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VOLVER A INVENTAR LA COMPAÑIA PERIODÍSTICA ...

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Michael Ramírez:<br />

Tiras y caricaturas periodísticas<br />

Según Michael Ramírez, dibujante satírico del Los Angeles Times, los dibujos periodísticos<br />

no necesariamente hacen reír, pero deben tener algún sentido. “No tienen que ser cómicos,<br />

pero sí incisivos. Tiene que haber una historia con una vuelta, un toque de humor para captar<br />

el interés, y luego el remate final.”<br />

Las caricaturas periodísticas giran en torno a un concepto. La ilustración no es más que un<br />

vehículo que sostiene un punto de vista. No es la función del humorista defender su punto de<br />

vista, sino alertar e informar al público y rebelarse. “Nuestra trabajo consiste en incitar a los<br />

lectores a levantarse en armas y en combatir la complacencia, el letargo, la corrupción, los<br />

defensores del statu quo y los diversos depredadores de la sociedad,” dijo Ramírez.<br />

Básicamente, se les paga a los humoristas para ser detestables. Es la única profesión aparte de<br />

la odontología en la que se le paga a uno por hacer algo desagradable. “Los políticos creen<br />

que se les pagan por ser detestables, pero no es así: ellos son detestables naturalmente,” dijo<br />

Ramírez. “Y es por eso que existen los caricaturistas editoriales.”<br />

Se trata de una profesión basada en ideas, puesto que el 95% del trabajo se maneja con<br />

conceptos. En cierto sentido, los humoristas son los dogos del periodismo, preparados para<br />

atacar ante la menor provocación. “Juzgamos lo que observamos y nuestra condena es<br />

instantánea e implacable. Procesamos la información que recibimos para sacar conclusiones,<br />

hacer un dibujo y...tirar a matar.”<br />

Esto requiere mucha investigación, ya que los humoristas deben procesar rápidamente<br />

actualidades complejas y encontrarles un mínimo de sentido. Para Ramírez, esto significa leer<br />

por lo menos el New York Times y el Wall Street Journal además del Los Angeles Times.<br />

Objetividad y subjetividad<br />

Si el trabajo de un reportero es relatar los hechos, hacer resaltar las injusticias del mundo y<br />

atraer la atención hacia los perpetradores de estas injusticias, el de un humorista consiste en<br />

volver atrás y darle el golpe de gracia a los heridos. “Hay que hacer una distinción aquí entre<br />

un reportaje informativo objetivo y la subjetividad de una página editorial,” dijo Ramírez.<br />

La sátira no tiene por qué defender tal o cual punto de vista ni interpretar los acontecimientos<br />

a través de un filtro ideológico. “Es más una cuestión de juzgar un tema exclusivamente a<br />

partir de lo que se conoce de él.” Esto no impide que un humorista tenga un punto de vista y<br />

sea capaz de defenderlo.<br />

Otro aspecto clave de este trabajo es la claridad. Las ideas vehiculadas deben ser explícitas<br />

para los lectores porque por más clara que sea la presentación, siempre hay quien se queja<br />

ipso facto. Ramírez cita el ejemplo de un dibujo que hizo sobre si la Administración Federal<br />

de la Aviación debía obligar o no a los pilotos a hacerse un análisis de detección de<br />

estupefacientes. “Hice un dibujo de un piloto disfrazado de Hamlet, con un frasco en la mano,<br />

y la leyenda: “Pipí o no pipí, ésa es la pregunta.” Llegó una oleada de protestas escritas y<br />

telefónicas de la parte de pilotos no a raíz del objeto en sí de la caricatura, sino porque el<br />

uniforme de los pilotos tienen cuatro y no tres galones.

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