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LAS SIETE PALABRAS. Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía ...

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CUARTA PALABRA:<br />

El Amor hecho oración adolorida.<br />

Los Evangelistas Mateo y Marcos concuerdan en <strong>de</strong>cir que a la hora <strong>de</strong> nona<br />

<strong>Jesús</strong> exclamó con voz potente: “Dios mío, Dios mío, porqué me has<br />

abandonado”. Es el grito <strong>de</strong> abandono <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Un grito que no<br />

comprendieron los que pasaban por allí y lo relacionaron con una petición <strong>de</strong><br />

auxilio a Elías, el profeta <strong>de</strong>l Antiguo Testamento.<br />

Pero la exclamación es tomada <strong>de</strong> la recitación <strong>de</strong>l salmo 22 <strong>de</strong> la Biblia<br />

Hebrea, hoy también parte <strong>de</strong> la nuestra. Es el grito mesiánico <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la cruz. Él recita el salmo <strong>de</strong>l Israel afligido y asume, <strong>de</strong> este modo, todo el<br />

tormento <strong>de</strong> la humanidad sobre sí. Es el tormento <strong>de</strong> los seres humanos que<br />

sufren por OCULTAMIENTO DE DIOS. <strong>Jesús</strong> lleva ante el corazón <strong>de</strong> Dios<br />

mismo el grito <strong>de</strong> angustia <strong>de</strong>l mundo, atormentado por la AUSENCIA DE<br />

DIOS. Se i<strong>de</strong>ntifica con la humanidad que sufre a causa <strong>de</strong> la oscuridad <strong>de</strong><br />

Dios. El grito en el extremo tormento es el mismo tiempo la CERTEZA DE<br />

RESPUESTA DIVINA, certeza <strong>de</strong> salvación, no solamente para <strong>Jesús</strong> mismo<br />

sino para toda la humanidad. El nombre incluyente <strong>de</strong> Dios, antes que el <strong>de</strong><br />

“Padre”, le permite a <strong>Jesús</strong> esta dimensión ecuménica, universal.<br />

Nuestro presente esta también saturado terriblemente <strong>de</strong> sufrimiento.<br />

Muchos hombres y mujeres lo causamos <strong>de</strong> palabra, obra u omisión.<br />

Muchos son sádicos conscientes, enfermizamente conscientes. Otros lo son<br />

como víctimas mecánicas que reproducen el mal recibido. También muchos<br />

actúan como “marionetas” <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r mediático, i<strong>de</strong>ológico o político que<br />

los arrastra a las orillas <strong>de</strong>l lenguaje hiriente, <strong>de</strong>l puño cerrado y<br />

amenazante, <strong>de</strong>l asesinato aplaudido o tolerado, <strong>de</strong> la guerra interminable,<br />

<strong>de</strong> la maquinaria <strong>de</strong>l dolor.<br />

<strong>Jesús</strong> recoge en la cuarta palabra el grito <strong>de</strong> las víctimas <strong>de</strong> la historia, <strong>de</strong><br />

todas las víctimas producidas por todo tipo <strong>de</strong> abuso, explotación, violencia,<br />

mutilación y maltrato. Pero no es el grito <strong>de</strong>sesperado, sino el grito hecho<br />

oración, que reclama la Presencia <strong>de</strong> Dios en el corazón <strong>de</strong> los victimarios y

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