Historia Republicana - Ministerio del Poder Popular para la Educación

Fuente: Revista Memorias
banqueros que se había negado a concederle al
Estado los préstamos solicitados, fueron apresados
y se les hizo caminar por las calles de Caracas entre
soldados armados. Ante aquella presión accedieron
a la petición de Castro, pero resentidos de aquel
vejamen se convirtieron en sus enemigos.
La fracasada “Revolución
Libertadora”
El banquero Manuel Antonio Matos preparó un
alzamiento. Para tal efecto, se ganó a algunos caudillos
regionales, buscó el apoyo financiero de empresas
extranjeras y se apertrechó de armas. Las empresas que
apoyaban a Matos eran la empresa estadounidense
que explotaba el asfalto de Guanoco (New York
& Bermúdez Company), y la Orinoco Steamship
Company, la empresa alemana del Gran Ferrocarril
de Venezuela y la Compañía del Cable Francés, cuyos
accionistas extranjeros estaban molestos por ciertas
medidas nacionalistas de Castro. Como puedes
notar, una vez más hubo intervención de empresas
extranjeras en los asuntos internos del país.
Matos (en el centro) y otros caudillos
En 1902, ya Matos contaba con unos 14 mil
hombres bien armados. Con ellos incursionó por el
Oriente y luego los concentró en Villa de Cura para
avanzar hacia Caracas. A enfrentarlo salió el propio
presidente Cipriano Castro, quien dirigió las acciones
de sus 6 mil soldados en la batalla de La Victoria que
duró 22 días y logró derrotar a los rebeldes.
Matos se fue a Curazao. Regresó en 1903,
reorganizó su gente y volvió al ataque. Tras varias
batallas, esta vez fue definitivamente derrotado
por las tropas del Gobierno, comandadas por Juan
Vicente Gómez. Con esta victoria del Ejército, Gómez
ganó mucho prestigio.
Esta fue la última guerra civil que marcó el fin
del caudillismo, pues los demás brotes fueron
prontamente abatidos, gracias a la habilidad de
Gómez y a la preparación del Ejército. Todos los
demás que se alzaron, como José Manuel Hernández
(el conocido “Mocho Hernández”) en Lara y Trujillo,
Riera y Peñaloza en Falcón, Luciano Mendoza en el
centro del país, Domingo Monagas y Nicolás Rolando
en el oriente del país, fueron derrotados.
En junio de 1907 Castro dijo: “Ya las revoluciones en
Venezuela pueden compararse con el coco con que
las amas de crianza asustan a los chicos. Ya en esta
tierra los que quieren perturbar el orden no cuentan
ni con jefes que dirijan la guerra, ni con pueblos que
los secunden, ni con elementos para hacerla.”
Conictos con el capital extranjero
La Compañía de Cable Francés, que gozaba de
una concesión desde los años del guzmancismo,
había financiado a los grupos que intentaron
derrocar al Presidente de Venezuela en 1902-1903.
Habiéndosele demostrado en los tribunales, por
medio de documentos, el apoyo económico que
esta empresa había prestado a la llamada Revolución
Libertadora, se abrió un procedimiento sancionatorio.
La medida comprendió el cese de las funciones de
esta compañía, dejando en operatividad únicamente
la estación del cable en La Guaira, y reservando para
ella la conexión entre este puerto y el resto del país.
De esta manera el Estado venezolano se reservó el
uso de los cables costaneros, hecho que fue asumido
por la empresa como un atentado a la propiedad
privada. Esta decisión fue una postura nacionalista
del presidente Castro que desafío las políticas
intervencionistas de las potencias extranjeras.
El 14 de enero de 1906, el gobierno venezolano
decidió expulsar a Oliver Taigny, encargado de
negocios de Francia, quien había protestado la
medida tomada por la Corte Federal en septiembre
de 1905 de disolver el contrato existente entre la
Compañía de Cable Francés y el Ejecutivo Nacional.
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