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Ertugrul Özbök:
Transformación de un diario popular
Ertugrul Özbök no tiene reparos en hablar del número de malabarismo que se ve obligado a
ejecutar en el Hürriyet, el cotidiano de mayor difusión en Turquía. Su número de equilibrio
consiste en conciliar lo que en otros países se llamaría la prensa de calidad y el tabloide o
prensa popular.
“Aquí no existen los tabloides,” escribió el director general y jefe de redacción del Hürriyet
en su presentación destinado al Congreso Mundial de Periódicos. “Existen sólo por definición
los diarios de gran formato. Pero deben responder a una doble exigencia de nuestros lectores:
por un lado, tienen que contener la mejor información política, social, económica y cultural, y
por otro, tener lo que llamaría una “sensibilidad” de tipo tabloide.”
Özbök no pudo asistir personalmente al congreso en Río, pero su mensaje se translució
claramente en sus comentarios escritos. En su mercado, no puede permitirse pasar por alto
ninguna de las dos exigencias, aún cuando esta decisión vuelva su posición “mucho más
difícil que la de otros directores en los demás diarios.”
Özbök dijo que su desafío estaba ligado a la historia del Hürriyet: esta publicación se fundó
en 1948 para rivalizar con todos los diarios publicados en Turquía hasta ese entonces.
Mientras los otros periódicos del país se concentraban en las actualidades políticas del día,
fuertemente teñidas de las opiniones de los propietarios, el Hürriyet adoptó otra postura,
tratando de evitar cualquier parcialidad editorial, contratando a pocos columnistas y poniendo
de relieve temas populares tales como las noticias policiales, los espectáculos y los deportes.
El periódico no tuvo remilgos en enviar a sus periodistas a la guerra de Corea y a las
Olimpíadas de 1952, salpicando las páginas con grandes fotografías de soldados turcos y de
atletas. El Hürriyet fue también un precursor en Turquía en materia de innovaciones técnicas
tales como la impresión en color, la transferencia de páginas por fax, y la composición
tipográfica informatizada.
Özbök dijo también que en los años 80 empezó a producirse en el país una transición radical
hacia una industrialización y una urbanización vertiginosas, transformaciones que el Hürriyet
acompañó de manera igualmente radical. El periódico amplió su campo informativo, con
noticias sobre temas específicos, desde la aviación y la tecnología hasta los animales
domésticos y los puros. La plantilla de columnistas creció considerablemente, de los cuales
algunos vertían opiniones encontradas. Se multiplicaron por otra parte los suplementos
dominicales.
El malabarismo consistía en retener a los lectores “populares” del diario – las categorías
sociales conocidas como C1 y C2 – y cubrir a la vez temas de interés para los grupos A y B,
de clase más alta e instruida.
“En Turquía, hubo gente que en algunas ocasiones intentó publicar diarios que se parecían al
Pravda de los viejos, aunque no siempre buenos tiempos. Las ventas nunca sobrepasaron los
30.000 ejemplares,” dijo Özbök. “Nosotros no podíamos arriesgarnos, como bien se
comprenderá, a una merma de ese magnitud.”