LOS GRANdES PREMiOS dE MAROñAS - Museo del Turf
LOS GRANdES PREMiOS dE MAROñAS - Museo del Turf LOS GRANdES PREMiOS dE MAROñAS - Museo del Turf
Los Grandes Premios de Maroñas EL GRAN PREMIO JOSÉ PEDRO RAMÍREZ Copyright © 2010 Museo del Turf Uruguay Pereira de la Luz 1327 | Tel.: 622 6678 | Luis Costa Baleta
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Los Grandes Premios de Maroñas<br />
EL GRAN PREMIO JOSÉ PEDRO RAMÍREZ<br />
Copyright © 2010 <strong>Museo</strong> <strong>del</strong> <strong>Turf</strong> Uruguay<br />
Pereira de la Luz 1327 | Tel.: 622 6678 | Luis Costa Baleta
En su Nº 2 <strong>del</strong> bimestre Marzo Abril de 1955, la revista Argentina Hipódromo realizaba<br />
un raconto de la historia de la prueba más importante <strong>del</strong> <strong>Turf</strong> Uruguayo.<br />
EL GRAN PREMIO “JOSE PEDRO RAMIREZ”<br />
SU HISTORIA (1898-1955)<br />
La influencia y actuación <strong>del</strong> Sangre Pura de Carrera argentino en el exterior ha<br />
dejado su vigorosa huella en el Uruguay. En realidad, hablar <strong>del</strong> caballo argentino<br />
en la Banda Oriental, es lo mismo que hablar de toda la gente de haras y pistas en<br />
el Río de la Plata. Desde su más remoto origen, hasta la actualidad y es por eso que<br />
hemos dicho que el Plata es río de orilla. En turf y en amistad, cuya raíz, desde la<br />
colonia misma, continúa, felizmente, indivisa.<br />
Tracemos, entonces, la historia por las cumbres pues es esta la única forma de<br />
lograr conclusiones auténticas. Y si hay en Maroñas un Gran Premio Internacional,<br />
nacido en 1889 (desde 1914 lleva el esclarecido nombre de José Pedro Ramírez), a<br />
él concretemos el examen <strong>del</strong> tópico en revisión. Porque si desde la cuna fue “internacional”<br />
en su mejor sentido, aún más exacto es decir que constituye, con sus 67<br />
lides, una inconmovible confrontación entre los caballos uruguayos y los nuestros.<br />
Que es como nombrarlos de un mismo pelo. E idéntica marca. Eso sin contar que,<br />
muchas veces, el Ramírez fue revancha <strong>del</strong> Internacional porteño. Y, a su vez, éste<br />
funcionó como desquite de aquél. Resumiendo: siempre hemos vivido en familia.<br />
Mejor: como hermanos.<br />
INTERCAMBIO FECUNDO<br />
Allá, en el tercer cuarto <strong>del</strong> siglo viejo, aún en vías de formación el puro argentino,<br />
llevó su simiente al Uruguay. “El éxito de los mestizos argentinos poco tardó en<br />
trasponer las fronteras de su país.<br />
Desde 1870 era común que en los planteles de las principales estancias uruguayas figurase<br />
alguno de estos mestizos. La obra de renovación que produjeron en la Argentina<br />
las primeras corrientes de animales de pura sangre, dio la medida <strong>del</strong> poderío y<br />
rendimiento que podría lograrse, también, en el Uruguay, una vez que se orientara<br />
la crianza de la raza caballar dentro de las sabias disposiciones que la inteligencia y<br />
técnica inglesas habían dictado después de experiencias seculares”<br />
(cita <strong>del</strong> Libro <strong>del</strong> Cincuentenario <strong>del</strong> Jockey Club de Montevideo, 1888-1938).<br />
VERDAD ESCUETA. DESNUDA. TESTIMONIO INTACHABLE<br />
El ímpetu de progreso fue doble. Cabañeros y propietarios orientales, adquirieron<br />
sus caballos en Buenos Aires. Velozmente se pusieron a la par. Hasta el extremo —y<br />
ello nos honra— que los fundadores <strong>del</strong> elevage uruguayo, antes de extinguirse el<br />
siglo, trajeron sus propios productos a subastar a nuestra tierra. Un nombre grande:<br />
Pedro Piñeyrúa, padre <strong>del</strong> turf uruguayo y fundador de la cabaña “Progreso”. Otros:<br />
Luis y Gilberto Lerena. Y, desde luego, el primer establecimiento propulsor: el ha-<br />
ras “Las Acacias”. A él llevaron Adolfo Artagaveytia y Jorge Pacheco, junto con el<br />
inglés The Barón (Favonius y The Duckling, por The Drake) a Beausoleil, uno de los<br />
primeros puros nacionales. Había sido criado por Santiago Luro, en su cabaña “La<br />
Quinua”, próxima a Dolores, y era hijo de Fédor y Bayadére, por Henry. ¡Las bases<br />
mismas <strong>del</strong> S. P. C. argentino!<br />
PARTÍCULA, por Stiletto y Párvula, que batió a<br />
Calepino y Cacique en la Internacional de 1904<br />
EL HARAS REYLES<br />
Nos salta al teclado el recuerdo de dos magnos criadores uruguayos, cuya acción fecunda<br />
trascendió a la Argentina. Carlos Reyles, que trajo a nuestro ring (1903) hijos<br />
de Exmoor y Napoleón, calificados, respectivamente, por Yerba Amarga e Imperio. Y<br />
que años después liquidó definitivamente su empresa en el Uruguay, para radicarla<br />
en el país.<br />
Fue nada menos, que el importador de Le Samaritain, por Le Sancy y Clementina. Le<br />
Samaritain, “el grande” cuyo hijo Roi Herode (en Roxelane), importado de Francia a<br />
Inglaterra, reverdeció, a través de The Tetrarch (Roi Herode y Vahren) “el maravilloso<br />
manchado”, la prácticamente extinguida rama de Hero. Dispersado, en 1920, el<br />
haras Reyles, el viejo tordillo, cubierto de gloria (su hijo Grey Fox, que luego sirvió<br />
en Francia, había sido único vencedor <strong>del</strong> prodigioso Botafogo) fue comprado por el<br />
haras Ayacucho, donde murió a poco de arribar.<br />
La otra figura consular es Guillermo Young. El teórico y el realizador. El maestro en<br />
la crianza y en el estudio <strong>del</strong> “pedigree”. Liquidado su haras “Hampton”, por sucesión,<br />
tuvo el espaldarazo. Los planteles fueron adquiridos, casi totalmente, por los<br />
haras Chapadmalal y Nacional (después Los Cardos).<br />
Con ello se saldaba la deuda de los “primeros mestizos”. Sin contar el fervor de<br />
Francisco E. Anaya, que compró a Mouchette, la misma que ganó tres de nuestras<br />
Copas de Oro, incorporándola luego a su haras <strong>del</strong> Paso de la Arena. Retornó, muy<br />
poco después, para Chapadmalal, la inagotable hija de Pietermaritzburg, así como<br />
para El Pelado lo hicieron Royal Princess, Rebelión II y otras madres calificadísimas,<br />
importadas por el esforzado (¡y romántico...!) criador uruguayo.
APORTE DECISIVO<br />
Para llegar al Ramírez, no hay mejor camino que el de la formación <strong>del</strong> puro oriental.<br />
Que, en sus bases (y en sus resultados) tiene fuerte cuota argentina. Aún no<br />
sabemos si felicitarnos o si llorar por la exportación de Enero, el real continuador de<br />
la línea de Old Man en el haras. Asumió <strong>del</strong> otro lado <strong>del</strong> río jefatura indiscutida.<br />
Stayer, Sprinter, Latero, Menino, Misurí, Scarone, son otras tantas ramas de un tronco<br />
fecundísimo. Además, San Pascual, Beausoleil, Berthier, César Borgia, Brazal.<br />
El estupendo Schahriar (Craganour y Scheherezade), Saca Chispas, Cauteloso, El<br />
14, Jolly Eyes, Cartaginés, Talero, Ruler, Chesterfield, Los Angeles, Harpooner (el<br />
propio hermano de Tresiete); Carrión, Ayacucho (padre de Mascagni, vencedor de<br />
Romántico en tiempo récord), Simpático, Yahoo, Envite, Amstel, Vergara (padre de<br />
De Frente!), Minutero (otro “record horse”) Berkeley Boy, Leones, Mazarino, Blackamoor,<br />
Castigo, Boabdil, Cute Eyes, todos en haras uruguayos.<br />
Todos padres de ganadores clásicos y de fértiles padrillos. A tal punto, que uno de<br />
los establecimientos de mayor significación en el continente (“Casupá”) hizo su pedestal<br />
con Schahriar, Cartaginés, Ruler y Talero, argentinos; Stayer, hijo de argentino;<br />
Misurí y Menino, nietos de argentino. Solamente Caboclo, oriental, contribuyó<br />
a este encumbramiento. Y cómo agotar páginas, refiriéndonos a nuestras yeguas<br />
madres, de las cuales fueron especialmente codiciosos los inteligentes criadores<br />
orientales!<br />
LA EXPORTACIÓN<br />
AMSTERDAM,<br />
hijo de Pietermaritzburg y Haya,<br />
fue el primero en reeditar la<br />
hazaña de Camors al imponerse<br />
consecutivamente en dos temporadas.<br />
Un atisbo más... antes <strong>del</strong> Ramírez. Uruguay fue, desde el comienzo, el mejor cliente<br />
(5 exportaciones al 31 diciembre 1888 contra 4 a Brasil y 2 a otros destinos).<br />
Posteriormente, van turnándose ambos países en el dominio de nuestras exportaciones<br />
de puros. Hasta que se afirma definitivamente Brasil, sin que Uruguay ceda el<br />
segundo lugar. Doblemente importante, por las diferencias entre ambas plazas y sus<br />
muy diversas capacidades de absorción. En resumen, hasta 1950, Uruguay importó<br />
de Argentina 2.815 ejemplares, contra 3.355 de Brasil, sobre un total de 10.190.<br />
Vale decir, un 25,81 %, proporción más elocuente que todas las palabras.<br />
PALESTRA FRATERNAL<br />
Como de la casa vemos a la gaucha arena de Ituzaingó. Nunca más porteña que el<br />
día de Reyes. Fecha tradicional. Anterior al mismo Jockey Club de Montevideo. Que<br />
fundado a fines de 1888, recién tuteló carreras en febrero <strong>del</strong> año siguiente, un<br />
mes después <strong>del</strong> sensacional empate argentino de Havre (Zut o Verdun) y Recuerdo<br />
(Phoenix). Y continúan los tantos para esta banda (por origen, no siempre por<br />
colores) y a veces por ambos lados. Así, la victoria de Tilimuque (Chivalrous); el<br />
doblete de Camors, por Fortissimo o Edward the Confessor (1892- 1893), batiendo,<br />
entre otros, a Athos II y Reverie. En 1894, Reverie (Whipper Inn) da el lauro al stud<br />
Progreso, a costa de Buenos Aires y Malakoff.<br />
Sebastopol repite la hazaña sobre el oriental Imperio y Landseer. Imperio vence en<br />
enero siguiente (1897) a Discreto, futuro padre de Black Prince, que, en 1909, se<br />
impuso corrido por nuestro Luis Laborde. Y presentado por el venerable Francisco<br />
Milia (concurrió a retirarlo al pesaje con galera “de azotea”).<br />
Imperio (que con Pío Torterolo y sus muchachos, posteriormente, acreditó su clase<br />
en Inglaterra, junto con Cartouche) fue uno de los precoces ídolos de la afición local.<br />
El primero, importado, -Guerrillero, ex Kingscote, por Childeric y Petticoat corrido<br />
por Carlín Vale y defendiendo las sedas <strong>del</strong> stud Oriental, ya había conquistado el<br />
“Gran Premio Internacional jugado en las carreras que se efectuaron en el hipódromo<br />
de Maroñas el día 18 <strong>del</strong> actual”. (Según reza un candido epígrafe de “Caras y<br />
Caretas”, 1891). Guerrillero, vistoso malacara, que dio su nombre a una popularísima<br />
marca de cigarrillos, aparece con correaje blanco y pretal “ahorcador”.<br />
Mientras, Vale, que estriba largo (el talón un palmo más bajo que la punta <strong>del</strong> pie)<br />
luce conmovedor bigote.<br />
La de MONSERGA, hija de Pronóstico<br />
y Monedilla, fue una de las<br />
más espectaculares victorias<br />
alcanzadas en la gran carrera por<br />
productos argentinos.
Orbit muestra indirectamente su garra en la Internacional maroñense de 1902; sus<br />
hijos Mesalina y Ovación ocupan los dos primeros puestos, superando al uruguayo<br />
Ultimátum.<br />
Luego, en serie, vienen San Carlos (Sargento) que aventaja a Polas y Calepino, y la<br />
extraordinaria Partícula, hija de Stiletto, que torna a derrotar a Calepino. (Esa tarde,<br />
en Buenos Aires, moría su criador, Raúl Chevalier.<br />
Se despidió diciendo: “el caballo alazán... el caballo alazán”). Peligroso (1905) es<br />
el primer vencedor argentino, hijo de padre también argentino: Senador, por Chivalrous.<br />
Iguazú (Porteño); Fiscal (El Amigo); Mentirosa (Millenium) que dio a Black<br />
Prince el aprendizaje de su victoria <strong>del</strong> año siguiente, preceden en la lista a cuatro<br />
vencedores argentinos: Contacto por Simonside (cuyo peón, Virginio da Silva, conquistaría,<br />
catorce años después, el Nacional de ambas orillas, aparte <strong>del</strong> Ramírez,<br />
como cuidador de Sisley); Sarah Bernhardt (Valero), segunda en la temporada anterior;<br />
Amsterdam (1912 y 1913), notabilísimo hijo de Pietermaritzburg y Haya, que<br />
dio a Chapadmalal, junto con Pipiolo, el primer aporte decisivo de los reproductores<br />
nacionales.<br />
LA NUEVA HISTORIA<br />
BUEN OJO, por Chili o Croganour<br />
y View, también triunfó en dos<br />
oportunidades, pero lo hizo en<br />
años alternados<br />
Recién en 1914, la Internacional tomó el nombre prócer de Don José Pedro Ramírez.<br />
Vence otro campeón argentino: Mojinete, por Camors y Belle Rake, cuyo hijo Mameluke<br />
repetiría la proeza en 1923. Oldiman y Belkiss, dan a Old Man dos florones<br />
consecutivos, y los refuerza Saca Chispas (Diamond Jubilee), que suma, para el stud<br />
Montiel, otro lauro a los dos de Amsterdam. Buen Ojo (Craganour o Chili II), Palospavos<br />
(Papanatas), otra vez Buen Ojo, y Mameluke (Mojinete) lustran la foja de las<br />
caballerizas argentinas, siendo también argentino Sisley (Flores) lo mismo que Zarpazo<br />
II (Lord Basil), Rubens (Remanso), Marón (Saint Wolf) y Monserga (Pronóstico).<br />
En 1930, Congreve pierde contra Perseus y Don Raúl. En seguida, nos da desquite<br />
Cocles (Copyright) figurando sucesivamente Origan (Adam’s Apple), Balbucó (Tresiete)<br />
y Camerino (Copyright).<br />
MARON, descendieniente de Saint Wolf y<br />
Mamita, que triunfó en 1928.<br />
BALBUCO (Tresiete y Bibesca)<br />
entra a la recta final acosado<br />
por El Pampero en 1937, pero<br />
sin ceder la <strong>del</strong>antera hasta la<br />
sentencia.<br />
Romántico (Caboclo y Rosaflor) enarbola el pabellón oriental entre 1938 y 1940: dos<br />
veces el Pellegrini y dos el Ramírez. Pellizco (Strip the Willow), Mazarino y Judea,<br />
hacen marcador argentino en 1941, y sigue la lista con Profano (Cute Eyes), Banderín<br />
(Alan Breck) y Filón (Full Sail), que totaliza cuatro internacionales (dos veces el<br />
Pellegrini, Ramírez y Gran Premio Brasil, de La Gavea). Acamédico (Sind), en 1947,<br />
doblegó netamente a Cervantes y Enterprise, anticipando otra serie porteña y familiar:<br />
Uranio (Congreve), Murano (Congreve) y Penny Post (Embrujo). Sloop, Bizancio<br />
y Aureko, que ganan en 1951, 1952 y 1954 son nacidos en Uruguay, pero hijos de<br />
padrillos argentinos (Castigo, Blackamoor y Castigo, respectivamente).<br />
Por último, este año, con un remo fisurado, prevalece Jungle King (Claro) en un<br />
marcador que integraron Dorón y Los Curros. Súmase, así el nieto de Colombo, a la<br />
lista de caballos argentinos que se adjudicaron los internacionales de ambas márgenes<br />
platinas: Palospavos, Cocles, Camerino, Banderín, Filón, Académico. Pero es de<br />
justicia estricta anotar que aún está por igualarse la increíble proeza de Romántico.<br />
¿Cuánto valdría Mascagni, argentino por línea paterna y materna, que en el Comparación<br />
batió a Romántico en 2’ 32” los 2500 metros?<br />
COCLES, por Copyright y Cecilia Metella,<br />
el vencedor de 1931
¿COMPETENCIA...? NO: COMPLEMENTO<br />
Erraría quien viese la confrontación añeja de ambas ramas <strong>del</strong> turf rioplatense,<br />
como una competencia.<br />
Es, realidad, un complemento fecundo en progreso. Comunidad de cuna, vecindad<br />
geográfica, identidad de clima, facilidad de intercambio, dan a esta puja noblemente<br />
internacional, una constancia que no ofrece relación en otros ámbitos. La razón<br />
es sencilla. Nuestros caballos van al extranjero, e imponen su calidad en la pista y<br />
en la cabaña. Pero difícilmente llegan a nuestras canchas luchadores de lejanía que<br />
exceda al Uruguay. Ni los brasileños, concurrentes a las primeras citas. Menos todavía<br />
los radicados más allá de las cordilleras, de los océanos, de las selvas enormes,<br />
<strong>del</strong> istmo central. El transporte por avión ha superado todo. Pero lleva, y no trae.<br />
Especialmente, aportes destinados a la pista.<br />
Es pues, Maroñas, cartabón de nuestra propia grandeza. Y el júbilo con que se recibió,<br />
este enero, la victoria de Jungle King, no empaña el deportivo entusiasmo que<br />
hallaron los dos noviembres -lejanos, pero actuales- de Romántico. Inclusive -y un<br />
poco perdidos en el tiempo- caben dos recuerdos. El primero, vetusto: viñeta, medio<br />
borrosa, <strong>del</strong> auge de los mestizos. Cuando La Negra, propiedad <strong>del</strong> Presidente de<br />
la República, General Máximo Santos, venció al mestizo argentino Druid (El General<br />
no había podido presentar por hallarse lesionado, a su famoso oscuro Pretendiente,<br />
sobre el cual cabalga campeador, en el óleo magno de Juan Manuel Blanes).<br />
El otro recuerdo, es de la depresión oriental. Maroñas, sobre el filo <strong>del</strong> novecientos,<br />
paralizó su actividad. Liquidaron muchas caballerizas. Otras, tomaron el camino<br />
de la emigración. Lógicamente, hacia la Argentina. Aquí ganaron Imperio, Chaná,<br />
Ultimátum, Langosta, Salto, Yerba Amarga, Yuquén, Eureka (que en Palermo se llamó<br />
Eúskaro II), Black Prince, Cartouche II y Santa Elvira, entre otros muchos. Pero<br />
ninguna más arraigada en el afecto popular que Yerba Amarga, la hija de Exmoor.<br />
Ganó el Gran Premio de Honor de 1899, sobre Salto y Pillito. Stud: Charrúa. Propietario:<br />
José Pedro Ramírez. Nombre exacto de una voluntad creadora y de un afecto<br />
cordial hacia los argentinos. Símbolo de acercamiento. Que, en el gobierno y el turf<br />
vio, claramente, una verdad espiritual, más verdadera que la geográfica: el Río de<br />
la Plata, es de una sola orilla.<br />
Con más holgura de la que aparenta la<br />
fotografía, FILÓN se impone a Hidalgo<br />
y Cántaro en 1945. BANDERÍN, por Al<br />
Breck y Barandilla, fue el ganador en<br />
1944 tras de escoltar a Profano un año<br />
antes<br />
EL INTERNACIONAL DE MAROÑAS EN 1955<br />
“La tradicional carrera <strong>del</strong> 6 de Enero ha tenido una vez más, este año, un resultado<br />
netamente favorable a los productos criados en la Argentina. Ha ocurrido en este<br />
caso lo mismo que en tantas otras oportunidades y en distintos lugares <strong>del</strong> continente,<br />
cuando de confrontar capacidades se ha tratado: los representantes <strong>del</strong> “elevage”<br />
argentino han hecho prevalecer su mayor clase y sus mejores medios.<br />
El Gran Premio José Pedro Ramírez de 1955, volvió a contar con el concurso de<br />
buenos representantes de caballerizas argentinas y arrojó un saldo tan netamente<br />
favorable para los mismos que el marcador resultó integrado en sus tres cuartas<br />
partes por ellos, al clasificarse: primero, segundo, tercero y cuarto, otros tantos<br />
productos argentinos.<br />
Cabe decir que el éxito de esa fiesta <strong>del</strong> turf que tiene por eso el viejo circo de<br />
Ituzaingó, pudo considerarse asegurado y digno de la tradición de la fecha desde el<br />
mismo momento en que se anunció la concurrencia de los elementos porteños. No<br />
se trataba, por lo demás, <strong>del</strong> mero hecho de presenciar una confrontación entre los<br />
campeones locales y algunos caballos argentinos, lo cual ha conferido a la prueba<br />
ese carácter internacional suficiente ya para acicatear el interés genuino. Más que<br />
eso, se trataba de ver en acción a nada menos que al vencedor <strong>del</strong> Gran Premio<br />
Internacional de San Isidro, Jungle King, y a otros excelentes tres años argentinos<br />
como Dorón, Le Trayas y Los Curros, de destacada actuación todos en la temporada<br />
anterior.<br />
El náutico viaje de Jungle King, hacia Montevideo<br />
Y frente a respetable escuadra iba a defender los prestigios <strong>del</strong> “elevage” uruguayo<br />
un tres años invicto, el campeón Scooter, en compañía de un conjunto de elementos<br />
muy buenos de pistas maroñenses. Así las cosas, poco cuesta comprender la<br />
expectativa y el enorme interés despertado por la carrera, en cuya víspera nuestros<br />
colegas <strong>del</strong> otro lado <strong>del</strong> Plata tuvieron amplia oportunidad para rememorar “Internacionales”<br />
célebres como los que consagraron los nombres de:Buen Ojo, Mazarino,<br />
Zarpazo II, Monserga, Perseus, Cocles, Camerino, Romántico, Penny Post y tantos
otros fantásticos ejemplares de la raza. El factor tiempo, tan importante para lograr<br />
el lucimiento <strong>del</strong> espectáculo, prestó también su concurso y fue así como el<br />
hipódromo de Maroñas presentaba en el momento de iniciarse el desfile de los competidores<br />
<strong>del</strong> gran cotejo, un aspecto imponente. Muchas han sido las ocasiones en<br />
las cuales ha resultado justa la frase según la que sólo por un milagro hubiera sido<br />
posible hallar un claro entre la multitud, pero quizá nunca más exacta que en esta<br />
oportunidad.<br />
Los jockeys participantes en el evento<br />
Durante el desfile preliminar fue dado apreciar el sobresaliente estado <strong>del</strong> lote.<br />
Como no podía dejar de ocurrir, no todos los participantes convencieron en igual<br />
forma y, para los aficionados uruguayos, fueron hasta cierto punto decepcionantes<br />
las figuras de Jungle King y Dorón. De este último por lo que diremos más a<strong>del</strong>ante<br />
y <strong>del</strong> otro por cuanto a nadie se le oculta que, visto por primera vez, resulta muy<br />
difícil adivinar la posesión de tanto poder locomotivo en un ejemplar como el doradillo;<br />
longilíneo, sin aparentes puntos de fuerza y con una conformación que sólo<br />
sugiere agilidad y soltura en la acción, el nieto de Colombo no es un animal que se<br />
revele con la estampa.<br />
El saludo de honor, tan habitual en esa época<br />
Pero vayamos a la descripción de la carrera. Poco después de ser colocadas en las<br />
pizarras las cotizaciones definitivas, que señalaron las preferencias de la mayoría<br />
por Scooter, sonó la campana y tras breves instantes de espera se elevaron las cintas,<br />
partiendo el grupo en muy buen momento.<br />
El primero en asomar al frente fue el hasta entonces invicto hijo de Castigo, pero<br />
casi en una línea con Ballenato que prontamente mostró sus intenciones de no ceder<br />
la punta; levantó entonces Isaúl Rey, el jockey <strong>del</strong> favorito, y el tordillo quedó solo<br />
en la <strong>del</strong>antera, mientras detrás de Scooter se iban escalonando: Elector, Bosquejo,<br />
Los Curros, Smolensko, Dorón, Remember y Le Trayas, en tanto Jungle King y Dahir<br />
cerraban la marcha.<br />
Poco después, sin embargo, se produjo un cambio al avanzar velozmente Remember<br />
para dar alcance al puntero y relegarle muy pronto, acción que de inmediato imitó<br />
Scooter. Pasaron así por primera vez frente a las tribunas, notándose que los dos<br />
<strong>del</strong>anteros se habían separado bastante <strong>del</strong> resto y también que el jockey de Scooter<br />
hacía visibles esfuerzos por contener a su cabalgadura que pugnaba por mayor<br />
libertad de acción. El ritmo de la marcha era evidentemente suave y esto no dejó<br />
de alarmar a quienes habían depositado su confianza en elementos como Dorón y<br />
Los Curros, cuyas “chances” dependen de desarrollos movidos a buen tren, y no así<br />
los partidarios de Jungle King, conocedores de la extraordinaria velocidad de su<br />
preferido.<br />
Continuó la carrera sin mayores cambios durante el recorrido de la curva <strong>del</strong> ferrocarril<br />
y cuando comenzaban los participantes a cubrir la recta opuesta a las tribunas<br />
se notó un estrechamiento general de las distancias. Más o menos en ese punto Le<br />
Trayas, ganando rápidamente posiciones, se había aproximado a los <strong>del</strong>anteros y<br />
poco después pasaba al frente, para ser hostigado por Ballenato que había seguido<br />
sus movimientos. Conservando esa posición, pero muy apremiado siempre, entró el<br />
potrillo <strong>del</strong> “Dos Estrellas” al último recodo, teniendo a su flanco al tordillo y muy<br />
cerca a Scooter, mientras poco más atrás se mantenía Remember <strong>del</strong>ante de Dorón<br />
y Dahir, abriéndose luego un claro hasta un segundo grupo encabezado por Smolensko,<br />
Jungle King y Los Curros. En plena curva Scooter se acercó más aún a Le Trayas<br />
y Ballenato y así ingresaron en la recta final; se produjo allí un aparente amontonamiento<br />
y de pronto se vio dominar la carrera a Dorón (filtrado por entre dos competidores)<br />
y poco después, aunque muy fugazmente, a Los Curros igualar la línea <strong>del</strong><br />
pupilo de Ojeda, en tanto Le Trayas, Ballenato y Scooter cedían posiciones.<br />
La largada <strong>del</strong> clásico<br />
La primera pasada por el disco
A todo esto Leguisamo había aproximado a Jungle King por la línea exterior, colocándose<br />
en la mejor situación para definir la carrera; cuando llegó el momento oportuno<br />
“subió” las riendas y el defensor de la caballeriza “Don Eustaquio” se estiró<br />
como un galgo y pasó sin lucha a Dorón, al cual Rubén Quinteros aplicaba ese rigor<br />
tan suyo. Pero todo era en vano: el guapo descendiente de Congreve sólo pudo evitar<br />
que Jungle King abriera luz, pero estaba irremisiblemente derrotado, perdiendo<br />
por algo menos de un cuerpo, cuando los cronómetros señalaban una marca de tres<br />
minutos, cinco segundos y dos quintos para los tres mil metros.<br />
Sobresaliente, desde todo punto de vista, fue la actuación de Jungle King; aun sin<br />
hacer pesar en la balanza <strong>del</strong> juicio la circunstancia de haber finalizado sentido, su<br />
“performance” fue ampliamente consagratoria. Conducido por Leguisamo (¿sería el<br />
mismo caballo sin él?) con ese tacto magistral que se manifiesta en forma superlativa<br />
con animales de las características <strong>del</strong> hijo de Claro, rindió lo necesario para<br />
imponerse sin apremios.<br />
Con mucha más holgura que en el Internacional de San Isidro y dejando tras de sí<br />
a un Dorón más consolidado, más completo que entonces y consagrado ya como un<br />
ejemplar respetable para cualquier adversario en carreras de largo recorrido. Pero<br />
no para un caballo como Jungle King que sin ser, ni aproximadamente, un “stayer”<br />
típico, resiste la distancia conservando siempre esa reserva de energías gracias a la<br />
cual saca a relucir en última instancia sus atributos de veloz, con lo cual su carga final<br />
cuando es sabiamente calculada, resulta irresistible para los galopadores natos.<br />
Es que éstos poseen su fuerte en el tesón, la resistencia constante, pero carecen de<br />
esa ductilidad, flexibilidad diríamos, que permite aumentar de pronto la velocidad<br />
aun cuando ello sea por poco trecho; cuando así no ocurre, cuando las dos características<br />
se presentan juntas y equilibradas en un mismo ejemlar, ése es nada menos<br />
que un “crack”.<br />
El ingreso a la recta final<br />
Con lo antedicho queda juzgada la ponderable carrera de Dorón; caballo sin facetas<br />
brillantes, pero honesto y poseedor de positiva calidad. A pesar de su físico, capaz<br />
de hacer tambalear el prestigio <strong>del</strong> mejor juez de caballos. Pero Dorón ha probado,<br />
ya antes, que su aptitud no es tan unilateral: su sorpresiva victoria en la Polla<br />
de Potrillos, que entonces se atribuyó a sus facultades de “barrero”, fue suficiente<br />
prueba de que bajo esa envoltura tosca se encubría un animal de clase, lo cual se<br />
confirmó más tarde con sus honrosas actuaciones en el Gran Premio Nacional, el<br />
Internacional y en el nuevo Handicap Reseros donde concedió prácticamente el<br />
peso por edad a un caballo hecho y fogueado, batiéndolo bien al cabo de tres mil<br />
quinientos metros.<br />
Elector, que tras un breve encierro halló paso por los palos y pudo quitar sobre la<br />
raya el tercer puesto a Los Curros, realizó una excelente demostración. En cuanto<br />
al hijo de Churrinche, cabe señalar la poca suerte que le acompaña desde el día <strong>del</strong><br />
Gran Premio Nacional; esta vez nuevamente se encontró con una carrera lenta en<br />
su comienzo y a pesar de ello surgió a comienzos <strong>del</strong> derecho en fuerte arremetida,<br />
dando alcance a Dorón, pero en ese mismo punto (faltaban escasamente trescientos<br />
metros para el disco) sufrió los efectos de la dureza <strong>del</strong> terreno, sintiéndose y<br />
menguando el esfuerzo.