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libreto: L'Orfeo - La Arcadia Jerez

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cuadrado entre el recitado (“In questo lieto”),<br />

los coros epitalámicos (“Vieni Imeneo”) y el<br />

baile (“<strong>La</strong>sciate i monti”) de los pastores, con<br />

breves participaciones, también recitadas, de<br />

dos personajes femeninos (la Ninfa y Eurídice,<br />

en una de sus dos únicas intervenciones<br />

en toda la obra) . Es decir, en poco más de<br />

quince minutos, que es lo que dura el acto,<br />

Monteverdi emplea el estilo recitativo, vuelve<br />

a usar el ritornello instrumental, introduce el<br />

arioso y recurre a la polifonía madrigalística<br />

para los coros, los dos estrechamente relacionados<br />

por su estructura y su prosodia, aunque<br />

“<strong>La</strong>sciate i monti” quede remarcado tanto<br />

por su singular impronta rítmica (no es sino<br />

un balleto típico de la época), como por la riqueza<br />

del acompañamiento instrumental .<br />

El acto II se abre con una breve sinfonía,<br />

relacionada armónicamente con el ritornello<br />

del acto anterior, y nos introduce definitivamente<br />

en el núcleo del drama, que no es sino<br />

el de las pasiones humanas . Orfeo entona una<br />

canzonetta (otro género típico del primer Barroco),<br />

a la que responden los pastores, con<br />

ritornelli funcionando a modo de interludios<br />

(algunos de los cuales estaban previstos que<br />

sonaran fuera de la escena) . Uno de esos ritornelli<br />

conduce a la primera aria propiamente<br />

dicha de la obra, la canción estrófica “Vi<br />

ricorda o boschi ombrosi”, que Orfeo ataca<br />

acompañado por su lira, simbolizada por las<br />

cinco viole da braccio que incluye la instrumentación<br />

. De forma magistral, Monteverdi<br />

enfatiza el universo pastoril de la naturaleza<br />

benéfica y de la danza para que el contraste<br />

expresivo con la entrada en escena de Silvia,<br />

la Mensajera, resulte impactante . <strong>La</strong> intervención<br />

de la Mensajera, que viene para anun-<br />

orFeo 21<br />

ciar la muerte de Eurídice, se constituye, en<br />

efecto, en el centro neurálgico del acto . A su<br />

llegada, el tono luminoso se desvanece como<br />

por ensalmo . De pronto, las flautas y los violines<br />

callan y se impone el tono doliente de<br />

un órgano di legno (cuyos tubos de madera<br />

ofrecen una dulce y especial sonoridad) apenas<br />

punteado por el sonido melancólico de<br />

un chitarrone, que acompañan la patética declamación<br />

. El recitado de Silvia es una fusión<br />

prodigiosa de monodia acompañada y figuraciones<br />

características del madrigal, que trazan<br />

una curva dramática, en la que el modo menor<br />

y el uso exacerbado del cromatismo marcan<br />

sus puntos álgidos, coincidiendo con el relato<br />

del momento exacto de la muerte de Eurídice .<br />

<strong>La</strong> llamada a la piedad de Silvia (“Piena il cor<br />

di pietade e di spavento”) es inmediatamente<br />

recogida por los pastores . Se oye entonces la<br />

voz de Orfeo que entona el “Tu se’ morta” con<br />

el mismo acompañamiento (órgano, chitarrone),<br />

en el mismo tono patético y con el mismo<br />

juego retórico que la Mensajera . El uso madrigalístico<br />

de la pintura musical se muestra<br />

en toda su eficacia cuando para las palabras<br />

“piu profondi abissi” (“los más profundos<br />

abismos”), Monteverdi prescribe un arpegio<br />

descendente que llega, en efecto, hasta lo más<br />

profundo del registro grave del protagonista .<br />

Un coro a cinco voces al estilo formal de los<br />

del primer acto, pero que retoma las palabras<br />

y el tono doliente e imprecatorio de la Mensajera<br />

(“Ahi caso acerbo”), antecede a un breve<br />

recitado de ésta, lleno de disonancias . Sigue<br />

una sinfonía disonante y cromática que introduce<br />

la escena final: un lamento fúnebre en el<br />

que se repite el coro y que se extingue con el<br />

ritornello del Prólogo, como simbólica indi-

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