VOLVER A INVENTAR LA COMPAÑIA PERIODÍSTICA ...

Según los datos de la WAN, hay 124 periodistas encarcelados con condenas prolongadas en
24 países. Braun nombró a algunos de los mismos infractores de siempre: Birmania, China,
Etiopía, Irán, Vietnam, Yugoslavia. Señaló que el ganador de la Pluma de Oro de la Libertad
2000, el sirio Nizar Nayouf, seguía siendo objeto de “malos tratos abominables” en la cárcel,
donde continuaba preso en el momento mismo en que se desarrollaba el Congreso.
Pero Braun habló también de campañas exitosas. “Son numerosos los casos en los que los
periodistas son liberados, los ataques contra la prensa investigados, las legislaciones
represivas reexaminadas o revocadas, a raíz de la presión y la publicidad llevadas a cabo por
nuestra organización y por otros grupos de prensa.”
Desde junio de 1999, la asociación ha lanzado 260 campañas en pro de la libertad de prensa
en 80 países, informó Braun. Y no se trata sólo de la liberación de periodistas encarcelados: la
WAN apoya también la creación de infraestructuras económicas destinadas a sostener a la
prensa independiente. En el último año, la organización y sus asociados han invertido 4
millones de dólares en asistencia económica para editores en África, Asia y el ex bloque
soviético, cifra que sobrepasa el presupuesto de funcionamiento anual de la WAN.
“La WAN ha pasado mucho tiempo en reuniones con organizaciones como el Banco Mundial
o, más recientemente, con el Pacto de Estabilidad en Europa del Sudeste, para recalcar la
importancia de una prensa libre como componente esencial de la instauración, o
reinstauración, de sociedades civiles fuertes y de comportamientos democráticos,” declaró
Braun.
Es un mensaje que incluso en países desarrollados, donde los derechos humanos básicos están
supuestamente adquiridos, merece tomarse en cuenta. Desde hace siglos, prosiguió Braun, los
periódicos vienen fomentando la alfabetización y el pensamiento crítico en las sociedades
libres, algo aún más indispensable en esta época de “sociedad de información”, donde una
circulación libre y rápida de ésta es condición sine qua non del éxito económico.
Braun temía que ciertos cambios económicos sutiles pudieran debilitar la infraestructura sobre
la que reposa esta libertad de expresión.
“La nueva economía y la revolución de la tecnología de información están transformando las
bases mismas de las compañías periodísticas,” dijo. “La tradición editorial se ve amenazada
por rivales que no la tienen, o no la entienden, y cuyo objetivo es beneficiar de los ingresos de
los periódicos sin la aspiración de jugar un papel social.”
Braun manifestó su preocupación en cuanto a la posible desventaja para los periódicos de los
impuestos sobre la publicidad o sobre las ventas de periódicos, y de una reglamentación
estricta en materia de derechos de autor y de leyes laborales.
“Las autoridades públicas a través de todo el mundo deben recordar constantemente los
valores tradicionales de la prensa y la lectura, que hay que salvaguardar bajo estas nuevas
condiciones. Es nuestro deber recordarles a los hombres políticos y a todos los integrantes de
la sociedad estos valores y principios, así como las condiciones necesarias para que perduren
y proliferen.”