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Autobiografía Charles Darwin - Fieras, alimañas y sabandijas

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contraba indispuesto, por lo que perdí algún tiempo. Tras haber estado yendo y viniendo varias<br />

veces entre Shrewsbury, Maer, Cambridge y Londres, finalmente, el 13 de diciembre fije<br />

mi residencia en Cambridge, donde estaban todas mis colecciones bajo la custodia de Henslow.<br />

Allí me quedé tres meses, y examiné mis minerales y rocas con la ayuda del profesor Miller.<br />

Empecé a preparar mi Diario de viaje, lo que no representaba un trabajo muy duro, puesto<br />

que había redactado cuidadosamente el manuscrito de mi diario, y mi objetivo fundamental<br />

era hacer un compendio de los resultados científicos más interesantes. A petición de Lyell,<br />

envié también a la Geological Society una breve relación de mis observaciones sobre la elevación<br />

de la costa de Chile.<br />

El 7 de marzo de 1837 trasladé mi residencia a Great Marlborough Street, en Londres, donde<br />

permanecí casi dos años, hasta que contraje matrimonio. Durante estos dos años terminé<br />

mi diario, di varias charlas en la Geological Society, empecé a preparar el manuscrito de Geological<br />

Observations 14 y gestioné la publicación de Zoology of the Voyage of the Beagle. 15 En<br />

julio inicié mi primer cuaderno de notas sobre datos relacionados con El origen de las especies,<br />

tema sobre el que había reflexionado durante largo tiempo y en el que trabajé sin cesar<br />

durante los veinte años siguientes.<br />

A lo largo de estos dos años hice también cierta vida de sociedad y fui secretario honorario<br />

de la Geological Society. Veía mucho a Lyell. Una de sus principales características era su solidaridad<br />

hacia el trabajo de los demás, y yo estaba tan impresionado como complacido por el<br />

interés que mostró cuando, a mi regreso a Inglaterra, le expuse mis puntos de vista sobre los<br />

arrecifes de coral. Esto me animó extraordinariamente y su consejo y ejemplo tuvieron mucha<br />

influencia sobre mí. También veía bastante en aquel tiempo a Robert Brown; solía visitarle y<br />

acompañarlo mientras desayunaba los domingos por la mañana, y me obsequiaba con un rico<br />

tesoro de observaciones curiosas y agudas advertencias, aunque siempre referidas a cuestiones<br />

insignificantes, nunca sostuvimos una discusión sobre problemas amplios o generales de la<br />

ciencia.<br />

A lo largo de estos dos años hice algunas excursiones cortas, a modo de esparcimiento, y<br />

una más larga a la rada paralela de Glen Roy, de la que se publicó una referencia en las Philosophical<br />

Transactions. Este artículo fue un gran fracaso y me avergüenzo de él. Como estaba<br />

profundamente impresionado por lo que había visto de la elevación de la tierra en Sudamérica,<br />

atribuí la rada paralela a la acción del mar; pero tuve que renunciar a esta opinión cuando<br />

Agassiz propuso su teoría de los lagos glaciares. Yo me había pronunciado en favor de la acción<br />

del mar porque de acuerdo con el nivel de nuestros conocimientos en aquellos tiempos,<br />

no era posible ninguna otra explicación; y mi error fue una buena lección que me enseñó a no<br />

confiar jamás en el principio de exclusión en el terreno científico.<br />

Como no era capaz de dedicarme el día entero a la ciencia, leía bastante sobre diversas materias,<br />

incluso algunos libros de metafísica; sin embargo no estaba muy dotado para tales estudios.<br />

Por aquel entonces me deleitaba muchísimo la poesía de Wordsworth y Coleridge y<br />

puedo alardear de haber leído la Excursión entera dos veces. Anteriormente El paraíso perdido<br />

de Milton había sido mi principal favorito, y, cuando en las excursiones que hice durante<br />

mi viaje en el Beagle podía llevar un solo libro conmigo, siempre escogía el de Milton.<br />

Desde mi boda, el 29 de enero de 1839, y residencia en Upper Gower Street, hasta nuestra<br />

marcha de Londres y asentamiento en Down, el 14 de septiembre de 1842.<br />

[Después de hablar de su feliz vida de casado, y de sus hijos, continúa]:<br />

A pesar de que trabajé todo lo que pude en los tres años y ocho meses que residimos en<br />

Londres, jamás he hecho tan poca cosa en un período de tiempo similar. Ello se debió a que<br />

frecuentemente estaba indispuesto, y a una larga y grave enfermedad. La mayor parte de mi<br />

14 Observaciones geológicas.<br />

15 Zoología del viaje del Beagle.<br />

17<br />

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