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Diario Co Latino, Sábado 2 de agosto del 2008 N o 26<br />

aula aula abierta<br />

abierta<br />

SECCIÓN DEL SUPLEMENTO TRES MIL EN APOYO A LOS PROGRAMAS DE LENGUAJE Y LITERATURA DE EDUCACIÓN MEDIA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN<br />

Responsable: Vladimir Baíza<br />

El Barroco: La Cultura Barroca<br />

La vida es sueño<br />

Pedro Calderón de la Barca, hom<strong>en</strong>ajes <strong>en</strong> filatelia y <strong>en</strong> estatuas.<br />

El Barroco:La vida es sueño páginas 1, 2 y 3.<br />

Poesía de Julio Cortázar página 3.<br />

Miguel Ángel Asturias. El señor Presid<strong>en</strong>te páginas 4 y 5. Martiana página 5.<br />

Cortazariana página 6. Gabriel García Márquez y Ci<strong>en</strong> años de soledad página 6, 7 y 8.<br />

PRIMER AÑO DE BACHILLERATO<br />

“La t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a utilizar el término Barroco despectivam<strong>en</strong>te o<br />

considerarlo <strong>com</strong>o un estilo deg<strong>en</strong>erado o decad<strong>en</strong>te, o <strong>com</strong>o sinónimo<br />

de “excesivam<strong>en</strong>te decorado”, es bastante antigua (Siglo<br />

XVIII) y recurr<strong>en</strong>te. Pero el Barroco no es un simple afán de<br />

crear formas caprichosas, retorcidas o exageradam<strong>en</strong>te ornam<strong>en</strong>tadas,<br />

ni puede ser simplem<strong>en</strong>te sinónimo de “decad<strong>en</strong>cia”. El<br />

historiador de la arquitectura Héctor Velarde señala al respecto:<br />

“La vitalidad y fuerza expresiva de esta arquitectura fueron<br />

debidas, ante todo, a nuevos y pot<strong>en</strong>tes factores proced<strong>en</strong>tes de<br />

un hondo cambio espiritual y político del mundo”. El Barroco<br />

(<strong>en</strong> sus distintas variantes) está inscrito <strong>en</strong> una cosmovisión coher<strong>en</strong>te,<br />

<strong>en</strong> la que se conjugan el arte, la ideología y las fuerzas<br />

socioeconómicas de su tiempo. Tanto <strong>en</strong> los países protestantes<br />

<strong>com</strong>o <strong>en</strong> los católicos, el Barroco implica una superación definitiva<br />

de los ideales feudales de la Edad Media y del vitalismo racionalista<br />

del R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to. La Contrarreforma, que ti<strong>en</strong>e <strong>com</strong>o<br />

eje propulsor a España y la Ord<strong>en</strong> de los Jesuitas, no es <strong>en</strong> el<br />

fondo tan distinta del primer protestantismo <strong>com</strong>o parece a primera<br />

vista. Ambos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>com</strong>ún, fr<strong>en</strong>te al espíritu del R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to,<br />

la primacía ya total de la voluntad sobre la razón. Y fr<strong>en</strong>te<br />

al feudalismo medieval que culmina <strong>en</strong> el gótico, la r<strong>en</strong>uncia a<br />

lo puram<strong>en</strong>te vertical, al ascetismo negador de la naturaleza, y la<br />

superación del localismo de la primera burguesía imitadora de<br />

los hábitos feudales. El Barroco expresa una voluntad de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,<br />

ciertam<strong>en</strong>te, pero también una voluntad de incorporación<br />

de la naturaleza, del mundo real, y no meram<strong>en</strong>te ideal”.<br />

“No podía ser de otra manera <strong>en</strong> la época de formación de los<br />

grandes estados e inicio de la expansión europea a exp<strong>en</strong>sas del<br />

resto del mundo, época <strong>en</strong> que se alían la monarquía y la burguesía<br />

urbana para liquidar el localismo feudal. La voluntad, convertida<br />

<strong>en</strong> motor de un programa de dominio universal por los jesuitas,<br />

aliados imprescindibles de las grandes monarquías católicas<br />

de España, Francia y Portugal, y del Papado romano, incorpora,<br />

unifica y da un s<strong>en</strong>tido preciso y muy particular a las aspiraciones,<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias y logros del espíritu burgués mercantilista e inclinado<br />

al naturalismo. Las ganancias ci<strong>en</strong>tíficas y especulativas del<br />

R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to no son negadas, sino incorporadas <strong>en</strong> una nueva<br />

síntesis, pero impidi<strong>en</strong>do a su vez el triunfo definitivo del<br />

racionalismo.<br />

La ci<strong>en</strong>cia no será particularm<strong>en</strong>te estimulada, pero tampoco<br />

tan ferozm<strong>en</strong>te perseguida <strong>com</strong>o <strong>en</strong> la Edad Media, pues se ha<br />

hecho incont<strong>en</strong>ible y resulta mejor utilizarla, <strong>en</strong>cauzándola; el<br />

Siglo XVI vio perecer <strong>en</strong> la hoguera a MIguel Servet (1511-1553)<br />

y Giordano Bruno (1548-1600), víctimas del fanatismo calvinista<br />

y católico respectivam<strong>en</strong>te. Ya <strong>en</strong> el Siglo XVII, siglo del Barroco<br />

por excel<strong>en</strong>cia, vemos florecer la filosofía cartesiana y la<br />

física de Isaac Newton (1642-1727), y <strong>en</strong> el Siglo XVIII a Gotfried<br />

Wilhelm Leibniz (1646-1716), Enmanuel Kant (1724-1804),<br />

Pierre Simon, Marqués de Laplace (1749-1827), y los<br />

<strong>en</strong>ciclopedistas.<br />

O sea que cada vez más la religión deja de ser una fe ciega<br />

negadora de la razón, para convertirse <strong>en</strong> una voluntad de incorporar<br />

los logros del racionalismo para sus propios fines de dominación.<br />

El espíritu burgués ha ido imponiéndose poco a poco,<br />

hasta su triunfo definitivo <strong>en</strong> el Siglo XIX.<br />

Es de notar, sin embargo, que <strong>en</strong> cada etapa de este proceso,<br />

mi<strong>en</strong>tras las estructuras de poder se permitían incorporar a la cultura<br />

de la época los nuevos descubrimi<strong>en</strong>tos, siempre impedían<br />

su difusión hacia las capas más bajas, o sea <strong>en</strong>tre los explotados.<br />

Los nuevos conocimi<strong>en</strong>tos eran patrimonio exclusivo de un gru-


po de eruditos, <strong>en</strong>tre ellos los teóricos del aparato<br />

de dominio”.<br />

“Es falso que no hubiera bu<strong>en</strong> desarrollo ci<strong>en</strong>tífico<br />

<strong>en</strong> la España de los siglos XVI y XVII,<br />

<strong>com</strong>o tanto se ha dicho. Por el contrario se habían<br />

desarrollado las ci<strong>en</strong>cias naturales, la astronomía,<br />

a geografía, la medicina, etc. Lo que<br />

sucede es que estos conocimi<strong>en</strong>tos no se divulgan,<br />

no llegan a las masas. Debe recordarse que<br />

la escuela laica no existió hasta el siglo XIX, <strong>en</strong><br />

algunos países, y que aún hoy, no ha llegado a<br />

dominar sobre la <strong>en</strong>señanza religiosa, excepto<br />

ha podido aceptar paulatinam<strong>en</strong>te la teoría<br />

copernicana, la rotación de la tierra, la gravitación<br />

universal, las nebulosas <strong>en</strong> espiral, el evolucionismo<br />

darwinista y el psicoanálisis, ha podido<br />

incorporar estos conocimi<strong>en</strong>tos, y continuar<br />

<strong>en</strong>señando <strong>en</strong> las escuelas la física de Aristóteles,<br />

la teología de Santo Tomás de Aquino y el<br />

antievolucionismo. Lo es<strong>en</strong>cial, lo constante <strong>en</strong><br />

la actitud de los poderes explotadores es que al<br />

pueblo no deb<strong>en</strong> llegar conocimi<strong>en</strong>tos<br />

racionalistas que lo induzcan al p<strong>en</strong>sar racional<br />

y por sí propio, sino sumas de conocimi<strong>en</strong>tos<br />

dados “ad eternum”, es decir, conocimi<strong>en</strong>to místico,<br />

dogma, que lo induzca a la pasividad, a la<br />

repetición de los mismos actos de siempre, al<br />

mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to del “status quo”.<br />

“Desde luego, no desestimemos las difer<strong>en</strong>cias<br />

<strong>en</strong>tre la cultura barroca protestante, con su<br />

apertura más burguesa hacia el racionalismo y<br />

que corresponde a una sociedad que avanza hacia<br />

la industrialización y el libre-cambismo, y<br />

la cultura barroca de las cortes católicas, a las<br />

que se aplica mucho mejor lo expuesto anteriorm<strong>en</strong>te.<br />

Arnold Hauser ha señalado que las obras<br />

artísticas barrocas “surg<strong>en</strong> <strong>en</strong> formas tan varias<br />

<strong>en</strong> los distintos países y esferas culturales, que<br />

parece dudosa la posibilidad de reducirlas a un<br />

<strong>com</strong>ún d<strong>en</strong>ominador”. Pero más significativo<br />

que sus difer<strong>en</strong>cias es el paralelismo <strong>en</strong>tre las<br />

dos formas del barroco-católico y protestante,<br />

surgidas <strong>en</strong> la época del expansionismo colonialista<br />

de las sociedades cuyas aspiraciones expresan.<br />

Así, vemos que la incorporación de la<br />

naturaleza, del mundo real, por la ci<strong>en</strong>cia y el<br />

arte barrocos, corresponde exactam<strong>en</strong>te a la incorporación<br />

del mundo colonial por los imperios<br />

marítimos de España, Portugal y Francia,<br />

de una parte, e Inglaterra y Holanda, de otra”.<br />

Pedro Calderón de la Barca (1600-1681)<br />

Nació <strong>en</strong> Madrid, de familia ilustre. Su padre,<br />

Diego Calderón de la Barca, secretario del<br />

Consejo de Haci<strong>en</strong>da <strong>en</strong> los reinados de Felipe<br />

II y Felipe III, y su madre, Ana María de H<strong>en</strong>ao<br />

y Riaño, eran desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de familias flam<strong>en</strong>cas<br />

de abol<strong>en</strong>go.<br />

Estudió con la congregación jesuita, que <strong>en</strong><br />

esa época constituía el bastión intelectual de la<br />

contrarreforma católica, auspiciada por España<br />

(a partir de Felipe II) tanto <strong>com</strong>o por Italia (sede<br />

del Papado). Este factor relativo a su formación<br />

intelectual e ideológica, debe ser tomado <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>ta al analizar sus posiciones conservadoras<br />

y pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te id<strong>en</strong>tificadas con el espíritu religioso<br />

oficial.<br />

Se distinguió, al igual que Lope de Vega, por<br />

su extraordinario ing<strong>en</strong>io y por su precocidad.<br />

A los trece años produjo su primera obra teatral,<br />

El carro del cielo.<br />

Quedó huérfano de padre y madre a temprana<br />

edad. Realizó estudios de derecho Civil y Derecho<br />

Canónigo <strong>en</strong> la Universidad de Salamanca,<br />

la más prestigiada del mom<strong>en</strong>to.<br />

A los veinte años obtuvo un premio <strong>en</strong> Madrid,<br />

<strong>en</strong> un concurso poético. Poco después estr<strong>en</strong>ó<br />

sus primeras obras <strong>en</strong> el Palacio Real, con<br />

lo cual <strong>com</strong><strong>en</strong>zó a disfrutar de privilegios por<br />

parte de la corte española.<br />

Continuó, pese a su status halagador, ejercitando<br />

las armas; por un lapso de más de dos años<br />

participó <strong>en</strong> campañas bélicas <strong>en</strong> Italia y <strong>en</strong><br />

Flandes. Más tarde, <strong>en</strong> la represión del alzami<strong>en</strong>to<br />

de Cataluña.<br />

Después de la muerte de Lope de Vega, Cal-<br />

derón fue nombrado su sucesor <strong>com</strong>o poeta oficial<br />

de la corte y recibió distinciones especiales<br />

por parte del monarca Felipe IV. Desde 1648<br />

recibió una p<strong>en</strong>sión económica, justam<strong>en</strong>te con<br />

la misión perman<strong>en</strong>te de escribir, año con año,<br />

los autos sacram<strong>en</strong>tales que debían repres<strong>en</strong>tarse<br />

<strong>en</strong> las festividades del Corpus, tanto <strong>en</strong> Madrid,<br />

<strong>com</strong>o <strong>en</strong> las demás ciudades principales<br />

de España.<br />

A la edad de 51 años decidió <strong>en</strong>tregarse de<br />

ll<strong>en</strong>o a la vida religiosa y recibió el ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to<br />

sacerdotal. Llegó a ser capellán de Toledo y capellán<br />

de honor de Felipe IV.<br />

Murió <strong>en</strong> 1681, al año sigui<strong>en</strong>te de haber publicado<br />

su última <strong>com</strong>edia (Hado y Divisa de<br />

Leonido y Marfisa) y mi<strong>en</strong>tras escribía un nuevo<br />

auto sacram<strong>en</strong>tal destinado a la próxima festividad<br />

de Corpus. Por petición expresa suya,<br />

no hubo pompas <strong>en</strong> su funeral y, además, su cadáver<br />

fue conducido descubierto, para que los<br />

que le habían aplaudido consideras<strong>en</strong> <strong>en</strong> qué vi<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

a parar las glorias humanas.<br />

Calderón disfrutó, <strong>com</strong>o muy pocos escritores<br />

de su época, de los honores y de la estimación<br />

de la nobleza y de la corte. Fue un escritor<br />

de gran g<strong>en</strong>io, si bi<strong>en</strong> de m<strong>en</strong>talidad conservadora<br />

y apegada a la ideología religiosa de la España<br />

post-r<strong>en</strong>ac<strong>en</strong>tista: dogmático, rígido, ascético,<br />

formalista. Se cu<strong>en</strong>ta que mi<strong>en</strong>tras eran estr<strong>en</strong>ados<br />

y aplaudidos por la corte sus autos<br />

sacram<strong>en</strong>tales de las fiestas del Corpus, <strong>en</strong> otros<br />

sitios de la ciudad la Inquisición celebraba juicios<br />

y ejecuciones <strong>en</strong> contra de sus prisioneros.<br />

Su obra<br />

Teatro religioso (<strong>en</strong> gran parte escrito por <strong>en</strong>cargo<br />

oficial de la corte y/o de la iglesia): La<br />

devoción de la Cruz; El gran teatro del mundo,<br />

La vida es sueño, La c<strong>en</strong>a de Baltazar.<br />

Teatro profano: El alcalde de Zalamea, La<br />

dama du<strong>en</strong>de, Casa con dos puertas, mala es de<br />

guardar, El médico de su honra.<br />

La mayor parte de las piezas religiosas pert<strong>en</strong>ece<br />

al género del auto sacram<strong>en</strong>tal, creación<br />

de la Edad Media, llevada a su perfeccionami<strong>en</strong>to<br />

por Calderón. La estructura de estas obras,<br />

tanto temática <strong>com</strong>o formalm<strong>en</strong>te, permite un<br />

amplio juego de alegorías y de mitos religiosos,<br />

con fines propagandísticos. Se trata de una verdadera<br />

fu<strong>en</strong>te de difusión de los cont<strong>en</strong>idos ideológicos<br />

y políticos de la Contrarreforma.<br />

Breve estudio acerca de La Vida es Sueño<br />

Argum<strong>en</strong>to<br />

Busto medallón de Calderón de la Barca y portada de sus <strong>com</strong>edias (1684).<br />

“Basilio, rey de Polonia, ti<strong>en</strong>e un hijo,<br />

Segismundo, qui<strong>en</strong> según su horóscopo, formulado<br />

al nacer, humillará un día a su padre. Este,<br />

para evitarlo, oculta a su heredero <strong>en</strong> una torre,<br />

<strong>en</strong> donde vive <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ado, no vi<strong>en</strong>do a nadie<br />

salvo a Clotaldo, su amo y guardián y su único<br />

protector. Cuando segismundo llega a hombre,<br />

el rey Basilio, arrep<strong>en</strong>tido de su rigor, decide<br />

probar a su hijo, y luego de adormecerlo con un<br />

narcótico, lo hace volver <strong>en</strong> sí <strong>en</strong> medio del espl<strong>en</strong>dor<br />

de palacio. Segismundo reacciona viol<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> su nuevo ambi<strong>en</strong>te: arroja a un<br />

criado por la v<strong>en</strong>tana, int<strong>en</strong>ta matar a Clotaldo y<br />

trata con insol<strong>en</strong>cia al rey. Ante esto, se le narcotiza<br />

de nuevo, para que crea, al despertar, que<br />

todo fue un sueño, y se lo restituye a la prisión<br />

de la torre. Enterado el pueblo de la exist<strong>en</strong>cia<br />

del príncipe heredero, se subleva y aclama a éste<br />

<strong>com</strong>o rey. Segismundo, aleccionado por lo ocurrido<br />

anteriorm<strong>en</strong>te, procura ahora ser prud<strong>en</strong>te<br />

y justiciero. En la última esc<strong>en</strong>a se reconcilia<br />

con su padre, a qui<strong>en</strong> promete obedi<strong>en</strong>cia dejando<br />

la impresión de que, cuando le llegue el<br />

mom<strong>en</strong>to de sustituirlo será un bu<strong>en</strong> rey”.<br />

El Barroquismo <strong>en</strong> La Vida es Sueño<br />

La obra está estructurada a partir de un núcleo<br />

temático: la vida <strong>com</strong>o un sueño; y a partir de<br />

un planteami<strong>en</strong>to ideológico: cada hombre debe<br />

afirmarse a sí mismo por el amor de Dios. Las<br />

otras cosas del mundo son ilusorias.<br />

La obra es emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te idealista y cae <strong>en</strong><br />

una especie de trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>talismo psicológico y<br />

racionalista: es necesario llegar a la idea a partir<br />

de los objetos y afirmarse <strong>en</strong> la racionalidad de<br />

esa idea para s<strong>en</strong>tirse libre.<br />

Desde el punto de vista técnico y estructural,<br />

la acción se basa <strong>en</strong> dos líneas conflictivas: las<br />

vicisitudes de Segismundo <strong>en</strong>tre la prisión y el<br />

palacio, y el proceso de reivindicación moral y<br />

social de Rosaura. Ambas líneas argum<strong>en</strong>tales<br />

son contrapuestas por el autor, juntándolas y separándolas<br />

alternativam<strong>en</strong>te, hasta fundirlas al<br />

final <strong>en</strong> la afirmación de la bondad de<br />

Segismundo. En estas contraposiciones, se dan<br />

verdaderos juegos de claroscuros, según el gusto<br />

de la época.<br />

Por otra parte, la construcción del verso <strong>en</strong> el<br />

texto de la obra, responde a los recursos, figuras,<br />

fórmulas y esquemas formalistas del barroco:<br />

retruécanos, juegos conceptuales, antítesis,<br />

que dan al diálogo y a su retórica, un valor decorativo<br />

y ornam<strong>en</strong>tal, por un lado; y lo manti<strong>en</strong><strong>en</strong>,<br />

por otro <strong>en</strong> el contrapunto propio de la<br />

ambigüedad de sus planteami<strong>en</strong>tos filosóficos,<br />

tal <strong>com</strong>o puede esperarse del ac<strong>en</strong>tuado escepticismo<br />

que domina <strong>en</strong> el fondo de la<br />

cosmovisión calderoniana. La solución moralista<br />

que acaba con el conflicto <strong>en</strong>tre el rey Polonio y<br />

su hijo Segismundo, es puram<strong>en</strong>te formal. Lo<br />

que queda <strong>com</strong>o m<strong>en</strong>saje c<strong>en</strong>tral de la obra es<br />

un cuestionami<strong>en</strong>to similar al de “ser o no ser”,<br />

de Hamlet. Tácitam<strong>en</strong>te se r<strong>en</strong>uncia, <strong>en</strong> la obra,<br />

a un dilucidami<strong>en</strong>to racional y se opta por el<br />

intimismo, por la aceptación de que <strong>en</strong> esta vida<br />

todos soñamos y que para despertar ante Dios<br />

es necesario aceptar que soñamos y tratar de ajustarnos<br />

a las relaciones que la realidad externa<br />

nos impone.<br />

La filosofía de La Vida es Sueño, es profunda,<br />

sugestiva, pero reaccionaria, porque <strong>en</strong> vez<br />

del “libre albedrío” con que el hombre vaya<br />

afrontando sus conflictos se da una relación mecánica,<br />

fija, del individuo con el deber que se le<br />

imponga <strong>en</strong> su propio medio. Y se propicia, por<br />

tanto, una actitud individualista y conformista.<br />

Para poner mejor al descubierto el carácter<br />

formalista y racionalista de la tesis calderoniana,<br />

basta reparar <strong>en</strong> los juegos de antítesis que <strong>en</strong>contramos<br />

continuam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los parlam<strong>en</strong>tos de<br />

la obra. Cada p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to no ti<strong>en</strong>e valor por sí<br />

mismo <strong>en</strong> cuanto a significación de una realidad<br />

o de un criterio experi<strong>en</strong>cial, sino que se<br />

sosti<strong>en</strong>e precisam<strong>en</strong>te por su contraposición con<br />

los demás p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, ya que los términos de<br />

cada construcción son escogidos para hacerlos<br />

chocar, <strong>en</strong> claroscuro, con otros.<br />

Ejemplo típico de tal procedimi<strong>en</strong>to, lo <strong>en</strong>contramos<br />

<strong>en</strong> estrofas <strong>com</strong>o ésta:<br />

Ni aun agora he despertado<br />

que según Clotaldo, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do<br />

todavía estoy durmi<strong>en</strong>do<br />

y no estoy <strong>en</strong>gañado;<br />

porque si ha sido soñado<br />

lo que vi palpable y cierto,<br />

lo que veo será incierto;<br />

y no es mucho que r<strong>en</strong>dido,<br />

pues veo, estando dormido,<br />

que sueño estando despierto.<br />

A continuación, siempre de La Vida es Sueño,<br />

fragm<strong>en</strong>to del famoso soliloquio de Segismundo:<br />

Soliloquio de Segismundo<br />

Primer Acto, Esc<strong>en</strong>a II<br />

¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!<br />

Apurar, cielos pret<strong>en</strong>do<br />

ya que me tratáis así,<br />

qué delito <strong>com</strong>etí<br />

contra vosotros naci<strong>en</strong>do;<br />

aunque si nací, ya <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do<br />

qué delito he <strong>com</strong>etido:<br />

bastante causa ha t<strong>en</strong>ido<br />

vuestra justicia y rigor,<br />

pues el delito mayor<br />

del hombre es haber nacido.<br />

Sólo quisiera saber,<br />

para apurar mis desvelos,<br />

(dejando a una parte, cielos,<br />

el delito de nacer)<br />

¿qué más os pude of<strong>en</strong>der<br />

para castigarme más?<br />

Pues si los demás nacieron,<br />

¿qué privilegios tuvieron<br />

que yo no gocé jamás?<br />

Nace el ave y con las galas<br />

que le dan belleza suma,<br />

ap<strong>en</strong>as es flor de pluma<br />

o ramillete con alas<br />

cuando las etéreas alas<br />

corta con velocidad<br />

negándose a la piedad<br />

del nido que deja <strong>en</strong> calma,<br />

¿y t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do yo más alma,<br />

t<strong>en</strong>go m<strong>en</strong>os libertad?<br />

Nace el bruto, y con la piel<br />

que dibujan manchas bellas,<br />

ap<strong>en</strong>as signo es de estrellas<br />

(gracias al docto pincel)<br />

cuando, atrevido y cruel,<br />

la humana necesidad<br />

le <strong>en</strong>seña a t<strong>en</strong>er crueldad,<br />

monstruo de su laberinto:<br />

¿y yo, con mejor instinto,<br />

t<strong>en</strong>go m<strong>en</strong>os libertad?<br />

Nace el pez, que no respira,<br />

aborto de ovas y lamas,<br />

y ap<strong>en</strong>as, bajel de escamas,<br />

sobre las ondas se mira,<br />

cuando a todas partes gira,


midi<strong>en</strong>do la inmesidad<br />

de tanta capacidad<br />

<strong>com</strong>o le da el c<strong>en</strong>tro frío:<br />

¿y yo, con más albedrío<br />

t<strong>en</strong>go m<strong>en</strong>os libertad?<br />

Nace el arroyo, culebra<br />

que <strong>en</strong>tre flores se desata;<br />

y ap<strong>en</strong>as sierpe de plata,<br />

<strong>en</strong>tre las flores se quiebra,<br />

cuando músico, celebra<br />

de las flores la piedad<br />

que le da la majestad<br />

del campo abierto a su huida:<br />

¿y, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do yo más vida,<br />

t<strong>en</strong>go m<strong>en</strong>os libertad?<br />

En llegando a esta pasión<br />

un volcán, un Etna hecho,<br />

quisiera arrancar del pecho<br />

pedazos del corazón.<br />

¿Qué ley, justicia o razón<br />

negar a los hombres sabe<br />

privilegio tan suave<br />

excepción tan principal,<br />

que Dios le ha dado a un cristal,<br />

a un pez, a un bruto y a un ave?<br />

(A Rosaura)<br />

Tu voz pudo <strong>en</strong>ternecerme,<br />

tu pres<strong>en</strong>cia susp<strong>en</strong>derme<br />

y tu respeto turbarme<br />

¿quién eres?, que aunque yo aquí<br />

tan poco del mundo sé,<br />

que cuna y sepulcro fue<br />

esta torre para mí;<br />

y aunque desde que nací<br />

(si esto es nacer) sólo advierto<br />

este rústico desierto<br />

donde miserable vivo,<br />

si<strong>en</strong>do un esqueleto vivo,<br />

si<strong>en</strong>do un animado muerto:<br />

y aunque nunca ví ni hablé<br />

sino a un hombre sólam<strong>en</strong>te<br />

que aquí mis desdichas si<strong>en</strong>te<br />

por qui<strong>en</strong> las noticias sé<br />

de cielo y tierra; y aunque<br />

aquí, por más te asombres<br />

y monstruo humano me nombres,<br />

<strong>en</strong>tre asombros y quimeras<br />

soy un hombre <strong>en</strong>tre las fieras<br />

y una fiera <strong>en</strong>tre los hombres.<br />

Pero véate yo, y muera;<br />

que no sé, r<strong>en</strong>dido ya,<br />

si el verte muerte me da,<br />

el no verte qué me diera;<br />

fuera, más; que muerte fiera,<br />

ira, rabia y dolor fuerte;<br />

fuera muerte; desta suerte<br />

si rigor he ponderado,<br />

pues dar vida a un desdichado<br />

es dar a un dichoso muerte.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

- Letras 1. Dr. Luis Melgar Brizuela. Edit. Oxcelotlán. San<br />

Salvador. Sin Fecha.<br />

-Alfaro Chaverri, Edgar. 2002. La Vida es sueño. Diario<br />

Co Latino, Suplem<strong>en</strong>to Cultural Tres Mil, sección Aula<br />

Abierta, No. 26, sábado 10 de agosto del 2002.<br />

Monum<strong>en</strong>to a Calderón de la Barca<br />

EJERCICIO.<br />

1- ¿Qué semejanza <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>ras <strong>en</strong>tre estos fragm<strong>en</strong>tos y<br />

los de Hamlet?<br />

2- ¿Cuál es la forma métrica de las muestras pres<strong>en</strong>tadas?<br />

3- Señala algunos juegos de palabras o de conceptos que<br />

tipifiqu<strong>en</strong> el estilo Barroco.<br />

4- ¿Cuál es el conflicto filosófico que plantea Segismundo?<br />

ERRATAS<br />

1.En pág.4 de edición anterior de AA, faltó la M inicial <strong>en</strong><br />

Miguel Ángel Asturias, al inicio del artículo.<br />

2. El pie de foto está in<strong>com</strong>pleto <strong>en</strong> pág. 5, debi<strong>en</strong>do<br />

decir: “Diploma del Premio Nobel de Literatura,<br />

<strong>en</strong>tregado a Asturias”<br />

EL BREVE AMOR<br />

Con qué tersa dulzura<br />

me levanta del lecho <strong>en</strong> que soñaba<br />

profundas plantaciones perfumadas,<br />

me pasea los dedos por la piel y me dibuja<br />

<strong>en</strong> le espacio, <strong>en</strong> vilo, hasta que el beso<br />

se posa curvo y recurr<strong>en</strong>te<br />

para que a fuego l<strong>en</strong>to empiece<br />

la danza cad<strong>en</strong>ciosa de la hoguera<br />

tejiédose <strong>en</strong> ráfagas, <strong>en</strong> hélices,<br />

ir y v<strong>en</strong>ir de un huracán de humo-<br />

(¿Por qué, después,<br />

lo que queda de mí<br />

es sólo un anegarse <strong>en</strong>tre las c<strong>en</strong>izas<br />

sin un adiós, sin nada más que el gesto<br />

de liberar las manos ?)<br />

LOS AMIGOS<br />

En el tabaco, <strong>en</strong> el café, <strong>en</strong> el vino,<br />

al borde de la noche se levantan<br />

<strong>com</strong>o esas voces que a lo lejos cantan<br />

sin que se sepa qué, por el camino.<br />

Livianam<strong>en</strong>te hermanos del destino,<br />

dióscuros, sombras pálidas, me espantan<br />

las moscas de los hábitos, me aguantan<br />

que siga a flote <strong>en</strong>tre tanto remolino.<br />

Los muertos hablan más pero al oído,<br />

y los vivos son mano tibia y techo,<br />

suma de lo ganado y lo perdido.<br />

Así un día <strong>en</strong> la barca de la sombra,<br />

de tanta aus<strong>en</strong>cia abrigará mi pecho<br />

esta antigua ternura que los nombra.<br />

EL NIÑO BUENO<br />

ENCARGO<br />

No me des tregua, no me perdones nunca.<br />

Hostígame <strong>en</strong> la sangre, que cada cosa cruel sea tù que vuelves.<br />

¡ No me dejes dormir, no me des paz!<br />

Entonces ganaré mi reino,<br />

naceré l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te.<br />

No me pierdas <strong>com</strong>o una música fácil, no seas caricia ni guante;<br />

tállame <strong>com</strong>o un sílex, desespérame.<br />

Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.<br />

V<strong>en</strong> a mí con tu cólera sea de fósforo y escamas.<br />

Grita. Vomítame ar<strong>en</strong>a <strong>en</strong> la boca, rómpeme las fauces.<br />

No me importa ignorarte <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>o día, saber que juegas cara al sol y al<br />

hombre.<br />

Compártelo.<br />

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,<br />

Lo que nadie te pide: las espinas<br />

Hasta el hueso.Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi<br />

(verdadero nombre.<br />

No sabré desatarme los zapatos y dejar que la<br />

(ciudad me muerda los pies<br />

no me emborracharé bajo los pu<strong>en</strong>tes, no<br />

(<strong>com</strong>eteré faltas de estilo.<br />

Acepto este destino de camisas planchadas,<br />

llego a tiempo a los cines, cedo mi asi<strong>en</strong>to a (las<br />

señoras.<br />

El largo desarreglo de los s<strong>en</strong>tidos me va mal,<br />

(opto<br />

por el d<strong>en</strong>tífrico y las toallas. Me vacuno.<br />

Mira qué pobre amante, incapaz de meterse <strong>en</strong><br />

(una fu<strong>en</strong>te<br />

para traerte un pescadito rojo<br />

bajo la rabia de g<strong>en</strong>darmes y niñeras.<br />

EL INTERROGADOR<br />

No pregunto por las glorias ni las nieves,<br />

quiero saber dónde se van juntando<br />

Poesía de Julio Cortázar<br />

las golondrinas muertas,<br />

adónde van las cajas de fósforos usadas.<br />

Por grande que sea el mundo<br />

hay los recortes de uñas, las pelusas,<br />

los sobres fatigados, las pestañas que ca<strong>en</strong>.<br />

¿Adonde van las nieblas, la borra del café,<br />

los almanaques de otro tiempo?<br />

Pregunto por la nada que nos mueve;<br />

<strong>en</strong> esos cem<strong>en</strong>terios conjeturo que crece<br />

poco a poco el miedo,<br />

y que allí empolla el Roc.<br />

OBJETOS PERDIDOS<br />

Por veredas de sueño y habitaciones sordas<br />

tus r<strong>en</strong>didos veranos me aceleran con sus cantos<br />

Una cifra vigilante y sigilosa<br />

va por los arrabales llamándome y llamándome<br />

pero qué falta, dime, <strong>en</strong> la tarjeta diminuta<br />

donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo<br />

si la cifra se mezcla con las letras del sueño,<br />

si solam<strong>en</strong>te estás donde ya no te busco.<br />

M<strong>en</strong>doza, Arg<strong>en</strong>tina 1944<br />

LA MUFA<br />

Vos ves la Cruz del Sur,<br />

respirás el verano con su olor a duraznos,<br />

y caminás de noche<br />

mi pequeño fantasma sil<strong>en</strong>cioso<br />

por ese Bu<strong>en</strong>os Aires,<br />

por ese siempre mismo Bu<strong>en</strong>os Aires.<br />

AFTER SUCH PLEASURES<br />

Esta noche, buscando tu boca <strong>en</strong> otra boca,<br />

casi creyéndolo, porque así de ciego es este río<br />

que me tira <strong>en</strong> mujer y me sumerge <strong>en</strong>tre sus párpados,<br />

qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor<br />

sabi<strong>en</strong>do que el placer es ese esclavo innoble<br />

que acepta las monedas falsas, las circula sonri<strong>en</strong>do.<br />

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar<br />

ese dolor de Bu<strong>en</strong>os Aires, esa espera sin pausas ni<br />

esperanza.<br />

Solo <strong>en</strong> mi casa abierta sobre el puerto<br />

otra vez empezar a quererte,<br />

otra vez <strong>en</strong>contrarte <strong>en</strong> el café de la mañana<br />

sin que tanta cosa irr<strong>en</strong>unciable<br />

hubiera sucedido.<br />

Y no t<strong>en</strong>er que acordarme de este olvido que sube<br />

para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos<br />

y no dejarme más que una v<strong>en</strong>tana sin estrellas.<br />

BOLERO<br />

Qué vanidad imaginar<br />

que puedo darte todo, el amor y la dicha,<br />

itinerarios, música, juguetes.<br />

Es cierto que es así:<br />

todo lo mío te lo doy, es cierto,<br />

NOCTURNO<br />

T<strong>en</strong>go esta noche las manos negras, el corazón sudado<br />

<strong>com</strong>o después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo.<br />

Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,<br />

no sé si me querían, y si esperaban verme.<br />

En el diario tirado sobre la cama dice <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros diplomáticos,<br />

una sangría exploratoria lo batió alegrem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuatro sets.<br />

Un bosque altísimo rodea esta casa <strong>en</strong> el c<strong>en</strong>tro de la ciudad,<br />

yo sé, si<strong>en</strong>to que un ciego está muriéndose <strong>en</strong> las cercanías.<br />

Mi mujer sube y baja una pequeña escalera<br />

<strong>com</strong>o un capitán de navío que desconfía de las estrellas.<br />

Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.<br />

Afuera parece <strong>com</strong>o si multitudes de caballos se acercaran<br />

a la v<strong>en</strong>tana que t<strong>en</strong>go a mi espalda.<br />

(esto de los caballos me recuerda a cierto relato).<br />

pero todo lo mío no te basta<br />

<strong>com</strong>o a mí no me basta que me des<br />

todo lo tuyo.<br />

Por eso no seremos nunca<br />

la pareja perfecta, la tarjeta postal,<br />

si no somos capaces de aceptar<br />

que sólo <strong>en</strong> la aritmética<br />

el dos nace del uno más el uno.<br />

Por ahí un papelito<br />

que solam<strong>en</strong>te dice:<br />

Siempre fuiste mi espejo,<br />

quiero decir que para verme t<strong>en</strong>ía que<br />

mirarte.<br />

DÉMONS ET MERVEILLES<br />

De colinas y vi<strong>en</strong>tos<br />

de cosas que se d<strong>en</strong>ominan para <strong>en</strong>trar<br />

<strong>com</strong>o árboles o nubes <strong>en</strong> el mundo<br />

De <strong>en</strong>igmas revelándose <strong>en</strong> las lunas<br />

rotas contra el aljibe o las ar<strong>en</strong>as<br />

yo he dicho y esperado<br />

Creo que nada vale contra esta caricia<br />

abrasadora que sube por la piel<br />

Ni el sil<strong>en</strong>cio, ese desatador de sueños<br />

Vivir<br />

oh imag<strong>en</strong> para un ojo cortado<br />

boca arriba perpetuo.<br />

PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA<br />

Has visto,<br />

verdaderam<strong>en</strong>te has visto<br />

la nieve, los astros, los pasos afelpados de la<br />

brisa...<br />

Has tocado,<br />

de verdad has tocado<br />

el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto<br />

amás...<br />

Has vivido<br />

<strong>com</strong>o un golpe <strong>en</strong> la fr<strong>en</strong>te,<br />

el instante, el jadeo, la caída, la fuga...<br />

Has sabido<br />

con cada poro de la piel, sabido<br />

que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando<br />

corazón,<br />

había que tirarlos<br />

había que llorarlos<br />

había que inv<strong>en</strong>tarlos otra vez.<br />

De: Salvo el crepúsculo. (Algunos pameos y otros prosemas).


El Señor Presid<strong>en</strong>te, está <strong>en</strong>marcado d<strong>en</strong>tro<br />

del Realismo Social, que es el movimi<strong>en</strong>to literario<br />

por excel<strong>en</strong>cia, donde se d<strong>en</strong>uncia la deplorable<br />

condición de los pueblos explotados del<br />

tercer mundo, al cual por desgracia o por neglig<strong>en</strong>cia,<br />

todavía pert<strong>en</strong>ece Latinoamérica. En esta<br />

obra, Asturias logra plasmar, <strong>com</strong>o ya se dijo <strong>en</strong><br />

el número anterior, la cruda realidad de Guatemala<br />

bajo el gobierno del tirano Manuel Estrada<br />

Cabrera, que gobernó de 1898 a 1920, haci<strong>en</strong>do<br />

alarde de corrupción, represión y opresión,<br />

todo con la sanguinaria veda de los derechos<br />

y libertades más elem<strong>en</strong>tales del pueblo<br />

chapín. La visión, por demás dantesca, que nos<br />

proyecta Asturias, está perfectam<strong>en</strong>te lograda,<br />

gracias al l<strong>en</strong>guaje altam<strong>en</strong>te poético con el que<br />

nos describe los porm<strong>en</strong>ores de una pesadilla infernal,<br />

donde el abuso de poder,“el dedazo”, la<br />

tortura y el terror, se alternan sucesivam<strong>en</strong>te,<br />

<strong>com</strong>o las asquerosas patas de una tarántula, para<br />

hilar la trama descarnada, de un mom<strong>en</strong>to histórico<br />

que no se debe ignorar.<br />

Pero, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te del contexto geográfico<br />

que nos reseña, la obra ti<strong>en</strong>e una vig<strong>en</strong>cia<br />

universal innegable, la cual, muy probablem<strong>en</strong>te,<br />

le valió para adjudicarse el Premio Nobel<br />

de Literatura de 1967. A continuación, el capítulo<br />

primero de esta interesantísima obra.<br />

EN EL PORTAL DEL SEÑOR<br />

…¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de<br />

piedralumbre! Como zumbido de oídos persistía<br />

el rumor de las campanas a la oración,<br />

maldoblestar de la luz <strong>en</strong> la sombra, de la sombra<br />

<strong>en</strong> la luz. ¡Alumbra, lumbre de alumbre,<br />

Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre!<br />

¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre,<br />

Luzbel de piedradumbre! ¡Alumbra,<br />

alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…,<br />

alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…,<br />

alumbra, alumbre…!<br />

Los pordioseros se arrastraban por las cocinas<br />

del mercado, perdidos <strong>en</strong> la sombra de la Catedral<br />

helada, de paso hacia la Plaza de Armas, a<br />

lo largo de calles tan anchas <strong>com</strong>o mares, <strong>en</strong> la<br />

ciudad que se iba quedando atrás íngrima y sola.<br />

La noche los reunía al mismo tiempo que a las<br />

estrellas. Se juntaban a dormir <strong>en</strong> el Portal del<br />

Señor sin más lazo <strong>com</strong>ún que la miseria, maldici<strong>en</strong>do<br />

unos de otros, insultándose a<br />

regañadi<strong>en</strong>tes con tirria de <strong>en</strong>emigos que se buscan<br />

pleito, riñ<strong>en</strong>do muchas veces a codazos y<br />

algunas con tierra y todo, revolcones <strong>en</strong> los que,<br />

tras escupirse, rabiosos, se mordían.<br />

Ni almohada ni confianza halló jamás esta familia<br />

de pari<strong>en</strong>tes del basurero. Se acostaban separados,<br />

sin desvertise, y dormían <strong>com</strong>o ladrones,<br />

con la cabeza <strong>en</strong> el costal de sus riquezas:<br />

desperdicios de carne, zapatos rotos, cabos de<br />

Miguel Ángel Asturias.<br />

El Señor Presid<strong>en</strong>te.<br />

candela, puños de arroz cocido <strong>en</strong>vueltos <strong>en</strong> periódicos<br />

viejos, naranjas y guineos pasados.<br />

En las gradas del Portal se les veía, vueltos a<br />

la pared, contar el dinero, morder las monedas<br />

de níquel para saber si eran falsas, hablar a solas,<br />

pasar revista a las provisiones de boca y de<br />

guerra, que de guerra andaban <strong>en</strong> la calle armados<br />

de piedras y escapularios, y <strong>en</strong>gullirse a escondidas<br />

cachos de pan seco.<br />

Nunca se supo que se socorrieran <strong>en</strong>tre ellos;<br />

avaros de sus desperdicios, <strong>com</strong>o todo m<strong>en</strong>digo,<br />

preferían darlos a los perros antes que a sus<br />

<strong>com</strong>pañeros de infortunio.<br />

Comidos y con el dinero bajo siete nudos <strong>en</strong><br />

un pañuelo atado al ombligo, se tiraban al suelo<br />

y caían <strong>en</strong> sueños agitados, tristes; pesadillas por<br />

las que veían desfilar cerca de sus ojos cerdos<br />

con hambre, mujeres flacas, perros quebrados,<br />

ruedas de carruajes y fantasmas de Padres que<br />

<strong>en</strong>traban a la Catedral <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> de sepultura,<br />

precedidos por una t<strong>en</strong>ia de luna crucificada <strong>en</strong><br />

tibias heladas. A veces, <strong>en</strong> lo mejor del sueño,<br />

les despertaban los gritos de un idiota que se<br />

s<strong>en</strong>tía perdido <strong>en</strong> la Plaza de Armas. A veces, el<br />

sollozar de una ciega que se soñaba cubierta de<br />

moscas, colgando de un clavo, <strong>com</strong>o la carne <strong>en</strong><br />

las carnicerías. A veces, los pasos de una patrulla<br />

que a golpes arrastraba a un prisionero político,<br />

seguido de mujeres que limpiaban las huellas<br />

de sangre con los pañuelos empapados <strong>en</strong><br />

llanto. A veces, los ronquidos de un valetudinario<br />

tiñoso o la respiración de una sordomuda <strong>en</strong>cinta<br />

que lloraba de miedo porque s<strong>en</strong>tía un hijo<br />

<strong>en</strong> las <strong>en</strong>trañas.<br />

Pero el grito del idiota era el más triste. Partía<br />

el cielo. Era un grito largo, sonsacado, sin ac<strong>en</strong>to<br />

humano.<br />

Asturias, después<br />

de recibir el<br />

Premio Nobel de<br />

Literatura<br />

Los domingos caía <strong>en</strong> medio de aquella sociedad<br />

extraña un borracho que, dormido, reclamaba<br />

a su madre llorando <strong>com</strong>o un niño. Al oir<br />

el idiota la palabra madre, que <strong>en</strong> boca del borracho<br />

era imprecación a la vez que lam<strong>en</strong>to, se<br />

incorporaba, volvía a mirar a todos lados de punta<br />

a punta del Portal, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, y tras despertarse<br />

bi<strong>en</strong> y despertar a los <strong>com</strong>pañeros con sus gritos,<br />

lloraba de miedo juntando su llanto al del<br />

borracho.<br />

Ladraban perros, se oían voces, y los más<br />

retobados se alzaban del suelo a <strong>en</strong>gordar el escándalo<br />

para que se callara. Que se callara o que<br />

viniera la Policía. Pero la policía no se acercaba<br />

ni por gusto. Ninguno de ellos t<strong>en</strong>ía para pagar<br />

la multa. “¡Viva Francia!”, gritaba Patahueca <strong>en</strong><br />

medio de los gritos y los saltos del idiota, que<br />

acabó si<strong>en</strong>do el hazmerreír de los m<strong>en</strong>digos por<br />

aquel cojo bribón y mal hablado que, <strong>en</strong>tre semana,<br />

algunas noches remedaba al borracho.<br />

Patahueca remedaba al borracho y el Pelele -<br />

así apodaban al idiota-, que dormido daba la impresión<br />

de estar muerto, revivía a cada grito sin<br />

fijarse <strong>en</strong> los bultos arrebujados por el suelo <strong>en</strong><br />

pedazos de manta que, al verle medio loco, rifaban<br />

palabritas de mal gusto y risas chillonas. Con<br />

los ojos lejos de las caras monstruosas de sus<br />

<strong>com</strong>pañeros, sin ver nada, sin oír nada, sin s<strong>en</strong>tir<br />

nada, fatigado por el llanto, se quedaba dormido;<br />

pero al dormirse, carretilla de todas las<br />

noches, la voz de Patahueca le despertaba:<br />

-¡Madre!…<br />

El Pelele abría los ojos de rep<strong>en</strong>te, <strong>com</strong>o el<br />

que sueña que rueda <strong>en</strong> el vacío; dilataba las<br />

pupilas más y más, <strong>en</strong>cogiéndose todo él, <strong>en</strong>traña<br />

herida cuando le empezaban a correr las lágrimas;<br />

luego se dormía poco a poco, v<strong>en</strong>cido<br />

por el sueño, el cuerpo casi <strong>en</strong>grudo, con eco de<br />

bascas <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia rota. Pero al dormirse,<br />

al no más dormirse, la voz de otra pr<strong>en</strong>da con<br />

boca le despertaba:<br />

-¡Madre!…<br />

Era la voz de el Viuda, mulato deg<strong>en</strong>erado que,<br />

<strong>en</strong>tre risa y risa, con pucheros de vieja, continuaba:<br />

-…Madre de misericordia, esperanza nuestra,<br />

Dios te salve, a ti llamamos los desterrados que<br />

caímos de leva…<br />

El idiota se despertaba ri<strong>en</strong>do, parecía que a<br />

él también le daba risa su p<strong>en</strong>a, hambre, corazón<br />

y lágrimas saltándole <strong>en</strong> los di<strong>en</strong>tes, mi<strong>en</strong>tras<br />

los pordioseros arrebataban del aire la carcar-carcajada,<br />

del aire, del aire… la car-car-carcar-cajada…,<br />

perdía el ali<strong>en</strong>to un timbón con los<br />

bigotes sucios de revolcado, y de la risa se<br />

orinaba un tuerto que daba cabezazos de chivo<br />

<strong>en</strong> la pared, y protestaban los ciegos porque no<br />

se podía dormir con tanta bulla, y el Mosco, un<br />

ciego al que le faltaban las dos piernas, porque<br />

esa manera de divertirse era de amujerados.<br />

A los ciegos los oían <strong>com</strong>o oír barrer y al<br />

Mosco ni siquiera lo oían. ¡Quién iba a hacer<br />

caso de sus fanfarronadas, “-¡Yo que pasé la<br />

SEGUNDO AÑO DE BACHILLERATO<br />

infancia <strong>en</strong> un cuartel de atrillería, onde las patadas<br />

de las mulas y de los jefes me hicieron<br />

hombre con oficio caballo, lo que me sirvió de<br />

jov<strong>en</strong> para jalar por las calles la música de carreta!<br />

¡Yo, que perdí los ojos <strong>en</strong> una borrachera<br />

sin saber cómo, la pierna derecha <strong>en</strong> otra borrachera<br />

sin saber cuándo, y la otra <strong>en</strong> otra borrachera,<br />

víctima de un automóvil, sin saber<br />

ónde!…”<br />

Contado por los m<strong>en</strong>digos, se regó <strong>en</strong>tre la<br />

g<strong>en</strong>te del pueblo que el Pelele se <strong>en</strong>loquecía al<br />

oír hablar de su madre. Calles, plazas, atrios y<br />

mercados recorría el infeliz <strong>en</strong> su afán de escapar<br />

al populacho que por aquí, que por allí, le<br />

gritaba a todas horas, <strong>com</strong>o maldición del cielo,<br />

la palabra madre. Entraba a las casas <strong>en</strong> busca<br />

de asilo, pero de las casas le sacaban los perros<br />

o los criados. Lo echaban de los templos, de las<br />

ti<strong>en</strong>das, de todas partes, sin at<strong>en</strong>der a su fatiga<br />

de bestia ni a sus ojos que, a pesar de su inconsci<strong>en</strong>cia,<br />

suplicaban perdón con la mirada.<br />

La ciudad grande, inm<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te grande para<br />

su fatiga, se fue haci<strong>en</strong>do pequeña para su congoja.<br />

A noches de espanto siguieron días de persecución,<br />

acosado por las g<strong>en</strong>tes que, no cont<strong>en</strong>tas<br />

con gritarle: “Pelelito, el domingo te casás<br />

con tu madre…, la vieja…, somato…, chicharrón<br />

y chaleco!”, le golpeaban y arrancaban las<br />

ropas a pedazos. Seguido de chiquillos se refugiaba<br />

<strong>en</strong> los barrios pobres, pero allí su suerte<br />

era más dura; allí donde todos andaban a las<br />

puertas de la miseria, no sólo le insultaban, sino<br />

que, al verlo correr despavorido, le arrojaban piedras,<br />

ratas muertas y latas vacías.<br />

De uno de esos barrios subió hacia el Portal<br />

del Señor un día <strong>com</strong>o hoy a la oración, herido<br />

<strong>en</strong> la fr<strong>en</strong>te, sin sombrero, arrastrando la cola de<br />

un barrilete que de remeda remi<strong>en</strong>do le pr<strong>en</strong>dieron<br />

por detrás. Le asustaban las sombras de los<br />

muros, los pasos de los perros, las hojas que<br />

caían de los árboles, el rodar desigual de los vehículos…<br />

Cuando llegó al Portal, casi de noche,<br />

los m<strong>en</strong>digos, vueltos a la pared, contaban y<br />

recontaban sus ganancias.<br />

Patahueca la t<strong>en</strong>ía con el Mosco por alegar, la<br />

sordomuda se sobaba el vi<strong>en</strong>tre para ella inexplicablem<strong>en</strong>te<br />

crecido, y la ciega se mecía <strong>en</strong><br />

sueños colgada de un clavo, cubierta de moscas,<br />

<strong>com</strong>o la carne <strong>en</strong> las carnicerías.<br />

El idiota cayó medio muerto; llevaba noches<br />

y noches de no pegar los ojos, días y días de no<br />

as<strong>en</strong>tar los pies. Los m<strong>en</strong>digos callaban y se<br />

rescaban las pulgas sin poder dormir, at<strong>en</strong>tos a<br />

los pasos de los g<strong>en</strong>darmes que iban y v<strong>en</strong>ían<br />

por la plaza poco alumbrada y a los golpecitos<br />

de las armas de los c<strong>en</strong>tinelas, fantasmas <strong>en</strong>vueltos<br />

<strong>en</strong> ponchos a rayas, que <strong>en</strong> las v<strong>en</strong>tanas de<br />

los cuarteles vecinos velaban <strong>en</strong> pie de guerra,<br />

<strong>com</strong>o todas las noches, al cuidado del Presid<strong>en</strong>te<br />

de la República, cuyo domicilio se ignoraba<br />

porque habitaba <strong>en</strong> las afueras de la ciudad muchas<br />

casas a la vez, cómo dormía, porque se contaba<br />

que al lado de un teléfono con un látigo <strong>en</strong><br />

la mano, y a qué hora, porque sus amigos aseguraban<br />

que no dormía nunca.<br />

Por el Portal del Señor avanzó un bulto. Los<br />

pordioseros se <strong>en</strong>cogieron <strong>com</strong>o gusanos. Al<br />

rechino de las botas militares respondía el graznido<br />

de un pájaro siniestro <strong>en</strong> la noche oscura,<br />

navegable, sin fondo…<br />

Patahueca peló los ojos; <strong>en</strong> el aire pesaba la<br />

am<strong>en</strong>aza del fin del mundo, y dijo a la lechuza:<br />

-¡Hualí, hualí, tomá tu sal y tu chile…; no te<br />

t<strong>en</strong>go mal ni dita y por si acaso, maldita!<br />

El Mosco se buscaba la cara con los gestos.<br />

Dolía la atmósfera <strong>com</strong>o cuando va a temblar.<br />

El Viuda hacía la cruz <strong>en</strong>tre los ciegos. Sólo el<br />

Pelele dormía a pierna suelta, por una vez, roncando.<br />

El bulto se detuvo -la risa le <strong>en</strong>torchaba la cara-<br />

, acercándose al idiota de puntepié y, <strong>en</strong> son de<br />

broma, le grito:<br />

-¡Madre!


No dijo más. Arrancado del suelo por el grito,<br />

el Pelele se le fue <strong>en</strong>cima y, sin darle tiempo a<br />

que hiciera uso de sus armas, le <strong>en</strong>terró los dedos<br />

<strong>en</strong> los ojos, le hizo pedazos la nariz a d<strong>en</strong>telladas<br />

y le golpeó las partes con las rodillas hasta<br />

dejarlo inerte.<br />

Los m<strong>en</strong>digos cerraron los ojos horrorizados,<br />

la lechuza volvió a pasar y el Pelele escapó por<br />

las calles <strong>en</strong> tinieblas <strong>en</strong>loquecido bajo la acción<br />

de espantoso paroxismo.<br />

Una fuerza ciega acababa de quitar la vida al<br />

coronel José Parrales Sonri<strong>en</strong>te, alias el hombre<br />

de la mulita.<br />

Estaba amaneci<strong>en</strong>do.<br />

**************************************<br />

En los capítulos sigui<strong>en</strong>tes, se verá reflejado<br />

el servilismo de la g<strong>en</strong>te de difer<strong>en</strong>tes estratos<br />

sociales con el único fin de congraciarse con «el<br />

hombre», esto se da al mismo tiempo que el señor<br />

Presid<strong>en</strong>te urde con base <strong>en</strong> intrigas sus oscuros<br />

propósitos. Así es <strong>com</strong>o <strong>en</strong>vía a Cara de<br />

Angel (porque era bello y malo <strong>com</strong>o Satán),<br />

para que advierta de su inmin<strong>en</strong>te captura al g<strong>en</strong>eral<br />

Eusebio Canales. Todo este modis operandi<br />

(forma de actuar) se refleja claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el capítulo<br />

XXIII, de la segunda parte, y se titula El<br />

parte al señor Presid<strong>en</strong>te, claro está que <strong>en</strong>tre<br />

todo este vertiginoso remolino, el amor <strong>en</strong>tre<br />

Camila, la hija del g<strong>en</strong>eral Canales, y Cara de<br />

Angel, ha ext<strong>en</strong>dido sus alas, aunque el aciago<br />

Sr. Presid<strong>en</strong>te, les ti<strong>en</strong>e preparado otro des<strong>en</strong>lace,<br />

quizá el más amargo.<br />

Los personajes de Asturias <strong>en</strong> El Sr. Presid<strong>en</strong>te,<br />

están delineados con una carga sufici<strong>en</strong>te de<br />

psicología, al grado que la efervesc<strong>en</strong>cia que fluye<br />

de algunos de ellos, se llega a transformar <strong>en</strong><br />

solidaria indignación. No es malo recordar que<br />

<strong>en</strong> la primera <strong>en</strong>trega de este artículo, Asturias<br />

nos dice que la pobre Camila se queda <strong>en</strong> el aire,<br />

p<strong>en</strong>sando si Cara de Angel se ha burlado de ella.<br />

Pero si la catarsis que se opera <strong>en</strong> Miguel Cara<br />

de Angel por el amor de Camila es interesante,<br />

más que otra cosa, lo es el planteo del espionaje<br />

y el manipuleo de voluntades que des<strong>en</strong>mascara<br />

Asturias <strong>en</strong> la obra que rebosa de florida narración.<br />

Sin embargo, hay elem<strong>en</strong>tos poéticos<br />

que resaltan por sí solos la calidad de la obra,<br />

por ejemplo:<br />

“Una carreta de agua pasó por la calle;<br />

lagrimeaba el grifo y los botes de metal reían”.<br />

Otro: “Las estaciones seguían a las estaciones.<br />

El tr<strong>en</strong> corría sin det<strong>en</strong>erse, zangoloteándose<br />

sobre los rieles mal clavados. Aquí un pitazo<br />

allá un estertor de fr<strong>en</strong>os, más allá un yagual<br />

de humo sucio <strong>en</strong> la coronilla de un cerro”.<br />

Pero, dejemos al Sr. Presid<strong>en</strong>te descansar <strong>en</strong><br />

paz, si puede, y volvamos con Asturias.<br />

¿Qué significa para Ud. la «literatura <strong>com</strong>prometida».<br />

-“Muchos emplean el término <strong>com</strong>prometido<br />

para un s<strong>en</strong>tido político determinado, es decir,<br />

al llamar a un autor <strong>com</strong>prometido se le pone la<br />

etiqueta de autor <strong>com</strong>unista, pro<strong>com</strong>unista, de<br />

izquierda o izquierdizante. Esta forma velada<br />

de llamar así a ciertos autores no deja ver bi<strong>en</strong><br />

lo que quiere decir literatura <strong>com</strong>prometida o<br />

de <strong>com</strong>promiso. La literatura dirigida es aquella<br />

que está al servicio de una causa política, de<br />

una religión, de una ideología. El autor dirigido<br />

obedece a ciertos cánones, a ciertas obligaciones,<br />

a determinadas finalidades, etc. En cambio<br />

la literatura <strong>com</strong>prometida implica una responsabilidad,<br />

y nosotros antes, <strong>en</strong> América Latina,<br />

usábamos el término de «responsable». Había<br />

escritores responsables y otros que no lo eran<br />

fr<strong>en</strong>te a ellos mismos, a su conducta, a sus pueblos,<br />

a sus necesidades que los inundaban. Yo<br />

<strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do por literatura <strong>com</strong>prometida aquella<br />

literatura responsable que responde a las necesidades<br />

de un pueblo, que es la voz de ese pueblo<br />

y que al mismo tiempo se convierte <strong>en</strong> pu<strong>en</strong>te<br />

para poder llevar a otros espíritus, a otros<br />

hombres, el eco de las necesidades, de los sufri-<br />

mi<strong>en</strong>tos, y también de las alegrías de su país a<br />

efecto de que puedan t<strong>en</strong>er repercusión universal.<br />

En la literatura latinoamericana, si se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de<br />

por literatura <strong>com</strong>prometida aquella que<br />

se ha hecho siempre responsable de los grandes<br />

acontecimi<strong>en</strong>tos de nuestros países y también de<br />

las necesidades de las situaciones difíciles de<br />

opresión, de tiranía, de sufrimi<strong>en</strong>to, de faltas de<br />

medios de vida, de hambre, de falta de tierra,<br />

etc., <strong>en</strong>tonces nuestra literatura ha sido siempre<br />

la literatura <strong>com</strong>prometida, una literatura<br />

responsable. Desde los primeros libros hasta<br />

ahora, las grandes obras de nuestros países han<br />

sido las que se escrib<strong>en</strong> respondi<strong>en</strong>do a una necesidad<br />

vital, a una necesidad del pueblo. Es así<br />

que casi toda nuestra literatura resulta <strong>com</strong>prometida.<br />

Sólo excepcionalm<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>emos autores<br />

que se <strong>en</strong>cierran <strong>en</strong> sus jaulas de oro, <strong>en</strong> sus<br />

torres de marfil, se aislan, no les importa nada<br />

de lo que pasa <strong>en</strong> torno de ellos y son los autores<br />

autistas, de asuntos psicológicos, y de todos<br />

los problemas que correspond<strong>en</strong> a una personalidad<br />

que no ti<strong>en</strong>e contacto con la realidad<br />

ambi<strong>en</strong>te. Tal vez sería más propio llamar a nuestra<br />

literatura, <strong>en</strong> vez de literatura <strong>com</strong>prometida,<br />

literatura «invadida», es decir, invadida por<br />

la vida”.<br />

Por su cargo de embajador <strong>en</strong> París, del que se<br />

retiró <strong>en</strong> julio de 1970, muchos escritores latinoamericanos<br />

lo han acusado alegando que repres<strong>en</strong>taba<br />

un gobierno de dictadura.<br />

“Efectivam<strong>en</strong>te, se me criticó bastante por<br />

haber aceptado el cargo de embajdor <strong>en</strong> París,<br />

pero siempre he aclarado por qué lo acepté.<br />

Mi<strong>en</strong>tras yo estaba <strong>en</strong> Italia, empezó la lucha<br />

eleccionaria <strong>en</strong> Guatemala y fr<strong>en</strong>te al único candidato<br />

civil, Méndez Mont<strong>en</strong>egro, había cuatro<br />

candidatos militares. El gobierno que había, un<br />

gobierno de facto militar, había preparado una<br />

constitución para que fuera un militar el que llegara<br />

al poder, pero el pueblo le dijo “No” a los<br />

militares y llegó Mont<strong>en</strong>egro. Yo había escrito<br />

<strong>en</strong> los periódicos de Italia sobre esta situación y<br />

me s<strong>en</strong>tía un poco <strong>com</strong>prometido con este gobierno<br />

civil, un gobierno que correspondía un<br />

poco a los de la revolución. Al proponérseme el<br />

cargo <strong>en</strong> París p<strong>en</strong>sé que yo me debía a Guatemala<br />

y que era mi obligación <strong>com</strong>o guatemalteco<br />

servir a mi país puesto que le iba a dar r<strong>en</strong>ombre”.<br />

UN EJE TRANSVERSAL HISTÓRICO<br />

GUATEMALA FELIZ<br />

Cada país ti<strong>en</strong>e<br />

el Premio Nobel que se merece<br />

ROQUE DALTON<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, es muy probable que algui<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ga<br />

y diga: «Del árbol caído cualquiera saca<br />

leña», pero hay un detalle muy importante, <strong>en</strong><br />

una <strong>en</strong>trevista que Mario B<strong>en</strong>edetti le hace a Roque<br />

Dalton <strong>en</strong> el segundo lustro de los 60´s, nuestro<br />

inefable poeta da muestras de su c<strong>en</strong>telleante<br />

lucidez ética.<br />

M.B.- Una última pregunta. Es frecu<strong>en</strong>te que<br />

<strong>en</strong> <strong>en</strong>trevistas <strong>com</strong>o ésta, se concluya por preguntarle<br />

al <strong>en</strong>trevistado qué consejos daría a los<br />

escritores jóv<strong>en</strong>es. Pero yo quiero salir de esa<br />

rutina, y más bi<strong>en</strong> me gustaría saber qué consejos<br />

les daría a los escritores viejos.<br />

R.D.- No soy amigo de dar consejos. Pero ya<br />

que me lo preguntas, me permitiría aconsejar a<br />

los escritores viejos sólo dos cosas. A los que<br />

puedan, que rejuv<strong>en</strong>ezcan lo antes posible; a los<br />

que sean honestos, que sigan siéndolo, ya que<br />

de ese modo nos seguirán <strong>en</strong>señando. Pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong><br />

un escritor a qui<strong>en</strong> conocí cuando era relativam<strong>en</strong>te<br />

honesto, aunque ya bastante viejo: Miguel<br />

Angel Asturias. Ya que a esta altura no podría<br />

conseguir ni la juv<strong>en</strong>tud ni la absoluta honestidad,<br />

quisiera aconsejarle que r<strong>en</strong>uncie a la<br />

embajada de Guatemala <strong>en</strong> París. Quizá así podría<br />

conservar por lo m<strong>en</strong>os un poco del decoro<br />

que Sartre otorgó al premio más municipal de la<br />

tierra.<br />

Y esto pi<strong>en</strong>so yo, lo dice Roque con “el amor<br />

más <strong>com</strong>ún y corri<strong>en</strong>te”, pues de 1966 a 1970,<br />

Asturias se desempeñó <strong>com</strong>o embajador <strong>en</strong> dicha<br />

capital europea, es decir, durante el gobierno<br />

de Julio César Méndez Mont<strong>en</strong>egro, período<br />

<strong>en</strong> el que Otto R<strong>en</strong>é Castillo, poeta chapín exiliado<br />

<strong>en</strong> El Salvador, y amigo <strong>en</strong>trañable de<br />

Roque (con qui<strong>en</strong> a principios de esa década escribiera<br />

Dos puños por la tierra, poemario <strong>en</strong> el<br />

que Roque escribe la primera parte dedicada a<br />

Anastasio Aquino y la segunda Otto R<strong>en</strong>é, dedicada<br />

al cacique Atanasio Zul) regresa a Guatemala,<br />

precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1967, es herido <strong>en</strong> <strong>com</strong>bate,<br />

luego capturado y llevado a la base militar<br />

de Zacapa, donde es torturado, para ser finalm<strong>en</strong>te,<br />

con <strong>en</strong>orme alarde de brutalidad, quemado<br />

vivo. ¿No es éste motivo sufici<strong>en</strong>te para<br />

que un ilustre Premio Nobel de Literatura, por<br />

muy embajador que sea, r<strong>en</strong>uncie a su cargo?,<br />

yo pi<strong>en</strong>so que sí. Al m<strong>en</strong>os, si no por amistad,<br />

por solidaridad poética siquiera, o sea por s<strong>en</strong>sibilidad.<br />

El caso es que <strong>com</strong>o ya lo dijo Asturias, se<br />

quedó hasta el 70 <strong>com</strong>o embajador para darle<br />

r<strong>en</strong>ombre a Guatemala. Si este fue el gobierno<br />

democrático de un civil, la mejor opción de<br />

Asturias, ¿cómo no sería el gobierno de los otros,<br />

que eran militares? No cabe duda que Roque<br />

ti<strong>en</strong>e la razón al aconsejarle que r<strong>en</strong>uncie a dicho<br />

cargo.<br />

En fin, El Señor Presid<strong>en</strong>te ti<strong>en</strong>e un valor histórico<br />

real, y no vamos a negar el mérito de<br />

Asturias <strong>com</strong>o escritor, pero no podemos negar<br />

el hecho de que Asturias se a<strong>com</strong>odó a la “Dulce<br />

Vida” diplomática y tuvo que sufrir la degradante<br />

esc<strong>en</strong>a de ver cómo un grupo de indignados<br />

lectores lanzaban al fuego muchos de los<br />

ejemplares que durante algún tiempo lo convirtieron<br />

<strong>en</strong> el hombre que lo t<strong>en</strong>ía todo, todo,<br />

todo… No obstante la dureza de los hechos, Otto<br />

R<strong>en</strong>é Castillo dice <strong>en</strong> un fragm<strong>en</strong>to de su poema<br />

“Causa de ternura”:<br />

Por eso no te olvides<br />

de estas palabras,<br />

mi dulce visitante:<br />

nada de su humanidad<br />

debe negar el hombre,<br />

ni su lodo, ni sus estrellas!<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

-Alfaro Chaverri, Edgar. 2002. Miguel Ángel Asturias. Algunas valoraciones<br />

pertin<strong>en</strong>tes. Diario Co Latino, Suplem<strong>en</strong>to Cultural Tres Mil, sección Aula<br />

Abierta, No. 21, sábado 29 de junio del 2002.<br />

-Asturias, Miguel Angel. El hombre que lo t<strong>en</strong>ía todo, todo, todo…. Editorial<br />

Bruguera, Barcelona, 1981.<br />

-Otto R<strong>en</strong>é Castillo, edit. Guaymuras, Honduras, 1989.<br />

-Dalton, Roque. Antología Roque Dalton, Editorial Universitaria, UES,<br />

San Salvador, s.f.<br />

-Revista Abra, nov. - dic. / 76. UCA.<br />

Firma de Asturias<br />

Martiana<br />

Cartas de José Martí<br />

Carta a su cuñado José García. Sobre la muerte<br />

de su padre.<br />

Febrero, 1887<br />

Mi querido José:<br />

No hubiera querido recibir de otras manos la<br />

noticia de la muerte de mi padre. En la carta<br />

de Ud. he s<strong>en</strong>tido su último calor. Si ya Ud. no<br />

fuera hermano mío, por la ternura con que me<br />

quiso a mi padre lo sería. Ud. <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió su<br />

santidad, e hizo <strong>en</strong> la tierra por premiarla. El lo<br />

quería a Ud. <strong>com</strong>o a un hijo preferido. Es de<br />

hijo el sollozo con que Ud. me ha anunciado su<br />

muerte. Yo no lo he visto a Ud. nunca; ¡pero ya<br />

me parece que lo he conocido toda mi vida!<br />

Yo tuve puesto <strong>en</strong> mi padre un orgullo que<br />

crecía cada vez que <strong>en</strong> él p<strong>en</strong>saba, porque a<br />

nadie le tocó vivir <strong>en</strong> tiempos más viles ni nadie<br />

a pesar de su s<strong>en</strong>cillez apar<strong>en</strong>te salió más puro<br />

<strong>en</strong> p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y obra, de ellos. ¡Jamás, José,<br />

una protesta contra esta austera vida mía que<br />

privó a la suya de la <strong>com</strong>odidad de la vejez! De<br />

mi virtud, si alguna hay <strong>en</strong> mí, yo podré t<strong>en</strong>er la<br />

ser<strong>en</strong>idad; pero él t<strong>en</strong>ía el orgullo. En mis horas<br />

más amargas se le veía el cont<strong>en</strong>to de t<strong>en</strong>er un<br />

hijo que supiese resistir y padecer. Yo, con toda<br />

mi costumbre de las palabras, y con toda mi<br />

ternura, no podría pintarlo mejor que <strong>com</strong>o<br />

Ud. me lo pinta: "un ángel con canas". ¡Ah José!<br />

Sólo se sab<strong>en</strong> ver <strong>en</strong> los demás las condiciones<br />

que se ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> sí. Trastornos horr<strong>en</strong>dos y<br />

alejami<strong>en</strong>tos grandes suele traer la vida, pero<br />

nunca dejaré de ver a Ud. dando un beso <strong>en</strong> la<br />

fr<strong>en</strong>te de mi padre, y reemplazando al hijo<br />

aus<strong>en</strong>te.<br />

Este dolor, José, me ti<strong>en</strong>e muy confuso el<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to. ¡No he podido pagar a mi padre<br />

mi deuda <strong>en</strong> la vida! Ya ¿dónde se la podré pagar?<br />

No es que haya muerto lo que me <strong>en</strong>tristece,<br />

sino que haya muerto antes de que yo pudiera<br />

pregonar la hermosura sil<strong>en</strong>ciosa de su carácter,<br />

y darle pruebas públicas y grandes de mi<br />

v<strong>en</strong>eración y de mi cariño. Pero ¿qué falta le<br />

hice, si lo t<strong>en</strong>ía a Ud.? Juntos, José, Ud. y yo,<br />

iremos a visitarlo algún día.<br />

Martí<br />

Tomado de las cartas de José Martí


Cortazariana<br />

Julio Cortázar<br />

Instrucciones para llorar<br />

Dejando de lado los motivos, at<strong>en</strong>gámonos a<br />

la manera correcta de llorar, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do por<br />

esto un llanto que no ingrese <strong>en</strong> el escándalo, ni<br />

que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe<br />

semejanza. El llanto medio u ordinario consiste<br />

<strong>en</strong> una contracción g<strong>en</strong>eral del rostro y un<br />

sonido espasmódico a<strong>com</strong>pañado de lágrimas<br />

y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se<br />

acaba <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que uno se su<strong>en</strong>a<br />

<strong>en</strong>érgicam<strong>en</strong>te.<br />

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted<br />

mismo, y si esto le resulta imposible por haber<br />

contraído el hábito de creer <strong>en</strong> el mundo exterior,<br />

pi<strong>en</strong>se <strong>en</strong> un pato cubierto de hormigas o<br />

<strong>en</strong> esos golfos del estrecho de Magallanes <strong>en</strong><br />

los que no <strong>en</strong>tra nadie, nunca.<br />

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro<br />

usando ambas manos con la palma hacia ad<strong>en</strong>tro.<br />

Los niños llorarán con la manga del saco contra<br />

la cara, y de prefer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un rincón del cuarto.<br />

Duración media del llanto, tres minutos.<br />

Cortázar, Julio; Historias de cronopios y de famas,<br />

Bu<strong>en</strong>os Aires, Sudamericana, 1994<br />

Quizá la más querida<br />

Me diste la intemperie,<br />

la leve sombra de tu mano<br />

pasando por mi cara.<br />

Me diste el frío, la distancia,<br />

el amargo café de medianoche<br />

<strong>en</strong>tre mesas vacías.<br />

Siempre empezó a llover<br />

Siempre empezó a llover<br />

<strong>en</strong> la mitad de la película,<br />

la flor que te llevé t<strong>en</strong>ía<br />

una araña esperando <strong>en</strong>tre los pétalos.<br />

Creo que lo sabías<br />

y que favoreciste la desgracia.<br />

Siempre olvidé el paraguas<br />

antes de ir a buscarte,<br />

el restaurante estaba ll<strong>en</strong>o<br />

y voceaban la guerra <strong>en</strong> las esquinas.<br />

Fue una letra de tango<br />

para tu indifer<strong>en</strong>te melodía.<br />

Gabriel García Márquez<br />

Gabriel García Márquez, nació <strong>en</strong> 1928, <strong>en</strong><br />

Aracataca, un pequeño caserío de Santa Marta,<br />

Colombia.<br />

“Yo señor, me llamo Gabriel García Márquez.<br />

Lo si<strong>en</strong>to: a mi tampoco me gusta ese nombre,<br />

porque es una sarta de lugares <strong>com</strong>unes que nunca<br />

he logrado id<strong>en</strong>tificar conmigo. Nací <strong>en</strong><br />

Aracataca, Colombia. Mi signo es piscis y mi<br />

mujer es Mercedes. Esas son las dos cosas más<br />

importantes que me han ocurrido <strong>en</strong> la vida, porque<br />

gracias a ellas, al m<strong>en</strong>os hasta ahora, he logrado<br />

sobrevivir escribi<strong>en</strong>do.<br />

Soy escritor por timidez. Mi verdadera vocación<br />

es la de prestidigitador, pero me ofusco tanto<br />

tratando de hacer un truco, que he t<strong>en</strong>ido que<br />

refugiarme <strong>en</strong> la soledad de la literatura. Ambas<br />

actividades, <strong>en</strong> todo caso, conduc<strong>en</strong> a lo único<br />

que me ha interesado desde niño; que mis amigos<br />

me quieran más.<br />

En mi caso el ser escritor es un mérito des<strong>com</strong>unal,<br />

porque soy muy bruto para escribir. He<br />

t<strong>en</strong>ido que someterme a una disciplina atroz para<br />

terminar media página <strong>en</strong> ocho horas de trabajo;<br />

peleo a trompadas con cada palabra y casi<br />

siempre es ella qui<strong>en</strong> sale ganando, pero soy tan<br />

testarudo que he logrado publicar cinco libros<br />

<strong>en</strong> veinte años. El sexto, que estoy escribi<strong>en</strong>do,<br />

va más despacio que los otros, porque <strong>en</strong>tre los<br />

acreedores y una neuralgia me quedan muy pocas<br />

horas libres.<br />

Nunca hablo de literatura, porque no sé lo que es, y<br />

además estoy conv<strong>en</strong>cido de que el mundo sería igual<br />

sin ella. En cambio, estoy conv<strong>en</strong>cido de que sería<br />

<strong>com</strong>pletam<strong>en</strong>te distinto si no existiera la policía, pi<strong>en</strong>so,<br />

por tanto, que habría sido más útil a la humanidad si <strong>en</strong><br />

vez de escritor fuera terrorista” (Sara Facio, Alicia D’Amico<br />

«Retratos y Autorretratos». Ediciones de Crisis, Bu<strong>en</strong>os Aires,<br />

Arg<strong>en</strong>tina,1973).<br />

Es autor de las novelas: La hojarasca (1955),<br />

El coronel no ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> le escriba (1961), Los<br />

funerales de la Mamá Grande y La Mala hora<br />

(1962), Ci<strong>en</strong> años de soledad (1967), Relato de<br />

un náufrago (1970), La increíble y triste historia<br />

de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada<br />

(1972), El otoño del patrirca (1974), Crónica<br />

de una muerte anunciada, El amor <strong>en</strong> los tiempos<br />

del cólera, El g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> su laberinto (basada<br />

<strong>en</strong> la vida de Simón Bolívar) y Noticia de un<br />

secuestro. Además, es autor de Ojos de perro azul<br />

(cu<strong>en</strong>tos). La av<strong>en</strong>tura de Miguel Littín, clandestino<br />

<strong>en</strong> Chile, es otra de sus obras, <strong>en</strong> la que<br />

incursiona <strong>en</strong> el reportaje <strong>com</strong>o género literario.<br />

En 1982, recibe el Premio Nobel de Literatura.<br />

Toda su obra pert<strong>en</strong>ece al Realismo Mágico.<br />

Ci<strong>en</strong> años de soledad se desarrolla <strong>en</strong> Macondo,<br />

lugar utópico donde se ubican algunas, por no<br />

decir la mayoría, de las obras del ‘Gabo’, <strong>com</strong>o<br />

se le conoce <strong>en</strong> el ámbito literario. Macondo es<br />

un lugar sui géneris (único <strong>en</strong> su género), si bi<strong>en</strong><br />

ficticio, bi<strong>en</strong> puede ubicarse <strong>en</strong> cualquier sitio de<br />

Latinoamérica. En Ci<strong>en</strong> Años de Soledad, destaca<br />

el puntillismo (<strong>en</strong> literatura, detallismo descriptivo;<br />

<strong>en</strong> pintura, es el procedimi<strong>en</strong>to de los<br />

neoimpresionistas que consiste <strong>en</strong> des<strong>com</strong>poner<br />

los tonos por pinceladas separadas), con el cual,<br />

García Márquez logra esc<strong>en</strong>as realm<strong>en</strong>te<br />

impresionistas.<br />

El Realismo Mágico, es la visión fantástica de<br />

la realidad puesta <strong>en</strong> términos literarios. García<br />

Márquez <strong>en</strong> sus primeras obras, <strong>com</strong>o La hojarasca,<br />

El coronel no ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> le escriba y La<br />

mala hora, sólo sondea la impresionante creación<br />

realista y mítica del pueblo y la historia de<br />

Macondo vertida <strong>en</strong> Ci<strong>en</strong> años de soledad (1967),<br />

novela que pres<strong>en</strong>ta la historia, los problemas y<br />

las viv<strong>en</strong>cias c<strong>en</strong>trales de Latinoamérica.<br />

La forma <strong>en</strong> que los gitanos, árabes y otros extranjeros<br />

embaucan a los soñadores <strong>com</strong>o José<br />

Arcadio Bu<strong>en</strong>día y a los habitantes de Macondo,<br />

que les cambian collares con cu<strong>en</strong>tas de vidrio<br />

por guacamayas, hace recordar a los españoles<br />

que trocaban el oro de nuestros nativos por espejos<br />

y otras bisuterías.<br />

¿Habremos cambiado desde <strong>en</strong>tonces nuestra<br />

predilección por lo extranjero? Yo creo que no,<br />

pues el malinchismo, <strong>com</strong>o se llama esta predilección,<br />

sigue vi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> popa. ¿Se dará algo así<br />

<strong>en</strong> los Tratados de Libre Comercio? Indudablem<strong>en</strong>te<br />

a algo así es que alude García Márquez <strong>en</strong><br />

estos pasajes de su obra.<br />

Además, hace alusión a la ignorancia que <strong>en</strong><br />

aras de mant<strong>en</strong>er las supersticiones sacrifica la<br />

propia felicidad. Esto se ve claro <strong>en</strong> la negativa<br />

de Úrsula para procrear hijos con José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día, ya que ella teme concebirlos con cola<br />

de cerdo, a tal grado que se <strong>en</strong>sarta <strong>en</strong> un pantalón<br />

de lona bastante ajustado y con amarras de<br />

seguridad. Pero al final José Arcadio Bu<strong>en</strong>día se<br />

las ing<strong>en</strong>ia y triunfa el incesto (relaciones sexuales<br />

<strong>en</strong>tre pari<strong>en</strong>tes), ya que ella es su prima. Ambos<br />

provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Riohacha, capital del departam<strong>en</strong>to<br />

colombiano de Guajira, que además, es<br />

puerto <strong>com</strong>ercial, donde se cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> el siglo<br />

XVI, llegaba el corsario inglés Francis Drake a<br />

hacer sus desmanes. Tomando estos dos anteced<strong>en</strong>tes,<br />

lo del incesto y lo del corsario, se puede<br />

ver fácilm<strong>en</strong>te cómo el realismo mágico trastoca<br />

la realidad con fantasía, puesto que de Riohacha<br />

es que provi<strong>en</strong>e Bu<strong>en</strong>día a fundar Macondo <strong>en</strong>tre<br />

las ciénagas, y es allí donde surge su famosa estirpe.<br />

Es vital <strong>en</strong>tonces, destacar <strong>com</strong>o <strong>en</strong> pro del<br />

“progreso”, los macondianos se v<strong>en</strong> a exp<strong>en</strong>sas<br />

de los charlatanes, que les hac<strong>en</strong> p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> <strong>en</strong>contrar<br />

la felicidad que acaso ya t<strong>en</strong>ían.<br />

Pero hablábamos del puntillismo <strong>en</strong> Ci<strong>en</strong> años<br />

de soledad.<br />

“...fue rompi<strong>en</strong>do luego contra las paredes la<br />

cristalería de Bohemia, los floreros pintados a<br />

SEGUNDO AÑO DE BACHILLERATO<br />

mano, los cuadros de las doncellas <strong>en</strong> barcas cargadas<br />

de rosas, los espejos de marcos dorados...”<br />

Ahora veamos la difer<strong>en</strong>cia:“....fue rompi<strong>en</strong>do<br />

luego contra las paredes la cristalería, los flores,<br />

los cuadros, los espejos...”. Es obvio que la descripción<br />

cambia rotundam<strong>en</strong>te, vemos cómo se<br />

<strong>en</strong>riquece con esos detalles que los van <strong>com</strong>o pintando<br />

<strong>en</strong> nuestras m<strong>en</strong>tes, porque nadie podrá<br />

negar que no es lo mismo romper los simples cuadros,<br />

que romper los cuadros de las doncellas <strong>en</strong><br />

barcas cargadas de rosas.<br />

Claro es que hay otros ejemplos, pero podríamos<br />

decir que <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, toda la obra de García<br />

Márquez se fundam<strong>en</strong>ta y se <strong>en</strong>riquece con el<br />

puntillismo, sólo que <strong>en</strong> Ci<strong>en</strong> años de soledad,<br />

dicho recurso es más florido, más fresco, más<br />

exhuberante.<br />

La obra <strong>com</strong>i<strong>en</strong>za <strong>com</strong>o ya hemos dicho, <strong>en</strong><br />

Macondo, cuando no era más que una aldea de<br />

veinte casas de barro y cañabrava construidas a<br />

la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban<br />

por un lecho de piedras pulidas, blancas<br />

y <strong>en</strong>ormes <strong>com</strong>o huevos prehistóricos. El mundo<br />

era tan reci<strong>en</strong>te, que muchas cosas carecían de<br />

nombre, y para m<strong>en</strong>cionarlas había que señalarlas<br />

con el dedo. Úrsula y José Arcadio Bu<strong>en</strong>día<br />

han procreado a José Arcadio y a Aureliano. Todos<br />

los años por el mes de marzo llegan los gitanos<br />

con su algarabía característica, y <strong>com</strong>o siempre<br />

deslumbran a José Arcadio Bu<strong>en</strong>día con sus<br />

“novedades”. José Arcadio Bu<strong>en</strong>día se obsesiona<br />

con cada cosa que llevan los gitanos, a tal grado<br />

que cuando mira el hielo por primera vez, exclama:<br />

-Éste es el gran inv<strong>en</strong>to de nuestro tiempo.<br />

La obra <strong>en</strong> sí, constituye la historia del coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día y de toda su familia, desde la<br />

fundación de Macondo hasta que con el último<br />

Bu<strong>en</strong>día se cumpl<strong>en</strong> las profecías de la destrucción<br />

y desaparecimi<strong>en</strong>to de Macondo, y con él, la<br />

memoria de qui<strong>en</strong>es lo fundaron y lo habitaron.<br />

Puede interpretarse <strong>com</strong>o un <strong>com</strong>p<strong>en</strong>dio de la<br />

evolución de la humanidad <strong>en</strong> su espl<strong>en</strong>dor, miseria,<br />

descubrimi<strong>en</strong>tos ci<strong>en</strong>tíficos, sus luchas históricas,<br />

sociales y políticas, sus triunfos y fracasos,<br />

junto a episodios cotidianos. Por ejemplo, cuando<br />

los trabajadores descont<strong>en</strong>tos declaran la huelga<br />

para protestar por los bajos salarios y las malas<br />

condiciones de trabajo, el gobierno convoca una<br />

reunión <strong>en</strong> la plaza situada fr<strong>en</strong>te a la estación del<br />

ferrocarril con el pretexto de discutir los términos<br />

del acuerdo.Pero cuando se cierran todas las salidas<br />

por soldados armados hasta los di<strong>en</strong>tes, se produce<br />

el asesinato de más de tres mil personas. Casi<br />

de inmediato <strong>com</strong>i<strong>en</strong>za una lluvia torr<strong>en</strong>cial que<br />

dura aproximadam<strong>en</strong>te cinco años y que le pone<br />

punto final a la prosperidad económica, dejando<br />

un pueblo arruinado. Con el estancami<strong>en</strong>to consigui<strong>en</strong>te<br />

y el éxodo de muchos de sus ciudadanos,<br />

sólo es cuestión de tiempo antes de que la naturaleza<br />

<strong>com</strong>plete la destrucción de Macondo.<br />

El tema c<strong>en</strong>tral es la soledad, que resulta ser<br />

una vocación impuesta desde el orig<strong>en</strong> de<br />

Macondo. Síntoma de esta soledad es el hecho de<br />

que cuando el coronel Aureliano Bu<strong>en</strong>día ord<strong>en</strong>a<br />

trazar alrededor suyo un círculo de tiza que nadie<br />

puede traspasar, se <strong>en</strong>cierra <strong>en</strong> la soledad del poder,<br />

de tal suerte que la familia termina por p<strong>en</strong>sar<br />

<strong>en</strong> él <strong>com</strong>o si hubiera muerto. Otro síntoma es el<br />

aire solitario de los Aurelianos y Arcadios de la<br />

familia. Uno más sería la amarga soledad de las<br />

parrandas, a las que <strong>en</strong>trega Aureliano Segundo.<br />

Fernanda no escapa a esta sistomatología, pues<br />

quiere vivir sepultada, fiel a la consigna paterna de<br />

<strong>en</strong>terrarse <strong>en</strong> vida. La soledad de la locura de José<br />

Arcadio Bu<strong>en</strong>día, va a<strong>com</strong>pañada de la imposibilidad<br />

del l<strong>en</strong>guaje, súbitam<strong>en</strong>te empieza a hablar<br />

<strong>en</strong> idioma extraño, in<strong>com</strong>pr<strong>en</strong>sible para los que lo<br />

rodean. Amaranta, por su parte, padece la soledad<br />

del r<strong>en</strong>cor y de la muerte.<br />

La soledad que <strong>com</strong>part<strong>en</strong> todos los Bu<strong>en</strong>día<br />

está ligada directam<strong>en</strong>te a su egoc<strong>en</strong>trismo, a la<br />

t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a volverse hacia d<strong>en</strong>tro de sí mismos<br />

<strong>en</strong> vez de proyectarse hacia afuera, hacia los otros.<br />

Esta introspección, que explica, <strong>en</strong> parte, su falta


de solidaridad con la <strong>com</strong>unidad, se muestra<br />

adicionalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el tema recurr<strong>en</strong>te del incesto que<br />

obsesiona a todas las g<strong>en</strong>eraciones y que se manifiesta<br />

<strong>en</strong> varios episodios. Aunque la novela, d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te<br />

poblada, no ti<strong>en</strong>e un protagonista claram<strong>en</strong>te<br />

definido, Úrsula Iguarán es <strong>en</strong>tre todos los personajes,<br />

la que más se aproxima a desempeñar ese papel.<br />

Una mujer asombrosam<strong>en</strong>te práctica y <strong>en</strong>érgica,<br />

es el baluarte del clan y vive lo sufici<strong>en</strong>te -<strong>en</strong>tre<br />

115 y 122 años- para pres<strong>en</strong>ciar la mayor parte de<br />

los acontecimi<strong>en</strong>tos. En contraste con su extraordinaria<br />

estabilidad, su caprichoso marido, José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día, se deja llevar a m<strong>en</strong>udo por la imaginación<br />

y ev<strong>en</strong>tualm<strong>en</strong>te termina loco.<br />

La realidad ficticia que describe la novela es la<br />

historia <strong>com</strong>pleta de un mundo desde su orig<strong>en</strong> hasta<br />

su desaparición, o sea que se manifiesta una unidad<br />

totalizadora, pues abarca todos los planos o niveles<br />

<strong>en</strong> que transcurre la vida <strong>en</strong> ese mundo mágico<br />

de Ci<strong>en</strong> años de soledad. En esta novela el autor<br />

retoma varios personajes, temas, mitos y motivos<br />

de otras de sus mismas obras, pero sin ser por ello<br />

una sumatoria coher<strong>en</strong>te de todos los materiales proced<strong>en</strong>tes<br />

de la realidad ficticia planteada: lo que la<br />

novela aporta es más rico <strong>en</strong> cantidad y calidad artística.<br />

El g<strong>en</strong>io del autor consiste precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

haber <strong>en</strong>contrado un núcleo <strong>en</strong> el cual se refleja lo<br />

individual y lo colectivo, las personas concretas y la<br />

sociedad proyectadas <strong>en</strong> una sola abstracción. Ese<br />

eje o núcleo está constituido por la familia Bu<strong>en</strong>día<br />

y la historia de su pueblo: Macondo.<br />

Pero <strong>com</strong>o <strong>en</strong> toda sopa se suele hallar un pelo,<br />

Miguel Angel Asturias, dice que García Márquez<br />

no ha hecho más que trasladar a las páginas de<br />

Ci<strong>en</strong> años de soledad, el tema y los personajes de<br />

La recherche de L’absolu (La búsqueda de lo absoluto),<br />

de Balzac. Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de este <strong>com</strong><strong>en</strong>tario,<br />

<strong>en</strong> Ci<strong>en</strong> años de soledad se d<strong>en</strong>uncian<br />

los fraudes electorales, los abusos de poder, sean<br />

éstos de personas o de transnacionales, el fondo<br />

demagógico de los partidos políticos conservadores,<br />

la falta de valores morales y el vacío espiritual<br />

de nuestra g<strong>en</strong>eración, y sobre todo, más allá de la<br />

d<strong>en</strong>uncia, se declara la vasta riqueza del Castellano<br />

<strong>com</strong>o l<strong>en</strong>gua materna de Latinoamérica.<br />

Pero volvi<strong>en</strong>do a la obra de García Márquez, <strong>en</strong><br />

lo clasista social, Macondo constituye una <strong>com</strong>unidad<br />

igualitaria y patriarcal del tipo bíblico, <strong>en</strong> la<br />

que José Arcadio hace de guía espiritual; <strong>en</strong> ella,<br />

reina pl<strong>en</strong>a armonía <strong>en</strong>tre sus miembros, tanto económica<br />

<strong>com</strong>o socialm<strong>en</strong>te: todos son fundadores.<br />

Racialm<strong>en</strong>te, los macondinos son ‘criollos’,<br />

<strong>com</strong>o los acontecesores de José Arcadio y Úrsula.<br />

Los errantes gitanos, porque van y vi<strong>en</strong><strong>en</strong>, no son<br />

considerados miembros de esa sociedad por su<br />

propia inestabilidad. Los árabes son los que marcan<br />

la primera difer<strong>en</strong>ciación social percibida pues<br />

su llegada a Macondo los tipifica <strong>com</strong>o forasteros,<br />

dedicados al <strong>com</strong>ercio <strong>com</strong>o una sociedad<br />

cerrada o privada, ya que con los demás sólo<br />

manti<strong>en</strong><strong>en</strong> relaciones de carácter económico. Los<br />

indios guajiros son los servidores domésticos de la<br />

obra. Los Bu<strong>en</strong>día, por su parte, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> el corte típico<br />

feudal, a la casa solar se van plegando miembros<br />

de difer<strong>en</strong>te índole: sirvi<strong>en</strong>tes hijas de crianza,<br />

bastardos, semi-bastardos, las esposas legítimas y<br />

las ilegítimas, hijos legítimos, hijos naturales, huéspedes.<br />

Posteriorm<strong>en</strong>te, una segunda inmigración lleva<br />

a Macondo a los gringos y a los peones que llegan<br />

a trabajar <strong>en</strong> la bananera, aparec<strong>en</strong> así las clases<br />

sociales difer<strong>en</strong>ciadas. En esa sociedad los gringos<br />

pasan a ejercer el poder económico y político.<br />

Estructuralm<strong>en</strong>te la novela es circular, dinámica.<br />

La narración de los hechos se escribió dos veces:<br />

<strong>en</strong> l<strong>en</strong>guaje ininteligible para los habitantes de<br />

Macondo por Melquíades, antes de que sucedieran,<br />

y <strong>en</strong> castellano por el narrador. El personaje-eje:<br />

Úrsula Iguarán, está pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la mayor parte de<br />

la obra. La circularidad estructural conduce del caos<br />

y la nada <strong>en</strong> que la creación se ord<strong>en</strong>a, al caos y la<br />

nada <strong>en</strong> que todo se acaba y se resuelve.<br />

En la novela se dan los sigui<strong>en</strong>tes motivos (que<br />

son los que alud<strong>en</strong> a pequeñas unidades temáticas,<br />

que aparec<strong>en</strong> y reaparec<strong>en</strong> <strong>en</strong> diversa <strong>com</strong>binaciones).<br />

Los motivos son pequeños temas.<br />

Motivo es una situación típica que se repite a tra-<br />

vés de toda una ficción narrativa.<br />

Ejemplos: -En la familia Bu<strong>en</strong>día, un motivo<br />

lo constituye el hacer y deshacer lo hecho, lo cual<br />

significa la futilidad o banalidad de algunas de<br />

las acciones humanas, <strong>com</strong>o el caso de Aureliano<br />

Primero, que fabrica pescaditos de oro y cuando<br />

ya están hechos, <strong>en</strong> lugar de v<strong>en</strong>derlos, vuelve a<br />

fundirlos para fabricarlos de nuevo.<br />

-José Arcadio Segundo se afana <strong>en</strong> leer y releer,<br />

una y otra vez los pergaminos de Melquíades.<br />

-Amaranta cose y descose botones, teje y desteje<br />

su mortaja.<br />

-Úrsula, su hacer constante <strong>en</strong> la casa: innovarla,<br />

pintarla, sembrar flores nuevas, abrir todas las<br />

v<strong>en</strong>tanas para que p<strong>en</strong>etre la deslumbrante luz del<br />

verano, hasta los dormitorios.<br />

-Melquíades, viajero que circula librem<strong>en</strong>te por el<br />

espacio de la novela y su más allá, pasando sin esfuerzo,<br />

de un mundo a otro, <strong>com</strong>o m<strong>en</strong>sajero <strong>en</strong>tre<br />

vivos y muertos. Su característica es su constante investigación<br />

y observación de disciplinas ci<strong>en</strong>tíficas.<br />

Entre los mitos, que son los que <strong>en</strong> la Poética<br />

de Aristóteles repres<strong>en</strong>taban la concepción de trama,<br />

<strong>en</strong>redo, estructura narrativa, fábula. El mito<br />

es la narración, cu<strong>en</strong>to, lo irracional o intuitivo.<br />

En el fondo del mito reside un símbolo, un ideal,<br />

una virtud per<strong>en</strong>ne, aspiración que se anticipa a<br />

la realidad, a la realización ci<strong>en</strong>tífica. Es el símbolo<br />

transmutado <strong>en</strong> mito de la lucha del hombre<br />

por alcanzar el infinito. Es el vínculo que une el<br />

deseo a la realidad.<br />

Ejemplos: -Melquíades, figura leg<strong>en</strong>daria que<br />

<strong>en</strong> la novela desempeña múltiples funciones: reaparece<br />

después de sus falsas muertes y cuando<br />

deja la novela, es porque su función de augur y<br />

de escriba está cumplida.Melquíades es sucesivam<strong>en</strong>te:<br />

mago, alquimista, av<strong>en</strong>turero, experim<strong>en</strong>tador,<br />

ci<strong>en</strong>tífico, sabio <strong>en</strong>ciclopédico, mortal<br />

e inmortal, resucitado y ante todo, viajero que<br />

circula librem<strong>en</strong>te por el espacio de la novela.<br />

-Úrsula vertebra o articula el matriarcado <strong>en</strong> la<br />

novela, e impregna de cotidianidad el espacio<br />

novelesco, para que <strong>en</strong> él pueda insertarse suavem<strong>en</strong>te,<br />

lo maravilloso.<br />

-Amaranta, tejedora de la muerte, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong><br />

el odio y por el odio. Símbolo de la soledad total.<br />

-Remedios, repres<strong>en</strong>ta el mito de la asc<strong>en</strong>sión,<br />

símbolo de pureza.<br />

-El eterno retorno, simbolizado por la repetición<br />

de nombres <strong>en</strong> la familia Bu<strong>en</strong>día.<br />

-Macondo, la misma fundación de la ciudad<br />

repres<strong>en</strong>ta ya, un símbolo.<br />

-La selva, <strong>com</strong>o tema predominante <strong>en</strong> la literatura<br />

americana, simboliza la resist<strong>en</strong>cia de la naturaleza<br />

a ceder a la voluntad ord<strong>en</strong>adora del hombre.<br />

La selva es el caos y el laberinto. En la obra,<br />

todo es mítico, no obstante, nada ha sido inv<strong>en</strong>tado<br />

gratuitam<strong>en</strong>te, se funda <strong>en</strong> raíces históricas para<br />

mostrar, d<strong>en</strong>unciar y a veces cond<strong>en</strong>ar la crisis<br />

sociopolítica y cultural de Latinoamérica.<br />

Los símbolos <strong>en</strong> Ci<strong>en</strong> años de soledad, se refier<strong>en</strong><br />

a algo que repres<strong>en</strong>ta algo. Éstos pued<strong>en</strong><br />

ser traducidos e interpretados de distintas maneras.<br />

Pued<strong>en</strong> ser de significado vasto y amplio. Así<br />

<strong>com</strong>o también pued<strong>en</strong> no ser resueltos, y sin embargo,<br />

interpretarse. Además, pued<strong>en</strong> ser dinámicos<br />

y poner o mant<strong>en</strong>er las ideas <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to.<br />

Ejemplos:<br />

-La selva simboliza el caos, el laberinto.<br />

-Macondo simboliza un lugar geográfico y es a la<br />

vez el ámbito primitivo de una familia y de un clan.<br />

-La casa de los Bu<strong>en</strong>día puede interpretarse<br />

<strong>com</strong>o c<strong>en</strong>tro y espacio sagrado <strong>com</strong>unitaio.<br />

-La <strong>en</strong>fermedad del olvido, del insomnio, la invasión<br />

de los extranjeros, y otras, simbolizan plagas.<br />

-La historia de los Bu<strong>en</strong>día puede interpretarse <strong>com</strong>o<br />

la historia de la humanidad a lo largo del tiempo.<br />

-La llegada de los circos puede significar flujo<br />

y reflujo de civilización <strong>en</strong> Macondo.<br />

-Melquíades es símbolo de: profeta, cronista,<br />

mago, alquimista, judío errante, ci<strong>en</strong>tífico, sabio,<br />

inmortal, resucitado, <strong>en</strong> fin, puede significar el<br />

mismo demonio.<br />

-La repetición de nombres puede interpretarse<br />

<strong>com</strong>o signos de re<strong>en</strong>carnación de los personajes.<br />

La obra pres<strong>en</strong>ta una realidad total pues agota<br />

casi toda la realidad artística, reuni<strong>en</strong>do aspectos<br />

que se consideraban antagónicos; la obra es a la<br />

vez tradicional y moderna, localista y universal,<br />

imaginaria y realista. En ella se pued<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>ciar<br />

a pl<strong>en</strong>itud dos planos o niveles:<br />

a) Lo real objetivo:<br />

-Macondo, y toda la familia Bu<strong>en</strong>día <strong>en</strong> su hacer<br />

cotidiano: Tejer, sembrar nominar las cosas hasta<br />

convertirse <strong>en</strong> una aldea de ciudadanos laboriosos.<br />

-Las transformaciones de la Ciudad con la llegada<br />

de los primeros inmigrantes que la conviert<strong>en</strong><br />

de agraria patriarcal, <strong>en</strong> una localidad de talleres<br />

y <strong>com</strong>ercio.<br />

-La llegada de un corregidor, la iglesia y su repres<strong>en</strong>tante,<br />

y la instalación de una fuerza de policía<br />

y el telégrafo.<br />

-Las guerras civiles, y posteriorm<strong>en</strong>te el nombre<br />

de primer alcalde.<br />

-Se introduc<strong>en</strong> nuevos adelantos: el ferrocarril,<br />

la luz eléctrica, el cine, el teléfono. Hay una<br />

embrionaria sociedad industrial con el establecimi<strong>en</strong>to<br />

de una fábrica de hielo, que después será<br />

fábrica de helados.<br />

-La colonización de la <strong>com</strong>pañía bananera norteamericana.<br />

Los antiguos <strong>com</strong>erciantes, artesanos<br />

o dueños de tierras se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> asalariados<br />

agrícolas. Con la llegada de la <strong>com</strong>pañía bananera<br />

empieza una época de espl<strong>en</strong>dor, de derroche, de<br />

prosperidad y de cambios; llega el primer automóvil.<br />

El poder de la <strong>com</strong>pañía se refleja también <strong>en</strong><br />

lo político y surg<strong>en</strong> conflictos sociales.<br />

-El último período de la historia de Macondo<br />

se inicia con el cataclismo natural, el diluvio y la<br />

partida de la <strong>com</strong>pañía bananera y <strong>en</strong> el pueblo<br />

se inicia una exist<strong>en</strong>cia monótona y ruinosa.<br />

b) Lo real imaginario, que <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>de cuatro<br />

planos:<br />

1- Lo mágico, abarca hechos y poderes extraordinarios<br />

que se suscitan <strong>en</strong> la obra:<br />

-Melquíades, por sus artes mágicas y su poder<br />

sobr<strong>en</strong>atural puede regresar sucesivam<strong>en</strong>te de la<br />

SEGUNDO AÑO DE BACHILLERATO<br />

muerte a la vida.<br />

-Los poderes sobr<strong>en</strong>aturales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los gitanos.<br />

-Pilar Ternera ve el porv<strong>en</strong>ir de los otros <strong>en</strong> las<br />

barajas.<br />

-La proliferación sobr<strong>en</strong>atural de los animales<br />

que provoca Petra Cotes.<br />

-Aureliano Bu<strong>en</strong>día y sus aptitudes<br />

adivinatorias.<br />

2- Lo mítico leg<strong>en</strong>dario, abarca los hechos imaginarios<br />

que proced<strong>en</strong> de una realidad histórica<br />

(Mitos y ley<strong>en</strong>das locales).<br />

-El judío errante <strong>en</strong> las calles de Macondo.<br />

-El fantasma de la nave corsaria que José Arcadio<br />

divisa <strong>en</strong> el Mar Caribe.<br />

3- Lo milagroso, <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>de todos los hechos<br />

extraordinarios que se relacionan con la fe religiosa.<br />

-La levitación.<br />

-La asc<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> cuerpo y alma de Remedios.<br />

-El diluvio.<br />

-Las resurrecciones de varios personajes.<br />

4- Lo fantástico, abarca todos los hechos imaginarios<br />

que nac<strong>en</strong> de la estricta inv<strong>en</strong>ción y que<br />

no son producto ni de arte, ni de la divinidad, ni<br />

de la tradición literaria, son un producto gratuito<br />

de la imaginación humana, estimulan la s<strong>en</strong>sibilidad<br />

del lector y a veces son de carácter risueño:<br />

-El niño que nace con cola de cerdo.<br />

-Objetos domésticos que se muev<strong>en</strong> solos.<br />

-La peste del insomnio y la del olvido.<br />

-Sueños <strong>en</strong> que se v<strong>en</strong> las imág<strong>en</strong>es de sueños<br />

de otros hombres.<br />

-Huesos humanos que cloquean <strong>com</strong>o gallinas.<br />

-Un huracán que arranca de raíces a un pueblo.<br />

-Un niño que llora <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre de la madre y<br />

otros.<br />

Los acontecimi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la obra se dan <strong>en</strong> un<br />

tiempo <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te dilatado, <strong>en</strong> el cual no importa<br />

el suceder. El punto de vista temporal se da,<br />

<strong>en</strong> cada caso, según la relación <strong>en</strong>tre los tiempos<br />

verbales usados por el narrador y la ubicación temporal<br />

de lo narrado. Esta relación admite varias<br />

<strong>com</strong>binaciones cronológicas, de modo que, la realidad<br />

ficticia no coincide nunca con la realidad<br />

real. El narrador omnisci<strong>en</strong>te se halla <strong>en</strong> un tiempo<br />

desde el cual abarca todos los sucesos, ti<strong>en</strong>e<br />

simultáneam<strong>en</strong>te una visión y un conocimi<strong>en</strong>to<br />

total de todo el acontecer <strong>en</strong> la novela. el tiempo<br />

de lo narrado, es pues, un tiempo cerrado sobre sí<br />

mismo, de principio a fin. Pres<strong>en</strong>te, pasado y futuro<br />

equisdistan del narrador, el tiempo <strong>en</strong><br />

Macondo es <strong>com</strong>pletam<strong>en</strong>te circular. No obstante,<br />

el final de la novela, cuando Aureliano descifra<br />

toda la historia de Macondo, los tiempos futuro<br />

y pasado se fund<strong>en</strong> <strong>en</strong> un solo plano y descubrimos,<br />

<strong>com</strong>o un prodigio, que la obra concibe<br />

un tiempo infinito.<br />

Los elem<strong>en</strong>tos que sugier<strong>en</strong> la circularidad del<br />

tiempo son:<br />

-En el primer capítulo se narra un hecho <strong>com</strong>o<br />

pasado el cual es de proyección futura d<strong>en</strong>tro del<br />

relato.


-Un suceso posterior sigui<strong>en</strong>do la línea<br />

argum<strong>en</strong>tal es la visita a la carpa de los gitanos,<br />

para ver el hielo.<br />

-Las idas y v<strong>en</strong>idas de Melquíades a Macondo.<br />

-La historia de Meme y Mauricio Babilonia.<br />

-El diluvio.<br />

-La muerte de Úrsula y otros.<br />

-el destino final de Macondo está escrito desde<br />

su orig<strong>en</strong>.<br />

El l<strong>en</strong>guaje de la obra se basa <strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos y<br />

situaciones simbólicas que <strong>com</strong>unican una fluida<br />

y diversa significación. Destacan el uso magistral<br />

de la hipérbole, la paradoja, descripciones fotográficas<br />

y las amplificaciones.<br />

PERSONAJES PRINCIPALES<br />

Ursula Iguarán: Es el eje de la familia Bu<strong>en</strong>día.<br />

Su vida c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>aria le permite conocer a cada uno<br />

de ellos. Se casa con José Arcadio Bu<strong>en</strong>día ll<strong>en</strong>a<br />

de prejuicios fatídicos; la posibilidad de dar a luz<br />

un hijo con cola de puerco, debido a su par<strong>en</strong>tesco<br />

con él (son primos). Es una mujer dedicada,<br />

laboriosa, m<strong>en</strong>uda y <strong>en</strong> algunos casos autoritaria.<br />

Coronel Aureliano Bu<strong>en</strong>día: El segundo de<br />

los hijos de José Arcadio Bu<strong>en</strong>día y Úrsula<br />

Iguarán. Es el primer humano nacido <strong>en</strong> Macondo.<br />

En él se <strong>com</strong>binan la pasión por la ci<strong>en</strong>cia y las<br />

armas. Su interés por la alquimia lo hace un hombre<br />

sil<strong>en</strong>cioso y solitario. Según Úrsula, “es un<br />

hombre incapacitado para el amor”. Es <strong>en</strong>tre los<br />

Bu<strong>en</strong>día, por sus triunfos y fracasos <strong>en</strong> la guerra,<br />

qui<strong>en</strong> mejor nos hace <strong>com</strong>pr<strong>en</strong>der el tema de la<br />

soledad.<br />

José Arcadio Bu<strong>en</strong>día: Es el patriarca de la<br />

estirpe Bu<strong>en</strong>día. Fundador de Macondo. A la edad<br />

de 19 años se casa con Úrsula Iguarán. Es un hombre<br />

razonador por excel<strong>en</strong>cia. Su inquietud por la<br />

ci<strong>en</strong>cia lo lleva a descubrir teorías ya <strong>com</strong>probadas.<br />

Es empr<strong>en</strong>dedor y soñador, hasta tal punto<br />

que pret<strong>en</strong>de hacer de Macondo un modelo de<br />

desarrollo, tanto económico <strong>com</strong>o social: cree <strong>en</strong><br />

una aldea sin política ni religión.<br />

Melquíades: Gitano, amigo de José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día. Es qui<strong>en</strong> trae a Macondo algunos de los<br />

grandes adelantos ci<strong>en</strong>tíficos <strong>com</strong>o el imán, la brújula,<br />

el sextante y la daguerrotipia. Es conocedor<br />

de la alquimia y ayuda a José Arcadio Bu<strong>en</strong>día<br />

<strong>en</strong> la construcción de su laboratorio. Es uno de<br />

los personajes claves de la novela, ya que escribe<br />

la historia de la familia Bu<strong>en</strong>día antes de que ésta<br />

sea vivida por los mismos protagonistas de la obra.<br />

José Arcadio: El primer hijo de la familia<br />

Bu<strong>en</strong>día. A los 14 años, su desarrollo físico asusta<br />

a Úrsula, qui<strong>en</strong> cree ver <strong>en</strong> su exagerada masculinidad<br />

el vivo reflejo de la cola de puerco. Por<br />

este motivo es llevado donde la adivina Pilar Ternera,<br />

qui<strong>en</strong> más adelante se convertirá <strong>en</strong> su amante.<br />

Se hace gitano y viaja por el mundo dedicándose<br />

a una vida lic<strong>en</strong>ciosa. Es qui<strong>en</strong> salva a su<br />

hermano, el coronel Aureliano Bu<strong>en</strong>día, del pelotón<br />

de fusilami<strong>en</strong>to. Su muerte es viol<strong>en</strong>ta y<br />

<strong>en</strong>igmática.<br />

Aureliano Cola de Puerco: Este personaje es<br />

símbolo de la destrucción, producto del incesto<br />

de Amaranta Ursula y Aureliano Babilonia (tía y<br />

sobrino). Con el termina la estirpe de los Bu<strong>en</strong>día<br />

y se cierra el mito de Macondo.<br />

Amaranta Bu<strong>en</strong>día: Unica hija de José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día y Ursula Iguarán. Su interés por<br />

Pietro Crespi, el italiano, la lleva a convertirse <strong>en</strong><br />

<strong>en</strong>emiga de su hermana adoptiva (Rebeca). Es indecisa<br />

<strong>en</strong> el amor, pero laboriosa y activa <strong>en</strong> la<br />

casa. Rechaza propuestas de matrimonio de Pietro<br />

Crespi y Gerineldo Márquez (tatarabuelo de<br />

Gabriel García Márquez), y luego se sumerge <strong>en</strong><br />

la soledad y <strong>en</strong> la amargura. Teje y desteje una<br />

mortaja <strong>com</strong>o anuncio de su muerte. Muere con<br />

una v<strong>en</strong>da negra <strong>com</strong>o símbolo de su virginidad.<br />

Rebeca Montiel: Hija adoptiva de José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día y Úrsula Iguarán. Llega a Macondo<br />

proced<strong>en</strong>te de Manaure y trae consigo la peste<br />

del insomnio. Lo que más llama la at<strong>en</strong>ción de<br />

este personaje es su extraña manía de <strong>com</strong>er tierra<br />

y pedazos de cal <strong>en</strong> mom<strong>en</strong>tos de desesperación.<br />

Se <strong>en</strong>amora del refinami<strong>en</strong>to y bu<strong>en</strong>a edu-<br />

cación de Pietro Crespi, pero se <strong>en</strong>trega a la pasión<br />

de José Arcadio hasta convertirse <strong>en</strong> su esposa<br />

para toda la vida.<br />

Pilar Ternera: Hija de una de las familias fundadoras<br />

de Macondo. Es una mujer ‘alegre, desl<strong>en</strong>guada,<br />

provocativa’. Se convierte <strong>en</strong> amante de<br />

varios de los hombres de la familia Bu<strong>en</strong>día. Se<br />

dedica al negocio de la prostitución y a leer el futuro<br />

<strong>en</strong> la baraja.Vaticina el futuro militar del coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día.<br />

Arcadio Bu<strong>en</strong>día: Hijo de Pilar Ternera y José<br />

Arcadio. Apr<strong>en</strong>de el idioma guajiro. El Coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día lo nombra jefe civil y militar<br />

al inicio de la guerra. Abusa del poder obt<strong>en</strong>ido y<br />

llega a ser “el gobernador más cruel que Macondo<br />

haya conocido”.<br />

Aureliano Segundo: Hijo de Santa Sofía de la<br />

Piedad y Arcadio. Es el mayor cumbiambero de la<br />

región; organiza grotescas fiestas ll<strong>en</strong>as de licor y<br />

<strong>com</strong>ida. Es cómplice de los amores de su hija<br />

Meme con Mauricio Babilonia. Muere <strong>en</strong> casa de<br />

su esposa el mismo día que su hermano gemelo,<br />

José Arcadio Segundo. Es el símbolo de la exageración<br />

y el despilfarro.<br />

José Arcadio Segundo: Hijo de Arcadio y Santa<br />

Sofía de la Piedad. Empleado de la <strong>com</strong>pañía<br />

bananera norteamericana y sobrevivi<strong>en</strong>te de la<br />

masacre de las bananeras. Vive obsesionado por<br />

la búsqueda de la justicia y la reivindicación de<br />

los derechos de los trabajadores. Comparte con su<br />

hermano a Petra Cotes. En su soledad se refugia<br />

<strong>en</strong> el laboratorio de Melquíades, pero no logra descifrar<br />

los manuscritos de éste.<br />

R<strong>en</strong>ata Remedios “Meme”: Nace d<strong>en</strong>tro de la<br />

atmósfera hostil que propicia la in<strong>com</strong>pr<strong>en</strong>sión de<br />

sus padres. Apr<strong>en</strong>de a tocar el clavicordio y hace<br />

algunas pres<strong>en</strong>taciones <strong>en</strong> el club de los gringos<br />

donde conoce a Patricia Brown, su mejor amiga.<br />

Es amante de Mauricio Babilonia. Muere aislada<br />

de toda su familia <strong>en</strong> una de las provincias del c<strong>en</strong>tro<br />

del país.<br />

Amaranta Úrsula: Hija de Aureliano Segundo<br />

y Fernanda del Carpio. Madre del último Aureliano<br />

(cola de puerco).<br />

Aureliano Babilonia: Hijo de Mauricio<br />

Babilonia y R<strong>en</strong>ata Remedios. Prefiere el <strong>en</strong>cierro<br />

y la soledad. Es qui<strong>en</strong> descubre la historia de los<br />

Bu<strong>en</strong>día <strong>en</strong> los manuscritos de Melquíades. Amante<br />

de Amarana Úrsula (su tía).<br />

Remedios, La Bella: Hija de Santa Sofía de la<br />

Piedad y Arcadio. Se le llama Remedios <strong>en</strong> honor<br />

de la difunta Remedios Moscote; y bella <strong>com</strong>o<br />

colificativo de su aspecto físico. Es una mujer libre<br />

de prejuicios, no le gusta la ropa y prefiere andar<br />

desnuda por toda la casa. Varios hombres terminan<br />

trágicam<strong>en</strong>te su vida por los deseos de poseerla. Una<br />

de las esc<strong>en</strong>as más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes de la obra es su<br />

asc<strong>en</strong>sión <strong>en</strong> cuerpo y alma al cielo.<br />

Fernanda del Carpio: Esposa de Aureliano<br />

Segundo. Refinada señorita de la capital, educada<br />

para ser reina. Su belleza cautiva el corazón de<br />

Aureliano Segundo. Es un fuerte personaje fem<strong>en</strong>ino<br />

que impone algunas de sus costumbres<br />

“cachacas” a la familia Bu<strong>en</strong>día. Sus prejuicios<br />

morales la obligan a aislar a su hija embarazada,<br />

Meme, y a ocultar la id<strong>en</strong>tidad de su nieto<br />

Aureliano Babilonia. Trata infructuosam<strong>en</strong>te de<br />

resolver el triángulo amoroso a su favor, pero<br />

termina por aceptarlo. Durante el carnaval de<br />

Macondo, se conoce con el nombre de “Reina<br />

de Madagascar”.<br />

Petra Cotes: Amante de los gemelos<br />

Aureliano y José Arcadio Segundos. Se <strong>en</strong>amora<br />

de Aureliano Segundo y lo <strong>com</strong>parte con su<br />

esposa Fernanda del Carpio. Por una extraña<br />

razón, Aureliano Segundo la ve <strong>com</strong>o una formula<br />

mágica para lograr la fecundidad y productividad<br />

de sus animales, de sus plantas y<br />

hasta de sus negocios. De su llegada a Macondo,<br />

sólo se sabe que se dedicaba a la v<strong>en</strong>ta de boletas<br />

para rifas.<br />

Don Apolinar Moscote y familia: Primer corregidor<br />

de Macondo, <strong>en</strong>viado por el gobierno<br />

c<strong>en</strong>tral; hombre astuto y fanático del partido conservador.<br />

Es qui<strong>en</strong> lleva la viol<strong>en</strong>cia a Macondo,<br />

pues trae los primeros soldados armados y la<br />

instigaciones políticas. Se establece <strong>en</strong> Macondo<br />

<strong>en</strong> <strong>com</strong>pañía de su familia, siete hijas y su esposa.<br />

La m<strong>en</strong>or de ellas se casa con el coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día y una de las mayores, Amparo,<br />

establece una casual amistad con Rebeca.<br />

Es el causante directo de que el coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día vaya a la guerra.<br />

Prud<strong>en</strong>cio Aguilar: Jov<strong>en</strong> gallero de la provincia<br />

de Riohacha. Es un hombre que no sabe<br />

perder; <strong>en</strong> una ocasión su gallo pierde con el de<br />

José Arcadio Bu<strong>en</strong>día. Para calmar su cólera se<br />

burla de la hombría de éste. José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día no tolera la burla y lo mata, hecho que<br />

lo obliga a abandonar la región e ir <strong>en</strong> busca de<br />

la tierra (no prometida) para fundar a Macondo.<br />

El fantasma de Prud<strong>en</strong>cio Aguilar se convierte<br />

<strong>en</strong> un inseparable “<strong>en</strong>emigo” de José Arcadio<br />

Bu<strong>en</strong>día: incluso, le hace <strong>com</strong>pañía <strong>en</strong> la habitación<br />

conyugal.<br />

PERSONAJES SECUNDARIOS<br />

Remedios Moscote: Hija de Apolinar Moscote.<br />

Su singular belleza infantil despierta <strong>en</strong> el Coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día un profundo amor. Se convierte<br />

<strong>en</strong> su esposa. Su juv<strong>en</strong>il organismo no puede<br />

soportar un embarazo y muere con un par de<br />

gemelos atravesados <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre.<br />

Pietro Crespi: Italiano experto <strong>en</strong> pianolas.<br />

Se <strong>en</strong>amora de Rebeca, pero no puede casarse<br />

con ella por continuos aplazami<strong>en</strong>tos de la boda<br />

y por un rep<strong>en</strong>tino cambio de intereses de la<br />

muchacha: Rebeca finalm<strong>en</strong>te se casa con José<br />

Arcadio Bu<strong>en</strong>día. Despechado, int<strong>en</strong>ta conquistar<br />

el cariño de Amaranta (hermana adoptiva de<br />

Rebeca), pero es igualm<strong>en</strong>te burlado. Entonces<br />

decide suicidarse.<br />

Gerineldo Márquez: Amigo íntimo del coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día. Participa con él <strong>en</strong> la<br />

guerra fr<strong>en</strong>te a los conservadores. Desde su ju-<br />

v<strong>en</strong>tud se <strong>en</strong>amora de Amaranta Bu<strong>en</strong>día, pero<br />

ella nunca lo toma <strong>en</strong> serio. Es el tatarabuelo de<br />

Gabriel García Márquez.<br />

Mauricio Babilonia: Apr<strong>en</strong>diz de mecánica <strong>en</strong><br />

los talleres de la <strong>com</strong>pañía bananera. Amante de<br />

Meme, con qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dra a Aureliano Babilonia.<br />

Muere paralítico y acusado de ladrón de gallinas,<br />

al ser descubierto tratando de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el baño<br />

donde se citaba con Meme.<br />

Magnífico Visbal: Amigo íntimo del coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día. Después de firmar el tratado<br />

de Neerlandia, es asesinado con su nieto.<br />

Visitación y Cataure: Visitación es una princesa<br />

guajira que llega a Macondo a<strong>com</strong>pañada de<br />

su hermano Cataure, huy<strong>en</strong>do de la peste del insomnio.<br />

Se dedica a ayudar a Úrsula <strong>en</strong> los quehaceres<br />

de la casa y al cuidado de Arcadio y<br />

Amaranta Úrsula. Es la persona que alerta a José<br />

Arcadio Bu<strong>en</strong>día sobre la <strong>en</strong>femedad de la peste<br />

del insomnio que aqueja al pueblo, Cataure, temeroso<br />

de contraer la <strong>en</strong>fermedad, deja<br />

Macondo.Regresa años después y Úrsula lo confunde<br />

con Melquíades por su sombrero negro de<br />

alas de cuero.<br />

Los diecisiete Aurelianos: Hijos naturales del<br />

coronel Aureliano Bu<strong>en</strong>día, <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drados durante<br />

la guerra. Era tradición que las mujeres mandaran<br />

a sus hijas a <strong>en</strong>tregarse a los jefes militares, y así<br />

poder mejorar la raza. Años después, las madres<br />

iban a casa del jefe militar, <strong>en</strong> este caso el coronel<br />

Aureliano Bu<strong>en</strong>día, y hacían reconocer legítimam<strong>en</strong>te<br />

a las criaturas. Úrsula se dedicó a criarlos.<br />

En vista del destierro del coronel, dio a cada uno<br />

de ellos el nombre de Aureliano y el apellido de la<br />

respectiva madre. Por una v<strong>en</strong>ganza política, todos<br />

son asesinados.<br />

Fu<strong>en</strong>tes:<br />

*Apuntes de LiteraturaLatinoamericana.,UES.<br />

*Harss. Luis: Los Nuestros. Ed. Suramericana, Bu<strong>en</strong>os<br />

Aires, Arg<strong>en</strong>tina. 4a. edición, 1971.<br />

*Análisis de Ci<strong>en</strong> años de soledad.<br />

*Asturias, Miguel Angel: El hombre que lo t<strong>en</strong>ía todo...<br />

Ed. Bruguera.<br />

El Gabo <strong>en</strong> la playa<br />

“El Gabo”<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Alfaro Chaverri, Edgar. 2002. Gabriel García Márquez. Diario Co<br />

Latino, Suplem<strong>en</strong>to Cultural Tres Mil, sección Aula Abierta, No. 23,<br />

sábado 13 de julio del 2002.

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