Historia Republicana - Ministerio del Poder Popular para la Educación

44
El costumbrismo, que había nacido cuando
surgía en Venezuela la necesidad de expresar los
diversos problemas de nuestra sociedad, se consolidó
a partir de la Guerra Federal.
“Con el nuevo estado de cosas traído al país
por la Guerra Federal, surgen nuevos escritores
de costumbres. Hacia 1869, Guzmán Blanco,
pretendiendo levantar la República del caos en que
estaba hundida, deslumbra con sus iniciativas y
experiencias de gobernante afrancesado. Grandes
masas de hombres que habían acudido a la capital
con el triunfo de la Federación, dan a la incipiente
ciudad el aspecto de metrópoli. La política cobra
rasgos de elegancia. El magistrado procede un
poco a la europea. Se levantan monumentos, se
inauguran paseos. Se construyen plazas y parques.
Guzmán pretende embellecer a Caracas. Su obsesión
en convertirla en una pequeña París tropical le
lleva a las más aparatosas empresas. De esa ciudad,
la más populosa del país, con perfil versallesco,
desconocido hasta entonces por nosotros, habitada
en su mayor parte por hombres rudos, bisoños,
dejados en vacaciones por el cese de la guerra,
van a salir los más diversos tipos, de una pintoresca
psicología, bien descritos por Nicanor Bolet Peraza,
Tosta García, Sales Pérez, José María Rivas. Este
momento constituye el segundo ciclo de nuestro
costumbrismo. Y el período de mayor apogeo…
Desde 1890 en adelante, el costumbrismo, con la
aparición de la novela nacional, va a entrar en un
período de decadencia... El costumbrismo, que había
nacido como una concesión del romanticismo,
atiborrado de folletines, de duelos, de lágrimas, va a
desaparecer casi por completo en el modernismo...”
(Pedro Díaz Seijas, 1960).
En la última década del siglo XIX surgió el
modernismo como una reacción contra la nostalgia
y el subjetivismo que caracterizan al romanticismo y
contra la rigidez de las reglas clásicas de la literatura.
Esta corriente literaria no vino de Europa, fue la
expresión más genuina de la joven Latinoamérica.
Su figura más brillante fue el nicaraguense Rubén
Darío, pero los precursores habían sido el cubano
José Martí, el colombiano José Asunción Silva y otros
escritores. Fue un movimiento estético de nuevas
ideas, vinculado con el positivismo, para expresar
sentimientos ante las realidades geográfica,
socioeconómica y política de aquel momento
histórico.
En Venezuela el modernismo tuvo características
propias. Según Pedro Díaz Seijas “en cuanto a su
entronque histórico, el modernismo venezolano
es la suma de ideas y de teorías dispersas en el
convulsionado mundo cultural de fines del siglo XIX”.
Dentro de esa complejidad que es reflejo de lo que
ocurría en aquel momento histórico, los modernistas
expresaron su rechazo a los males socioeconómicos
y políticos del país. No pocos de ellos sufrieron en
carne propia la situación social que se vivía y la
persecución política.
Juan Pérez Bonalde, por ejemplo, escribió su
Vuelta a la Patria al regresar del exterior donde había
acompañado a su padre desterrado a causa de
la Guerra Federal y poco después, una sátira que
escribió contra Guzmán en 1870, lo llevó de nuevo
al exilio.
El poeta llanero Lazo Martí, rechazó el intento
continuista contra el cual insurgió Joaquín Crespo
con la Revolución Legalista y en apoyo a esta fundó
en Apure un periódico titulado El Legalista. A fines del
siglo XIX, ya con una obra nativista que convierte lo
local en un valor estético simbólico y universal, Lazo
Martí se incorporó a las luchas políticas durante la
crisis final del Liberalismo Amarillo.
Luis Manuel Urbaneja Achepohl, considerado
creador del moderno criollismo venezolano e
iniciador del cuento moderno en el país, sufrió
persecuciones y prisiones por su oposición al
Liberalismo Amarillo. Participó en el alzamiento del
Mocho Hernández, ocurrido después del fraude
electoral que llevó a Andrade a la presidencia.
Todas esas tendencias literarias fueron expresadas
en El Cojo Ilustrado que desde su fundación, en 1892
hasta 1915, fue la más importante publicación
cultural de Caracas. Antes las había divulgado El Zulia
Ilustrado, revista que circuló en Maracaibo entre 1880
y 1891 y otras de menor circulación publicadas en
la provincia.
El Cojo Ilustrado, dirigido por Jesús María Herrera
Irigoyen, sirvió de tribuna para la expresión del
sentir artístico, científico y literario de venezolanos
y extranjeros. Contó con la colaboración de
importantes personalidades y buscó enaltecer el