BOGA 2013.pdf

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Iñigo Garaizar
Cervezas San Miguel
Cuando el jefe Mikeo me pide que escriba algo para esta revista,
me pregunto qué puedo aportaros. Creo que no soy el más
indicado para hablar sobre el extraordinario deporte/espectáculo
que tenemos: el colorido, la pasión y bla, bla, bla... No sería nada
original y otros escriben mejor que yo.
Podría hablaros del Arkote, en Plentzia (mi pueblo natal), y que no me
aceptaron en el club porque era gordito y torpe. Como tampoco valía
para el fútbol, tuve que ir al rugby, a empujar y darme cabezazos. En
fin... Podría parecer que sigo traumatizado por aquellos hechos.
Todos sabéis que me dedico a vender cerveza y a hacer relaciones
públicas. Llevo algunos años y creo que, a pesar de mis evidentes limitaciones,
he aprendido algo, aunque no se note. Voy a hablar de "VEN-
DER", de "PONER EN VALOR", de diferenciar crecimiento y desarrollo,
de hacer cosas bien hechas a largo plazo, de beneficios emocionales.
Vamos allá:
Tenemos un "producto" (permitídmelo sólo como licencia literaria)
maravilloso, prodigioso. Lo que le rodea, LAS MARAVILLOSAS PER-
SONAS de los clubes y los equipos (hay que diferenciarlos), la gente
vinculada y comprometida, comunican AUTENTICIDAD, refrendando
la singularidad del espectáculo. Hoy en día es difícil encontrar un
deporte todavía puro en esencia que permanezca fiel a sí mismo.
Seguramente el remo lo es.
Los problemas vienen cuando hay que desarrollarlo, con SENTIDO,
COHERENCIA Y SENSIBILIDAD, hacerlo crecer en un entorno muy
competitivo, cambiante, muy exigente, con muchos competidores
(otros deportes, pero sobre todo el OCIO y la mentalidad de los jóvenes
urbanitas). Las preguntas son inevitables: ¿hacia dónde? ¿Con
qué criterios? ¿Hay que cambiar algo? ¿Qué perdemos en el camino?
¿Y si no hacemos nada? Casi siempre hay fricciones, entre los ortodoxos
conservadores y los revolucionarios mercantilistas. ¿Os suena,
no? Son pintorescas las descalificaciones y gracioso el sectarismo
sobre el hecho diferencial de cada club/equipo/pueblo/barrio; sobre las
viejas discusiones de taberna; sobre los que inventaron la ciaboga.
Por no hablar del estupor que genera el inmovilismo de la tradición o
querer montar un Disneyworld en la ría. Debemos saber y aceptar que
no hay soluciones definitivas y/o únicas, pero hay que tomar decisiones
(sobre todo si no hipotecan a futuro y tienen marcha atrás). Esto
es mejor siempre que morir de no acción. El dinamismo, la innovación,
son valores de los triunfadores.
Siempre se cometen errores, no hay que tener miedo a cometerlos. Lo
importante es reaccionar rápido y aprender. Los conflictos y enfrentamientos
son inevitables, son parte de la vida. No se deben rehuir, pero
no pueden sustituir al propio deporte.
Para vivir y abordar esos momentos de crisis (palabra siempre positiva),
debemos preguntarnos qué puedo hacer yo por el remo, y actuar
con GENEROSIDAD DE ESPÍRITU, dando más de lo que puedas
recibir, no sintiéndote ofendido, o menospreciado, o ninguneado, sin
acusar a nadie, conciliando. Es decir, devolviendo al remo lo que nos
ha dado. Dar es más gratificante que recibir. Y yo creo que a Todos,
EL REMO nos ha dado mucho. Seamos generosos, por favor. No lo
abandonemos, SIGAMOS transmitiendo los valores que lo hacen distinto.
Parafraseando a un charlatán argentino "EL REMO ES UNA
ACTITUD".
No puede haber líos, trampas, noticias negativas. Neguémonos a
hablar mal del remo, o de su gente. Transmitir y comunicar lo que nos
da consolidaría este deporte como el más atractivo, diferente a los
demás, ETERNO y ejemplar. Para ello, solo hay que ser GENERO-
SO y sentirse bien, aceptando que las cosas cambian, pero no al ritmo
de los deseos o sueños de uno mismo. Y que solamente, de vez en
cuando, se cumplen mis expectativas. Sobran egos, victimismos, afanes
de protagonismo. Además, estos valores positivos arriba mencionados
están en el ADN de este deporte. Aunque, a veces parece que
la genética se tuerce y produce mutaciones.
Como resumen, seguro que la solución del remo, está dentro, entre
nosotros. De nuestro interior tiene que venir la evolución; desde nuestras
raíces, el cambio necesario, imprescindible. Exactamente igual
que en el resto de la vida.
Disculpad por la homilía, pero mi cultura católica me conduce a ello.
Andar bien, gastar poco y SER.......... GENEROSOS.