que apareció en Alemania en 1350,<br />

190 años antes del nacimiento y aprobación<br />

de la Compañía. Allí se decía: Así como los<br />

que, por la gracia bautismal, por Cristo somos<br />

llamados cristianos, así en la gloria seremos<br />

llamados, por el mismo Jesús, <strong>jesuitas</strong>, es<br />

decir, salvados por Él. En esta primera edición,<br />

al menos encontrada hasta ahora, el término<br />

“jesuita” es particularmente positivo y estimulante.<br />

Antes de la invención de la imprenta la<br />

obra había tenido gran difusión. Su primera<br />

impresión es la de Estrasburgo en 1474. Le<br />

siguieron 400 ediciones, muchas en los siglos<br />

XV y XVI, en diversas lenguas europeas. S.<br />

Ignacio leyó, en su convalecencia de Loyola<br />

la traducción de Fray Ambrosio Montesinos, y<br />

conocía esta palabra. Probablemente en París<br />

no le pasó desapercibido el sentido peyorativo<br />

que se le daba.<br />

En el “Confesionale” de Gottschalk<br />

Roremund (Amberes 1519) se propone, incluso,<br />

esta pregunta: ¿Has omitido enseñar la<br />

palabra de Dios por temor a que se burlen de<br />

ti y te llamen fariseo, jesuita, hipócrita, beguino?.<br />

El significado de jesuita como fariseo e<br />

hipócrita es ya muy despreciable; pero aún es<br />

más ofensivo el de “beguino”, vocablo de origen<br />

flamenco, que conlleva el sentido de hereje<br />

y depravado.<br />

Por otra parte, con el auge de la devoción<br />

al nombre de Jesús en la Italia de los<br />

siglos XIV y XV, el pueblo dio el nombre de<br />

“<strong>jesuitas</strong>” a los “Clérigos Apostólicos de San<br />

Girolamo”, fundados en 1360 por el Beato<br />

Giovanni Colombini, porque iniciaban y concluían<br />

sus predicaciones con la frase “Alabado<br />

sea Jesucristo”, nombre que se convirtió en<br />

“jesuato”, sin ningún sentido peyorativo. San<br />

Bernardino de Sena en 1427 fue acusado de<br />

herejía por la forma en que propagaba la<br />

devoción al nombre de Jesús. El humanista<br />

Poggio Bracciolini lo denunció por su “jesuitismo”.<br />

El Papa Martín V, sin embargo le autorizó<br />

y exhortó a seguir en la predicación de esta<br />

devoción, enarbolando, como antes, el estandarte<br />

con el gran monograma JHS.<br />

“Jesuita” como identificación de la<br />

Compañía<br />

La evolución semántica de la palabra<br />

“jesuita” es un hecho normal. La evolución<br />

semántica de las palabras, habitualmente, es<br />

un reflejo del comportamiento humano; pero<br />

esa evolución después de la fundación de la<br />

Compañía parece querida, por:<br />

1) Usar el término “jesuita” sólo y<br />

exclusivamente para designar a los miembros<br />

de la Compañía de Jesús.<br />

2) Atribuir a los <strong>jesuitas</strong> fechorías de<br />

todo género.<br />

3) Convertir el término “jesuita” en<br />

sinónimo de astuto e hipócrita, y así difamante.<br />

Protagonistas de esta tendencia fueron,<br />

sobre todo, la Alemania protestante,<br />

la Francia galicana y jansenista y la de la<br />

Ilustración, y un poco Inglaterra. De ahí se<br />

extendió el antijesuitismo a toda Europa y<br />

consiguió la supresión de la Compañía. Con<br />

la supresión se atenuó un poco ese antijesuitismo,<br />

pero se reavivó y, con el correr de<br />

los tiempos se difuminó algo, pero todavía<br />

los diccionarios siguen repitiendo : “jesuita”,<br />

miembro de la Compañía de Jesús, y persona<br />

astuta, intrigante e hipócrita.<br />

Mientras el antijesuitismo seguía dándole un<br />

sentido difamante a “jesuita”, los católicos encontraban<br />

que la palabra, por su brevedad y por su<br />

significado etimológico, era muy idónea para sustituir<br />

las largas expresiones compañero de Jesús,<br />

o miembro de la Compañía de Jesús. Y en ese<br />

sentido exclusivo de miembro de la Compañía de<br />

Jesús se extendió de forma notablemente rápida.<br />

Ese significado parece sancionado por el<br />

concilio de Trento. No lo usa en sus decretos,<br />

pero sí en sus actas. Al P. Diego Laínez se le<br />

llama General de los Jesuitas. Y en las mismas<br />

actas se dice jesuitae fovendi sunt. Y un ayudante<br />

del Maestro de Ceremonias del Concilio<br />

nombra en su diario de la sesión del 21 de<br />

agosto de 1562 al Generali Jesuitarum y a la<br />

Ordinem Jesuitarum.<br />

La popularidad que el vocablo “jesuita”<br />

adquirió en el mundo católico no ha sido<br />

ni promovida ni deplorada por la Compañía.<br />

Ha reconocido que para el pueblo católico no<br />

era más que un sinónimo de Societatis Jesu<br />

y Compañero de Jesús, y merecía un respeto.<br />

De hecho es de uso corriente en el lenguaje<br />

de la orden y de sus miembros que se<br />

refieren a sí mismos como “<strong>jesuitas</strong>”. Sólo ha<br />

sido usada oficialmente, 435 años después<br />

de la fundación de la Compañía, en<br />

la Congregación General XXXII<br />

(1975), en uno de sus decretos<br />

(2, 1): ¿Qué significa ser<br />

jesuita? Reconocer que uno es<br />

pecador y, sin embargo, llamado<br />

a ser compañero de Jesús,<br />

como lo fue Ignacio....<br />

En 1983 la Congregación<br />

General la usa de nuevo:<br />

La Congregación General<br />

urge a que todos los<br />

<strong>jesuitas</strong> se esfuercen<br />

por conseguir una integración<br />

personal y comunitaria<br />

cada día mayor,<br />

de su vida espiritual y de<br />

su apostolado. (1, 11). ■<br />

26 27


El<br />

Señor ha estado grande conmigo<br />

y por eso estoy alegre. La frase resume<br />

muchos sentimientos que, como un secreto<br />

de siempre, guarda mi corazón. Y como no<br />

puede haber verdad fuera de la humildad,<br />

desde ella confieso que así, siendo sacerdote<br />

de Cristo para los demás, soy un hombre<br />

plenamente feliz. Ser servidor de la misión<br />

de Cristo en su Compañía; olvidar mi condición<br />

de limitado, y fiarme sin más de Él,<br />

dando pasos bajo el asombro de un Amor;<br />

estar de corazón en cada sitio y levantarme,<br />

cada mañana, con la pasión de un muchacho<br />

que nunca se conforma con su sola orilla,<br />

me llena totalmente por dentro.<br />

Vivimos con ilusiones que son fuente de<br />

incalculable fuerza. La mía, intuida ya desde<br />

pequeño y discernida largamente después,<br />

fue la de dedicarme a los demás. Dije Hágase<br />

y ya no hubo remedio. Por las rendijas del<br />

amor, Dios me hizo saber cuánto me amaba<br />

desde siempre y para siempre y se me fue<br />

colando por mis entrañas, transformándose<br />

en la razón única y tangible de mi pasión. Y<br />

como los fuegos siempre buscan una salida<br />

por donde escapar después de haber quemado,<br />

solo muchas veces ante el desafío de<br />

responder, se me fue asomando esa vocación<br />

-y Dios en ella-. Vivir fue, a partir de entonces,<br />

llegar cada día del aljibe secreto donde<br />

Soy el mismo<br />

y a la vez otro<br />

Fernando Arrocha Duarte, SJ<br />

aprendo a descifrar los cantos del Señor que<br />

escucho por dentro; aceptar que el suelo<br />

me recuerda que, mientras más abajo, más<br />

cerca se está de la “Raíz” adonde vamos;<br />

pedirle a Dios, cada mañana, que alargue mi<br />

niñez dependiente y me haga hombre sirviendo<br />

a otros, cansado de mirar la puerta de<br />

las incertidumbres o indecisiones.<br />

Hoy me sigo recibiendo a mí mismo<br />

como una inmensa novedad, de la que todavía<br />

no sé si soy responsable. Soy el mismo<br />

y al mismo tiempo, otro. Pido prestadas a<br />

Dios la mano y la palabra para absolver; se<br />

me da la energía del viento para despeñar<br />

algún demonio de las vidas sin libertad que<br />

se me acercan con humildad; vivo seguro<br />

descubriendo que del Pan consagrado sobre<br />

el altar salen las caravanas de fuerza que<br />

necesitamos para seguir caminando…<br />

Alegre y agradecido, me siento también<br />

en paz. Él me condujo al sitio justo, como<br />

si no existiera para mí otro paisaje mejor<br />

desde el cual poder contemplar este mundo<br />

y sus cosas. Y con paz digo: Señor, tú solo<br />

me haces vivir tranquilo. He sido Director<br />

de un Centro Fe Cultura. Ahora, Superior<br />

de una comunidad de <strong>jesuitas</strong>. CVX,<br />

Ejercicios…, y sigo buscándole en todo. Pido<br />

cada día, sin cansarme, al Santo más grande<br />

que hay en el cielo, como Juan de la Cruz<br />

llama a la Trinidad Santa, que me ayude a<br />

ensanchar el cauce de la vida que sólo brota<br />

del Corazón de Cristo, y a caminar con los<br />

hombres de hoy, mis hermanos, en todas<br />

sus preguntas, hacia Su Otra Orilla, la del<br />

“Dios siempre Mayor”, que encierra todas las<br />

respuestas. ■

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