VOLVER A INVENTAR LA COMPAÑIA PERIODÍSTICA ...
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crimen, por ejemplo, fue menos bien recibida que el anuncio de la puesta en aplicación de<br />
dicho plan.<br />
Otra dificultad para un periódico que se publica dentro de un marco de violencia es el peligro,<br />
tanto físico como psicológico, que corren los reporteros en su trabajo. Durante el apartheid,<br />
las comunidades acogían favorablemente los reportajes sobre violencia política porque<br />
representaban una denuncia de las injusticias. Esto ya no es así actualmente, y los reporteros<br />
son a menudo objeto de agresiones.<br />
“También hay que tener presente que los reporteros que tienen este tipo de misión se ven<br />
expuestos a traumatismos ligados al estrés,” señaló Fray. Para paliar este problema, el equipo<br />
concernido del Saturday Star organizó sesiones informativas con reporteros y asesores<br />
experimentados para responder a las necesidades de periodistas expuestos a estas presiones.<br />
El tercer problema para un diario como el Star es, según Fray, informar sobre la situación<br />
delictiva con exactitud y sin reforzar falsas ideas estereotipadas sobre los perpetradores y<br />
sobre sus víctimas. Se trata de ir más allá de los sempiternos paradigmas de las notas<br />
policiales. “Hay que interrogarse sobre la identidad de las víctimas,” dijo Fray. “La mayoría<br />
son hombres de 25 a 45 años de edad, pero no suelen ser los que más aparecen mencionados.”<br />
En cambio, las víctimas de las que más se habla son aquéllas que se asemejan a los lectores<br />
del Star.<br />
Los periódicos tienen también la responsabilidad de presentar las estadísticas criminales de<br />
manera objetiva. Según el Institute for Security Studies en Pretoria, no ha habido en los<br />
últimos cinco años un incremento notable de actos delictivos, y la violencia se ha mantenido a<br />
un nivel estable. A pesar de esto, la gente se siente mucho menos segura que cinco años atrás.<br />
Frente a un 20% de personas que se sentían expuestas en 1994, hay ahora un 50%.<br />
“Es nuestro deber informar a los lectores,” dijo Fray. “Los periódicos pueden contribuir<br />
decisivamente para disipar las ideas falsas que circulan sobre el crimen, y para fomentar<br />
acciones positivas en la lucha contra el delito.” En un plano práctico, los periódicos pueden<br />
ayudar con consejos prácticos sobre cómo evitar ser víctima y con información sobre qué<br />
hacer si esto último ocurre. “Tenemos que evitar que nuestras notas paralicen de miedo a los<br />
lectores y los dejen sin saber qué se puede hacer y qué es lo que ya se está haciendo.”<br />
La violación es un acto de violencia particularmente común en Sudáfrica: ocurre una cada 25<br />
segundos, y la prensa puede caer fácilmente en la trampa de quedarse simplemente en<br />
estadísticas. El Saturday Star cambió radicalmente de enfoque cuando dos de sus propios<br />
periodistas se convirtieron en víctimas. Ambas decidieron escribir reportajes a todo página<br />
sobre su experiencia, firmándolos sus verdaderos nombres. “Gracias a esto, nos pudimos<br />
alejar del reportaje tipo “Nueve horas de infierno” y entrar más en la noción de “Cómo<br />
sobrevivir a la violación”, explicó Fray.<br />
El diario también revisó el vocabulario utilizado en este tipo de notas: ¿deben las violaciones<br />
catalogarse de “crímenes pasionales”? ¿Son las mujeres “víctimas” o “sobrevivientes”? ¿Hay<br />
que hacer hincapié en la sobreviviente o en el perpetrador?<br />
Conclusiones