VOLVER A INVENTAR LA COMPAÑIA PERIODÍSTICA ...

Estilos de caricatura
Hay actualmente tres tipos de humoristas políticos: los que se limitan a ilustrar las
actualidades, los que las transforman en anécdotas cómicas, y los que tratan de hacer
comentarios polémicos para incitar al debate. “En mi opinión, un buen humorista es el que
logra combinar las tres cosas, haciendo hincapié en el aspecto polémico,” dijo Ramírez. “Para
eso estamos en la página editorial y no con las tiras cómicas.”
El humor puede ser un arma poderosa porque permite hacer llegar el mensaje a más gente. El
mensaje es lo definitorio de la sátira editorial. “Sin mensaje, no es más que una ilustración
cualquiera.”
Como humorista de un periódico nacional, Ramírez ha encontrado que los dibujos con
remates inesperados son los más eficaces. En un sistema político que se define más por
reacción que por anticipación, los humoristas cumplen una función de catalizadores,
instigadores, protagonistas y antagonistas, para tratar de hacer partícipe al lector del proceso
político. “No es que crea ingenuamente que podamos modelar la opinión de la gente, pero
nuestra función es la de informar y concientizar al público, tratando los temas con cierto
extremismo exagerado.”
Conclusiones
Los políticos se olvidan con facilidad para quién trabajan. Con toda la pompa y la ceremonia
que rodea la vida de las figuras políticas, la gente se confía en que trabajan para ella. Los
humoristas editoriales tratan de hacer reaccionar al lector, e incitarlo a participar en el debate
nacional para garantizar el funcionamiento correcto de una democracia participativa.
“Los periódicos tienen una incidencia considerable en el mundo en el que vivimos,” dijo
Ramírez. “Cumplen una función de vigilancia y de equilibrio frente al enorme poder del
gobierno.” Es gracias a los periódicos que el público tiene acceso a información fiable, y, por
eso mismo, a un cierto poder.