VOLVER A INVENTAR LA COMPAÑIA PERIODÍSTICA ...

Francisco Santos Calderón:
“Lo peor queda aún por delante”
En 1990, el director colombiano fue secuestrado y mantenido en cautiverio durante ocho
meses como parte de una campaña de terror contra periodistas que llevó a cabo Pablo
Escobar. Al año siguiente, Escobar murió en un enfrentamiento con las autoridades, tras lo
cual se esperó que los periodistas dejarían de ser víctimas de la violencia.
Pero Santos teme que la situación hoy en día esté empeorando cada vez más.
“Todos pensamos que la persecución de periodistas colombianos, y el acoso sistemático de
Pablo Escobar, habrían pasado a la historia. Supusimos que esos momentos aciagos de hace
diez o quince años – momentos de miedo, sobresalto, pánico – se habrían acabado para
siempre. Pensamos que las bombas en los autos, los ataques con explosivos contra los diarios,
los asesinatos de directores periodísticos, el homicidio o el secuestro de docenas de
periodistas eran lo peor que podría sucederle a los periodistas colombianos.
“Pero mucho me temo que nos hayamos equivocado, “ dijo el director del diario El Tiempo de
Bogotá. “Lo peor queda aún por delante.”
Apenas dos semanas antes de que hablara Santos en el Congreso Mundial de Periódicos, una
periodista colombiana que acudió a una cita con una fuente informativa militar fue
secuestrada, torturada y abandonada al borde de una ruta en las afueras de Bogotá.
“El mensaje fue claro tanto para ella como para todos los periodistas: podemos secuestrarlos y
matarlos con toda facilidad, aunque no lo hagamos aún,” dijo Santos.
Ante las amenazas de muerte recibidas, el propio Santos huyó del país tres meses antes del
Congreso y buscó refugio en España, una decisión particularmente desgarradora para un
hombre que sobrevivió a un prolongado cautiverio para luego fundar dos movimientos por la
paz en Colombia, La Fundación País Libre y No Más.
Santos declaró que la nueva oleada de violencia resultaba más inquietante que hace una
década porque no se sabía bien quiénes eran los autores. En la época de Pablo Escobar,
“sabíamos de dónde provenían las balas y generalmente cuáles eran las intenciones. En el
momento mismo de la persecución, los periodistas sentían que sólo era cuestión de tiempo
antes que sus enemigos fueron detenidos o eliminados.
Esta vez, no existe tal esperanza.
“No sabemos a ciencia cierta quiénes están jalando el gatillo,” dijo Santos. “No sabemos por
qué lo están haciendo, ni cuándo lo van a hacer.
“La única certeza que tenemos es que en una guerra como la que se está librando actualmente
en Colombia – una guerra financiada tanto a la derecha como a la izquierda por los
narcotraficantes –, los periodistas somos un blanco fácil.”
La nueva generación de narcotraficantes colombianos ha creado alianzas estratégicas con
ambos bandos en la guerra civil que azota al país, explicó Santos. “Es claro que los