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metáfora—sea la figura dominante de la retórica lezamiana 16 , tan rilkeana en muchos aspectos. La poesía, escribió Lezama Lima, es “un caracol nocturno sobre un rectángulo de agua”. Convendría en primer lugar detenernos en este aforismo, tomarnos en serio su acumulación alucinada de metáforas contradictorias antes de que constatemos en esta última sección que lo sagrado en la obra de Lezama Lima comparece como un descenso progresivo a los infiernos, un viaje de la luz o de las Luces a la oscuridad, hasta ese fondo donde las contradicciones colapsan y lo bello y lo terrible, lo etéreo y lo mundano, lo trascendente y lo cómico (como veremos después), están obligados a convivir. “La poesía es un caracol nocturno sobre un rectángulo de agua”. Veamos: el primer oxímoron nos entrega un “caracol” calificado inesperadamente de “nocturno”. Desconocemos en qué se diferencia un “caracol nocturno” de otro “diurno”, pero el caracol, como dice la canción infantil, “saca sus cuernos al sol”. El caracol, desde este punto de vista, es un animal relacionado con lo diurno, y con lo diurno o solar después de la lluvia. Detengámonos ahora en la segunda parte del aforismo: “rectángulo de agua”. Desde Heráclito el agua viene a simbolizar siempre lo que fluye, la vida misma que va a dar a la mar, que es el morir. La expresión “rectángulo de agua” es por lo tanto contradictoria en sí misma. Quisiera designar un agua estática y ordenada, un charco geométrico, o acaso la posibilidad de una tormenta en una vaso de agua, el movimiento, lo que fluye, adentro de la quietud. Pero pueden observarse más oposiciones en el 118

célebre aforismo lezamiano. La imagen del “caracol” contrasta con la idea del rectángulo; el caparazón del caracol simboliza la espiral, la circularidad infinita y sin cierre, mientras que el rectángulo, el cuadrado, simboliza lo contrario, lo finito y cerrado, la jaula donde encerrar a la bestia cornuda. Al actuar la espiral sobre el rectángulo obtenemos la imposible “cuadratura del círculo”. Sigamos: “nocturno” y “agua” también se contradicen. Lo nocturno representa lo circular (no lo espiral) y el agua representa lo lineal. A la vez, en la primera domina la oscuridad, la transparencia en la segunda, etc. En definitiva, el aforismo de Lezama Lima, “la poesía es un caracol nocturno sobre un rectángulo de agua”, es inagotable, nos entrega una miríada de imágenes contrapuestas que comprimen en unas cuantas palabras el sistema poético lezamiano sin excluir tampoco un gesto humorístico: el aforismo compara a la poesía con un caracol, un animal sin excesivo prestigio pero que simboliza lo escondido tanto como lo terrestre, lo que se arrastra dejando tras de sí un rastro húmedo. En el inicio del siguiente poema, “Nacimiento del día”, se insiste en los símbolos geométricos contradictorios y sin embargo interdependientes: el círculo por sí solo—pura presencia plena—impediría la visión del río y lo cuadrado o rectangular simboliza la muerte o la ausencia. Su casa era el espacio de la mañana, la geometrización era impía. Insertar una casa en un círculo era suprimirle la visión del río. El cuadrado era la casa de la ausencia o de la muerte. (Poesía completa 419) 119

metáfora—sea la figura dominante de la retórica lezamiana 16 , tan rilkeana en<br />

muchos aspectos. La poesía, escribió Lezama Lima, es “un caracol nocturno sobre<br />

un rectángulo de agua”. Convendría en primer lugar detenernos en este aforismo,<br />

tomarnos en serio su acumulación alucinada de metáforas contradictorias antes de<br />

que constatemos en esta última sección que lo sagrado en la obra de Lezama Lima<br />

comparece como un descenso progresivo a los infiernos, un viaje de la luz o de las<br />

Luces a la oscuridad, hasta ese fondo donde las contradicciones colapsan y lo<br />

bello y lo terrible, lo etéreo y lo mundano, lo trascendente y lo cómico (como<br />

veremos después), están obligados a convivir.<br />

“La poesía es un caracol nocturno sobre un rectángulo de agua”. Veamos:<br />

el primer oxímoron nos entrega un “caracol” calificado inesperadamente de<br />

“nocturno”. Desconocemos en qué se diferencia un “caracol nocturno” de otro<br />

“diurno”, pero el caracol, como dice la canción infantil, “saca sus cuernos al sol”.<br />

El caracol, desde este punto de vista, es un animal relacionado con lo diurno, y<br />

con lo diurno o solar después de la lluvia. Detengámonos ahora en la segunda<br />

parte del aforismo: “rectángulo de agua”. Desde Heráclito el agua viene a<br />

simbolizar siempre lo que fluye, la vida misma que va a dar a la mar, que es el<br />

morir. La expresión “rectángulo de agua” es por lo tanto contradictoria en sí<br />

misma. Quisiera designar un agua estática y ordenada, un charco geométrico, o<br />

acaso la posibilidad de una tormenta en una vaso de agua, el movimiento, lo que<br />

fluye, adentro de la quietud. Pero pueden observarse más oposiciones en el<br />

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